Explorar
Comunidades en español
Anunciar en Engormix

Las empresas ganaderas ante el 2024

Publicado: 11 de enero de 2024
Por: Carlos Buxadé Carbó. Catedrático de Producción Animal. Profesor Emérito. España
El año 2023 no ha sido precisamente un año fácil para nuestras explotaciones agropecuarias ni para el sector agropecuario en general y no parece que este recién nacido año 2024 vaya a ser mucho mejor, ante las subidas de insumos anunciadas.
Efectivamente, por una parte, nuestras explotaciones han tenido que “lidiar” en este pasado año 2023 con unas normativas cada vez más restrictivas y menos zootécnicas, en el ámbito del “Modelo de la Unión Europea de Producción Animal” y, paralelamente, han sido continuamente señaladas y hostigadas por los sectores proteccionistas, animalistas y medioambientalistas.
Todas estas organizaciones las acusan, enarbolando la bandera del “bienestar animal”, de manera sumamente injusta y desproporcionada hablando siempre en términos generales, de no proteger, de no manejar, de no gestionar adecuadamente las bases animales de las granjas y también de ser las principales responsables del cambio climático utilizando, entre otros, el argumento de que debe reducirse anualmente en un 7 a 7,5 por 100 la emisión de Gases de Efecto Invernadero, GEI, para mantener el aumento medio anual de la temperatura ambiental por debajo de 1,5ªC (y todo ello, siempre, con una gran repercusión mediática por su gran dominio de las redes sociales y echando continuamente leña al fuego de los sectores medioambientalistas más radicales).
En este contexto, los mencionados colectivos, cada día más presentes en la sociedad de la Unión Europea (se estima que actualmente tenemos cerca de 190 ONG´s, bien financiadas, activas y críticas, con la producción animal) han aprovechado cualquier incidencia acontecida a lo largo de la cadena para poner en tela de juicio a la actividad ganadera empresarial,
Su finalidad última es claramente la de intentar reducir significativamente, en la Unión Europea, las dimensiones cuantitativa y cualitativa de la producción animal, especialmente las de la ganadería empresarial intensiva, (su “guerra”, mucho más emocional y política que técnica, contra las mal llamadas “macrogranjas” o a favor de un drástico descenso del consumo de productos pecuarios, especialmente de carne, para “salvar al planeta”, pueden ser unos buenos ejemplos de ello).
A su vez las empresas ganaderas (y también las agrícolas naturalmente) han tenido que hacer frente a un muy importante incremento de sus costes de producción como consecuencia de las subidas de insumos, entre otros, de los costes financieros, de la energía, de las materias primas y de los salarios de sus capitales humanos.
Lamentablemente nuestras empresas ganaderas, hablando siempre en términos generales no han podido repercutir adecuadamente el incremento de sus costes de producción, en tiempo y en dimensión, a los precios de venta de sus productos lo cual ha tenido como primera consecuencia una significativa erosión del tercer margen bruto en sus contabilidades.
La segunda consecuencia de esta realidad es que muchas empresas de estructura familiar no han podido sobrevivir económicamente y se han visto obligadas a cerrar y que otras muchas miren al futuro con gran preocupación e incertidumbre, uniendo al problema de sus resultados económicos la creciente dificultad de disponer, por los argumentos expuestos, de relevo generacional.
En este contexto, el sector del vacuno de leche español puede constituir un ejemplo paradigmático; en él sólo quedan, en la actualidad, de acuerdo con los datos facilitados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, MAPA, menos de 780.000 hembras mayores de 14 meses y sólo unas 10.000 explotaciones que generan menos de 7,5 millones de toneladas de leche anualmente.
Vamos a ver si en este 2024 el Mundo Rural, apoyado e impulsado por organizaciones como la española SOS Rural y también, a ser posible, por las distintas administraciones (muchas de las cuales no parecen estar demasiado por la labor), logra poner en el correcto nivel y a todos los efectos, el valor productivo y social de la actividad ganadera y también, lógicamente, de la actividad agrícola.
Éste y no otro, es el camino para poder garantizar un futuro económico y social a nuestras empresas agrarias, en general y a nuestras empresas ganaderas, en particular.

Columna de opinión publicada en el Boletín Ágora TOP GAN, 2ª semana enero 2024 - Año VI - Nº 189 y en engormix.com por gentileza del Dr. Carlos Buxadé Carbó
Temas relacionados:
Autores:
Carlos Buxadé Carbó
Universidad Politécnica de Madrid - UPM
Recomendar
Comentar
Compartir
Profile picture
¿Quieres comentar sobre otro tema? Crea una nueva publicación para dialogar con expertos de la comunidad.
Súmate a Engormix y forma parte de la red social agropecuaria más grande del mundo.