Incidencia de pododermatitis por contacto en pollos de engorde sometidos a estrés térmico

El pollo de engorde es un animal doméstico mejorado genéticamente para rápido crecimiento y depósito de tejido muscular, lo que hace aún más frágiles sus extremidades de sustentación (patas y piernas). La pododermatitis (N. del T.: que los autores en portugués denominan también "callos de las patas") es una lesión del cojinete plantar, común en pollos de engorde criados sobre camas húmedas y apelmazadas (Santos et al., 2002), ocasionada por contacto del cojinete con la cama. Mientras más joven y más peso adquiera el ave mayor es la incidencia de este problema.

De acuerdo con Borges (2006) el reaprovechamiento de la cama hasta por cuatro veces consecutivas, práctica popularizada en una gran parte de los productores de pollos de engorde, favorece la humedad y la compactación contribuyendo a una mayor ocurrencia de lesiones podales, aunque se utilice baja densidad de población en los galpones (naves, galeras o casetas). De acuerdo con Muniz (2006) uno de los indicadores del bienestar es la ausencia de lesiones en la canal, principalmente pododermatitis, pues estos problemas están relacionados particularmente con las condiciones de alojamiento y manejo.

Las patas, cortes que en el pasado siempre tuvieron un bajo valor comercial, han venido aumentando de precio en virtud de su buena aceptación de algunos mercados consumidores, como el asiático que, por ende, exige mayor atención a este tipo de lesiones por parte de los avicultores. De esta forma, el objetivo del presente trabajo fue evaluar la influencia del estrés térmico sobre la incidencia de pododermatitis en pollos de engorde a los 35 y 42 días de edad.

El estudio se desarrolló en el Sector Avícola de la Facultad de Ciencias Agrarias y Veterinarias (FCAV) de la Universidad Estatal Paulista (UNESP), Jaboticabal, São Paulo, Brasil, con 500 pollos de engorde machos de un día de edad de la estirpe comercial Cobb^®, los cuales se alojaron en dos cámaras climatizadas con temperatura de 33°C y variación de ±2°C (que se redujo gradualmente de acuerdo con la edad y los requerimientos de confort térmico de los animales), con una densidad de 10 aves/m², en piso cubierto con viruta de madera nueva, para formar cama de 10 cm de espesor, proporcionando agua y alimento a voluntad. Para obtener la temperatura ambiental deseada se utilizaron lámparas infrarrojas y enfriadores de ambiente controlados con termostatos.

Las aves de una de las cámaras se sometieron a fases de estrés térmico con períodos de 24, 48 y 72 horas de duración. La primera fase se inició con el ajuste de la temperatura interna de la cámara a 32°C ± 2°C el día 35 de edad, mientras que las aves de la otra cámara (grupo testigo) permanecieron en termoneutralidad (24°C ± 2°C). Al final de cada período de exposición a las condiciones de estrés se tomaron 12 animales de cada tratamiento y, después de insensibilizarlos, se sacrificaron en la planta experimental de procesamiento de la FCAV, UNESP.

Pasadas 72 horas, la temperatura interna de la cámara se ajustó nuevamente a la termoneutralidad, permaneciendo así hasta el día 42 de edad, en que los animales se sometieron a una nueva fase de calor (32°C ± 2°C para las aves expuestas a los tratamientos y 21°C ± 2°C para los testigos).

Las patas de las aves sacrificadas se separaron y se clasificaron según la metodología propuesta por McWard y Taylor (2000) con base en el análisis visual y con las siguientes calificaciones: 0 - sin lesiones; 1 - lesión pequeña; 2 - lesión moderada en una o ambas extremidades; y 3 - lesión extensa en una o ambas extremidades. El diseño utilizado fue completamente al azar (DIC) con dos tratamientos (aves sometidas o no a estrés térmico) y cuatro calificaciones de lesiones.

A los 35 días de edad se observó que, entre los animales no sometidos al estrés, hubo menor incidencia de lesiones en los cojinetes plantares, predominando las extremidades sin lesiones clasificadas visualmente con la calificación 0 (Figura 1). En este mismo grupo, algunas aves presentaron lesiones de pododermatitis pero fueron menos severas y tuvieron menor frecuencia que en los pollos sometidos al estrés térmico.

Figura 1. Porcentaje de cojinetes plantares lesionados en los pollos de engorde sometidos o no al estrés térmico, a los 35 días de edad, de acuerdo con la clasificación por calificaciones

Las lesiones consideradas más graves (calificación 3) se presentaron en menos del 10% de los animales seleccionados para el sacrificio, pertenecientes al grupo sometido a estrés térmico, y no se presentaron entre las aves del grupo testigo.

Figura 2. Cojinetes plantares de los pollos de engorde clasificados de acuerdo con las calificaciones de lesiones, a los 35 días de edad

En la Figura 3 se representan los resultados de la clasificación, por calificaciones, de los cojinetes plantares de las aves sacrificadas a los 42 días de edad. Se observó predominio de cojinetes sin lesiones entre los animales no expuestos a los tratamientos y ausencia de lesiones consideradas graves. Las aves estresadas se observó mayor incidencia de lesiones pequeñas y moderadas, cuando se compararon con las de 35 días, con un aumento considerable en las lesiones clasificadas como calificación 3, afectando al 11% de las aves sometidas al estrés, que se sacrificaron.

Figura 3. Porcentaje de pododermatitis en los cojinetes de los pollos de engorde sometidos o no al estrés térmico, a los 42 días de edad, de acuerdo con la clasificación por calificaciones

La diferencia entre las lesiones observadas en el grupo testigo y las de las aves expuestas al estrés, se puede explicar por la mala calidad de la cama de las aves estresadas, corroborando la publicación de Medeiros et al. (2005), que observaron que bajo condiciones severas de calor los animales aumentan el consumo de agua, produciendo heces más líquidas y haciendo que la humedad de la cama aumente, con la consiguiente reducción de su poder de absorción. Si estas condiciones permanecen, los ciclos de humedad y secado de la cama promueven su compactación, favoreciendo la presentación de dermatitis por contacto o pododermatitis (Medeiros et al., 2008), lo que representa un ambiente inadecuado para el desarrollo de las aves.

Con base en los resultados de este estudio, es posible concluir que el estrés térmico influencia, indirectamente, la presentación de dermatitis plantar en los pollos de engorde. Los lotes criados en regiones donde la temperatura ambiental es elevada pueden presentar alta incidencia de decomisos en el matadero a causa de la dermatitis por contacto, con las consiguientes pérdidas económicas para la industria.

Borges VP. 2006. Principais lesões macro e microscópicas em frangos de corte condenados por caquexia em abatedouro: contribuição ao diagnóstico. Dissertação (Mestrado em Medicina Veterinária), Faculdade de Ciências Agrárias e Veterinárias, Universidade Estadual Paulista. Jaboticabal, 125p.

McWard GW & Taylor DR. 2000. Acidified clay litter amendment. Journal of Applied Poultry Research 9:518-529.

Medeiros CM, Baêta FC, Oliveira RFM, Tinôco IFF, Albino LFT, Cecon PR. 2005. Efeitos da temperatura, umidade relativa e velocidade do ar em frangos de corte. Engenharia na Agricultura 13:277-286.

Medeiros R, Santos BJM, Freitas M, Silva OA, Alves FF, Ferreira A. 2008.A adição de diferentes produtos químicos e o efeito da umidade na volatilização de amônia em cama de frango.Ciência Rural 38:2321-2326.

Muniz EC. 2006. Influência da densidade populacional sobre o peso médio, percentual de calo de patas e histomorfometria da bolsa cloacal em aves (Gallus gallus).Dissertação (Mestrado em Ciência Animal), Universidade Federal do Mato Grosso do Sul. Campo Grande, 34p.

Santos RL, Nunes VA, Bariao NC. 2002. Pododermatite de contato em frangos de corte. Arq. Bras. Med. Vet. Zootec. 54(6):655-658.