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Importancia de la bioseguridad de las granjas porcinas y la presencia de enfermedades emergentes: con énfasis en Peste Porcina Africana

Publicado: 1 de junio de 2020
Por: Yasmin De Loera Ortega; Carlos Alfonso Castro Roca (Licenciatura en Medicina Veterinaria y Zootecnia, Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, Universidad Nacional Autónoma de México); Adelfa del Carmen García Contreras (Laboratorio de Imagenología, Depto. de Producción Agrícola y Animal, División de Ciencias Biológicas y de la Salud; Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco). México
Resumen

Los programas de bioseguridad en las unidades de producción porcina, han permitido que hoy el sector pueda ser uno de los más dinámicos en su crecimiento productivo y comercial. La oportunidad que ha tenido la eliminación de enfermedades, y los cuidados para que no ingresen nuevas, ha sido gracias a los programas de diagnóstico, prevención y control. Se considera que la bioseguridad debe siempre implementarse dentro y fuera de la unidad de producción, para evitar que las enfermedades ingresen y se diseminen por esta. Hoy en día el riesgo de que México, tenga casos de Peste Porcina Africana, pone de manifiesto la importancia de las medidas de bioseguridad, no solo en las unidades de producción, también debe ponerse cuidado con quien y en donde se realiza intercambio comercial. Además, no es tan solo de importancia las medidas de bioseguridad en las granjas industriales, con densidades animales altas, también es fundamental implantar medidas en las unidades de baja densidad en comunidades rurales, en donde el contacto con animales silvestres pueden poner en riesgo la salud de la granja.

Palabras clave: Cerdos, Bioseguridad, Enfermedades Emergentes. 

BIOSEGURIDAD
La salud animal ha permitido a México obtener un crecimiento en el sector pecuario, ya que las exportaciones se han aumentado gracias a las garantías zoosanitarias que las empresas han logrado demostrar. Por otra parte, la salud de las unidades de producción, muestran las ventajas de emplear medidas de bioseguridad, ya que estas logran reducir las medidas económicas que se tenían y se logra dar garantías zoosanitarias para que la sociedad esté segura de la calidad e inocuidad de los productos que se expenden (ANAC, 2018).
La bioseguridad es utilizada como un proceso que permite eliminar riesgos,  y en medicina veterinaria,  se emplea para describir las principales medidas para evitar que los patógenos (virus, bacterias, hongos, parásitos), plagas (insectos, pájaros, alimañas) y malezas o plantas invasoras,  ingresen en las instalaciones de la granja o en un grupo de animales (bioseguridad externa), o, por otra parte, prevenir la propagación de agentes patógenos dentro de las instalaciones de una unidad de producción o en grupos de animales (bioseguridad interna) (FAO, 2010; ANAC, 2018;Silva et al., 2019; Sasaki et al., 2020). Para definir los niveles de bioseguridad en las granjas comerciales, es importante cuantificar el nivel de bioseguridad en los aspectos externos e internos (Sasaki et al., 2020).
La bioseguridad externa o exo granja, tiene una relación estrecha con factores como: zona o localización de la granja (alta densidad animal), núcleos poblacionales a menos de 6 km de cercanía, ubicación de mantos friáticos, basureros, mataderos, vías férreas, carreteras, vehículos y desinfección de los mismo, personas ajenas o empleados de la granja, compra de pie de cría, semen o embriones, manejo de estiércol y cadáveres, medidas de control de fauna silvestre y doméstica, uso de barreras naturales o implantadas (García, 2015; Sasaki et al., 2020).
La bioseguridad interna o endogranja está relacionada con las siguientes subcategorías: diseños de infraestructura, equipo de limpieza y desinfección, flujo de cerdos y desechos, capacitación y número de personas por animal, material de primer contacto con animales (curación, inseminación, limpieza y atención de parto), utensilios y sistema de suministro de alimento, control de fauna nociva, manejo de cadena fría de biológicos (Martín-Valls et al., 2016; Sasaki et al., 2020).
En algunos sectores de la producción se identifica claramente la necesidad de implantar procesos y tecnologías para la bioseguridad, sin embargo, su costo y tiempo de implantación y de adaptación puede ser variable y crear incertidumbre en los propietarios e incluso en los operarios. Por ello, hay que recordar siempre cual es la meta y para que nos sirve la bioseguridad, por lo que a continuación se exponen algunos argumentos (ANAC, 2010; Dewolf y Van Immerseel, 2019):
  • Mejorar o mantener la productividad de la unidad de producción;
  • Reducir el riesgo de introducción y propagación de enfermedades endémicas;
  • Minimizar el costo de medicamentos y vacunas;
  • Disminuir las pérdidas económicas por muerte o desecho de ganado, días a mercado;
  • Salvaguardar la salud humana;
  • Proteger la reputación comercial de la unidad de producción;
  • Mantener los mercados de exportación;
  • Así como asegurar el Comercio nacional
El gran aumento en el tamaño de los sistemas de producción (granjas o complejos de granjas y núcleos) trajo en paralelo un aumento en la densidad animal en ciertas áreas geográficas, aumentando la presión de infección (Martín-Valls et al., 2016). Además, la intensificación del comercio de animales de una región a otra, ha creado una situación ideal para la multiplicación y diseminación de varios patógenos (principalmente virus, bacterias) y la aparición o reaparición de brotes de enfermedades que causan grandes pérdidas económicas. Las enfermedades pueden afectar un sistema o una piara directa o indirectamente. En el caso de la vía directa, podemos citar la entrada de animales enfermos o incluso portadores sanos como el medio principal. A través de la ruta indirecta, el aire y el polvo pueden mencionarse como el principal medio. La forma más efectiva de mantener a las piaras comerciales libres o controladas en relación con los agentes de impacto económico y evitar efectos negativos en la productividad y / o la salud pública (zoonosis) es a través del uso de programas de bioseguridad, que deben contemplar todos los aspectos generales de la medicina veterinaria preventiva, así como contener aspectos exclusivos dirigidos a cada sistema de producción en particular. La introducción de una enfermedad en un país, una región, en un sistema o piara es uno de los principales riesgos operativos a los que está expuesto el cerdo pudiendo ocasionar problemas con grandes impactos técnicos, económicos y psicológicos (de Barcellos et al., 2008).
La evaluación de la bioseguridad generalmente se realiza mediante la evaluación de varias prácticas altamente correlacionadas. El nivel de bioseguridad en una granja porcina no puede medirse directamente ya que comprende la combinación de todas las prácticas en la granja, las cuales pueden clasificarse como una variable latente o un rasgo latente. Además, la adopción de prácticas y manejos dependerá de la percepción del riesgo por parte del propietario, o la empresa a la que pertenece, el tipo de producción agrícola y el tamaño de la propiedad, por nombrar algunos (Silva et al., 2019).
 
PESTE PORCINA AFRICANA (PPA)
La Peste Porcina Africana (PPA), es una de las seis enfermedades de los cerdos incluida en la lista de enfermedades de declaración obligatoria de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE, 2019), causante de un cuadro de fiebre hemorrágica tanto en cerdos domésticos, como en jabalíes, teniendo conocimiento de que la virulencia del agente, los signos clínicos y el curso de la enfermedad pueden aumentar de forma considerable a corto plazo, generando una infección aguda con hasta 100% de mortalidad, lo cual implica un gran impacto económico para las unidades de producción porcina (Mur, 2015; Gallardo et al., 2015; Zakaryan y Revilla, 2016).
La PPA se describió en África a principios del siglo pasado (Cuadro 1) (Sánchez-Vizcaíno et al., 2015; Sánchez-Cordón et al., 2018). Durante la evolución historia de la enfermedad, se ha visto que aquellos países que han sido afectados por brotes repetidos, el panorama es desalentado en cuanto a sus esfuerzos de erradicación. No obstante, en muchos otros países, los esfuerzos de erradicación han sido exitosos, evitando la importación de animales provenientes de países afectados y eliminando los desperdicios y cadáveres (Sánchez-Cordón et al., 2018). Actualmente se reporta ampliamente diseminada en Europa y Asia. Considerando que en Europa el principal factor de contaminación y diseminación es el jabalí, mientras que, en Asia, el factor humano actúa como principal determinante de diseminación (Gimenez-Lirola, 2019).
La distribución geográfica se observa en la Imagen 1, aunque esta enfermedad se torna más universal a raíz de los brotes que aparecieron en el año 2018 en China. Su detección en países europeos como Bélgica, Letonia, Lituania, Estonia, Polonia, Hungría, Rumanía, la República Checa y Bulgaria, ponen en alerta al mundo, generando temores de que la enfermedad traspase las fronteras y activando protocolos de bioseguridad y erradicación de la enfermedad (OIE, 2019). Y Aunque México está actualmente libre de la enfermedad, las autoridades y las organizaciones de porcicultores han implementado protocolos de detección de la enfermedad, iniciando con el reporte obligatorio de cualquier signo que se presente en las unidades de producción porcina (SENASICA, 2019).
 
Importancia de la bioseguridad de las granjas porcinas y la presencia de enfermedades emergentes: con énfasis en Peste Porcina Africana - Image 1
 
 
Las especies susceptibles a contagiarse de PPA son los suinos (familia Suidae) tanto domésticos, como silvestres, sin embargo, los Sus scorfa o cerdos domésticos, e inclusive el jabalí pueden cursar de forma sintomática la enfermedad (Guinat et al., 2016; CABI, 2019; Dixon et al., 2019). Otros animales que actúan como reservorio en África: Facoceros, potamóqueros e Hilóqueros (Ganges, 2019). No obstante, existen diferencias entre las distintas especies y subespecies de suidos africanos respecto al papel en la epidemiología del vPPA, su localización geográfica, así como potencial contacto con el cerdo doméstico (Jori et al., 2009; Mur, 2015).
El contagio por PPA, puede ser por contacto directo con animales infectados, pero no se descartan los fómites y vectores como la garrapata blanda (género Ornithodoros); Ornithodoros sp: O. erraticus (Europa); O. moubata (África), y/o mecánicamente a través de la presencia de moscas (transmisión a nivel local) (Zsak et al., 2005; Mur, 2015; Guinat et al., 2016; Gimenez-Lirola, 2019).
Esta enfermedad es causada por el virus de la PPA (vPPA), único miembro actual de la familia Asfaviridae, del género Asfivirus, compuesto por un genoma ADN con una estructura altamente compleja (Dixon et al., 2005, Dixon et al., 2019; ICTV, 2019). El período de incubación de este virus es de 5 a 19 días después del contacto directo con cerdos infectados, pero puede ser menor a 5 días después de la exposición a las garrapatas. Generalmente, la enfermedad aguda aparece en 5 a 7 días; presenta una morbilidad del 100% y una mortalidad de 0 al 100% dependiendo de la forma clínica de presentación (Kleiboeker, 2002; Spickler, 2015).
La PPA puede tener diferentes presentaciones clínicas y lesiones patológicas (Cuadro 2), esto dependiendo de características como la virulencia del virus, ruta y dosis de infección, además de las características propias del animal infectado (Sánchez-Vizcaíno et al., 2015; Mur, 2015).
 
Importancia de la bioseguridad de las granjas porcinas y la presencia de enfermedades emergentes: con énfasis en Peste Porcina Africana - Image 4
 
Dado que no existe una vacuna disponible, ni tratamiento, la detección temprana, rápida y confiable de la enfermedad es esencial para la implementación de medidas sanitarias, de bioseguridad y de control estrictas para prevenir la propagación de la enfermedad (CABI, 2019; SADER, 2019). El diagnóstico del virus significa la identificación de animales que están, o han sido previamente, infectados con él agente. Por lo tanto, un diagnóstico apropiado implica la detección e identificación de antígenos específicos de vPPA, o ADN viral y anticuerpos, para obtener información relevante y apoyar los programas de control y erradicación (Beltrán-Alcrudo et al., 2017).
Es necesario realizar el diagnóstico en un laboratorio oficial, ya que es difícil distinguir clínicamente de enfermedades como la Fiebre Porcina Clásica, enfermedad de Aujeszky, Síndrome Respiratorio y Reproductivo Porcino, Erisipela, Salmonelosis e Intoxicación por Warfarina, ya que los signos son similares (SENASICA, 2019).
 
CONTROL Y PREVENCIÓN
Los estudios epizootiológicos han demostrado que la fuente más frecuente de contaminación por el virus en los países libres de infección es la basura de los aeropuertos o puertos internacionales. Todos los alimentos sobrantes de aviones y barcos deben ser incinerados rutinariamente o esterilizados eficientemente. La política de importación de animales, productos y subproductos animales debe considerar el estado de enfermedad de la nación exportadora. En las zonas endémicas de África, el factor más importante es controlar los vectores naturales de garrapatas y los reservorios de cerdos salvajes, y / o limitar su contacto con los cerdos domésticos (CABI, 2019; Dixon et al., 2019).
Durante los brotes de enfermedades, el sacrificio rápido y eficiente de todos los cerdos y la eliminación adecuada de las canales y todo el material de desecho es fundamental. Otros aspectos importantes que considerar son la limpieza y desinfección de las granjas afectadas, la designación del área infectada y un mayor control de los movimientos de los animales. Se deben realizar estudios serológicos en los alrededores. Ante cualquier sospecha de enfermedad hemorrágica porcina, se debe realizar un diagnóstico de laboratorio diferencial; Las cepas de ASF de baja virulencia no producen lesiones significativas (CABI, 2019).
En cuanto a las medidas de bioseguridad, las únicas disponibles son la cuarentena estricta y la implantación de medidas internas y externas de bioseguridad, como las restricciones de movimiento de animales, así como el sacrificio de animales afectados y/o expuestos (Dixon et al., 2019). Así también,  los protocolos sanitarios para las personas que ingresen a la unidad de producción porcina, lavar y desinfectar todos los vehículos que ingresen, utilización de tapetes sanitarios en la entrada principal y en cada una de las secciones. No movilizar cerdos enfermos o muertos fuera de la unidad de producción porcina, éstos deben ser aislados, el realizar periódicamente lavado y desinfección de instalaciones, material y equipo, considerar un periodo de vacío sanitario entre cada ciclo productivo y la implementación de procedimientos para el control de fauna silvestre y eliminación de fauna nociva (SENASICA, 2019).
No existe vacuna en el mercado para el control de PPA (Jancovich et al., 2017) capaz de controlar o evitar la enfermedad (Zakaryan y Revilla, 2016; CABI, 2019). Además, países como México tiene prohibida la vacunación e ingreso de antígeno contra la PPA (Chenais et al., 2019).
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Autores:
Adelfa Del Carmen García Contreras
Universidad Autónoma Metropolitana - UAM (México)
Yasmin De Loera Ortega
UNAM - Universidad Nacional Autónoma de México
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