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Alternativas terapéuticas antibióticas y no antibióticas en el control del síndrome enterohepático en el cerdo

Publicado: 7 de febrero de 2023
Por: Andrés Felipe Botero Romero, MV. Dirección Técnica de Porcicultura
Salmonella spp. es una bacteria Gram-negativa de la familia Enterobacteriacea, agente causal de una enteropatía denominada salmonelosis, que afecta cerdos de todas las edades. Esta enfermedad es de gran importancia en la producción porcina, debido a las pérdidas económicas que se generan al aumentar la mortalidad y al deteriorar la ganancia diaria de peso. La enfermedad en cerdos causada por S. entérica serovar Typhimurium, suele cursar con diarrea, fiebre, anorexia, letargia y un aumento de las poblaciones bacterianas en yeyuno, ciego, tonsilas y linfonodos mesentéricos. Sin embargo, también puede presentarse la infección asintomática, donde los cerdos portadores son fuente de contaminación para animales no infectados. La infección por S. entérica serovar Choleraesuis, cursa con una enterocolitis necrotizante y septicemia caracterizada por hepatitis, esplenomegalia, neumonía y vasculitis cerebral.
Adicionalmente, Salmonella spp. es fuente de contaminación alimentaria, ratificando la importancia de su control en predios pecuarios porcinos, por su relevancia en la salud pública.
Por todo lo expuesto, es necesario diseñar estrategias para el control de la infección y transmisión horizontal de la salmonelosis, en consideración del agua de bebida como la principal fuente de infección y la transmisión horizontal entre cerdos infectados y no infectados.
El destete precoz de lechones se ha convertido en una estrategia para impedir que la mortalidad en lactancia sea muy alta, ya que las líneas genéticas hiperprolíficas generan retos adicionales donde el número de lechones nacidos sobrepasa el número de pezones disponibles.
Bajo esta premisa, un tracto digestivo inmaduro y un sistema inmunológico deprimido (por el stress asociado al destete y al cambio de una dieta láctea a un alimento concentrado) hacen más vulnerable al lechón destetado precozmente a la colonización por patógenos como S. entérica. Aunado a esto, el movimiento, la reagrupación de camadas con diferentes estatus sanitarios y el transporte a una nueva sección de la granja generan estrés que incrementa la eliminación de S. entérica en materia fecal, contaminando ambientes previamente aseados y desinfectados, o infectando a otros cerdos durante el transporte o durante el periodo de espera en plantas de beneficio y durante el proceso de faenado.
Los programas de medicación para la enfermedad entérica en cerdos se han realizado tradicionalmente con antibióticos utilizados como profilácticos, promotores de crecimiento o terapéuticos. Sin embargo, los esfuerzos en disminuir la resistencia de estas bacterias a los antibióticos tienen como fundamento que el uso inapropiado y el abuso de estos en la porcicultura es uno de los principales determinantes de dicha resistencia en todo el mundo.
Esto llama a tomar medidas para mantener la efectividad de los antimicrobianos existentes, al eliminar su uso inadecuado, minimizando la propagación de la infección. Sin duda alguna es preocupante el uso irracional de medicaciones masivas y por extensos periodos de tiempo en animales de abasto con antibióticos que son de importancia clínica y terapéutica en salud humana, como las cefalosporinas de tercera generación, fluoroquinolonas, tetraciclinas y macrólidos.
Un escenario adicional ante esta problemática es la disbacteriosis intestinal, enteritis, septicemia y toxemia causadas por Clostridium perfringens, Salmonella spp. y Escherichia coli, representando ejemplos claros de reacciones inflamatorias e infecciosas “usuales” que ocurren en la etapa de precebo, levante y finalización en cerdos. Las consecuencias zootécnicas y económicas de una respuesta inflamatoria de este tipo y nivel están inversamente relacionadas con la ganancia diaria de peso y la conversión alimenticia y generan estrés oxidativo, inflamación y edema, diarrea, malabsorción de nutrientes, pérdida de líquidos y deshidratación.
Un aspecto a tener en cuenta es que los procesos inflamatorios pueden estar mediados —aunque no exclusivamente, por las endotoxinas, las cuales se originan a partir de compuestos tóxicos de origen bacteriano. Las endotoxinas más comunes son los lipopolisacáridos (LPS), que son componentes de la pared celular de las bacterias Gram- negativas (por ejemplo, E. coli, Salmonella spp.). Los LPS de todas las bacterias Gram- negativas, patógenas o comensales, tienen la misma estructura química, siendo la porción de lípido A el encargado de la actividad tóxica que activa el sistema inmune. La toxicidad del lípido A difiere entre las distintas bacterias presentes en el TGI y depende de la forma estructural de cada población bacteriana.
¡Las endotoxinas están presentes siempre y en todas partes!
La división celular y la lisis bacteriana generan la liberación de LPS de la membrana externa bacteriana al medio ambiente y entorno que la rodea, al aire, el agua, el suelo y el sistema digestivo, que está colonizado por una gran variedad de microorganismos, siendo las bacterias, la mayor población de la microbiota intestinal. Por tal motivo, las endotoxinas abundan en el intestino de los cerdos.
El problema radica en que una vez que las endotoxinas superan la barrera intestinal, desencadenan una respuesta inflamatoria que consume energía y nutrientes necesarios para el crecimiento y la producción del hospedador. Por lo tanto, una barrera intestinal eficiente es esencial para prevenir el paso de endotoxinas. Sin embargo, se sabe que varios factores como el estrés por calor, micotoxinas, patógenos, cambios de alimento y el destete, entre otras muchas causas, aumentan la permeabilidad intestinal y permiten la fuga de endotoxinas.
Las endotoxinas inducen inflamación
Tras la fuga de estas toxinas y su entrada a la circulación sanguínea, se desencadena una respuesta inflamatoria que requiere de un considerable gasto energético y nutrientes a expensas de la producción. La endotoxemia genera trastornos metabólicos, entre ellos, afecta directamente el parénquima hepático, conductos biliares y vesícula biliar. En situaciones mucho más complejas se presenta un cuadro de shock séptico e incluso la muerte, derivados de la hepatopatía.
Adicionalmente, la respuesta inflamatoria intestinal del huésped produce especies reactivas como el óxido nítrico (ON), que muestra propiedades antimicrobianas. Cuando se libera en el lumen intestinal, el ON se transforma rápidamente en nitrato. El crecimiento de E. coli puede verse favorecido en un entorno rico en nitratos en un intestino inflamado, ya que esta bacteria posee genes de nitrato reductasa.
Se puede concluir que las enfermedades entéricas se caracterizan por una alteración de la microbiota bacteriana o "disbacteriosis", un intestino trastornado y un aumento en su permeabilidad. Esto favorece el cruce de toxinas hacia el torrente sanguíneo y la translocación de patógenos a la par que afecta la digestibilidad y absorción de nutrientes y la función de la barrera intestinal, causando inflamación.
Pero el componente infeccioso no es el único a considerar. El mejoramiento genético del cerdo puede aumentar el riesgo de estrés oxidativo. Por ejemplo, el ciclo de producción se ha acortado progresivamente y los cerdos pueden alcanzar un peso corporal de 125 kg en 155- 160 días, generando estrés oxidativo y reacciones inflamatorias no controladas. La explicación más directa está relacionada con la liberación de ROS por la cadena de transporte de electrones mitocondrial en presencia de hipoxia, que también es un factor de riesgo en cerdos de engorde de rápido crecimiento debido a sus altas tasas metabólicas y, por lo tanto, al aumento del estrés oxidativo.
Ahora bien, ¿qué efecto podría tener una disfunción entérica en el buen funcionamiento hepático?
El sistema entérico y el hígado se relacionan directamente a través del conducto biliar, la vena porta y la circulación sistémica. El hígado vierte sus sales biliares hacia el intestino a través del tracto biliar. El procesamiento de los alimentos y otras sustancias que consumen los cerdos se da en el intestino, gracias a procesos enzimáticos y a la microbiota intestinal. Esto define la entrega de nutrientes a las células y tejidos para todos los procesos biológicos necesarios, incluyendo los desarrollados en el hígado.
En el transporte de nutrientes y metabolitos mencionado, las sales biliares cumplen un papel fundamental ya que ayudan en la preservación y reparación del epitelio intestinal, así como en la transformación de los alimentos. Las sales biliares se unen a receptores celulares del epitelio, e incluso más allá de la circulación enterohepática pueden mediar en el gasto de energía, la homeostasis de la glucosa y la respuesta inflamatoria. La reutilización y reciclaje de sales biliares genera un efecto de feed-back negativo sobre su propia secreción.
El íntimo trabajo de ambos sistemas y el acoplamiento de sus funciones permiten mantener el equilibrio a todo nivel, admitiendo la expresión productiva y de salud del cerdo. Por tanto, existe la necesidad de implementar intervenciones nutricionales para limitar o controlar tanto el estrés oxidativo como las reacciones inflamatorias y el mantenimiento de la homeostasis enterohepática.
En este respecto, BIOTECNO pone a disposición del sector su Programa enterohepático, entendiendo las realidades de los sistemas productivos en porcicultura y los desafíos sanitarios a los que se ve expuesto.
Se propone el uso sinérgico de productos diferenciales en las diferentes etapas de producción: *El equipo técnico de BIOTECNO lo acompañará para hacer las recomendaciones adecuadas de uso, tiempos y dosis, de acuerdo con las situaciones específicas de campo de cada productor.
1.Liver Free® Premix. Es un protector y potenciador hepático. Se recomienda suministrar a razón de 350-500 g/tonelada de alimento, de acuerdo al reto sanitario al que esté expuesto el animal. La combinación estratégica de silimarina, cynara, lecitina de soya y metionina brindan al hígado las herramientas necesarias para combatir las agresiones por enterobacterias como Salmonella spp., E. coli, Cloustridium spp. y las toxinas en fase aguda por enterotoxemias y micotoxicosis. Adicionalmente:
-Potencia los procesos realizados de forma natural en el hígado.
-Actúa en pro de la regeneración del parénquima hepático.
-Tiene un potente efecto colerético-colagogo, con efectos directos en la producción y eliminación de bilis por parte del hígado y por ende de toxinas acumuladas en este órgano.
-Tiene efectos lipotrópicos que mejoran metabolismo lipídico y de los carbohidratos, además de aportar una protección específica para casos de hígado graso.
-Precursor de glutatión, principal antioxidante endógeno, protegiendo las células de radicales libres involucrados en las enfermedades hepáticas.
 2.Ciprox Aqua® (30%). Es un antibiótico de la familia de las fluoroquinolonas de última generación, con espectro de acción hacia bacterias aerobias Gram-negativas de rápida replicación, como S. enterica y E. coli. Además, presenta un espectro de acción antimicrobiano extendido a algunas bacterias aerobias Gram-positivas y es altamente eficaz para el control y tratamiento de infecciones del tracto digestivo. Se recomienda suministrar a razón de 10 mg/Kg de PV. Adicionalmente:
-Logra niveles terapéuticos en sistemas respiratorio, genitourinario y tegumentario, además del digestivo.
-Tiene una absorción oral correcta en animales, principalmente a partir del duodeno y yeyuno (> 70%), atraviesa barreras inflamadas y se concentra en el interior de la célula.
-Por su alta absorción oral y su perfusión en tejidos inflamados, es ideal en infecciones sistémicas causadas por Salmonella spp. y E. coli.
 -Presenta un tiempo de retiro comparativamente corto (8 días).
 3.Neomax 500®. Antibiótico tipo aminoglucósidos, con espectro hacia bacterias aerobias Gram-negativas de rápida replicación, como S. enterica y E. coli. Además, presenta un espectro de acción antimicrobiano extendido a algunas bacterias aerobias Gram-positivas y es altamente eficaz para el control y tratamiento de infecciones del tracto digestivo. Se recomienda suministrar a razón de 20 mg/Kg de PV. Además, el principio activo se sinergiza con la ciprofloxacina, controlando las poblaciones bacterianas patógenas en el lumen intestinal y aliviando las lesiones ocasionadas por la fase septicémica de Salmonella y E. coli.

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Andrés Felipe Botero Romero
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