Luces y sombras, La ganadería se va concentrando...

Hace 35 años que se estrenó esta película española de fantasía sobre un cuadro de Velázquez y su título puede definir perfectamente la situación de la ganadería porcina española. En 2023 veremos luces y sombras.

Si hablamos del cerdo de capa blanca, y descartamos cualquier episodio extraño, este año habrá más luces que sombras y será mejor que 2022, donde un incremento extra del precio de las materias primas debido a la guerra de Ucrania hizo que más de un ganadero terminara en negativo.

Y es que en la actualidad estamos viviendo un desajuste estructural entre la oferta y la demanda de animales tanto en Europa como en España. Esta situación mantendrá los precios de los animales en unos niveles que compensarán los altos costes de alimentación animal que todavía pesan sobre el sector.

Situación del cerdo ibérico
Pero si hablamos del cerdo ibérico el escenario está siendo, por decirlo de alguna forma, algo más complejo.

Con relación a las categorías de cebo y cebo de campo, hay que tener en cuenta que aquí el coste de la materia prima está entre el 80% y el 85% del coste total. Por lo tanto, 2022 también fue un año de pérdidas. Además, durante el período que cubre la campaña de bellota 2022/23, las dos categorías anteriores han acusado una notable reducción en el precio, como no lo hacían desde hace años.

Sin embargo, sus precios ya han dejado de bajar en las lonjas, signo inequívoco de que la campaña de bellota está llegando a su fin y que al menos nos permite intuir ya algo más de luces que de sombras por delante.

Montanera
En cuanto a la bellota, ya se ha escrito mucho sobre cómo ha sido este año. La falta de lluvias durante el verano y parte del otoño no dejaron que la bellota se desarrollara de una forma óptima, y esto tuvo como primera consecuencia la entrada de un número menor de animales en montanera.

Después vino la lluvia que sirvió para que, al menos, no faltara el complemento que suponen los pastos y también para que no se estropeara más la bellota, pero la limitada disponibilidad de la misma ha tenido como resultado un menor peso de los animales y sobre todo la necesidad de un manejo muy complicado para poder sacar lo mejor de estos animales en el campo.

Hasta el domingo 26 de febrero se han obtenido unas 578.000 canales aptas de bellota, un 8% menos que el año pasado en las mismas fechas. Hay que recordar que el año pasado la montanera terminó con aproximadamente 674.000 canales aptas.

La campaña no ha acabado, ya que en teoría puede llegar hasta finales de marzo, pero en la práctica la semana pasada ha sido la última con un número importante de sacrificios. Todavía quedan animales en el campo, pero ya son pocos y muy pronto se recogerán.

Esfuerzo del ganadero
Como señalo, en esta montanera ha habido menos animales pero tampoco han acompañado los precios pagados por ellos. En un año tan complejo, el esfuerzo del ganadero se multiplica si el fin es obtener un animal cuyos jamones, paletas y lomos se han de degustar como lo que son, un producto exclusivo, con un componente cultural y de tradición importante y de calidad excepcional. El tiempo y dinero invertido no han sido compensados.

Y es que el ganadero ya lleva varios años con la sensación de que cuando hace números al final de cada montanera las cuentas raramente le salen, y si esto no cambia al final terminará por dejar que otros hagan el trabajo que lleva toda la vida haciendo.

Por lo tanto, algo más de sombras vemos en este caso. El extensivo seguirá existiendo, de eso no hay duda, pero está inmerso en un ciclo de cambio, ya lo hemos comentado otras veces. Año tras año, observamos que la ganadería se va concentrando y sus protagonistas, los ganaderos, o se adaptan o se retiran. En este último caso, experiencia y sabiduría que se va… una pena.