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Argentina - AACREA: Tecnología de marcadores moleculares

Publicado: 5 de septiembre de 2007
Fuente: AACREA / Prensa
Material informativo enviado por Juan Manuel Repetto (Responsable de Prensa de AACREA) sobre lascharlas correspondientes al primer tramo de las Jornadas Tecnológicas de AACREA, que comenzaron el martes 4 de septiembre, y se extendieron hasta el mediodía de este miércoles 5, cuando se inauguró el Congreso Argentina CREA 2007 que se desarrollará hasta el 7 de septiembre, en el estadio Orfeo, de Córdoba, Argentina.


El potencial de la tecnología de marcadores moleculares

Ya existen más de una decena de secuenciadores automáticos de ADN distribuidos por todo el país. Esto permitirá desde combatir al sorgo de Alepo resistente a glifosato hasta diseñar políticas de conservación de la biodiversidad.

Las investigaciones biotecnológicas para el mejoramiento, tanto por ingeniería genética como por selección asistida por marcadores moleculares, tendrán impactos de gran magnitud en el mediano plazo.

El mejoramiento convencional se verá notablemente acelerado con la asistencia de la genómica y permitirá a los semilleros dar respuestas mucho más rápidas y precisas ante la aparición de factores adversos o cambios bruscos en la demanda.

En este marco, tanto en el sector público como el privado de la Argentina, se están montando las plataformas tecnológicas necesarias para dar este salto de competitividad: ya existen más de una decena de secuenciadores automáticos de ADN distribuidos por todo el país.

“La investigación individual, que en la actividad forense sirve para poder identificar a asesinos, en agricultura se emplea para poder identificar y desarrollar nuevas variedades e híbridos de cultivos”, indicó hoy Esteban Hopp, director del Centro de Investigaciones en Ciencias Veterinarias y Agronómicas del INTA, durante las jornadas tecnológicas del XVIII Congreso Nacional de Aacrea, realizado en la ciudad de Córdoba.

“En la Argentina ya contamos con varios secuenciadores automáticos, que permiten evaluar la distribución de los marcadores moleculares; esto tiene un impacto muy importante en la rapidez en la que se obtienen nuevas variedades comerciales”, añadió.

“Los marcadores moleculares son algo así como banderitas que se colocan diferentes partes del cromosoma de un organismo y que sirven para detectar genes de interés agronómico”, explicó Hopp.

Uno de los proyectos en los que se está trabajando en la Argentina es en la búsqueda de un mapa genético del girasol, “de manera tal que, si mañana identificamos un gen de interés en una variedad salvaje de girasol, la posibilidad de trasladar ese gen al genoma de un híbrido comercial es muy grande”, comentó.

“Las características más difíciles de obtener por parte de los mejoradores son las cuantitativas, que son aquellas que dependen de las interacciones con el ambiente. Un ejemplo de esto es la resistencia a esclerotinia en girasol; los marcadores moleculares nos permiten, una vez identificados los genes de resistencia en girasoles salvajes (no domesticados), poder manipularlos con precisión a nivel de cromosoma para generar cultivos comerciales con esa nueva característica. En varios laboratorios del INTA estamos trabajando en esto”, agregó.

Recientemente se hizo evidente un problema de gravísimas consecuencias potenciales para la producción: la aparición de sorgo de Alepo resistente a glifosato. En este sentido, el INTA –bajo supervisión de Senasa– realizó un mapa epidemiológico molecular de la distribución del mismo.

“El uso de marcadores moleculares también permite identificar el parentesco genético presente entre diferentes familias de una misma especie. Por ejemplo, se tomaron muestras de sorgo de Alepo resistentes a glifosato, y se determinó, de acuerdo con la muestra recolectada, que los sorgos resistentes presentes en Tucumán son diferentes de los detectados en Salta, lo que indicaría que no provinieron de esa provincia sino que se originaron en Tucumán; esto, si se confirman tales datos, es importante en términos epidemiológicos a nivel de fronteras provinciales”, dijo Hopp.

“La tecnología también sería útil para promover políticas conservacionistas en las regiones del norte del país. En el INTA Bariloche, por ejemplo, han detectado zonas con mayor variabilidad genética, las cuales quizás requerirían reducir la actividad del turismo en esas zonas para poder conservar la biodiversidad presente en ellas. Lo mismo podría aplicarse en los bosques nativos del norte del país, permitiendo conservar la biodiversidad sin frenar el desarrollo agropecuario”, explicó el biotecnólogo.

“Las aplicaciones son muy amplias. Podría emplearse para rescatar razas criollas de caprinos, identificar variedades con características deseables pero no comerciales de olivos, ajos, pinos; se pueden aplicar en diversas ramas productivas”, indicó..

“Soy optimista respecto al aporte potencial que será capaz de dar la ciencia argentina en el área de biotecnología al sector agropecuario”, concluyó.
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AACREA / Prensa
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