Hipertrofia normativa

Se acabó el verano y es hora de hacer algo de deporte para quitarse esos pequeños excesos del período estival. Así que hace poco me acerqué a un gimnasio para informarme de las distintas alternativas. La verdad es que hoy en día los gimnasios no se parecen en nada a los de mi época de joven, ahora hay mucha tecnología metida en estas instalaciones.

En fin, que un buen chico se recorrió todo el edificio conmigo enseñándome la piscina, los vestuarios, las salas de actividades dirigidas y finalmente la sala de musculación. Y aquí se paró para explicarme que había diferentes tipos de ejercicios según el objetivo que yo tuviera… que si definición, que si pérdida de peso, o si lo que deseaba era ganar musculatura (debió verme algo endeble) había rutinas específicas para conseguir la hipertrofia, es decir, incrementar la masa muscular.

Y como no puedo dejar de pensar en mi profesión, en seguida me vino a la cabeza que la situación que está viviendo el porcino en nuestro país es de una auténtica hipertrofia, pero en este caso normativa.

En ocho meses se han publicado nada menos que 6 Reales Decretos que afectan tanto a aspectos medioambientales como de bienestar y sanidad animal, modificando en profundidad el sector y elevando a unos niveles complicados las exigencias necesarias para seguir produciendo animales.

El último día de noviembre de 2022 se publicó el Real Decreto (RD) que regulaba el Registro General de las Mejores Técnicas Disponibles en Explotaciones y que daba cobertura jurídica al famoso sistema ECOGAN que tantos dolores de cabeza nos ha dado, y después vino lo demás.

El RD sobre un uso sostenible de antibióticos, el RD sobre nutrición sostenible en los suelos agrarios y más tarde se modificaron las normas sobre bienestar animal, cuya primera consecuencia de su entrada en vigor será una reducción, adicional a la actual, del censo porcino en España.

Pero la cosa no acaba ahí, ya que a mediados de este año se publicó el RD sobre el veterinario de explotación, y ya como colofón final el del uso de medicamentos veterinarios, que por cierto podrían haber esperado un día más para publicarlo y no darle el número de RD que le tocó y llevará encima de por vida (Real Decreto 666), que ya saben lo que dice de este número el Libro de las Revelaciones, pero eso es otra historia.

El caso es que, como podemos ver, estamos ante una auténtica hipertrofia normativa. Mucho peso es el que ha caído de golpe al sector como para que no tenga consecuencias, como son una reducción de la cabaña y una concentración del sector en organizaciones y explotaciones cada vez más grandes, ya comentadas en otras ocasiones.

Pero la cosa no acaba ahí. La Comisión Europea, en una especie de embriaguez legislativa, quiere modificar de nuevo las exigencias en bienestar animal, las cuales supondrían un nuevo e importante incremento del coste y sobre todo una reducción notable de la producción porcina en Europa.

_{^{Explotación de ganado porcino / Asaja Almería}}

Consecuencias

Distintas organizaciones españolas y europeas han dado la voz de alarma sobre las consecuencias de tendrán todas estas medidas. Una situación que se traducirá tanto en una falta de carne en Europa como en un importante incremento de precios que todos pagaremos.

Como me imagino que no estaría bien visto que la Unión Europea solucionara esto importando carne de países terceros con una regulación medioambiental, de bienestar animal y sanitaria bastante más relajada que la de aquí, no tendrá más remedio que darse cuenta de que se han pasado con las pesas utilizadas para «poner en forma» al sector y tendrán que echar el freno, cuestión sobre la que parece que están empezando a reflexionar.

La Unión Europea y España han entrado en el gimnasio con demasiadas prisas, como si quisieran ponerse en forma en un mes y han cogido las pesas más grandes, pero parece que se están empezando a dar cuenta de que los mejores resultados, y los que más perduran en el tiempo, siempre se consiguen yendo poco a poco.

¡Que así sea!