La Necropsia en cerdos

La necropsia es una técnica de diagnóstico (no hace mucho tiempo la única que teníamos) por observación directa de los diferentes planos en que se divide el cuerpo de un animal. Dada la relevancia que tiene su resultado preciso, es sumamente importante seguir una metodología práctica ordenada que nos permita revisar “plano por plano “buscando las posibles y diversas alteraciones que nos lleven a obtener un diagnóstico presuntivo o si más no, nos proporcione información acertada (dependerá de la experiencia de quien la realice) acerca de las posibles estrategias a desarrollar para prevenir y/o curar (resto de animales) las diferentes patologías que se pueden presentar en una explotación ganadera. Siempre y cuando tengamos una buena historia clínica previa, debemos también ser conscientes que la necropsia es una técnica de apoyo para el profesional, pero en ningún caso substituye las pruebas de laboratorio.

Planos de observación
Es evidente que hay varias maneras de realizar una necropsia (cada maestrito con su librito), pero sí que es innegociable que cuando se practica la abertura del cadáver se haga siguiendo un orden lógico que en este caso debe ser de los planos (estructuras) menos contaminadas a los planos más contaminados (para una posible toma de muestras). Por otra parte, no debemos olvidar que no obtendremos un resultado satisfactorio (aporte de información aprovechable) si la técnica la practicamos en animales enfermos sacrificados antes de haber desarrollado la enfermedad completamente, en animales tratados previamente o en cadáveres con signos de autolisis o putrefacción (los cadáveres se pueden refrigerar pero no congelar porque los cristales que se forman destruyen las estructuras tisulares). Todas las precauciones son pocas porque esta técnica nos permitirá realizar posteriores estudios anatomopatológicos, microbiológicos, etc. Si se fuera el caso.

Plano Exterior (examen externo)
No podemos proceder a la abertura del cadáver sin antes llevar a cabo una exploración externa minuciosa, siguiendo lógicamente el orden adecuado, para evitar obviar cualquier punto del cuerpo que presente una lesión, herida o cualquier otra alteración, que nos ayude a la determinación, o por lo menos tener una idea de la posible causa de la enfermedad o muerte del animal.

Comenzamos la inspección con el cuerpo (cadáver) en posición decúbito lateral, y en dirección cráneo caudal, inspeccionando la piel, pelo, pezuñas, aberturas naturales. Dependiendo de la especie, evidentemente, revisaremos las diferentes estructuras. Valorando el estado general de la piel y pelo (aspecto y/o características adecuadas), donde aprovecharemos para tomar muestras para estudios histopatológicos.

A) Piel: observaremos posibles cambios de color, heridas, cicatrices, alopecia, abscesos, etc.
B) Pezuñas: sobre todo en los espacios interdigitales su integridad física y/o posibles cuerpos extraños.
C) Articulaciones: Aparte de su movilidad, presencia de procesos inflamatorios, contenido de líquido (toma de muestras para aislamiento y cultivo de patógenos).
D) Cabeza: presencia de fracturas, procesos inflamatorios, hemorragias, vomito. En ojos, jeta, orejas.
E) Zona urogenital: Buscando posibles heridas, diarreas (color, olor, aspecto).
Una vez que hayamos revisado todo minuciosamente podemos proceder a la abertura (disección) del cadáver. Y continuar el análisis de los siguientes planos interiores.

Examen interno
Creo que no está por demás puntualizar que este trabajo debe hacerlo un profesional que conozca no solamente como manipular un cadáver (cualquier cadáver, aunque sea de una granja pequeña, puede convertirse en una fuente de infección muy importante), sino que también la patogenia de las enfermedades. No considerar este aspecto nos puede conducir a errores muy graves, cuando, por ejemplo, practicamos la necropsia a un cadáver para saber de qué ha muerto o por lo menos tener una idea de lo que ha ocurrido. Muchas veces, sin saberlo, estamos facilitando la diseminación de la enfermedad en la granja y en el peor de los casos en toda la región (el virus la aftosa esporula en presencia del oxígeno, por poner un ejemplo).

También es cierto que, si somos rigurosos en el desarrollo de la técnica, encontraremos las lesiones típicas o patognomónicas de las diferentes enfermedades multifactoriales (diagnostico diferencial) con las que debemos convivir.

Plano de tejido subcutáneo y aparato locomotor
Para revisar este plano (decúbito supino) practicaremos una incisión desde la barbilla (zona de la mandíbula) hasta el ano. Previamente y teniendo en cuenta que este trabajo normalmente lo tendremos que realizar solos (un solo operador), muchas veces en cadáveres grandes y pesados, procederemos a realizar sendas incisiones en las extremidades a nivel de los ijares y/o seccionando las extremidades del mismo costado si son animales muy grandes (vacas, caballos, etc.).

A) El primer paso consiste en ir separando la piel del tejido subcutáneo.
B) Seguidamente encontraremos los nódulos linfoides de los que evaluaremos su tamaño y consistencia.
C) Mucho mejor si a también les practicamos una incisión que nos permita valorar de mejor manera sus posibles alteraciones.
D) Aprovechamos la exploración para observar los músculos (superficie, coloración, consistencia, etc.) Puede ser que a simple vista y siempre en casos extremos podamos detectar presencia de quistes (triquina).
E) Evidentemente y aprovechando su proximidad revisaremos las zonas periarticulares (ligamentos, cavidad, cartílagos). Su aspecto y consistencia puede darnos una idea de si se trata de un proceso local o general (artrosis, artritis, etc.).

Plano del cuello y tórax
Personalmente me agrada más hacer dos incisiones siguiendo la base de la mandíbula (permite incidir en la cavidad bucal para cortar las paredes laterales de la lengua y poder extraerla haciendo tracción hacia atrás), esto me permite obtener un mejor plano de observación de la cavidad torácica, pero sobre todo de los ganglios próximos a la tráquea. También me ayuda a como he comentado anteriormente, ir de la zona en teoría menos contaminada (tráquea, pulmones, corazón) abriendo una ventana gracias a la extracción del hueso esternón (incisión costo-esternal), protegiendo el diafragma para no perforarlo y continuar posteriormente a la inspección de este plano con la cavidad abdominal que considero más contaminada, por obvias razones.

Comienzo siempre revisando la tráquea, laringe y esófago, busco la presencia de moco (color, olor, consistencia) si creo necesario (dependiendo la enfermedad que sospeche), presencia de micro hemorragias (petequias), hematomas, etc. Posteriormente los técnicos con más experiencia (siempre hay alguien que sabe más que tu) recomiendan revisar el pericardio, miocardio y cavidades cardiacas sin separar el corazón. Siempre es mejor evitar manipulaciones innecesarias para evitar alterar o destrozar las vísceras (falsos resultados).

Primero observamos el contenido y consistencia del pericardio, para posteriormente y en orden de derecha a izquierda si así lo preferimos, abrir las cavidades (incisión de la base al ápice del corazón) para observar las válvulas. El siguiente paso es observar los diferentes lóbulos de los pulmones donde valoraremos las posibles alteraciones, también podemos aprovechar para tomar muestras, ojo siempre tener a mano recipientes adecuados con formol al 10%, o cualquier otro dispositivo que nos permita recoger unas buenas muestras y conservarlas en estado óptimo.

Plano abdominal: aparato digestivo
Si no lo hemos mencionado antes, estas exploraciones se deben realizar con guantes (el tiempo de los super héroes y heroínas ya ha pasado), tanto por no contaminar el cadáver, las muestras o a nosotros mismos (zoonosis). Una vez dicho esto es el momento de cambiar de guantes (hay que ser por lo menos un poco pulcro en nuestro trabajo) porque seguramente tendremos que coger alguna muestra. Cabe recalcar que no debemos realizar una necropsia predispuestos a encontrar una determinada enfermedad (diagnostico pre determinado), no debemos buscar lesiones sino más bien encontrar señales.

Abrir la cavidad abdominal con un solo corte (línea media y diafragma) o los que creáis convenientes (para gustos no hay colores), encontraremos en un plano general: peritoneo, ganglios, vísceras. Ya podemos examinar el tubo digestivo, recordar que no es necesario extraer las vísceras del cuerpo (en grandes animales puede ser aconsejable), necesitamos que estén lo menos contaminadas posibles si queremos tomar muestras. En este punto debemos hacer caso a los expertos: “las muestras del tubo digestivo deben abrirse, procurando no dañar la mucosa, antes de ser introducidas en el frasco de formol”. De las Heras M. García J (2001).

A) Abrimos el estómago: buscamos alteraciones a nivel del píloro, pared, mucosa, y evidentemente su contenido (consistencia, color, olor).
B) Posteriormente analizaremos cada segmento del tubo digestivo, evaluándolo de la misma forma que el estómago.

Plano abdominal: glándulas accesorias.
Entendiendo como glándulas accesorias al hígado, páncreas y bazo, también podemos analizarlos sin extraerlos del cuerpo, y de igual manera observando minuciosamente su superficie en busca de cualquier alteración en su consistencia, color, olor, ensanchamiento inclusive de sus bordes. También podemos observar la vesícula biliar y su contenido

Plano abdominal: aparato genitourinario.
Las primeras estructuras para analizar en este plano son los riñones, glándulas adrenales y la vejiga. Evidentemente el riñón debe abrirse practicando un corte sagital para dejar al descubierto la pelvis y el uréter, para valorar la presencia por ejemplo, de cálculos.
Aprovechamos también para extraer muestras de tejido (histopatología) e inclusive para ayudados por una jeringuilla hacer una punción en la vejiga y obtener una muestra de orina (análisis microbiológico, etc.).

Posteriormente observaremos los aparatos reproductivos (estructuras internas) dependiendo el sexo del cadáver, para detectar la presencia de posibles nódulos o tumoraciones, contenido purulento, embriones y/o fetos momificados, etc.

Hembra
Observaremos las porciones tubulares: valoraremos externamente el grosor, simetría, coloración, consistencia y estado de la serosa. Para el examen interno se secciona longitudinalmente vagina, cuello y cuernos uterinos observando el contenido, escaso y mucoso en condiciones normales, está aumentado en procesos de metritis y piómetras.

Macho
Se revisará: las glándulas accesorias (próstata, bulbouretrales y vesículas seminales) principalmente, tamaño, consistencia, simetría y superficie de corte. Uretra, epidídimo, cordón espermático y testículos

Cabeza, cráneo y fosas nasales.

Posiblemente el plano más complicado de seccionar debido a la fragilidad de sus estructuras (por ejemplo, el cerebro). En este punto y antes de practicar la incisión aprovecharemos para tomar muestras (punción de la articulación atlanto-occipital) de líquido cefalorraquídeo que nos permita realizar análisis microbiológicos.

Para diseccionar el cráneo, nuestro punto de referencia es el morro (lechones). Ayudados por la piel y tejido conjuntivo para fijar la cabeza (no separar del resto del cuerpo) procederemos a realizar un corte que nos permita separar la piel en dirección a la cara y la cabeza, para dejar el cráneo limpio. Una vez realizada esta maniobra, debemos abrir la bóveda craneana para lo cual haremos dos cortes siguiendo la articulación del occipital (ambos lados), posteriormente cerramos el cráneo por la parte delantera sin tocar las orbitas oculares, para unir las dos incisiones. La idea es crear una especie de ventana que nos facilite con mucho cuidado extraer el encéfalo. Finalmente, las fosas nasales pueden ser observadas si practicamos una incisión transversal a la altura del tercer premolar, práctica muy frecuente en porcinos para determinar alteraciones en los cornetes características en rinitis atrófica.

Finalmente solo me queda por comentar que la necropsia es un estudio previo, muy útil para descubrir las posibles patologías que sufre una explotación ganadera. Y que el resultado de un buen análisis de laboratorio depende en gran manera del desarrollo de un proceso muy escrupuloso que nos lleve a obtener una o más muestras óptimas.

Un buen trabajo no está debidamente terminado si no elaboramos un informe (con la fecha y nuestra firma) donde detallaremos los hallazgos (descripción detallada de las lesiones), nuestro posible diagnostico basándonos en el historial de la granja, las recomendaciones pertinentes para el propietario o titular de la explotación, para el responsable técnico, y para el laboratorio.

Bibliografía
De las Heras M y García de Jalón J (2001). Guía de diagnóstico de necropsia en patología porcina. Servet.
Jacho López M.A. (2005). Manual de Anatomia i Fisiologia. EFA Quintanes.
Universidad de Murcia (22/05/2022). Guía de necropsias de mamíferos. Anatomía patológica especial. Facultad de Veterinaria de Murcia.