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Biotecnología en soja para Argentina

Visión prospectiva de la biotecnología en soja para Argentina en el contexto global

Publicado: 20 de octubre de 2009
Por: Julio Ferrarotti, Consultor Independiente. Rosario, Argentina.
Durante el 2008, en Argentina se cosecharon 16.380.038  hectáreas con una producción de 46.232.87 toneladas y un rendimiento promedio de 2,822 kgxha -1. Además, se obtuvieron U$S 16.565.768.494 por las exportaciones del complejo soja. Las tecnologías de producción, manejo de cosecha y post cosecha han avanzado a un ritmo acelerado en los últimos 15 años, así como la mejora genética y la agrobiotecnología. En 1996 fueron registradas las primeras variedades de soja transgénica en Argentina. La tasa de crecimiento del área cultivada con soja avanzó desde un 3,3 % anual antes de 1996 al 10 % en los años posteriores, con un beneficio total acumulado de 19.737, 06 millones de dólares hasta el 2006 atribuible a la agrobiotecnología.

En 2007, 43 ensayos de campo con eventos transgénicos relacionados con la resistencia a herbicidas, calidad de aceites, altos rendimientos, resistencia a insectos y tolerancia a la sequía fueron aprobados para la siembra. La aprobacón definitiva de nuevos eventos no indica un lanzamiento comercial posterior por motivos de seguridad legal y los innovadoress luchan por una ley de patentes que otorgue respaldo jurídico al desarrollo de variedades y eventos transgénicos. En el contexto mundial, la genómica y bionformática,entre otras disciplinas vinculadas a las modificaciones genéticas, están considerando a la soja como una fuente de alimentos de calidad y cantidad entre otras apñicaciones de interés económico. También se realizan esfuerzos sobre cultivares que admitan contingencias meteorológicas negativas emergentetes del  cambio climático.

En un análisis prospectivo, la forma en que Argentina acompañará la evolución global dependerá de lo que se resuelva en lo relacionaado a una eficaz protección jurídica de las innovaciones.
Palabras clave:  Soja, agrobiotecnología, ley, protección, las innovaciones 
EVOLUCIÓN  DE LA SOJA EN ARGENTINA 
La superficie cultivada con soja ha crecido de manera consistente durante los últimos 40 años habiéndose alcanzado 16.590.025 hectáreas en la campaña agrícola 2007/08.  Algunas estimaciones no oficiales indican que en la siembra 2008/09 fueron superadas las 17 millones de hectáreas (Gráfico 1). 
Gráfico 1. Evolución de área sembrada con soja en Argentina (en hectáreas).
Visión prospectiva de la biotecnología en soja para Argentina en el contexto global - Image 1 
Fuente: Elaboración propia con datos de SAGPyA. 
Dicho aumento constante de superficie fue acompañado por un crecimiento permanente de la producción nacional, pasando de 1.309.444 toneladas en el promedio de la década del '70 a 6.632.000 en los '80, 13.939.136  durante los '90 para llegar a  36.977.267 toneladas en el promedio de lo que va del siglo XXI. En la campaña 2007/08, última de la que se cuenta con registros oficiales, 46.232.87 de toneladas fueron cosechadas en Argentina (Gráfico 2). 
Si bien se prevé una disminución de la producción nacional para la cosecha 2008/09 debido a la ocurrencia de una intensa sequía que azotó a vastas zonas del país, la tendencia creciente se mantiene hacia el futuro. 
La relación superficie sembrada/cosechada varió del 94,5% en el promedio de los '70 al 96,4% para los '80, 97,6% durante los '90 para llegar al 98,25% en el promedio de lo que va de este siglo. De ese modo, de las 16.590.025 hectáreas sembradas en la campaña agrícola 2007/08,  16.380.038 fueron cosechadas significando una relación del  98,73%. La evolución de estos guarismos es indicativa de la creciente tecnificación de la agricultura en general, y de la soja en particular, donde le mejoramiento genético y la biotecnología han jugado un rol preponderante. 
El rendimiento promedio nacional de soja en Argentina también ha mostrado un consistente aumento a través del tiempo (Gráfico 3). Mientras que la década del '70 promedió 1.595 kgxha-1, los rendimientos ascendieron a 1.972 durante los '80, 2.156 en los '90 para llegar a los 2.632 kgxha-1 en el promedio de lo que va del presente siglo. En la campaña 2007/08 el rendimiento medio nacional se ubicó en 2.786 kgxha-1.
Gráfico 2. Evolución de la producción nacional de soja en Argentina (en toneladas).
Visión prospectiva de la biotecnología en soja para Argentina en el contexto global - Image 2
Fuente: Elaboración propia con datos de SAGPyA.
Gráfico 3. Evolución de los rendimientos nacionales de la soja en Argentina (en kgxha-1).
Visión prospectiva de la biotecnología en soja para Argentina en el contexto global - Image 3
Fuente: Elaboración propia con datos de SAGPyA.
Siendo Argentina un país escencialmente exportador de soja y sus subproductos, el volumen de divisas ingresado al país en concepto de exportaciones del complejo soja  ha tenido también una tendencia positiva a través del tiempo. En 2008 ingresaron U$S 16.565.768.494 por ventas al exterior de poroto, aceite y harina de soja. Ello representa un 13% de incrmento en relación a los U$S 14.571.62.575 ingresados en 2007.
 
CONTRIBUCIÓN DEL MEJORAMIENTO GENÉTICO 
El mejoramiento genético de soja en Argentina ha jugado un papel trascendente en el aumento de los rendimientos nacionales, la producción total del país y el aumento de área sembrada. 
Según un trabajo coordinado por Diego Santos (INTA Paraná-Argentina), entre los años 1982 y 2000 la genética aportó 14,3 kgxha-1.año-1 al incremento del rinde en la Argentina. 
Una conclusión contundente sobre la interpretación de los datos obtenidos confirma el grado de avance de dicha actividad en el país: "Considerando el crecimiento de los rendimientos de Argentina en el lapso evaluado (23 kg ha-1 año-1) la ganancia encontrada representa un 62%. Este aporte por parte del mejoramiento a la productividad de la soja en Argentina es mayor que el promedio histórico citado por Evans (1993, 50%). Se confirma, además, que los rendimientos de Argentina no están limitados por el potencial de rendimiento de sus variedades, sino por factores relacionados con el ambiente y el manejo agronómico del cultivo" (Gráfico 4). 
Tal guarismo coloca a los trabajos vinculados con la genética del cultivo como principal factor responsable del extraordinario éxito de la soja en Argentina.
Gráfico 4. Rendimientos promedio nacionales de soja en Argentina (Rend Nac Prom), período 1984-02. La línea llena representa la función: Rend = - 43 702 kg ha-1 + 23 kg ha-1 año-1 x Año (R2 = 0.21 P = 0.05). La flecha vertical indica un aparente salto de rendimiento entre dos mesetas (líneas punteadas). Fuente: FAOSTAT, 2006
Visión prospectiva de la biotecnología en soja para Argentina en el contexto global - Image 4
Fuente: Santos, Diego y colaboradores (2006) 
Cuando el período de análisis se amplía hasta la campaña 2007/08, el incremento de rendimientos asciende a 31 kgxha-1xaño-1. Considerando constante la tendencia del 62% de participación, la genética estaría contribuyendo con 19,22 kgxha-1xaño-1. En ese sentido, el mejoramiento local ha tenido una gran influencia. Si bien durante los '80 se difundieron variedades extranjeras de grupo IV, ya en los '90 las variedades generadas por los investigadores argentinos han adquirido predominancia creciente sobre las introducciones.  (Gráfico 5).           
 Gráfico 5. Cantidad de variedades registradas en Argentina a través del tiempo.
Visión prospectiva de la biotecnología en soja para Argentina en el contexto global - Image 5
Referencias: Arg: variedades de creación local. Introd: variedades extranjeras
Fuente: Preciado Patiño, Javier, 2009. 
 
CONTRIBUCIÓN DE LA AGROBIOTECNOLOGÍA 
El primer cultivo genéticamente modificado incorporado a la agricultura argentina fue la soja tolerante al herbicida glifosato, aprobada en 1996. 
De ahí en adelante se desarrolló un rápido proceso de difusión de este tipo de tecnologías que, en la última campaña agrícola llegaron a representar el 99% del área cultivada con soja, el 94% del área con algodón y 83% para el caso del maíz (Gráfico 6).
Gráfico 6. Argentina: Evolución de la Superficie Cultivada con OGMs.
Visión prospectiva de la biotecnología en soja para Argentina en el contexto global - Image 6
Fuente: Argenbio, 2009
A partir de ese momento, Argentina se ha transformado en el segundo productor mundial de este tipo de cultivos, con más de 19 millones de hectáreas sembradas con organismos genéticamente modificados (Gráfico 7).
Gráfico 7. Área global cultivada con OGMs por país (sobre 125 millones de hectáreas) 
Visión prospectiva de la biotecnología en soja para Argentina en el contexto global - Image 7
Otros: Uruguay, Bolivia, Filipinas, Australia, México, España, Chile, Colombia, Honduras, Burkina Faso, República Checa, Rumania, Portugal, Alemania, Polonia, Eslovaquia, Egipto.
Fuente: ISAAA, 2008
Este proceso de incorporación de nuevas tecnologías ha tenido un profundo impacto de transformación en la agricultura argentina y en toda la economía del país. Sin dudas, la soja resultó ser una punta de flecha para la introducción de grandes cambios. 
Los beneficios totales generados por la soja tolerante a herbicida, acumulados para la década 1996-2005, alcanzan a los 19,7 mil millones de dólares, distribuidos de la siguiente manera: 77,45% para los productores, 3,90% para los proveedores de semilla, 5,25% para los proveedores de herbicida y 13,39% para el Estado Nacional (Gráfico 8) según las estimaciones de Eduardo Trigo y Eugenio Cap (2006)1 .
 
Gráfico 8: Distribución de los beneficios acumulados generados por la soja GM durante el período 1996-2005.
Visión prospectiva de la biotecnología en soja para Argentina en el contexto global - Image 8
 Fuente: Trigo, Eduardo y Cap, Eugenio, 2006
Los mismos autores analizaron el impacto de los primeros 10 años de cultivo de soja tolerante a herbicidas sobre la generación de mano de obra estimando que pudo haber contribuido a la generación de casi 1 millón de empleos a nivel de toda la economía, lo que significa un 36% del total del incremento registrado para el período en cuestión. 
Si se compara la evolución en área sembrada con soja modificada en Argentina con lo que hubiese ocurrido en ausencia de ella se puede estimar una ganancia de 7 millones de hectáreas debida a la biotecnología para la campaña agrícola 206/06, cuando los cultivos transgénicos llevaban 10 años de siembra en el país (Gráfico 9). 
Gráfico 9: Área sembrada real vs. área sembrada sin liberación de soja GM, simulada por SIGMA.
Visión prospectiva de la biotecnología en soja para Argentina en el contexto global - Image 9
Fuente: Trigo, Eduardo y Cap, Eugenio (2006). 
PROTECCIÓN DE CULTIVARES 
En materia de protección de cultivares, Argentina es un país adherido a las Actas de UPOV '78. La Ley 20.247 establece la normativa legal para la protección de los derechos de los obtentores. Es una Ley integral que trata diversos aspectos relacionados con las semillas y no una Ley específica de propiedad intelectual. Una dificultad derivada de la aplicación de la Ley surge a partir del derecho de los agricultores a utilizar su propia semilla, consagrado en el artículo 27. Por un lado ha existido un abuso en la interpretación del "uso propio", originalmente pensado en beneficio de pequeños agricultores. Grandes productores se han amparado en él y decidido no comprar las semillas, utilizando las de producción propia. En segundo orden, la autorización de uso propio ha sido una figura aprovechada por personas inescrupulosas que montaron un mercado ilegal de semillas denominado vulgarmente "bolsa blanca". En virtud de ello, existe una gran proporción de evasión del pago de las regalías correspondientes a los obtentores que poseen títulos de propiedad de sus variedades.  Actualmente, del total sembrado el 28% corresponde a semilla certificada y el 11% a semilla legal de uso propio. Por esta semilla el productor adhiere un contrato con los obtentores y paga un fee denominado regalía extendida. La sumatoria de las dos clases anteriores arroja el 39% del total de la semilla. Esa es la porción que aporta recursos al sistema de investigación. Existe un 16% de semilla de uso propio de variedades no adheridas a las regalías extendidas, siendo el 45% restante correspondiente al mercado ilegal. Es decir, en Argentina el 61% del total sembrado con semilla de soja no aporta recursos económicos a la generación de nuevas variedades. No obstante, las empresas han realizado un gran esfuerzo por continuar con sus programas. 
Un caso particular también ocurre con los cultivares híbridos, que no encuentran en esta Ley un modo de protección a partir de los derechos del obtentor ya que en su letra no están contemplados. De ese modo, cuando estas innovaciones son portadoras de algún evento transgénico, el nuevo invento queda desprotegido junto con el cultivar. 
El organismo de aplicación de la Ley es el Instituto Nacional de Semillas (INASE), creado en 1991. En uso de sus atribuciones el INASE tuvo una participación protagónica en la adhesión de Argentina a UPOV 78 mediante la Ley 24.376 de 1994.
Producto de una Reforma del Estado, en el 2001 el INASE fue disuelto quitándosele su carácter de descentralizado y autárquico. El sistema de registro de creaciones fitogéneticas y comercio de semillas entró en un cono de sombras como producto de tal determinación. Más tarde, por la Ley 25.845, promulgada en el 2004 se logra la restitución del INASE como órgano descentralizado, con autarquía económica y financiera, con las misiones y funciones normadas por la Ley 20.247 y el Decreto 2817/91 de creación del Instituto. De todos modos, su directorio aún no se ha constituido y las empresas están brindando un fuerte apoyo para su pronta conformación y para que las funciones del mismo sean definitivamente restablecidas. 
Desde hace muchos años los obtentores bregan por nuevos instrumentos jurídicos y la incorporación de algunos elementos del Acta de UPOV 1991 para  modernizar el actual marco de protección de las obtenciones vegetales.
 
LAS PATENTES EN ARGENTINA 
El Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INPI) fue creado como organismo autárquico y decentralizado dentro de la Secretaría de Industria del Ministerio de Economía y Producción de la Nación en  1996. Tiene funciones de aplicación de las Leyes 24.481 (Patentes y Modelos de Utilidad), 22.362 (Marcas), 22.426 (Transferencia de Tecnología) y del Decreto Ley 6673/63 (Modelos y Diseños Industriales), que conforman el andamiaje jurídico argentino al servicio de los inventores que solicitan protección legal para sus innovaciones. 
Si bien la Ley de Patentes argentina  no contiene disposiciones expresamente referidas a plantas, el artículo 6.g establece que no es materia patentable "toda clase de materia visa y sustancias preexistentes en la naturaleza". Ésto ha sido objeto de diferentes interpretaciones, habiendo especialistas que acuerdan en que los eventos transgénicos se consideran inventos no preexistentes en la naturaleza, con lo cual serían materia patentable. 
Sin intención de discutir la razonabilidad de los argumentos expuestos por ambos lados de la biblioteca jurídica, es preciso indicar que el artículo 20 supone la patentabilidad de microorganismos, con lo cual la normativa ingresa a un ambiente de ambigüedad difícil de ser interpretado. El artículo 7.b excluye de patentabilidad a "todo material biológico y genético existente en la naturaleza o su su réplica en los procesos biológicos implícitos en la reproducción animal, vegetal y humana, incluidos los procesos genéticos relativos al material capaz de conducir su propia duplicación en condiciones normales y libres tal como ocurre en la naturaleza" . Nuevamente,  la interpretación es ambigua, lo que ha dado lugar a numerosas discusiones.   
Las medidas cautelares en materia de patentes están reguladas por el artículo 83, Ley 24.481 y el artículo 50 del Acuerdo ADPIC, que entró en la Argentina en 1995  y fue aprobado por la Ley 24.425. Es un tratado internacional emergente de la Ronda Uruguay en cuyo artículo 27.3.b establece que "los miembros otorgarán protección a todas las obtenciones vegetales mediante patentes, mediante un sistema eficaz sui generis o mediante una combinación de aquellas y éste". Como tratado internacional posee supremacía legal frente a las leyes internas, las cuales deben inscribirse dentro de lo permitido por el acuerdo, so pena de ser declarada su  inconstitucionalidad. 
Ciertos inventos vinculados a innovaciones en plantas transgénicas y células de plantas transgénicas quedan desprotegidos ante la aplicación por el INPI de normas que impiden cumplir con esa exigencia internacional, tales como el Decreto Reglamentario a la Ley de Patentes  260/96 y las Directrices de Patentamiento del INPI.

Como consecuencia de todo esto, los obtentores de cultivares híbridos no consiguen protección a sus innovaciones mediante la Ley de Semillas que no los contempla,  ni mediante la Ley de Patentes, que hace caso omiso a una obligación impuesta por un tratado internacional. Cuando los híbridos portan nuevos inventos (eventos transgénicos), los mismos quedan desprotegidos junto con el cultivar. Por la misma razón, los obtentores de variedades de soja e inventores de sus eventos transgénicos quedan excluidos de una forma de protección a través de patentes. 
MARCO REGULATORIO ARGENTINO 
Argentina instituyó un marco regulatorio para los OGMs en 1991. Por entonces, diversas empresas privadas y organismos públicos comenzaban con sus desarrollos en este campo. La necesidad de regular estas actividades llevó a la creación de la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (CONABIA), como instancia de evaluación y consulta, constituyéndose en asesora del Secretario de Agricultura, quien es la autoridad de aplicación de dicha regulación. Poco después la CONABIA desarrolló la primer normativa para la introducción experimental y liberación al ambiente de OGMs. 
La CONABIA está constituida por representantes de los sectores público y privado involucrados en la agrobiotecnología. Es un equipo interdisciplinario e interinstitucional cuya coordinación técnica funciona en el ámbito de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos. 
La normativa argentina está basada en las características y riesgos identificados del producto biotecnológico y no en el proceso mediante el cual fue originado. Es aplicada a los OGMs, pero relación a los procesos, solo son tenidos en cuenta los aspectos vinculados con el riesgo ambiental, la producción agropecuaria y la salud pública. Estas normas definen las condiciones que deben reunirse para permitir la liberación al medio de dichos materiales , las cuales son aplicadas por la CONABIA al evaluar cada solicitud presentada.
 
El circuito para la autorización de la comercialización de OGMs consta de  tres etapas:

1· Evaluación de los riesgos para los agroecosistemas, derivados del cultivo en escala comercial del material genéticamente modificado en consideración. Está a cargo de la CONABIA. Lleva como mínimo 2 años. 
2· Evaluación del material para uso alimentario, humano y animal. Está a cargo del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA). Lleva por lo menos 1 año. 
3· Dictamen sobre la conveniencia de la comercialización del material genéticamente modificado por su impacto en los mercados. Está a cargo de la Dirección Nacional de Mercados. Evita potenciales impactos negativos en las exportaciones argentinas.
 
Hasta el presente, solo el evento 40-3-2 de tolerancia a glifosato en soja ha sido aprobado para el cultivo en Argentina. La solicitud fue presentada por Monsanto y la aprobación data del año 1996.
 
EL FUTURO DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS 
En 2007 fueron aprobadas las liberaciones al medio de 6 sojas portando eventos transgénicos relacionados con la calidad nutricional, uno vinculado con calidad más tolerancia combinada a 2 herbicidas, 6 codificando para calidad más tolerancia a un herbicida, 6 que portan tolerancia combinada a 2 herbicidas, 14 a 1 herbicida, 2 con tolerancia a insectos, 5 con tolerancia combinada a insectos y un herbicida, 2 vinculados con alta productividad y 1 con la tolerancia a sequía. Las solicitudes fueron presentadas por 5 empresas, una institución y un particular.
Estas 43 autorizaciones de liberación al medio contienen a lo que supuestamente serían las próximas sojas transgénicas a ser sembradas en Argentina. Por otro lado, diferentes compañías e instituciones han mostrado desarrollos vinculados con lo que serán las segunda y tercera generación de transgénicos.
Las dificultades enunciadas relacionadas con captura de valor  y protección de las innovaciones han desanimado a los obtentores e innovadores a comercializar sus inventos en Argentina. En este momento los mismos se encuentran apoyando fuertemente determinadas modificaciones a la Ley de Semillas, como la introducción de elementos de UPOV 91 y el cumplimiento de obligaciones emergentes de tratados internacionales, como ADPIC.
La segunda y tercera generación de transgénicos se encuentran vinculadas a significativos aumentos de la calidad de vida de la población.  Es muy posible que, de no arribarse a las soluciones esperadas, ni éstos ni aún cualquiera de las 43 autorizaciones mencionadas lleguen a la población argentina en forma de nuevos productos o servicios que contribuyan a la elevación de su estándar de vida. En un contexto global que apuesta a las innovaciones en agrobiotecnología, el futuro argentino aún permanece incierto.
Bibliografía
Argenbio, 2009. http://www.argenbio.org.ar
CIARA, 2009. http://www.ciara.org.ar
Preciado Patiño J, 2009. Unpublished Conference. Personal communication.
Rapela M et al , 2006. Innovación y Propiedad Intelectual en Mejoramiento Vegetal y Biotecnología Agrícola. Editorial Heliasta.
SAGPyA, 2009.  http://www.sagpya.mecon.gov.ar
Santos D et al, 2006. Ganancia Genética en Soja en Argentina entre 1980 y 2000. Mercosoja 2006, 196-200.
Trigo E et al, 2006. Ten Years of Genetically Modified Crops in Argentine Agriculture. Argenbio.

1 Trigo E., Cap E., 2006.  Ten Years of GM Crops in Argentine Agriculture. Argenbio
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Autores:
Julio Ferrarotti
Julio Ferrarotti AgroSciences Consultant
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