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Dirofilariosis canina: Los gusanos del corazón

Publicado: 15 de marzo de 2024
Por: Agrovet Market Animal Health
Dirofilariosis canina: Los gusanos del corazón - Image 1
Los perros son hospederos de distintos parásitos externos e internos. Uno de los parásitos internos más importantes desde el punto de vista patológico es Dirofilaria immitis, causante de la dirofilariosis canina (1). En los perros puede causar signos clínicos severos que pueden llevarlo a la muerte. Debido a esto, es causa de preocupación en la práctica clínica, así como en los dueños de mascotas alrededor del mundo.
Etiología
La dirofilariosis es causada por el parásito Dirofilaria immitis, el cual pertenece al filo Nematoda y la familia Filarioidea, también conocidos como parásitos filariales. Los hospederos definitivos de estos parásitos son los caninos (aunque pueden infestar otros mamíferos como el gato) y los hospederos intermediarios son los mosquitos como Aedes spp, Anopheles spp y Culex spp. Este parásito carece de etapas de vida libre, por lo que pasa todo su desarrollo tanto en el hospedero definitivo como en el mosquito vector (1).
La forma adulta (macrofilaria) vive como un endoparásito obligado principalmente en las arterias lobares y la arteria pulmonar principal de los hospederos caninos. En casos donde la parasitosis es severa, se pueden encontrar las formas adultas en el ventrículo derecho. Los machos pueden medir 18 cm mientras que las hembras 30 cm. Estas últimas van liberando microfilarias en la sangre, que los mosquitos van a adquirir al alimentarse de la sangre de los animales infestados (1).
Ciclo de vida
Una vez que han sido ingeridas, las microfilarias migran del intestino a los túbulos de Malpighi del mosquito donde en pocas horas se desarrollan a larvas L1 y entre 10 a 14 días en larvas L3 las cuales pueden ser transmitidas a otro hospedero definitivo cuando el mosquito se alimente (2).
Una vez dentro del hospedero definitivo se desarrollan a larvas L4 en 3 a 4 días y en 45 a 65 días se desarrollan como adultos inmaduros que residen en el corazón, principalmente en el sistema cardiopulmonar, vascular y el ventrículo derecho. Finalmente, entre 4 a 5 meses se convertirán en adultos maduros, los cuales irán liberando microfilarias por el torrente sanguíneo, que serán adquiridas por los mosquitos al alimentarse, continuando con el ciclo (1).
Epidemiología
Se han identificado aproximadamente 70 especies de mosquitos del género Culex spp., Aedes spp., Anopheles spp., Culiseta spp. y Coquilletidia spp., como vectores potenciales de la dirofilariosis en humanos y animales entre los que se encuentran Aedes aegypti, Culex pipens y Anopheles quadriculatus (2).
El desarrollo y actividad de los mosquitos depende del clima, principalmente de la temperatura y humedad, así como el desarrollo de la larva L3 depende de la temperatura ambiental. Esta fase puede desarrollarse en 8-10 días a 28-30ºC, 11-12 días a 24ºC y 16-20 días a 22ºC. Por debajo de los 14ºC el desarrollo se detiene, aunque puede reanudarse si la temperatura ambiental aumenta (2).
Como consecuencia, la transmisión de la dirofilariosis en la población animal se ve determinada por el clima y los cambios que puede presentar. Por lo que en zonas más cálidas habrá una mayor prevalencia de dirofilariosis. Muchos países alrededor del mundo se consideran endémicos. Sin embargo, la prevalencia es mucho menor en países de bajas temperaturas como Canadá (2).
Entre las principales regiones geográficas donde se encuentra D. immitis se incluyen América Central, el Caribe, América del Sur, América del Norte, Oriente medio, África subsahariana, Asia meridional, Asia sudoriental, Asia oriental, las islas del Pacífico y Australia septentrional con una prevalencia mayor en América del Sur, América Central y el Caribe (3).
Los perros silvestres cumplen un papel muy importante como reservorios de D. immitis. Estos animales poco protegidos, al estar más expuestos a la picadura de los mosquitos son una de las mayores fuentes de contagio para otros perros domésticos. Además, mantienen circulando la enfermedad en el área proporcionando continuamente microfilarias a los mosquitos para continuar con el ciclo (4).
La edad de los perros se considera un factor del riesgo para la infestación con D. immitis debido a la mayor posibilidad de que un mosquito vector se alimente del perro a lo largo de su vida. Debido al tiempo que le toma a la mirofilaria convertirse en adulto es raro observar perros menores a un año con signos clínicos, mientras que se pueden observar principalmente en perros mayores de 2 años. El sexo no se considera un factor de riesgo en la transmisión de dirofilariosis (5).
Fisiopatología
A los pocos días de ingresar por vía sanguínea al cuerpo del hospedero, D. immitis ocasiona un daño mecánico en las paredes de las arterias pulmonares. Este daño mecánico separa las células endoteliales y genera un proceso inflamatorio, que en conjunto traen como consecuencia un edema perivascular (6).
La acumulación de los gusanos en el corazón interrumpe el flujo sanguíneo y provoca que su revestimiento se vuelva áspero. Hay un aumento de la resistencia periférica de las arterias pulmonares, por lo que se vuelven duras y no se expanden cuando se requiere más oxígeno durante el ejercicio, lo que provoca hipertensión (6).
La hipertensión pulmonar induce inicialmente a una dilatación del ventrículo derecho con una hipertrofia compensatoria del miocardio. En casos más graves se produce una insuficiencia cardiaca congestiva que puede inducir a una ascitis, hidrotórax e hidropericardio. Además, la presencia del parásito dentro del corazón puede provocar daño valvular mecánico y endocarditis (6).
La luz arterial se reduce como consecuencia de la proliferación de vellosidades, émbolos causados por los parásitos vivos o muertos y trombos secundarios debido al daño endotelial y tejido parasitario (6).
En casos menos comunes, la obstrucción repentina del flujo sanguíneo a través de los pulmones debido a un gran número de parásitos en las arterias pulmonares reduce el flujo hasta el punto en que estos parásitos migran hacia la aurícula derecha, el ventrículo y a menudo en la vena cava (Figura 1). Esto se conoce como síndrome de la vena cava y producirá una insuficiencia cardiaca potencialmente mortal (1).
Dirofilariosis canina: Los gusanos del corazón - Image 2
Figura 1D. immitis visibles en la vena cava anterior.
Signos clínicos
Muchas veces los perros pueden no presentar signos clínicos evidentes o solo signos leves como tos. Sin embargo, en algunos perros la dirofilariosis canina puede causar signos clínicos severos. Los factores que influyen en la gravedad de la enfermedad incluyen la carga relativa de gusanos, la duración de la infestación, la cantidad de ejercicio que realiza el animal y la reacción de este al parásito (7).
Entre los signos clínicos se encuentran la intolerancia al ejercicio, tos frecuente, hemoptisis, taquipnea, disnea y síncope. En casos graves puede presentarse tromboembolismo pulmonar por dirofilariosis, insuficiencia cardiaca, síndrome de la vena cava o la muerte (7).
Los signos clínicos comienzan a manifestarse aproximadamente a los 3 a 4 meses luego de la transmisión por parte del mosquito al perro, ya que es cuando D. immitis se desarrolla como adulto inmaduro. Los perros con unos cuantos parásitos adultos pueden mostrar signos leves o no mostrar ningún signo (8).
Diagnóstico
El diagnóstico microscópico de las microfilarias se puede realizar utilizando frotis de sangre directos o partir de sangre concentrada (prueba de Knott modificada) y permite el diagnóstico diferencial de filarias. Sin embargo, tiene poca sensibilidad frente a otras pruebas diagnósticas (1).
Se han desarrollado diversas pruebas serológicas para la detección de antígenos adultos de D.immitis para su uso clínico. Sin embargo, solo pueden detectar infestaciones maduras alrededor de 7 meses post infección (1).
Las pruebas moleculares son útiles para la detección de microfilarias en perros sospechosos de estar parasitados. Mediante el uso de PCR múltiple se pueden obtener resultados positivos fiables y distinguir entre de D. immitis y D. repens (1).
La ecocardiografía y la radiografía se pueden usar como métodos para confirmar el diagnóstico de dirofilariosis además de ser útiles para evaluar la gravedad de la enfermedad (1).
Tratamiento
El tratamiento de la dirofilariosis mediante la eliminación de los parásitos adultos es complicado debido al alto costo, los potenciales efectos secundarios y la necesidad de la restricción del ejercicio. La sociedad americana del gusano del corazón recomienda un protocolo de tratamiento que incluye la combinación de doxiciclina, una lactona macrocíclica y melarsomina (3).
La melarsomina se considera como el fármaco de primera línea contra la dirofiliarosis. La doxiciclina permite la eliminación de Wolbachia, una bacteria necesaria para el desarrollo de las larvas de filaria, la embriogénesis y la viabilidad a largo plazo. Mientras que las lactonas macrocíclicas son efectivas para eliminar los gusanos en etapas juveniles (1).
Protocolo de “muerte lenta”
En muchos países existe poca disponibilidad de melarsomina o simplemente no se encuentra, por lo que se ha diseñado un protocolo de tratamiento accesible para estos casos (3).
Este protocolo incluye una combinación de doxicilina por 28-30 días y un preventivo de dirofilariosis como ivermectina o moxidectina una vez al mes por 10 meses pudiendo eliminar los parásitos después de 10 meses. Se ha hallado que la moxidectina posee una mayor eficacia adulticida que la ivermectina (3).
Los perros luego deben ser evaluados a los 6 o 12 meses del inicio del tratamiento, y se considerará exitoso el tratamiento si el perro es negativo tanto para los antígenos de Dirofilaria como para las microfilarias. Si pasados los 12 meses el perro aun es positivo se debe repetir el tratamiento con doxiciclina. Es importante que se restrinja el ejercicio hasta que no se detecte ningún antígeno adulto (3).
Tratamiento quirúrgico
En casos de síndrome de la vena cava la extracción de los gusanos mediante la venotomía yugular es requerida para el alivio de los signos clínicos en los perros y reducir el riesgo de la terapia adulticida posterior (7).
Es importante tener en cuenta la estabilización previa del paciente, así como evitar el uso de drogas que puedan causar depresión cardiovascular. Se debe evitar retirar con fuerza a los parásitos para evitar la liberación del antígeno y causar anafilaxis. En aquellos perros con insuficiencia cardiaca de bajo gasto, anemia y pigmenturia, si no se eliminan los gusanos, el pronóstico es malo (7).
Prevención
La prevención de la dirofilariosis se logra casi exclusivamente mediante el uso de las lactonas macrocíclicas como ivermectina, selamectina y moxidectina ya que son capaces de eliminar las larvas de Dirofilaria immitis (L3 y L4) (1). Debido a la sensibilidad de las larvas L3 y L4 y a la prolongada vida media de las lactonas macrocíclicas que se usan se puede realizar el tratamiento en intervalos de 30 días durante todo el año. Esto previene eficazmente que las larvas de D. immitis se desarrollen hasta convertirse en adultos patógenos (9).
Conclusiones
La dirofilariosis canina puede afectar gravemente la salud de los perros y debido a lo complicado de su tratamiento se hace muy importante la prevención mediante la desparasitación continua de los perros, sobre todo en zonas endémicas y donde hay una gran población de mosquitos. De esta forma se busca romper el ciclo biológico del parásito y evitar que llegue a la forma adulta.

1. Noack S, Harrington J, Carithers DS, Kaminsky R, Selzer PM. Heartworm disease – Overview, intervention, and industry perspective. Int J Parasitol Drugs Drug Resist. 2021; 16:65-89.

2. Morchón R, Carretón E, González-Miguel J, Mellado-Hernández I. Heartworm Disease (Dirofilaria immitis) and Their Vectors in Europe – New Distribution Trends. Front Physiol. 2012; 3:196.

3. Dantas-Torres F, Ketzis J, Pérez Tort G, Mihalca AD, Baneth G, Otranto D, Watanabe M, Linh BK, Inpankaew T, Borrás P, Arumugam S, Penzhorn BL, Ybañez AP, Irwin P, Traub RJ. Heartworm adulticide treatment: a tropical perspective. Parasit Vectors. 2023; 16(1):148.

4. Brown HE, Harrington LC, Kaufman PE, McKay T, Bowman DD, Nelson CT, Wang D, Lund R. Key factors influencing canine heartworm, Dirofilaria immitis, in the United States. Parasit Vectors. 2012; 5:245

5. Khedri J, Radfar MH, Borji H, Azizzadeh M, Akhtardanesh B. Canine Heartworm in Southeastern of Iran with Review of disease distribution. Iran J Parasitol. 2014; 9(4):560-7.

6. Guerrero J. Heartworm Pathophysiology in dogs and cats. World Small Animal Veterinary Association World Congress Proceedings. 2005.

7. Ames MK, Atkins CE. Treatment of dogs with severe heartworm disease. Vet Parasitol. 2020; 283:109131.

8. Western College of Veterinarian Medicine. Dirofilaria immitis. University of Saskatchewan. https://wcvm.usask.ca/learnaboutparasites/parasites/dirofilaria-immitis.php; 2021 [consultado 19/01/2024].

9. Prichard R. Macrocyclic lactone resistance in Dirofilaria immitis: risks for prevention of heartworm disease. Int Jou for Parasitol. 2021 51(13-14): 1121-1132.

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Autores:
Jonathan Barrera Rozas
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