Argentina - El proceso del encierre en Tambos confinados

La mirada de un referente tecnológico 

La zona de Marull tiene un régimen climático de 750 milímetros aproximadamente, repartidos de octubre a abril. Los suelos donde se desarrolla la ganadería de tambo, son normalmente de clase 2 y clase 3. “Son muy buenos suelos, aunque tenemos dos ríos que circunscriben la región, y en torno a  los ríos la calidad de los suelos desciende, fruto de la erosión”. El concepto es de Rubén Scolari, ingeniero agrónomo y productor lechero, quien es un referente técnico del noreste de Córdoba, y ha sido un gran fogonero de los cambios que se observan en la zona dela LagunaMarChiquita.

Scolari es el propietario del Establecimiento San Luis, que tiene 40 años de desarrollo a la vera de ruta 17, al oeste de Marull. “Con el paso del tiempo mi padre Aladino Scolari me incorporó, y en los últimos dos años estoy acompañado por mi hijo Ignacio, que es ingeniero agrónomo y me ha venido a ayudar en esta pasión que es el tambo, que es una pasión heredada. Los resultados nos han ido acompañando, siempre con la incorporación de tecnología, a la que no le fuimos escapando”, apunta Rubén.

 

Cuatro décadas atrás, la zona de Marull era básicamente tambera. “Yo me recibí hace 28 años y había 136 tambos, mientras que hoy existen 36 tambos pero los que han perdurado en el tiempo son los modelos que han ido intensificando e incorporando tecnología. Hemos pasado del boyero, de la tropa de punta, de cola, del racionamiento diferencial, de hacer reservas con fardo, de rollo a silo. Dentro de eso, un hito importante es que todos los tambos han ido incrementando su carga. Y así empezaron los problemas, primero porque rompió el suelo, y lo ha hecho una laja, lo ha impermeabilizado. Esto nos obligó a sacar a la vaca por el suelo, más que por el modelo productivo. Tuvimos que sacar la vaca del potrero porque no nos quedaba otra”.

Scolari abona con datos estos argumentos. “Hoy tenemos un equivalente a 3 vacas por hectárea ocupada y el silo es la figura preponderante del modelo”.

El experto, quien además asesora a tambos intensivos añade lo siguiente: “Se ha intensificado en paralelo, diversos segmentos del tambo. Hoy cada vaca requiere su manejo, hoy el tacto es con ecógrafo, se hace tacto tres veces por semana, se le pone tecnología al preparto, etc., etc.”. 

Otro detalle a favor de la intensificación en la zona de Marull es la base y el progreso genético. “Pasamos de la inseminación clásica a un inseminador por circuito, porque en Marull se creó un circuito de inseminación en 1972 y se hace control lechero desde 1973. Eso sí marca una diferencia con otras zonas productivas del país, y ha sido de las primeras zonas que incorporó ingenieros agrónomos al asesoramiento”.

Como todo cambio, tuvo resistencias entre los productores de la zona. “He sido muy cauto he ido paso a paso sacando a los animales del potrero, haciendo los piquetes rotativos, mezclando las dietas paulatinamente, han sido pasos graduales. Lleva un proceso de análisis de los requerimientos que lleva este nuevo cambio y adaptarse. Hay que ir adaptando el comedero, la cantidad de comederos, el manejo de piquetes alternativos para los días de barro. Todo ese manejo tuvo un costo de aprendizaje y es muy probable que se le mueran menos vacas a los que están entrando hoy en el sistema que a los que entramos hace unos años”. 

El tambo de los Scolari ha tenido 410 vacas en ordeñe en promedio, con 33 litros promedio por vaca, con 29.5 litros por vaca total, y para el tambo se utilizan aproximadamente 350 hectáreas. Cuenta con una estructura de confinamiento, que incluye una pista de alimentación en donde la vaca circula libremente hacia piquetes de tierra, pero hay una estructura de alimentación, que ya tiene 6 años de funcionamiento, con confort animal.

En lo que a la alimentación y reposición, Rubén Scolari indicó: “La alimentación se compone básicamente de silo, hecho por nosotros y también algo de grano. Trabajamos con 15 a 18 meses de reserva de silo y el resto se compra todo. La reposición es propia. Estamos usando semen sexado para vaquillona para acelerar el crecimiento y cuando podemos compramos alguna ternera”.

Preguntado por las debilidades del sistema de encierre, dijo: “Cuando se piensa en las debilidades del sistema piensa en el precio del litro de leche. Yo digo que es un componente muy importante, pero la amenaza más importante que tiene el sistema creo que son sus dueños, somos productores lecheros, hay que ser conscientes de la relación diaria de la actividad y con los componentes de un sistema tan complejo, que requiere de muchas ganas, de mucha energía. En mi caso las he ayudado con las pilas de mi hijo. Pero además, hay que escuchar a los profesionales que nos aconsejan, ver las fortalezas y debilidades y analizarlas”.

Desde una mirada retrospectiva y prospectiva, Scolari puntualizó que “hace una década ordeñábamos 3.000 litros y hoy a través de las sucesivas divisiones que tuvo este establecimiento, tenemos tres establecimientos que tienen casi 500 vacas cada uno, con 30 litros promedio año, o sea tenemos un proyecto de casi 45.000 litros, si tomamos como base cuando arrancamos hace 25 años atrás”.

Respecto al devenir del Establecimiento San Luis señaló: “El año pasado hemos cerrado en 14.000 litros promedio, y nuestro horizonte es ir de 600 vacas, cifra a la que llegaríamos de acá a 2 años. Y siempre intentamos mirar hacia adelante y tratar de pensar que esto puede seguir creciendo”. Por lo pronto ya pueden verse en el corazón del establecimiento, las flamantes instalaciones de ordeñe, a punto de ser inauguradas, las que serán un punto neurálgico del Tour Lechero Argentina 2012.