México - Sustituyen el clenbuterol por sustancias “milagrosas”

Copados por la AFI y el Senasica que vigilan el no uso de beta-gonistas prohibidos para la engorda de ganado bovino, los engordadores de esta región han optado por aquellas sustancias que se venden sin restricción legal en el mercado, al estar autorizadas por la Sagarpa, a diferencia del clenbuterol. Sin embargo, para el especialista en nutrición animal, ingeniero Luis Alberto López Montanaro, los beta-gonistas -él los llama anabólicos- autorizados por la Sagarpa para la engorda de ganado, tales como el zilmax o el optaflex, tienen los mismos efectos tanto en rendimiento como en perjuicio para la salud del propio animal bovino y para la del ser humano consumidor de carne de res. Subrayó, que el zilpaterol, principal ingrediente del zilmax, aparece en la lista de sustancias prohibidas por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), no obstante, esta misma dependencia ha autorizado su venta y consumo en el ganado. Según López Montanaro, los productores pecuarios que utilizan beta-gonistas prohibidos como el clenbuterol -también llamado comúnmente “sal milagrosa” o “chocomilk”- para la engorda de reses, a raíz del cerco que les tendió la Procuraduría General de la República (PGR) a través de la Agencia Federal de Investigación (AFI) y del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), no sólo han buscado asesoría legal, sino que quieren pedirle a las autoridades competentes, como las de la Sagarpa y Sedarpa, que los apoyen para seguir usando el producto químico en la engorda, con el cual el animal sube 2 kilogramos de peso por día. De acuerdo con López Montanaro, la novedad en productos que engordan en forma rápida al ganado es el optaflex -clorhidrato de ractopamina-, el cual aparentemente, a diferencia del clenbuterol que necesita un lapso de 30 días, no requiere período de descanso antes del sacrificio. Explicó que el clenbuterol es un producto que, según estudios realizados al respecto, tiene efectos negativos en la salud del animal que lo consume, ya que reacciona como si tuviera el mal de las vacas locas, con temblores en el organismo, mientras que en el ser humano, “se infiere que pudiera tener que ver con el cáncer, pero si alguien supiera qué produce el cáncer desde cuando se le hubiese encontrado cura”. Reiteró que la mencionada sustancia provoca reacciones negativas en el sistema respiratorio, circulatorio y nervioso y es este último el que una vez alterado hace que las reses se comporten como las vacas locas y le provoque temblores en partes distintas del cuerpo.