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Cólera aviar en aves de corral

Publicado: 7 de abril de 2016
Por: Yosef Huberman y Horacio Raúl Terzolo. Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, Estación Experimental Balcarce (INTA EEA Balcarce). Argentina (Imágenes cedidas por los autores)
Introducción

El cólera aviar es una enfermedad infec­ciosa exclusivamente causada por la bacteria Pasteurella multocida. Tiene el nombre de “multocida” pues se puede interpretar como el de una bacteria que “mata” (cida) a “muchos” (multo). En los estudios realizados por Pasteur en 1879 por primera vez se pudo cultivar al agente y se descubrió que era posible proteger a las gallinas inoculando cultivos inadver­tidamente atenuados por envejecimiento de los caldos de cultivo. Estos fueron los primeros ensayos realizados en el mundo con vacunas bacterianas. 

Pérdidas Productivas 
El cólera aviar causa pérdidas econó­micas muy altas en granjas de gallinas y pavos reproductores, especialmente en las líneas pesadas para producción de carne, debidas a la alta mortalidad, descenso de la postura y reducción de la fertilidad de los huevos incubables. Tam­bién se han descrito casos de cólera aviar en producciones industriales de pollos y pavos de engorde y gallinas ponedoras. En gallinas ponedoras se han descrito casos de coriza infecciosa (Avibacterium paragallinarum) complicada con infec­ciones simultáneas de P. multocida.
 
Pasteurella multocida
Pasteurella multocida es un cocobacilo gramnegativo muy característico, ya que es muy corto y puede formar esca­sos filamentos desde cuyos extremos se disocian formas cocoides dispuestas en cortas cadenas (figura 1). Por otro lado, en frotis o improntas de tejidos se pue­den observar bacilos con una típica colo­ración bipolar. En frotis de suspensiones bacterianas con el agregado de tinta china se puede observar la presencia de cápsulas negativamente teñidas.
Se reconocen cuatro subespecies que se diferencian por pruebas de fermentación de azúcares: gallicida, septica, multocida y tigris. La subespecie gallicida es reconocida como el agente causal del cólera aviar aun­que también ha sido aislada en bovinos. La subespecie septica se ha aislado de caninos, felinos, aves y también de seres humanos. La subespecie multocida causa diversas enfermedades de importancia en diversas especies de animales domésticos. La subes­pecie tigris solo ha sido descrita en heridas de seres humanos mordidos por tigres. 
Cólera aviar en aves de corral - Image 1
Figura 1. Tinción de Gram-Hucker de un cultivo puro procedente de una placa de agar sangre Columbia incubada durante 24 horas a 37 °C. A 1.000X puede observarse que Pasteurella multocida es gramnegativa con predominio de formas pleomórficas, cocoides o cocobacilares de 0,2–2 μm, sueltas, agrupadas en parejas o en cortas cadenas y con escasos filamentos (flechas).
 
Lipopolisacáridos y serotipificación somática
La prueba de la precipitina de Heddleston emplea antisueros preparados en pollos y antígenos termoestables extraídos de sus­pensiones salinas formalinizadas de las bacterias. La especificidad de los seroti­pos somáticos se determina por el tipo de lipopolisacárido (LPS). Hasta la fecha se han descrito 16 serotipos somáticos que se han aislados de aves, bovinos, porci­nos e incluso de seres humanos. 
Los LPS combinados con la proteína portadora son los que inducen la produc­ción de anticuerpos que protegen a las aves contra el cólera aviar. El lípido A es respon­sable de las propiedades patofisiológicas de las endotoxinas. P. multocida se diferen­cia de otras bacterias por contener más de un tipo de LPS. En P. multocida coexisten dos LPS, denominados A y B, los cuales son estructuralmente muy similares pues solo presentan mínimas diferencias en su estructura interna. Además algunas cepas de P. multocida producen un tercer LPS, denominado C. Se cree que esta expresión simultánea de varios LPS mejoraría la supervivencia de P. multocida en el ave.
 
Tipificación capsular
La capacidad de P. multocida para invadir y reproducirse en el hospedador se incre­menta por la presencia de una cápsula de polisacáridos que rodea al microorga­nismo. Mediante la prueba de hemaglu­tinación pasiva, que se efectúa utilizando eritrocitos sensibilizados, se describen cinco tipos capsulares (A, B, D, E y F). Actualmente existen pruebas de PCR para determinar los tipos capsulares. La cáp­sula A está principalmente constituida por ácido hialurónico, la D por heparina y la F por condroitina mientras que la estructura química de los polisacáridos de tipo B y E aún no está totalmente dilucidada.
 
Cepas de P. multocida que causan brotes de cólera aviar
Los brotes de cólera aviar están general­mente asociados con cepas de P. multo­cida de los serotipos 1, 3 y 4. Gran parte de estas cepas pertenecen a la subespecie multocida o gallicida y al tipo capsular A.  Algunos brotes de cólera en pavos pue­den estar asociados con el tipo F.
 
Factores de virulencia de Pasteurella multocida
Como esta bacteria puede ser parte de la microbiota del tracto respiratorio superior del ave, puede comportarse como un pató­geno secundario o bien como un patógeno primario invasivo, de acuerdo con el modo en que los factores de virulencia se expresen y actúen contrarrestando la res­puesta inmunitaria de las aves. Además, hay evidencias de que algunos factores de virulencia son críticos para determinar la patogenicidad de ciertas cepas en algunos hospedadores pero no en otros. Entre los factores de virulencia se pueden citar la cápsula, los lipopolisacáridos, el sistema de adquisición de hierro y algunas adhesi­nas. Las toxinas proteicas de P. multocida se producen en cepas de tipo capsular A y D. Se cree que la cápsula del tipo A, al estar compuesta por ácido hialurónico, protege a P. multocida del sistema inmu­nitario ya que la estructura del ácido hialu­rónico es indistinguible del que constituye la estructura de los tejidos del ave, por lo que la enmascara.
 
Reservorios de la infección
Las aves de corral y silvestres, incluyendo aves marinas y pájaros, pueden infectarse y enfermar de cólera aviar. También se pue­den infectar y mantener como portadores todo tipo de animales incluyendo el hom­bre. Además esta bacteria puede sobrevivir largo tiempo en el medio ambiente.
 
Diferencias de patogenicidad entre cepas
Ciertas cepas están completamente adap­tadas para producir una enfermedad espe­cífica en una determinada especie animal aunque esa misma cepa es incapaz de enfermar a otra especie animal distinta. Las aves se afectan con distintos grados de morbilidad y mortalidad, lo que varían según la especie de ave, el estado sanitario, los factores ambientales o de manejo, así como las cepas de P. multocida actuantes. Además, ciertas cepas, originalmente muy virulentas en primoaislamiento, suelen perder completamente su virulencia al ser cultivadas en medios de cultivo artificiales (in vitro). Mediante pasajes sucesivos en aves susceptibles (in vivo) se puede lograr que esas mismas cepas readquirieran su patogenicidad inicial.

Susceptibilidad de las aves

La relación entre el cólera aviar y las aves es compleja y variable, dependiendo del tipo de ave, de la cepa interviniente, de las variaciones específicas de cada cepa o las individuales de cada ave y de las relaciones entre ambos. Las aves adultas son más susceptibles de enfermar de cólera agudo que las jóvenes con inmunidad maternal. También se debe tener en cuenta la gran diversidad de condiciones que poseen los sistemas de producción, la cantidad y densidad de aves en cada galpón y la variable aplicación de medidas de bioseguridad en los distintos sistemas de producción. Debido al estrés causado por las altas demandas de la industria avícola, las aves criadas en sistemas de producción intensiva son muy susceptibles y frecuentemente sufren infecciones que requieren el empleo de un manejo sanitario apropiado para reducir los factores de riesgo relacionados con la multiplicación y diseminación de los patógenos.
 
Vías de infección y persistencia del patógeno en las granjas
La enfermedad se contagia por la inges­tión a través del agua de bebida, alimentos o cama contaminados con las deyecciones de las aves enfermas o portadoras. Otra vía común de infección es la respiratoria, ya sea directamente por los estornudos entre las aves o indirectamente aspirando el polvillo de las camas contaminadas. Las heridas o lesiones de piel pueden consti­tuir otra fuente de infección.
 
Síntomas y lesiones
El cólera aviar tiene tres presentaciones clínicas: sobreaguda, aguda y crónica. La forma sobreaguda se presenta con la muerte súbita de las aves sin que éstas manifiesten el más ligero síntoma o lesión. La presentación aguda tiene un curso de 1 a 2 días, periodo durante el cual las aves presentan anorexia, fiebre, sed intensa, somnolencia (figura 2A), postración, diarrea profusa y a veces sanguinolenta, dificultad respiratoria con abundante mucosidad y coloración violácea de las crestas y barbillas (figura 2B) debido a una intensa cianosis. Durante el curso agudo del cólera aviar las lesiones tie­nen las características de una septicemia hemorrágica con petequias y hemorragias generalizadas en órganos y piel, hepato­megalia (figura 3), pulmones edematosos y a veces con pequeñas áreas grisáceas purulentas y bazo congestivo sin espleno­megalia manifiesta. En la forma crónica las aves pueden enfermar durante largo tiempo o inclusive sobrevivir caquécti­cas; comúnmente presentan notable hin­chazón de los barbillones o barbillas que al corte contienen lesiones purulentas o caseosas amarillentas de las que rezuma un líquido purulento (figura 4) y a veces presentan abscesos subcutáneos, masas caseosas en los sacos aéreos (figura 3) y/o en el peritoneo (figura 5), petequias en el corazón y molleja, hepatomegalia con o sin puntos blancos de necrosis, dilatación cardiaca y artritis. En la última fase sep­ticémica de la enfermedad, P. multocida puede multiplicarse en la sangre, lo que afecta a todo el sistema circulatorio. La mortalidad y morbilidad son variables y pueden alcanzar un alto porcentaje. Las presentaciones agudas y crónicas pue­den manifestarse conjuntamente en un mismo lote de aves. En los comienzos de la avicultura industrial las presentaciones sobreagudas eran muy frecuentes en los lotes pero actualmente debido a la inmu­nización de los lotes de aves reproducto­ras y a la mejora de las condiciones de alimentación, manejo y bioseguridad los casos agudos suelen evolucionar hacia la cronicidad. 
Cólera aviar en aves de corral - Image 2
Figura 2. Caso agudo de cólera aviar. El gallo de la izquierda está deprimido y somnoliento (A) y el de la derecha presenta su cresta cianótica (B)
Cólera aviar en aves de corral - Image 3
Figura 3. En la foto de la izquierda se ve un hígado con notable congestión y hepatomegalia, colecta de fibrina sobre la cápsula de Glisson y el borde lateral derecho del órgano hemorrágico. En la foto de la derecha se observa otra ave con evidente hepatomegalia y colecta de fibrina sobre la cápsula de Glisson y que además presenta una gran masa caseosa de color amarillo intenso sobre los sacos aéreos. 
Cólera aviar en aves de corral - Image 4
Figura 4. Caso crónico de cólera aviar. Obsérvese la severa hinchazón bilateral de ambas barbillas. Al corte de la barbilla están presentes masas caseosas húmedas de color amarillento. 
 
Figura 5. Masas caseosas localizadas en el omento peritoneal. 
Cólera aviar en aves de corral - Image 5 
Figura 6. En un brote de cólera aviar las aves disminuidas y muy enfermas se suelen ubicar debajo de los nidales para protejerse del picaje de las otras aves. Allí se suelen encontrar aves moribundas o recientemente muertas que son adecuadas para muestreos de órganos y cultivo de Pasteurella multocida. 
Cólera aviar en aves de corral - Image 6
Aislamiento de Pasteurella multocida
El aislamiento es muy importante no sólo para realizar un diagnóstico etioló­gico sino también para obtener cepas de granjas que puedan resultar de utilidad para la elaboración de bacterinas que incluyan los antígenos regionales actuan­tes en lotes de aves infectados. Esto es necesario pues la mejor prevención es inmunizar los futuros lotes de aves que se ingresen en las granjas con cepas regionales actualizadas, es decir que las bacterinas que se utilicen incluyan en lo posible cepas aisladas de ese mismo esta­blecimiento avícola. Además, mediante la vacunación de los mismos lotes afec­tados, es posible prevenir el cólera en las aves que aún no han enfermado.
El aislamiento de P. multocida es más difícil en los casos crónicos que en los agudos y la selección de las aves en los galpones afectados debe ser realizada con sumo esmero. Se pueden tomar algu­nas aves recientemente muertas y aves enfermas que manifiesten signos clíni­cos y lesiones compatibles con el cólera aviar. Si no se encuentran aves muertas o enfermas, como suele ocurrir en los casos subclínicos, se deben buscar las aves que se presenten muy débiles, somnolientas o caquécticas, que generalmente están escondidas en rincones o debajo de los nidales (figura 6). Con referencia a los barbillones afectados, preferentemente se deben seleccionar aquellos que estén congestivos, turgentes al tacto y con evi­dente calor a la palpación.
De acuerdo con las lesiones anato­mopatológicas encontradas se cultiva­rán preferentemente: hígados, bazos y pulmones congestivos o con lesiones purulentas o necróticas, masas caseosas sueltas en el peritoneo o sobre los sacos aéreos, contenido sinovial o caseoso de articulaciones afectadas, y cáseo indu­rado o purulento dentro de los barbillo­nes aumentados de tamaño.
P. multocida se desarrolla en medios de cultivo ricos, como por ejemplo en agar base con suero, agar almidón-dextrosa, agar cerebro-corazón o agar Columbia con sangre. Las placas se incu­ban durante 18-24 horas a 37 °C. En los casos crónicos las colonias no hemolíticas que se desarrollan en el agar Columbia con sangre son pequeñas, de 2-3 mm de diámetro, grisáceas y solo a veces adhe­rentes al medio. En cambio en los casos agudos desarrollan colonias mucoides más grandes (figura 7A). El cultivo en agar base con suero permite diferenciar fácilmente las colonias características de P. multocida de los contaminantes cuando se aplica iluminación trasversal oblicua proveniente de una lámpara; al ser iluminadas las colonias traslúcidas de P. multocida adquieren una tonalidad azulada o bien son iridiscentes, mien­tras que las colonias de otras especies bacterianas contaminantes son opacas, amarillentas o blanquecinas (figura 7B). Cultivando en paralelo las muestras en ambos agares, con y sin sangre, se realiza exitosamente el aislamiento bacterioló­gico a partir de órganos, fluidos o hiso­pos de las aves enfermas. Se subcultivan en pureza colonias individuales a partir de las cuales se realiza la identificación final. Para evitar la pérdida de los antí­genos inmunoprotectores en las cepas destinadas a la producción de bacterinas, es necesario que estas se conserven con­geladas como primoaislamientos. 
Cólera aviar en aves de corral - Image 7
Figura 7. En la placa de Petri A, se observa un cultivo puro de colonias mucoides de Pasteurella multocida que se desarrollan en agar Columbia con agregado de 7 % de sangre bovina entera desfibinada. En la placa de Petri B, se observa un cultivo contaminado de Pasteurella multocida que desarrollan en agar base con agregado de 0,1 % de suero equino descomplementado .Obsérvense las colonias translúcidas de Pasteurella multocida que tienen un color azulado (flechas 1) y las colonias de los contaminantes, que son opacas y amarillentas (flecha 2)
 
Profilaxis y vacunación
Las medidas de manejo y desinfección jun­to con la aplicación de vacunas constituyen un modo práctico para prevenir y contro­lar tanto al cólera agudo como al crónico. Para que las vacunas sean efectivas deben contener cepas virulentas, de origen aviar y de antigenicidad y poder de protección experimentalmente demostrado. La diversidad de cepas de cada región geográfica requiere la adaptación y la formulación de bacterinas que contengan tipos antigénicos representativos de la situación epidemiológica existente en el momento de la aplicación de las vacunas. En nuestra experiencia el mejor adyuvan­te es el gel de hidróxido de aluminio pues las vacunas oleosas pueden ocasionar severas reacciones secundarias debido a la sinergia de los antígenos de P. multocida con los aceites. Es conveniente vacunar antes de las 20 semanas de vida, adminis­trando dos dosis de bacterina separadas por un intervalo de 3 a 4 semanas. En zonas expuestas a la enfermedad es reco­mendable aplicar la primera dosis desde las cinco semanas de vida. Estas vacunas autógenas pueden administrarse por vía subcutánea detrás del cuello o intramus­cular en la pechuga. En lotes de aves muy expuestas, la revacunación debe ser efec­tuada cada seis meses.
La vacuna viva basada en la cepa ate­nuada de la Universidad de Clemenson está disponible en el mercado internacio­nal para la vacunación oral de pavos antes de las 14 semanas de vida y en pollos por vía intradérmica por punción con lanceta en el pliegue alar y efectuada entre 6 y 12 semanas de vida, estando en todos los casos contraindicada la vacunación de aves de mayor edad debido a la virulen­cia de esta cepa. En Australia se han ela­borado vacunas comerciales basadas en mutantes autotróficas aro-A de P. mul­tocida designadas PMP1 (serotipo 1) y PMP3 (serotipo 3). Recientemente, se ha demostrado en pavos una adecuada protección utilizando vacunas inactiva­das basadas en un péptido (rFHAB2) y el uso en pollos de una novedosa vacuna basada en ADN que codifica para los genes de las proteínas de la membrana externa (OmpH y OmpA).
A pesar de que las vacunas ofrecen una buena protección, muchas veces los brotes se siguen reportando en las parvadas vacunadas. La falta de pro­tección podría explicarse por la falta de protección cruzada entre diversas cepas y serotipos actuantes en una granja, la constante evolución de las cepas autócto­nas de P. multocida dentro de las mismas granjas u otros factores relacionados con las medidas de bioseguridad, la situación sanitaria, tratamientos aplicados u otras causas. La patogenicidad de P. multo­cida es muy variable ya que se adapta rápidamente a los cambios ambientales y a los del hospedador. Por lo tanto, se sugiere que las vacunas que se apliquen sean elaboradas incluyendo antígenos de las cepas representativas de los serotipos actuantes en las granjas y que estas cepas regionales sean seleccionadas conside­rando otros factores como el tipo capsu­lar, los genes de virulencia, los patrones de resistencia a los antibióticos o la caracterización filogenética.
 
Tratamiento con antibióticos
Debe considerarse que en un lote infec­tado todas las aves son portadoras de P. multocida a lo largo de su vida. Es común administrar tratamientos con antibióticos y, si bien se logra detener temporalmente la mortandad, el lote con­tinúa infectado. Los tratamientos suelen dar resultados variables, dependiendo principalmente del producto utilizado y de la resistencia de la cepa actuante en el brote. P. multocida frecuentemente desarrolla resistencia a los antibióticos que son habitualmente utilizados por la industria avícola. El desarrollo de la resis­tencia es un proceso por el cual predo­minan las bacterias que adquieren nuevas resistencias debido a la presión de selec­ción a la que están sometidas por la admi­nistración (terapéutica o profiláctica) de los antibióticos. Independientemente de su acción terapéutica, el uso inadecuado de los antibióticos es preocupante; por un lado por los residuos en la carne y en los huevos y, por otro, por un incremento en la resistencia a los antibióticos o quimio­terapéuticos de las bacterias patógenas que pueden ser trasmitidas a los seres humanos. Mundialmente, existen cada vez más prohibiciones para el uso rutina­rio de antibióticos adicionados en forma preventiva a dosis subterapéuticas y estas restricciones reducen significativamente las herramientas disponibles para tratar las aves. Por lo tanto, lo más adecuado es la inmunización preventiva de las aves y el uso limitado y dirigido de los antibió­ticos mediante pruebas de sensibilidad (antibiogramas). Sin embargo, a veces se debe actuar muy rápido y es necesario tratar a las aves con antibióticos mientras se esperan los resultados del laboratorio. En estos casos el tratamiento rápido de elección, podría ser efectuado mediante la utilización de florfenicol, trimetoprima con sulfametoxazol o tetraciclina. En segunda instancia, según disponibilidad, sería posible emplear ampicilina, kanami­cina, colistina o enrofloxacina. En general no es recomendable administrar estrepto­micina, gentamicina o neomicina.

Artículo publicado en Albéitar 192 (enero/febrero 2016), páginas 34-37 y en Albéitar PV
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Autores:
Yosef Huberman
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria - INTA
Horacio Raúl Terzolo
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Horacio Raúl Terzolo
9 de noviembre de 2016
Estimado Oswaldo Seclèn Effio: Muchas gracias por sus aportes. Con referencia al tema de las vacunas del comentario anterior y el de las cápsulas cabe señalar que en los pollos las cápsulas son predominantemente de tipo “A”. Justamente por estar casi todas compuestas por ácido hialurónico la presencia de la cápsula no genera inmunidad específica contra ellas pues como es un componente natural del organismo del ave existe total tolerancia inmunológica. Por ello, en las vacunas se están investigando los LPS más bien que las cápsulas. Desde el punto de vista del estudio bacteriológico, estas cápsulas son en realidad "pseudo-cápsulas" que pueden ser fácilmente evidenciadas por medio de un frotis extendido y una gota de tinta china, en la cual se ven imágenes bacilares “negativos blancos” sobre un fondo oscuro de las partículas de carbón de la tinta china. Este tipo de cápsulas es totalmente distinto de las verdaderas cápsulas bien consolidadas de otras bacterias Gram positivas (por ejemplo, Bacillus anthracis). Saludos cordiales, Dr. Horacio Raúl Terzolo
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Horacio Raúl Terzolo
12 de octubre de 2016
La Dra. Carmen Teresa Díaz desde Venezuela nos realizó esta consulta en el foro de Coriza Infecciosa: “Buenos días doctor Terzolo para mí es un placer y un privilegio contar con profesionales de su talla .mi pregunta o inquietud va dirigida hacia Pasteurella, cólera aviar en relación al programa de vacunación en cría .Mi pregunta es conveniente utilizar vacunas vivas de cólera como primo vacunación seguida de inactivada, en el caso de aves que van a granja de producción positiva a Pasteurella multocida. En espera de su respuesta, Carmen Teresa Diaz, Venezuela.” Estimada Dra. Carmen Teresa Díaz, Muchas gracias por su importante consulta vertida en el foro de Coriza Infecciosa. Como esta pregunta se refiere a Cólera Aviar y no a Coriza Infecciosa le respondo en el correspondiente foro de Cólera Aviar. Antes de responder la misma considero necesario revisar algunos conceptos generales de inmunidad y vacunas vivas y muertas de Cólera Aviar. La inmunidad efectiva que se desarrolla en las aves contra Pasteurella multocida es principalmente mediada por anticuerpos y sólo es efectiva cuando estos anticuerpos están dirigidos hacia una determinada cepa que es la que produce el brote en ese momento. Estos anticuerpos homólogos ofrecen protección completa contra el desafío. Se ha demostrado que los anticuerpos dirigidos contra la célula entera bacteriana inactivada y los anticuerpos monoclonales específicamente dirigidos contra los lipopolisacáridos (LPS), ambos homólogos a la cepa de desafío, pueden proteger completamente a aves susceptibles desafiadas con la misma cepa con la que se produjeron esos anticuerpos. Además algunas proteínas que sólo se expresan in vivo también están relacionadas con la protección cruzada entre diferentes cepas. Ahora se sabe que la protección humoral de las bacterinas está estrictamente limitada contra cepas homólogas y está estrechamente relacionada con la estructura de los LPS. Las cepas que pertenecen a un mismo serotipo o genotipo de LPS son capaces de producir un rango de diferentes aunque relacionadas estructuras de LPSs. Por lo tanto, esta variación es ilimitada. Por ello suele ocurrir que una bacterina elaborada con el mismo serotipo actuante en un brote no ofrezca protección completa o inclusive no brinde ninguna protección. Adicionalmente a los anticuerpos, también se ha demostrado que la inmunidad mediada por células está involucrada en la protección. De hecho, si se inoculan cultivos celulares de bazo de pollos vacunados con una bacterina, estas células brindan protección a pollos susceptibles desafiados con la cepa homóloga a la bacterina que inmunizó a las aves de dónde se extrajeron estas células. En este artículo recomendamos el uso de bacterinas autógenas debido a la gran variación de antígenos de las cepas de campo y al hecho de que la protección brindada por bacterinas elaboradas contra cepas homólogas causantes de un determinado brote de enfermedad es completa. Una ventaja de las vacunas inactivadas (bacterinas) es su seguridad y eficacia. Una desventaja es su acción restringida a cepas homólogas. Una ventaja de las vacunas vivas atenuadas es que proveen protección contra cepas homólogas y heterólogas. La desventaja de las vacunas vivas es la retención de cierto grado virulencia de varias de las cepas que se han usado hasta la fecha. Las vacunas vivas originales de la Universidad de Clemson (CU), muy utilizadas en pavos, han causado problemas en pollos. Por ello para pollos, con algunas limitaciones de uso, se utilizan cepas derivadas de la cepa CU original. Recientemente se ha desarrollado en Australia una vacuna basada en una cepa mucho más segura aunque aún su empleo no es amplio. En EEUU la cepa de Universidad de Clemson (CU) se ha usado durante varios años en pavos. Esta cepa no ha sido atenuada ex profeso sino que es una cepa naturalmente atenuada. Esta cepa conserva cierta virulencia y se ha usado en pavos. Debido a su peligrosidad para los pollos se han obtenido algunas cepas derivadas de la cepa CU que tienen menor virulencia. Entre ellas se comercializa la cepa PM1 de INTERVET cuyo producto se denomina CHOLERVAC-PM1, que es una cepa viva atenuada de Pasteurella multocida que sólo está indicada para ser administrada por punción alar a las recrías pollas desde las 10 semanas de vida en adelante. Esta cepa produce reacciones vacunales menores que la cepa CU original y nunca se deben vacunar gallinas en postura; sólo se recomienda en las recrías. En Australia han desarrollado una nueva cepa aromática (AroA) atenuada de Pasteurella multocida denominada Vaxsafe PM vaccine (living) que es muy segura pues no puede persistir ni multiplicarse en el ave pues in vivo carece de nutrientes que sólo se proporcionan en medios de cultivo especiales. Esta vacuna está indicada para ser administrada por vía intramuscular a pollas recría desde las 8 hasta las 14 semanas de edad. Se recomienda una revacunación 4 semanas después de la primera dosis. Como concepto general es bien cierto que, como Usted dice, primero se debe vacunar con vacunas vivas y luego con las inactivadas. Si existe posibilidad de aislar la o las cepas actuantes el problema puede resolverse de la manera más segura y estas vacunas inactivadas pueden ser administradas inclusive durante la producción, si ello fuera imprescindible. Si no existe la enfermedad en la granja es mejor usar vacunas comerciales inactivadas para no introducir una cepa vacunal que conserve cierta virulencia. Es evidente que si la enfermedad existe, si no se dispone de la cepa actuante en el brote de la granja y el desafío es muy intenso, la combinación de vacunas vivas basadas en cepa derivada de CU y muertas de los serotipos clásicos pude ser una alternativa. Pero si aún la promisoria cepa australiana no está disponible, considero que lo mejor será siempre aislar cepas locales y elaborar una vacuna autógena. Por esto es publicamos la mayor cantidad de detalles posibles para lograr el aislamiento. De todas maneras debe recordarse que si bioseguridad e higiene de la granja es deficiente no habrá vacuna que controle totalmente el problema, sólo lo atemperará. Saludos cordiales, Dr. Horacio Raúl Terzolo
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Horacio Raúl Terzolo
2 de mayo de 2016
Estimado Adalberto Rodríguez, Muchas gracias por manifestarnos su opinión favorable sobre este artículo. Saludos cordiales, Dr Horacio Raúl Terzolo
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Horacio Raúl Terzolo
1 de mayo de 2016

Estimado Ing. Agron. Carlos Enrique Ortiz Uribe:

Me he dado cuenta que para el tratamiento de cómo clorar el agua de bebida hay un artículo publicado en ERGOMIX que es muy práctico:

Cloración efectiva del agua de bebida, Publicado el: 16/02/2007. Autor: Julio C. Ojeda Hernández, Especializado en Administración de Emp. Agropecuarias. T.S.U. Zootecnista

Saludos cordiales,
Dr. Horacio Raúl Terzolo

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Horacio Raúl Terzolo
28 de abril de 2016
Estimado Oswaldo Seclèn Effio: Totalmente de acuerdo con los conceptos vertidos y muchas gracias por sus amables felicitaciones por nuestro trabajo en cual volcamos nuestra experiencia sobre los trabajos realizados en nuestro país. Es cierto que las enfermedades no vienen solas y el cólera aviar no es una excepción y la susceptibilidad de las aves y el curso de la enfermedad son muy variables. Al leer los comentarios de varios colegas uno advierte la urgente necesidad de que las empresas cuenten con asesoramiento de profesionales con conocimientos en bacteriología práctica y con capacidad para aislar y conservar adecuadamente los agentes etiológicos. Como se expresó más arriba en este mismo artículo que también fue publicado en idioma inglés en ERGOMIX y allí los comentarios y preguntas relacionadas con el diagnóstico bacteriológico fueron muchas más y entonces expusimos en la sección del foro varios seguimientos metodológicos prácticos que son económicos y sencillos de realizar. Muchas veces hemos viajado a las granjas con todo el equipo necesario para tomar las muestras de las aves y cultivarlas. Se deben elegir cuidadosamente las aves enfermas o muertas, realizar una cuidadosa necropsia e inmediatamente sembrar e incubar los medios sembrados en una caja hermética dentro de las mismas incubadoras del establecimiento (si no se dispone de estufa o laboratorio). Al día siguiente purificar las colonias y transportarlas así al laboratorio para completar el trabajo fenotípico y congelar las cepas. Las cepas seleccionadas podrán ser enviadas para la elaboración de vacunas a otro laboratorio separado y especializado en la elaboración de vacunas. Ese sería el procedimiento práctico para obtener autovacunas con pasajes mínimos in vitro. Saludos cordiales, Dr. Horacio Raúl Terzolo
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Horacio Raúl Terzolo
27 de abril de 2016
Estimado Carlos Adolfo Cubillas Villegas: Muchas gracias por traer a discusión el tema del diagnóstico diferencial, pues tiene mucha razón como Usted dice el tema del diagnóstico cólera aviar puede ser escabroso cuando en el campo no se cuenta con la posibilidad de apoyo rápido de laboratorio. Es cierto que existen descripciones de lesiones similares al cólera. En la literatura se han descrito lesiones similares al cólera aviar (“fowl cholera-like”). Sin embargo, Gallibacterium anatis y Pasteurella multocida son muy diferentes en todo aspecto para el bacteriólogo tanto desde el punto de vista fenotípico (cultural y bioquímico) como molecular. Del mismo modo, las lesiones de aerosaculitis y peritonitis caseosa que encontramos nosotros bien podrían confundirse con las debidas a Escherichia coli y esta bacteria de la familia Enterobacteriaceae es bien distinta e inconfundible para el bacteriólogo. También vale la pena comentar un seguimiento detallado de cólera aviar en reproductores pesados que realizamos con colegas del INTA, hace ya varios años. Luego de aislar varias cepas de Pasteurella multocida y poder controlar el caso satisfactoriamente mediante las autovacunas, seguimos siendo requeridos porque parecía ser una presentación clínica similar al cólera pero con casos mucho más solapados. De esas aves aislamos en su momento a Pasteurella gallinarum, bacteria descrita por Hall en 1955, pero que ahora se conoce como Avibacterium gallinarum o sea una bacteria taxonómicamente más relacionada con el agente de la Coriza Infecciosa que con Pasteurella. De hecho, hay varios trabajos y nosotros así lo hemos encontrado, que luego de infección de Coriza Infecciosa por Avibacterium paragallinarum algunas aves padecen una infección por Avibacterium gallinarum causando lesiones purulentas y caseosas consolidadas en ls senos paranasales y muchas veces con pérdida de globos oculares. Inclusive esa bacteria también fue aislada por nosotros de lesiones de tendinitis en gallos. De todo esto hay varias publicaciones. Sobre el tema específico que Usted menciona en INTERNET hay un excelente trabajo en idioma español de los colegas peruanos de la Universidad de San Marcos: Aislamiento e identificación bioquímica de cepas de Pasteurella multocida y Gallibacterium anatis en aves de producción con signos respiratorios. Castillo, G. et al. Rev. Inv. Vet. Perú 1014, 25 (4): 516-522. http://revistasinvestigacion.unmsm.edu.pe/index.php/veterinaria/article/view/10812 Saludos cordiales, Dr. Horacio Raúl Terzolo
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Carlos Adolfo Cubillas Villegas
27 de abril de 2016
Jaime un abrazo en efecto sige siendo tema escabroso actualmente estoy azezorando en colombia y es el mismo tema solo que se debe de diferenciar entre multocida y gallibacterium Saludos
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Horacio Raúl Terzolo
27 de abril de 2016

Estimado Ing. Agron. Carlos Enrique Ortiz Uribe,

Gracias por participar en este foro. Es muy oportuno su comentario para traer a discusión el tema de los tratamientos del agua de potable o de bebida. Los conceptos a discutir se aplican a todas las enfermedades en general.

Es cierto que el agua contaminada con Pasteurella multocida juega un rol fundamental en la transmisión de esta enfermedad, junto con la cama y los alimentos además del contagio de ave con ave a través de la vía respiratoria o inclusive por esa vía por aspiración del polvillo de la cama. Inclusive las heridas pueden constituir otra puerta de entrada del patógeno. De modo que con sólo medicar el agua de bebida no se puede detener el contagio cuando hay aves portadoras o enfermas en un lote de reproductoras pesadas que generalmente conviven hacinadas dentro galpones, muchas veces mal ventilados.

También es cierto que se publicitan productos en base a dióxido de cloro para la industria avícola y para medicina humana como efectivos contra todo tipo de bacterias, virus y hongos. En esos tratamientos se recomienda tanto para el agua de bebida como para fumigar sobre las aves.

Para analizar los distintos productos desinfectantes disponibles y su forma de suministrarlos por el agua puede leer en INTERNET el excelente artículo publicado por ALBEÍTAR por la Dra. Cristina García de la Fuente y la Vet. Natalia Domínguez titulado “Potabilización y mediación vía agua”:

Estas autoras dicen que: “El dióxido de cloro es un biocida oxidante en estado gaseoso que se reduce a ion clorito (alrededor del 50%) cuando entra en contacto con el agua. El dióxido de cloro se puede mantener almacenado en solución acuosa en concentraciones no mayores al 1%, en este formato es estable un mes y no ofrece peligro en su manipulación, pero su eficacia es decreciente, o bien generarlo in situ mediante la mezcla de ácido clorhídrico y clorito sódico, para lo que es preciso equipos especiales para mantener así todas sus propiedades oxidantes sin peligro para el manipulador ni para las instalaciones.”

Además los lectores saber que este producto ha sido demostrado como tóxico para seres humanos que lo han ingerido como tratamiento oral contra las más diversas enfermedades porque puede causar insuficiencia renal aguda y los usuarios han padecido síntomas gastroentéricos compatibles con lesiones corrosivas. La EPA (Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos) ha establecido un nivel máximo de 0,8 mg/L de dióxido de cloro en el agua potable. Más información en Wikipedia:

https://es.wikipedia.org/wiki/Suplemento_mineral_milagroso

Finalmente quiero señalar que junto con el Dr. Huberman, autor de este artículo, hemos realizado un estudio científico sobre la tifosis aviaria (causada por Salmonella gallinarum) y demostramos el cuidado que hay que tener con la dosis de aplicación de un desinfectante (totalmente atóxico) en el agua. Si la dosis es demasiado alta las aves que se medican con el agua tratada con el desinfectante enferman y mueren en mayor número que las aves sin tratar. Por otro lado, si se aplica la dosis correcta las aves tratadas enferman y mueren menos que las no tratadas. Posiblemente si la dosis de un desinfectante en el agua de bebida es demasiado alta y se elimina totalmente la flora normal producimos el efecto contrario al buscado. La publicación es:

Fowl Typhoid: Assessment of a disinfectant oral dose to reduce horizontal spread and mortality. HUBERMAN, Y.D.; TERZOLO H.R. Avian Diseases 52: 320-323, 2008 & Avian Diseases Digest 3 (2):e19, 2008. PDF del trabajo resumido en inglés:

http://www.aaapjournals.info/doi/pdf/10.1637/8309-810508-DIGEST.1

Ese mismo trabajo ha sido publicado en español en forma clara y sintética para difusión en:
Evaluación de la protección conferida por un desinfectante contra la Tifosis Aviar. HUBERMAN, Y.D.; TERZOLO, HR. Negocios de Avicultura Año 5, N° 24, pp.58- 62, 2009.

Saludos cordiales,
Dr. Horacio Raúl Terzolo

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Horacio Raúl Terzolo
26 de abril de 2016

Estimado Dr. Fernando Sanabria,

Muchas gracias por su opinión favorable de nuestro artículo.

Sinceramente no tenemos experiencias personales con esta vacuna, salvo nuestra intervención en un brote de Cólera Aviar en reproductores pesados que habían sido vacunados con la vacuna viva de la Universidad de Clemson. Pero esto no significa nada pues los propietarios no nos aportaron datos detallados. El aislamiento de cepas de esa granja y la aplicación de una autovacuna pudo en parte mejorar el cuadro clínico que era muy grave.

En mi opinión lo que Usted propone es lógico siempre y cuando la segunda vacunación con la cepa viva de la Universidad de Clemson se efectúe por vía subcutánea y si necesita, las siguientes en el agua de bebida. En esta enfermedad los anticuerpos humorales son protectores.

Todo depende de la situación clínica presente y los antecedentes previos, bioseguridad y manejo de las aves reproductoras. Si no hubo antecedentes de cólera aviar a mí entender no se justificaría aplicar una vacuna viva que a la larga es introducir una cepa viva de cólera aviar que antes no estaba en la granja. Siempre lo ideal es tener cepas recientes de los brotes e inmunizar con las células bacterianas y los toxoides de las bacterinas autógenas.

Le recomiendo leer la revisión general donde podrá analizar distintas alternativas y la diversidad de cepas en las diferentes especies animales.

Development of immunization trials against Pasteurella multocida. Ahmad, Tarek A. et al. Vaccine 32 (2014) 909-917.

Saludos cordiales,
Dr. Horacio Raúl Terzolo

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Fernando Sanabria
Universidad Cooperativa de Colombia
25 de abril de 2016
Estimados doctores los felicito por el articulo muy importante y muy bien documentado. Quisiera saber su opinión sobre las vacunaciones aplicada a las aves no con dos bacterinas sino aplicar primero una bacterina y posteriormente la cepa viva Clepsom, según he leído esta combinación nos da una mayor protección en las aves. Un cordial saludo desde Bucaramanga, Colombia.
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