Los bovinos, aves y cerdos ya tienen una “guía” para alimentarse, que apunta a desechos de animales y vegetales aparentemente con suficientes nutrientes, bajo costo y mínima contaminación ambiental.
El planteo es realizado por el agrónomo Guillermo Bendaña, en su reciente investigación de Alternativas Alimenticias para Animales, que resalta el valor agregado de los desperdicios, usualmente destinados a la basura, dándoles un uso alimenticio.
Entre éstos la sangre, los huesos y la carne desechada de los mataderos; así como la pulpa de café; la paja de arroz; rastrojos; forrajes; el bagazo de caña de azúcar; cascarillas, y el banano “de rechazo”, llamado así porque es desechado para exportación.
Por ejemplo, los rastrojos como el del maíz y el de frijoles, son destinados como forraje (alimento que se le da en verano al ganado) mezclado con concentrados proteínicos y minerales, obteniendo con ello animales con alto grado energético.
El bagazo de caña, que es el último residuo fibroso que se obtiene en la última molienda de la caña en proceso de producción, conlleva la misma utilidad que el rastrojo. Pero se puede combinar con melaza y otros pastos. Este alimento, rico en fibra cruda, se utiliza tanto en el ganado productor de leche como de carne.
Las cascarillas como la de maní, son otro de los materiales fibrosos que pueden utilizarse, en época de sequía o escasez de pastos, para alimentar a los rumiantes. Mientras el banano de rechazo pueden consumirlo, cerdos y aves, por su contenido de humedad y energía. Aunque es ingerido con mucha aceptación entre los rumiantes.
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