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Tifosis aviar

Publicado: 28 de agosto de 2014
Por: Yosef Huberman; y Horacio Raúl Terzolo. INTA EEA Balcarce, Animal Production Department, Bacteriology, Argentina.
Introducción
La tifosis y la pullorosis aviar son enfermedades específicas de las aves, respectivamente causadas por Salmonella enterica serovariedad (serotipo) Gallinarum biovariedad Gallinarum (S. Gallinarum) y biovariedad Pullorum (S. Pullorum). Ambos microorganismos presentan una estructura antigénica similar (pertenecen al mismo serotipo) y actualmente Pullorum no se considera más una serovariedad pero pueden diferenciarse mediante pruebas bioquímicas. Estas bacterias se encuentran sumamente adaptadas al hospedador y no causan enfermedad a otras especies animales distintas de las aves. Ambas enfermedades son típicas de los pollos, pavos y faisanes, si bien ciertas aves silvestres también pueden infectarse. Esta característica es relevante para la epidemiología ya que estas últimas pueden funcionar como reservorio natural de los agentes. La pullorosis afecta fundamentalmente a los pollitos recién nacidos mientras que las aves adultas la enfermedad tiende a ser crónica. En cambio en la tifosis aviar pueden enfermar tanto aves muy jóvenes como aves adultas de cualquier edad y condición productiva. De cualquier manera, la sintomatología de ambas enfermedades es muy similar en los pollitos BB y por lo tanto es necesario realizar la biotipificación del agente etiológico para lograr el diagnóstico. Ambas enfermedades tienen el problema de que una vez que las aves adquieren la infección permanecen como portadoras de por vida. Por ello, una vez que ingresan en la explotación avícola la granja afectada queda permanentemente contaminada y la única forma de lograr terminar con la infección es con la aplicación de costosos planes de erradicación que incluyen la eliminación de todas las aves enfermas de la granja o establecimiento agropecuario.
 
Incidencia y distribución
En varios países desarrollados la tifosis ha sido erradicada de granjas industrializadas, aunque en algunas granjas de aves de traspatio se han mencionado algunos casos esporádicos de pullorosis. En Latinoamérica la tifosis aviar, si bien es una enfermedad que, en general, está controlada en aves reproductoras, aún ocurre con frecuencia en algunas granjas de gallinas ponedoras. La pullorosis es una enfermedad mucho menos común que la tifosis, siendo muy pocos los casos que han sido reportados. A pesar de estos esfuerzos para eliminar la tifosis aviar, la enfermedad ha reaparecido esporádicamente en varios países que la habían erradicado. De este modo ha sido necesario invertir cuantiosos recursos en una vigilancia epidemiológica permanente y en la eliminación de las aves afectadas en cada brote que se presenta.
Tanto la tifosis aviar como la pullorosis se encuentran mundialmente distribuidas. Los países que han aplicado estrictos planes control han logrado erradicar a estas enfermedades de las explotaciones industriales, aunque en algunos casos se detectan estas bacterias en poblaciones de aves silvestres o domésticas criadas en pequeños establecimientos de campo. Canadá, EEUU, Japón, Australia y varios países europeos han erradicado la pullorosis y tifosis aviar de los criaderos industriales, mientras que en varios países de América Central, Sudamérica, Asia y África aún presentan infecciones en sus granjas avícolas estando la enfermedad parcialmente controlada, pero subsistiendo como una infección endémica en gallinas ponedoras, siendo las más afectadas las gallinas de las líneas color pues estas aves son mucho más susceptibles que las líneas blancas. En los países que tienen estas enfermedades en forma endémica generalmente las tienen controladas en aves reproductoras pero persisten explotaciones de gallinas ponedoras.
 
Patogenia
La enfermedad que producen estas salmonelas muy adaptadas a las aves es esencialmente sistémica y la colonización intestinal recién ocurre después de la septicemia. Estas salmonelas penetran desde el lumen intestinal hacia la lámina propia, utilizando tres mecanismos diferentes de invasión desde el lumen intestinal hacia la lámina propia: mediante la captura de las bacterias por las “células M” del sistema linfático, a través del enterocito y a través del espacio intercelular de los enterocitos mediante una célula dendrítica. En todos estos procesos de internalización celular, a diferencia de otros patógenos bacterianos, no están libres en citoplasma sino que permanecen dentro unas vacuolas especiales llamadas “vacuolas contenedoras de salmonelas”, donde se multiplican y quedan protegidas de la acción de los anticuerpos y de los antibióticos que no penetran las células. En todos los casos la invasión la realizan mediante procesos no destructivos que, de ese modo, no inducen una respuesta inmune durante la primera etapa de la infección En la lámina propia son ingeridas por macrófagos que las trasladan por el torrente circulatorio hacia varios órganos internos. Entre ellos tiene mucha importancia el hígado, donde coloniza sus células y ductos biliares para luego, cuando la infección avanza, producir una infección endógena a través del conducto colédoco y volcar masivamente las salmonelas hacia la luz intestinal. Recién cuando esto ocurre, alrededor del 5° día post-infección, es cuando las salmonelas colonizan el intestino y son eliminadas por materia fecal. Recién luego de ese periodo de pre-patencia es cuando se inician los síntomas de la enfermedad. Las bacterias quedan de por vida acantonadas en los órganos del sistema retículo endotelial y los órganos reproductivos, de modo que las gallinas una vez infectadas pondrán un tercio de sus huevos internamente contaminados con S. Gallinarum, lo que posibilita las transmisión vertical de la infección a las progenies de pollitos.
 
Morbilidad y mortalidad
La morbilidad y mortalidad debidas a la pullorosis y la tifosis aviar dependen de distintas variables: edad y estado nutricional e inmunitario de las aves, manejo de los lotes e infecciones concurrentes. Las mayores tasas de mortalidad, que en algunos casos pueden llegar al 100%, se han registrado en pollitos de alrededor de dos semanas de vida, con una rápida disminución luego de las tres o cuatro semanas de edad. El estrés causado por el transporte de los animales es un importante factor que aumenta la mortalidad de los pollitos. Puede registrarse una alta mortalidad en gallinas ponedoras no inmunes, pues son muy susceptibles debido al estrés que implica la intensa producción de huevos. Cuando la enfermedad ocurre en aves reproductoras en producción la mortalidad es altísima por el estrés de reproducción y debido a su alto grado de trasmisión vertical a los pollitos de las progenies y a imposibilidad de eliminar la infección de las granjas, en estos casos se deben eliminar a todas las aves infectadas y realizar un vaciamiento, higiene y desinfección sanitaria de las granjas afectadas durante el periodo que sea necesario hasta lograr la eliminación total de S. Gallinarum.
Las pérdidas económicas causadas por pullorosis y tifosis aviar pueden ser muy altas, no sólo por la pérdida de animales debido a la mortalidad, sino también por los costos veterinarios involucrados, eliminación de las aves muertas, saneamiento de las instalaciones infectadas, etc. En los países donde estas enfermedades han sido erradicadas, los costos provocados por la pullorosis y la tifosis aviar se deben principalmente a los fondos destinados a los planes de monitoreo y vigilancia epidemiológica.
 
Patogenicidad de las salmonelas
Al trabajar con una cepa originalmente muy patógena de S. Gallinarum INTA 91, nuestro grupo de investigación demostró que los pasajes sucesivos en aves incrementan la patogenicidad. Cuando esta cepa fue recientemente aislada de un ave enferma se produjo un 50% de mortandad (DL50) al inocular oralmente pollitos de 21 días de edad con 2 x 108 bacterias viables por ave, mientras que se requirieron 5 veces más bacterias (1 x 109 = 5 DL50) cuando la misma cepa sufrió varios cultivos en el laboratorio. Esto demuestra que en realidad estas bacterias tienen la propiedad de adaptarse fenotípicamente muy bien al medio ambiente en que se encuentran. Se puede decir que son muy conservadoras y no gastan energía extra en evidenciar sus atributos de patogenicidad si es que no los necesitan. Se adaptan rápidamente por generaciones sucesivas (1 generación = 20 minutos) de un ambiente a otro en forma reversible. Esto significa que las salmonelas adaptadas a vivir en el ambiente son fenotípicamente distintas de las que se aíslan de un ave enferma, aunque genotípicamente conservan (inexpresados) todos sus atributos de virulencia y los expresan cuando se multiplican en el ave que se infecta.
 
Susceptibilidad de las aves
Además del agente infeccioso, es esencial considerar al hospedador. Empleando a esta misma cepa de S. Gallinarum INTA 91, se realizaron varios estudios para evaluar la distinta susceptibilidad de la especie Gallus gallus con relación a la edad, sexo y estado reproductivo. Así, se pudo demostrar que una gallina en producción de 24 semanas de edad muere con un desafío oral de DL50 de 1 x 105 bacterias viables por ave, mientras que en el otro extremo de la sensibilidad, un gallo de la misma edad, pero sin actividad reproductiva, requiere una DL50 de 3,1 x 1010. En cambio al envejecer estos mismos gallos se tornan mucho más susceptibles, determinándose una DL50 de 1,75 x 107. Por otro lado, cuando las aves inician la postura son especialmente susceptibles y la DL50 se reduce a 1-2 x 105 en gallinas de color. En un pollito BB de 1 día de vida sin inmunidad materna 1 x 102 bacterias orales resultan mortales y luego esta susceptibilidad disminuye rápidamente (DL50 = 2 x 108 a los 21 días) a medida que adquieren protección de la flora normal de su intestino. Para que una cepa sea patógena debe portar el plásmido spv (“Salmonella Plasmid Virulence”); cuando se elimina el plásmido la cepa sin plásmido es incapaz de producir mortandad en pollitos BB.
 
Transmisión por materia fecal y huevos
Salmonella se transmite rápidamente mediante el contagio horizontal. La ingestión de heces infectadas por pollos sanos es la vía más directa de infección, permitiendo una rápida propagación de la enfermedad. Por otro lado, el canibalismo en los planteles afectados puede ser también un factor importante en la difusión de la enfermedad. A pesar de que la tasa de transmisión vertical directa (trans-ovárica real) cumple un papel significativo en la epidemiología de la enfermedad, la presencia de la bacteria en huevos provenientes de gallinas infectadas es relativamente más baja de lo que se cree. Se ha encontrado que alrededor de un 3% de los huevos puestos por gallinas infectadas con S. Gallinarum transportaban la bacteria, aunque este porcentaje aumenta cuando los huevos se contaminan con heces. Sin embargo, este porcentaje es suficiente para difundir la enfermedad al 100% de las aves de una parvada, dado que los pollitos eclosionados a partir de huevos infectados actúan como vectores y multiplicadores de la enfermedad. Los pollitos así infectados difunden la enfermedad en los distintos lotes de la planta de incubación y posteriormente también entre diversos establecimientos avícolas que comercializan a estas aves. El problema de contaminación cruzada en las plantas de incubación tiene así una gran relevancia para la diseminación de la enfermedad. A pesar de que se ha logrado la eliminación de la infección en las aves reproductoras, actualmente en las granjas de gallinas ponedoras, muchas de éstas con múltiples edades, mantienen una infección endémica pues el ambiente está contaminado y las aves portadoras mantienen en forma permanente ese grado de contaminación, de modo que aunque las pollitas BB arriban libres de S. Gallinarum, luego adquieren la infección en las granjas.
 
Transmisión por vectores animados o inanimados
Pueden actuar como vectores de la enfermedad tanto los insectos, roedores y aves silvestres como otros animales e inclusive el ser humano que usualmente no se enferma y por ello su infección pasa totalmente desapercibida pudiendo ser de ese modo uno los vectores más importantes. Actualmente se reconoce como un importante vector y reservorio de estas enfermedades a los ácaros rojos (Dermanyssus gallinae) pues mantienen viables a estas bacterias durante meses e infectan a las a aves al picarlas para extraerles sangre o bien cuando son ingeridas por las mismas aves. Estos ácaros permanecen acantonados en los implementos avícolas y no son susceptibles a todas las medidas de desinfección. Por ello deben tomarse las precauciones sanitarias necesarias para minimizar la transmisión. Se recomienda la crianza de animales en establecimientos avícolas aislados. Dentro de cada establecimiento deben utilizarse ropa de trabajo y botas de uso exclusivo para el mismo. El personal que concurra a distintos establecimientos avícolas deberá higienizarse al entrar y al salir de cada granja. Las medidas de desinfección y prevención deben ser muy estrictas en las plantas de incubación. Los vehículos que ingresan y egresan a los establecimientos deben ser desinfectados correctamente. No deben usarse implementos avícolas procedentes de otras granjas. El riguroso cumplimiento de estas medidas disminuye el riesgo de propagación de la bacteria entre diferentes granjas.
 
Síntomas y lesiones
Las aves pueden manifestar depresión, somnolencia, anorexia, alas caídas, deshidratación, respiración dificultosa, diarrea, debilidad y adherencia de las heces a la cloaca. En pollitos BB afectados de pullorosis es característico observar concreciones de materia fecal deshidratada adherida a la cloaca que, al impedir la defecación, producen una notable dilatación abdominal. Las aves tienden agruparse debido a que sufren frío causado por la intensa fiebre. Los síntomas generalmente se manifiestan después del 7º día post-infección. Los pollitos pueden presentar retraso del crecimiento al afectarse el tracto entérico, lo que se hace muy notorio en las líneas de pollos parrilleros puesto que estas aves presentan un desarrollo corporal muy rápido. La disminución de la tasa de crecimiento estaría relacionada con deficiencias en la absorción intestinal de nutrientes. Los pollitos afectados suelen presentar el vientre hinchado lo que dificulta o incluso impide su movilidad.
La tifosis es una enfermedad septicémica siendo los órganos más afectados el hígado, bazo y corazón. En los casos agudos de la enfermedad, el hígado y el bazo aparecen agrandados y congestivos. Puede ocluirse el conducto colédoco lo cual produce extravasación biliar y el hígado adquiere un típico color verdoso. Cuando la enfermedad es crónica, pueden aparecer focos necróticos, que se ven como nódulos blanquecinas que están incluidos en el parénquima del órgano. A medida que evoluciona la enfermedad, estos nódulos pueden ocupar todo el parénquima. Se puede observar esplenomegalia con máculas puntiformes blancas en la superficie del órgano. El corazón se ve especialmente afectado en los estadios crónicos de la enfermedad y a veces presenta nódulos blanquecinos en las regiones pericárdicas y miocárdicas que incluso pueden llegar a deformar al órgano. Los pulmones pueden presentar una ligera congestión, presentando focos necróticos en sus caras costales y dorsales.
Los órganos reproductivos son los más afectados en los estadios crónicos. En los ovarios pueden encontrarse lesiones tales como pequeños folículos ováricos regresivos. En las gallinas portadoras crónicas generalmente aparecen algunos pocos óvulos císticos deformados y decolorados, a veces hemorrágicos, que se encuentran entre otros de apariencia normal. Usualmente, la luz del oviducto contiene exudados caseosos. En algunos casos puede observarse salpingitis, siendo frecuente el hallazgo de huevos en la cavidad abdominal. En los machos, los testículos pueden contener nódulos blancos.
 
Serología
Se han utilizado varias pruebas serológicas para la detección de la tifosis aviar y pullorosis en aves reproductoras. En las granjas la prueba de elección es el antígeno “pullorum” teñido (AgSC) que directamente se usa con una gota de sangre completa y en el laboratorio se pueden utilizar la prueba serológica rápida (SR) en portaobjetos, la aglutinación en tubo (AT), la prueba de micro-aglutinación utilizando antígenos teñidos con tetrazolium o verde brillante o equipos de ELISA para la detección de Salmonella spp. pertenecientes al grupo somático 1, 9, 12. El monitoreo serológico utilizando el AgSC es muy importante para el control y erradicación de la tifosis aviar y la pullorosis. De esta manera, los reactores positivos pueden ser periódicamente removidos de las granjas, evitando la propagación de la enfermedad al resto de los lotes u otros establecimientos avícolas. El AgSC se ha usado durante mucho tiempo para detectar a los reactores positivos. Esta prueba puede realizarse directamente en las granjas, ya que es muy sencilla y consiste en extraer una gota de sangre por punción de la vena alar enfrentándola inmediatamente, sobre una placa de vidrio, con la solución del antígeno coloreado. Se deben emplear cepas estándar y variables que presenten alto poder aglutinante.
El antígeno utilizado en esta prueba serológica puede presentar reacción cruzada con anticuerpos producidos contra otras bacterias distintas a S. Gallinarum ó S. Pullorum, que resulta en la aparición de falsos positivos. Estas bacterias pueden ser otras serovariedades de salmonelas, otras enterobacterias como cepas particulares de Escherichia coli e inclusive otras bacterias menos relacionadas como Staphylococcus epidermidis. El aumento en la incidencia de S. Enteritidis durante los últimos años ha provocado que gran parte de los reactores positivos en la prueba AgSC en realidad no se encuentren infectados con tifosis ó pullorosis. Para diferenciar específicamente a Salmonella Enteritidis existen pruebas de ELISA comerciales muy específicas basadas en la detección específica de antígenos flagelares.
 
Aislamiento de Salmonella
Lo mejor es trabajar con muestras de aves pues, a diferencia de las salmonelas paratíficas, desde las muestras ambientales de la granja o en las plantas de incubación no siempre se logra el aislamiento de estas bacterias. Los órganos de elección para el aislamiento son el hígado, el bazo y el contenido de los ciegos. En los pollitos jóvenes es esencial la toma de muestras del saco vitelino. En gallinas con enfermedad crónica las muestras de elección son los óvulos afectados, testículos o el contenido de las articulaciones afectadas. Cuando la enfermedad es aguda, la bacteria puede aislarse fácilmente a partir del cultivo directo mediante improntas de órganos en placas de agar. En aves con septicemia la bacteria puede aislarse también de la médula ósea del hueso tarso-metatarso, siendo esta técnica ideal para examinar aves que se encuentran muertas en los galpones y cuyos órganos ya están contaminados o lisados. Cuando se trata de pollitos BB con bajo grado de infección ó aves adultas con enfermedad crónica el número de bacterias suele ser muy bajo, siendo entonces recomendable cultivar previamente las muestras en caldos de enriquecimiento selectivo pero, a diferencia de las salmonelas paratíficas, no es recomendable usar caldos de pre-enriquecimiento no selectivos pues S. Gallinarum suele ser sobrecrecido por otros contaminantes. Para aislar las salmonelas cuando se encuentran como esferoplastos (fase L) dentro de los órganos del ave pueden utilizarse caldos de enriquecimiento con protección osmótica basada en un alto contenido de sacarosa, pudiendo luego revertir ese estado de fase L a fase vegetativa efectuando cultivos en placas de agar adicionado con sangre.
S. Gallinarum crece bien en medios generales para enterobacterias como agar MacConkey, Verde Brillante y también desarrolla, aunque más inhibida y con débil o nula producción de ácido sulfhídrico, en medios más selectivos y diferenciales para salmonelas como agar Salmonella-Shigella (SS) o agar Xilosa Lisina Desoxicolato (XLD). No se recomienda usar el agar Rambach para el aislamiento de S. Gallinarum. En general se observa un desarrollo de colonias pequeñas a las 24 horas de incubación a 37ºC. También pueden utilizarse caldos de enriquecimiento selectivo como Caldo Tetrationato, Caldo Selenito de Sodio, Caldo Rapapport-Vassiliadis entre otros, que permiten el aislamiento a partir de muestras contaminadas con otras especies microbianas, incluso cuando las salmonelas se encuentran en bajo número. Estos medios de cultivo pueden incrementar su selectividad mediante el agregado de antibióticos, como la novobiocina al caldo tetrationato para inhibir el crecimiento competitivo de bacterias del género Proteus.
 
Diagnóstico molecular
El grupo de las salmonelas es muy diverso. Hasta el momento se han identificado más de 2600 serovariedades diferentes, clasificadas dentro de tres grandes grupos serológicos, dependiendo de los antígenos somáticos y flagelares que presenten. La determinación de las serovariedades generalmente se realiza utilizando técnicas serológicas (especialmente aglutinación con los distintos sueros específicos). En la actualidad, gracias al gran desarrollo de distintas técnicas en el campo de la biología molecular, es posible el diagnóstico y la identificación de algunos aislamientos de Salmonella mediante PCR.
Las investigaciones destinadas al diagnóstico bacteriológico mediante técnicas moleculares se han multiplicado en los últimos diez años. Estas técnicas, basadas en la amplificación del DNA mediante PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) han tenido un impacto revolucionario debido a la precisión y rapidez en la obtención del resultado con el empleo de una muestra mínima. Además se pueden detectar salmonelas no viables o viables pero no cultivables por los métodos tradicionales como los esferoplastos de la Fase L.
La utilización de estas técnicas moleculares permite el diagnóstico rápido y preciso de los aislamientos. Desde la llegada de la muestra al laboratorio, el diagnóstico tradicional de las salmonelas, que combina bacteriología con serología, requiere un mínimo de tres días para el aislamiento de la bacteria y su identificación mediante pruebas bioquímicas. Una vez que el aislamiento ha sido determinado bioquímicamente como S. enterica, es necesaria su identificación serológica lo cual demanda por lo menos otro día más. Por el contrario, la identificación de las salmonelas mediante técnicas de biología molecular demanda menos tiempo. Si bien el tiempo necesario para el diagnóstico puede variar según la metodología utilizada, en general puede realizarse en 24 horas a partir de la llegada de la muestra al laboratorio o bien unas horas más para muestras que se desean enriquecer combinando métodos bacteriológicos rápidos de enriquecimiento o bien la aplicación combinada de separación inmunomagnética.
Las cepas carentes de antígenos somáticos (O) y/o flagelares (H) (cepas rugosas), que sólo son reconocidas cómo Salmonella spp. por el método tradicional de serotipificación pueden ser bien identificadas mediante PCR, debido a que esta técnica detecta secuencias específicas de DNA y no es afectada por variaciones fenotípicas. Por medio de esta técnica también pueden detectarse y diferenciarse las distintas cepas actuantes. De este modo, también se obtienen conclusiones epidemiológicas sobre la dinámica de los brotes de las enfermedades.
Actualmente existen pruebas moleculares simples o combinadas que diferencian muy selectivamente y en forma rápida y segura a S. Gallinarum, S. Pullorum, S. Enteritidis y las correspondientes cepas vacunales (Por Ej. S. Gallinarum 9R). Mediante la detección de polimorfismos de nucleótidos simples se pueden identificar algunos serotipos de S. enterica con un costo reducido en comparación con la identificación serológica. Además, esta técnica molecular permite la identificación de infecciones mixtas con más de un serotipo de S. enterica. También existe un PCR que detecta el plásmido de virulencia spv, que es indispensable para que las salmonelas patógenas puedan producir la enfermedad.
 
Medidas de control
Es importante explicar brevemente las características de la tifosis y pullorosis de las aves para justificar la necesidad de estudiar estas alternativas biológicas de contralor. Estas enfermedades tienen muy baja posibilidad de curación y son altamente transmisibles por vía vertical. Este hecho determina la interrupción del ciclo productivo del establecimiento y por consiguiente una elevada pérdida económica por lucro cesante. Asimismo la contaminación de poblaciones de gallinas ponedoras de huevos para consumo, sumado a la irregular respuesta de las vacunas cuando las aves ya están infectadas y a malas maniobras de manejo, resulta en una espiral de difusión de la enfermedad que anualmente suma enormes cifras contabilizadas como pérdidas por mortalidad y falta de producción. En el caso de la tifosis se registran pérdidas muy elevadas pues se requiere la eliminación de todas las aves reproductoras del lote como único método posible de erradicación de la enfermedad y en gallinas en postura no vacunadas la mortandad suele ser muy elevada.
 
Vacunas inactivadas
Las vacunas inactivadas se utilizan en aves reproductoras para transferir inmunidad materna a la progenie. Su empleo en gallinas ponedoras disminuye la excreción fecal de salmonelas y por ende disminuye la contaminación de los huevos. Además los huevos de gallinas así vacunadas adquieren anticuerpos humorales pasivos que impiden por un tiempo la multiplicación de las salmonelas en el huevo. Al respecto, las vacunas inactivadas contra S. Enteritidis o S. Gallinarum, con adyuvante oleoso de doble emulsión o con gel de hidróxido de aluminio, son muy útiles para este propósito. Para prevenir la tifosis aviar la administración de proteínas purificadas de la membrana externa de S. Gallinarum excluye a las salmonelas patógenas de los órganos internos de las aves experimentalmente desafiadas, siendo su efectividad aún mayor que con la cepa viva 9R. Sin embargo, quizás por razones económicas este tipo de vacunas no se ha podido comercializar. Recientemente se ha logrado, mediante el bacteriófago PhiX174, introducir un gen que produce el vaciamiento de S. Gallinarum, y esa bacteria muerta presenta inalterados sus antígenos superficiales, de modo que es posible utilizarlas como vacunas que no requieren modificación espacial de sus estructuras antigénicas superficiales al no requerir el uso de los agentes inactivantes que usualmente se emplean en las vacunas muertas por métodos químicos.
 
Vacunas vivas
En general, por ser la Salmonella un parásito intracelular que permanece protegido dentro de la célula, la acción de los anticuerpos circulantes o humorales es poco eficiente y es necesario generar además inmunidad celular. También para evitar la multiplicación entérica es necesaria la acción de la inmunidad de mucosas que sólo proporcionan las bacterias vivas. Para ello es imprescindible administrar vacunas vivas atenuadas. En su estado natural, cuanto más atenuada es una cepa de Salmonella menor protección ofrece y cuanto más patógena mayor inmunidad. Un artilugio al que se ha acudido para producir cepas bacterianas que sean poco peligrosas por su buen grado de atenuación pero que al mismo tiempo se multipliquen lo suficiente dentro de los órganos de las aves, es una transformación genética. La misma permite que estas salmonelas puedan multiplicarse y difundirse en las aves al principio de su desarrollo pero que luego no puedan multiplicarse más en el organismo animal o en el medio ambiente por tener defectos genéticos o necesitar de algunos nutrientes que son inexistentes en las células del hospedador.
 
Vacuna viva basada en la cepa S. Gallinarum 9R
Si bien experimentalmente se han evaluado distintas vacunas vivas e inactivadas para el control la tifosis y paratifosis, debido a la gran difusión de la tifosis aviar en varios países latinoamericanos sólo ha tenido uso generalizado la vacuna viva basada en la cepa de S. Gallinarum 9R, que es la única aprobada por las autoridades sanitarias de algunos de los países para la prevención de la tifosis aviar, aunque sólo para ser aplicada en gallinas ponedoras. Con esta vacuna se ha demostrado que el empleo combinado de las vías oral e inyectable brinda una protección bastante completa contra la enfermedad y la mortandad, aún frente a una muy alta exposición. Sin embargo esta vacuna no elimina la infección sino que las aves protegidas por la vacuna permanecen de por vida infectadas como portadoras que mantienen la infección en la granja. Por este motivo, la vacunación con esta cepa está prohibida en países que han iniciado planes de erradicación con eliminación de aves infectadas. Este sería un tipo de vacuna muy efectiva aunque con cierto poder patógeno residual, siendo por ello sólo recomendable cuando las aves se crían en zonas endémicas y con alto riesgo de contaminación. Esta vacuna también protege contra S. Enteritidis pero no se recomienda su aplicación para ese propósito en aves libres de tifosis aviar. Este poder patógeno residual puede expresarse en casos de enfermedad sólo cuando las aves vacunadas sufren estrés, siendo por ello desaconsejable vacunar antes de efectuar una muda forzada y esta vacuna sólo debe ser aplicada luego de que las aves se recuperan y comienzan su producción. Debido a su patogenicidad para pollitos esta vacuna sólo puede ser administrada desde la 4° semana de vida en adelante. Tiene la desventaja que se elimina tanto por materia fecal como por vía trans-ovo y de ese modo contamina el ambiente y los huevos. Debido a su elevada transmisión vertical está prohibida su utilización en aves reproductoras y no debe ser empleada en granjas libres de tifosis aviar para el control de S. Enteritidis. Como la cepa 9R carece de parte de sus antígenos superficiales, tiene la ventaja de que las aves vacunadas no producen anticuerpos con el antígeno somático y de ese modo la vacunación con esta cepa no interfiere con las pruebas de aglutinación rápida en placa con sangre entera utilizando antígeno Pullorum teñido.
 
Vacuna viva de Salmonella Enteritidis
Nuestro grupo de investigación demostró experimentalmente que gallinas ponedoras de 28 semanas de edad vacunadas con tres dosis orales o con dos dosis orales y la última dosis inyectada por vía subcutánea (cada dosis conteniendo 1-5 x 108 UFC/ave, administradas al 1° día, a la 6° y a la 16° semana de edad) con la vacuna atenuada de Salmonella Enteritidis mutante al azar (Rif12/Sm24/Ssq), fueron protegidas contra la inoculación oral de 2 × 105 CFU de la cepa patógena de S. Gallinarum INTA 91 (correspondiente a 1 DL50). En los grupos oralmente vacunados la tasa de mortalidad fue del 5,9% mientras que en el grupo control, sin vacunar, la mortalidad fue de 94,1%. Cuando las aves recibieron 2 vacunas orales y una vacuna subcutánea no murió ninguna de las aves que fueron vacunadas y posteriormente desafiadas. En estos ensayos se comprobó que cepas clonalmente muy relacionadas, como S. Enteritidis y S. Gallinarum, tienen un muy alto grado de protección cruzada ya que S. Gallinarum no pudo ser aislada de ninguno de los órganos internos examinados (hígado, bazo, ovario y corazón) en las aves vacunadas que sobrevivieron y la excreción de S. Gallinarum disminuyó del 100% al 20% (con 3 dosis orales) y al 10% (con 2 dosis orales y 1 dosis subcutánea). Además, en estos ensayos se demostró que es necesario revacunar a las gallinas en postura cada 3 meses, puesto que los desafíos realizados tres meses después de la última dosis de vacuna no brindaron protección. Esta cepa vacunal tiene la ventaja de que sólo se excreta durante la primera quincena de vida, no se elimina por los huevos y no sobrevive en el ambiente. Adicionalmente es muy estable pues posee 3 mutaciones cromosomales que previenen cualquier posible reversión que pudiese recobrar la virulencia. Asimismo, esta cepa vacunal se diferencia fácilmente de las cepas salvajes de S. Enteritidis mediante simples pruebas de resistencia a antibióticos.
 
Propiedades de una vacuna viva ideal
Una vacuna ideal es aquella cuya cepa vacunal atenuada:
  1. Protege contra la tifosis y la paratifosis por S. Enteritidis,
  2. No se multiplica ni contamina el medio ambiente,
  3. Es muy estable (o sea que no tiene capacidad de mutar a la forma virulenta o cepa salvaje que le dio origen),
  4. No permanece en las aves vacunadas más allá del tiempo necesario para generar respuesta inmune,
  5. No se transmite a través del huevo,
  6. No posee patogenicidad para el ser humano,
  7. Se diferencia bacteriológicamente de las cepas de campo.
  8. Reduce la excreción de las salmonelas,
  9. Reduce la invasión a los órganos del ave,
  10. Disminuye la transmisión de las salmonelas por los huevos,
  11. Se puede administrar desde el 1° día de vida,
  12. Reduce las pérdidas productivas.
 
Exclusión competitiva
Los tratamientos con microbiota de cultivo que han demostrado ser efectivos en la prevención de las salmonelas paratíficas son sólo parcialmente protectores contra S. Gallinarum. Las aves tratadas tienen menor incidencia de infección sistémica pero mantienen la infección y continúan excretando a las salmonelas. Este efecto parcial sólo ocurre en forma preventiva pero es inoperante cuando la infección es previa al tratamiento. El bajo nivel de protección provisto por la adición de microbiota sugiere que en la práctica no es suficiente para control de la tifosis aviar.
Debido a la restricción que tiene el uso de antibióticos en avicultura, continúan desarrollándose nuevos estudios sobre el uso de microbiota. Recientemente se describe el desarrollo de una formulación simbiótica integrada por un probiótico compuesto por las cepas, Enterobacter faecium, Lactobacillus salivarius y L. crispatus, asociadas a un prebiótico, constituido por rafinosa y melaza; esta formulación simbiótica fue administrada por vía intragluvial a razón de 109 UFC/ave a pollitos parrilleros de 5 días de edad logrando reducir en un 25% la tasa de recuperación de S. Gallinarum del hígado, bazo y heces, en comparación con las aves no tratados. En estos ensayos se consideró que la ausencia de detección del patógeno no descarta que, de haberse prolongado los ensayos, el proceso infeccioso pudiera haber seguido su curso normal hasta la muerte de las aves tratadas con la formulación simbiótica.
 
Tratamiento
El tratamiento con drogas antibióticas debe ser la última opción, ya que siempre se debe intentar la erradicación de la enfermedad mediante el correcto manejo, la administración de microbiota comensal competitiva y la vacunación. Ninguna droga o combinación de drogas es capaz de eliminar la infección de los lotes tratados y debe considerarse que el tratamiento de las aves muchas veces produce resistencia a las drogas empleadas.
Nuestro grupo de investigación demostró que la administración de un tratamiento con amonio cuaternario en el agua de bebida redujo significativamente la mortandad e impidió la transmisión horizontal de S. Gallinarum, cepa INTA 91. Para ello, se realizó un ensayo en el cual pollitos infectados estuvieron en estrecho contacto con otros pollitos sanos, libres de tifosis. Los resultados fueron comparados con otro lote de aves control (sin la administración del desinfectante), aunque similarmente expuestas a la infección, demostrándose una significativa reducción de la mortandad en el grupo tratado. Sin embargo, en este trabajo también se demostró que la administración de altas dosis del desinfectante fue contraproducente, pues se incrementó la mortandad en los lotes tratados con el desinfectante con respecto al lote control. Por lo tanto, los tratamientos orales de las aves con desinfectantes deben ser administrados con sumo cuidado y siguiendo estrictamente las instrucciones del fabricante, pues dosis más altas que las recomendadas pueden producir exacerbación de la enfermedad y aumento de la mortandad por eliminación de la microbiota competitiva del tracto entérico.
 
Desinfección
Para eliminar las salmonelas de las instalaciones de un establecimiento lo más importante es despoblar los galpones y establecer un periodo de descanso y desinfección de por lo menos cuatro semanas. Antes de desinfectar se debe lavar para arrastrar la materia orgánica. Al seleccionar un desinfectante se deben priorizar aquellos con capacidad de penetrar “biofilms” bacterianos. Los implementos avícolas deben ser muy bien lavados y desinfectados antes de volver a utilizarse. También se debe complementar la desinfección con planes de desinsectación y con el uso de acaricidas y rodenticidas. La producción de “compost” a partir de la cama de aves contaminada elimina completamente a las salmonelas, lo mismo que su producción por medio de la lombriz roja californiana (Eisenia foetida).
 
Erradicación
Los planes de erradicación deben basarse en la eliminación de las aves portadoras, centrando el control en los lotes de aves reproductoras. Sin embargo, el mero hecho de eliminar la infección en los planteles de aves reproductoras no garantiza la eliminación de la infección de país o región, pues los pollitos libres pueden luego infectarse en las granjas de producción que estén contaminadas. Por otro lado, una vez eliminada la infección es necesario efectuar un constante monitoreo serológico y bacteriológico combinados de los reproductores y las aves en producción, empleando técnicas tradicionales y otras más efectivas y rápidas como, por ejemplo ELISA combinado con PCR. Por este motivo, a las aves reproductoras no se les debería administrar ningún tipo de vacunas, ya sean vivas o muertas, puesto que las mismas interfieren con las técnicas serológicas citadas anteriormente. Sin embargo, mediante la detección de estas salmonelas por bacteriología estándar o bien por PCR, es posible establecer un diagnóstico certero, aún cuando las aves reproductoras hayan sido previamente vacunadas. En estos casos puede aumentarse la sensibilidad del diagnóstico mediante el empleo combinado de técnicas de enriquecimiento para el aislamiento de la bacteria.
Los pasos básicos que deberían seguirse en un plan de erradicación son los siguientes:
1. La presencia de S. Gallinarum debe ser informada en forma obligatoria al organismo de contralor sanitario correspondiente.
2. Los lotes de aves reproductoras sospechosas de estar infectadas deben mantenerse en estricta cuarentena y cuando se demuestre que las aves están infectadas deben ser eliminadas. La futura comercialización de ese establecimiento afectado debe realizarse bajo estricta supervisión y control.
3. La reglamentación de importaciones debe requerir que los cargamentos de huevos y pollos provengan de fuentes consideradas libres de Salmonella. De allí la importancia de instaurar estas nuevas pruebas de diagnóstico rápidas y confiables como, por ejemplo aquellas basadas en la biología molecular. Debe requerirse la total participación de las granjas de incubación y cría en los programas nacionales de control de la tifosis y pullorosis.
4. Una vez controlada la enfermedad en las aves reproductoras sería muy importante realizar monitoreos bacteriológicos o moleculares en granjas de ponedoras y establecer estrictas medidas de cuarentena para evitar la difusión de esta enfermedad.
A pesar de que los países desarrollados han limitado la presencia y propagación de la tifosis en los criaderos comerciales, estas enfermedades aún persisten en las granjas familiares. La separación entre la avicultura comercial y no comercial no ha sido totalmente efectiva para prevenir la transmisión de los biotipos S. Gallinarum y S. Pullorum entre estas dos poblaciones de aves, puesto que las pequeñas granjas familiares infectadas continúan constituyendo una amenaza para la avicultura comercial. Por lo tanto, aún es necesario el monitoreo continuo de las aves en las explotaciones comerciales de los países que ya han eliminado estas salmonelosis de las granjas industriales. En las granjas de aves reproductoras libres de Salmonella de los que países en los cuales estas enfermedades siguen siendo endémicas en las gallinas ponedoras, los controles sanitarios deben ser mucho más estrictos, evitando el ingreso a las granjas de personal o implementos avícolas procedentes de otros establecimientos.
 
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Autores:
Yosef Huberman
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria - INTA
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Horacio Raúl Terzolo
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Horacio Raúl Terzolo
3 de septiembre de 2014
Estimado Adolfo Agamez Venegas Lamentablemente nuestros países sufren esta enfermedad y se requiere de una acción mucho más activa de las autoridades sanitarias para ejercer el control y para que se intente la erradicación. Muchas veces este control no basta pues está sólo dirigido a las aves reproductoras pero no se actúa en las granjas de gallinas ponedoras y de ese modo, aunque se reciban pollitas BB libes de salmonelas luego las aves se infectan en las mismas granjas. La tifosis o tifoidea aviar teóricamente ha sido erradicada de la Unión Europea pero España tuvo brotes desde 1991, Francia desde 2005, Italia en 2005, 2007 y 2011, Alemania en 2005 y 2008 e Irlanda en 2012 y 2013. En Rusia es endémica. Es endémica en Asia, incluyendo China e India. Es endémica en África, incluyendo Sudáfrica. Parecería estar realmente erradicada en Australia, Nueva Zelandia, Japón y USA. En Latinoamérica está oficialmente reportada como endémica en Brasil, Uruguay y Argentina y sabemos que existe así en numerosos países de Centro y Sudamérica aunque no todos los países la reportan oficialmente. Recientemente México comunicó oficialmente que la enfermedad fue erradicada. Como Usted puede ver la enfermedad existe en su país y en el mío y debemos hacer esfuerzos para controlarla. En el excelente trabajo de Martha Pulido y colaboradores se ha demostrado por técnicas moleculares en su país que la infección mixta de S. Enteritidis y S. Gallinarum es un fenómeno frecuente y que ha pasado desapercibido en la mayoría de los diagnósticos. Saludos cordiales, Horacio Terzolo
Horacio Raúl Terzolo
3 de septiembre de 2014
Estimado Paulo Martins: Realmente el escarabajo Alphitobius diaperinus está descripto como vector de salmonelas y esto ha sido demostrado experimentalmente inoculando salmonelas a estos vectores. Ver: Davies, R.H.; Wray, C.. Contribution of the lesser mealworm beetle (Alphitobius diaperinus) to carriage of Salmonella enteritidis in poultry. Vet. Rec., 137:407-408, 1995. Sin embargo cabe señalar que en el caso de la Tifosis Aviar los ácaros rojos (Dermanyssus gallinae) son muy importantes pues pican a las aves inyectando directamente las salmonelas en la sangre, además que las aves los pueden ingerir como los hacen con los escarabajos. Saludos cordiales, Horacio Terzolo
Paulo Martins
BioCamp Laboratórios
1 de septiembre de 2014
Excelente artículo nos brinda los doctores Yosef Huberman y Horacio Raúl Terzolo . Como siempre son muy detallados, actuales y con mucha información. Podrían ustedes aclarar si otros insectos, además del Dermanyssus gallinae, pueden actuar como vectores biológicos (ejemplo el Alphitobius diaperinus)? Y otras aves (de vida libre), otros mamíferos y el hombre? Pueden estas especies actuar como vectores biológicos, además de constituirse en vectores mecánicos?
Valdivia
12 de julio de 2020
Encerio me sirvió de gran ayuda para complementar mi monografías....Saludos cordialmente, muchísimas gracias
Zeferino nandayapa
12 de agosto de 2018
Gracias sumamente importante , saludos Dios te bendiga
Adolfo Agamez Vanegas
2 de septiembre de 2014
Felicitaciones al doctor Huberman y Terzolo por el excelente articulo científico sobre la salmonella y pullorum ya, que en nuestro país no se ha podido erradicar,causando grandes perdidas económicas al sector avicola.
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