Chile - Trazabilidad: el nuevo desafío que enfrenta el sector exportador

La imagen de Chile en el exterior es clara: su apertura al mundo y fortaleza exportadora. Sin embargo, esta fortaleza trae ahora un nuevo desafío: adaptarse a las nuevas regulaciones de seguridad alimentaria que comenzarán a regir en enero de 2005 en la Comunidad Europea y que exige a las empresas contar con un sistema de trazabilidad en el que se incluyan a todos los agentes productivos de la cadena. También conocida como “rastreabilidad”, este sistema tiene la particularidad de seguir la ruta de un producto, sus componentes, ingredientes e información asociada desde el origen hasta el punto de destino final o viceversa, a través de toda la cadena de abastecimiento. En este proceso existen dos partes, una es la de tracking, que es seguir el camino recorrido desde el punto de origen al punto de consumo final. La otra es la de tracing, que se usa para identificar el origen de un producto o grupo de ellos, a través de registros desde el punto de consumo hacia atrás en la cadena. El sistema está siendo impulsado en países que están desarrollando políticas alimentarias más seguras, con el sólo objetivo de poder indentificar focos críticos en el caso de presentarse alguna emergencia sanitaria y retirar los productos contaminados en forma rápida y eficaz, sin perjudicar al total de la producción. Ello puede traer amplios beneficios a toda la cadena productiva y también al último peldaño que es la distribución, generalmente supermercados, pues por ejemplo en el caso de que un yogurt esté en mal estado no será necesario sacarlos todos, sino sólo los que van en la misma partida de producción. El desafío está planteado y no hay nadie en Chile que lo esté evadiendo, pues se reconocen las oportunidades que se abren con la trazabilidad a los productos nacionales, pues facilita el acceso a mercados tan exigentes como el europeo, estadounidense, japonés, entre otros, logrando estándares superiores a los de los países vecinos de la región. Existe confianza en la calidad fitosanitaria del país y estándares de trazabilidad que ya tienen industrias como la fruta, que fue capaz en 1989 de elaborar en poco tiempo todos los antecedentes del producto en el caso del envenenamiento de la uva en Estados Unidos en 1989. La industria de pollos y cerdos, en tanto, han implementado el sistema de trazabilidad por lotes para ingresar a mercados tan exigentes como el asiático. En tanto el salmón hace poco más de un año y medio trabaja en sistemas que permitan implementar un moderno sistema. La tarea que resta es la carne bovina, aunque ya se está trabajando en un sistema entre productores y el ministerio de Agricultura. Se prevé que esté listo en el segundo semestre, el cual pretende codificar a cada animal a través de un anillo en la oreja. Este año se tendrán cerca de 100.000 cabezas para en los próximos cinco alcanzar los 2 millones con un costo de $ 4.000 millones financiado por público y privados.