Argentina - Jornadas Lecheras Nacionales

La realización de las Jornadas Lecheras Nacionales, el próximo 25 de octubre, incluirá la posibilidad de emitir un documento elaborado por los principales actores de la larga cadena del sector. Apunta a definir las líneas centrales del negocio, a partir del proceso de intensificación productiva que ya se advierte en el sector.

Todos los eslabones de la larga cadena lechera argentina confluirán en Villa María, el jueves 25 de octubre, a fin de discutir las que podrían ser las principales líneas de acción sobre las que debería moverse el negocio, a fin de mantener e incluso aumentar su competitividad, frente al avance de la agricultura.

Tal el nudo central de la presentación del contenido y el significado de las Jornadas Lecheras Nacionales, ventilado por representantes del INTA Villa María y de Sema Editora, encargados de la organización del acontecimiento.

El eje temático de las Jornadas gira en torno de la creciente intensificación de la actividad primaria y las consecuencias sobre la industria y la comercialización, sobre todo en el universo de las pequeñas y medianas empresas, perfil característico de la cuenca Villa María, pero que cruza significativamente a la actividad en otras áreas geográficas del país.

El titular del INTA Villa María, ingeniero agrónomo Sergio Dequino y el coordinador del Programa Regional de Lechería en Córdoba (también del INTA) y responsable de la representación en Ucacha, ingeniero agrónomo Osvaldo Signorile, adelantaron los temas en tratamiento durante las Jornadas Lecheras Nacionales, que tendrán por escenario las instalaciones de la Sociedad Rural Villa María.

Para Dequino, el propósito de las Jornadas es crear las condiciones para el debate de la información y las ideas que están surgiendo respecto de una posible “nueva lechería”, aludiendo a las transformaciones que está evidenciando el sector tambero frente al avance de la agricultura, sobre todo en materia de soja, maíz y también girasol.

Su colega Osvaldo Signorile, en tanto, advierte que pese a los factores que se entienden negativos, la lechería está demostrando que puede seguir compitiendo y que, mejor que eso, “vale la pena seguir produciendo”.

Para Signorile los precios agrícolas no molestan, en tanto se entienda que el productor tambero tiene que adaptarse a los nuevos escenarios y actuar en consecuencia, racionalizando la inversión para incrementar la competitividad de la producción.

“Está claro que el confinamiento de los rodeos de producción de leche no puede surgir de un momento para otro; es cierto que las vacas dejan de pisar el campo, pero también debe tenerse en cuenta que las instalaciones en que quedarán confinadas no puede tener piso rígido, pero tampoco puede tenerse piso de tierra, porque en épocas de lluvia el ambiente se torna desfavorable para la sanidad de los animales”, explicó Signorile.

Altas y bajas
Acerca de las transformaciones que evidencia el sector tambero, con el mayor confinamiento de los rodeos, tanto Dequino como Signorile deslizaron la necesidad de no dejarse llevar por el nerviosismo.

El avance de la agricultura no puede traducirse como una reducción automática del espacio para los rodeos de leche. Ni tampoco que el mayor confinamiento de las vacas redunde en un mayor espacio para la agricultura. No es una ecuación lineal ni una manta corta.

“El mayor confinamiento de los animales plantea otras ecuaciones que se vinculan con la nutrición; no debemos olvidar que, aunque estén encerradas, las vacas deben seguir siendo alimentadas; debe llevarse la comida a su plato, y esto requerirá de una superficie destinada a la producción de los nutrientes para los animales”, recordó Signorile.

También debe medirse en tono crítico la afirmación de que el cierre de tambos debe adjudicarse al avance de la agricultura o al “aparente” menor espacio que utilice el productor de leche.
“Un tambo se vende, pero también surge la posibilidad de que quien compre lo haga producir el doble; porque adopta un mayor desafío; porque aplica un paquete de tecnología que le permite hacerlo; o porque advierte que los precios están convirtiendo a la actividad en un negocio próspero”, advirtió Signorile.

Por otro lado no debe descartarse que podría darse una situación en cierto modo paradojal, toda vez que la transformación permanente del sector; el avance de la agricultura; el desplazamiento de la actividad ganadera hacia zonas extra pampeanas, pueden resultar condimentos de un nuevo escenario productivo agropecuario.
Aunque por ahora sólo se la califique como una cuenca destinada al abasto, la coincidencia de actores productivos de las cinco provincias que componen el NOA (Nor Oeste Argentino) de avanzar en la constitución de su representación lechera, es un dato importante, que deberá ser tenido en cuenta.

También las mayores cuencas lecheras del país nacieron como el abasto de las grandes ciudades destinadas a convertirse en áreas metropolitanas.

“Es difícil que el arco lechero que se conforma con eje en las áreas metropolitanas actuales, con el mayor peso poblacional del país, vaya a diluirse; representa más del 70 por ciento de la producción y encierra el mayor poderío industrial”, explicó Sergio Dequino, para apuntalar que la provincia de Córdoba encierra el mayor número de empresas industriales y que su mayoría holgada está constituida por las pymes, con fuerte impacto en la trama socioeconómica de innumerables comunidades.

Lo cierto es que, anheladas durante largo tiempo, la confluencia de observaciones, objetivos y trajines en que estaban el INTA Villa María y Sema Editora, como responsable de Semana Rural y el portal en Internet TodoAgro.com.ar, desemboca en el trazado de un escenario de debate con la participación de los principales actores.

Y quizá por primera vez, en muchísimo tiempo, el tiempo de discusión no se consuma en la confrontación por el precio del litro de leche en tranquera.