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Rotación de cultivos en siembra directa

Nutrición de la rotación de cultivos en SD

Publicado: 22 de junio de 2007
Por: Ing. Agr. (M. Sc.) Agustín Bianchini. AAPRESID
La sustentabilidad, en el contexto de la producción agrícola-ganadera, implica preservar y/o mejorar la capacidad productiva del sistema desde el punto de vista agronómico, económico y ambiental; manteniendo la calidad de los recursos renovables y no renovables incluidos en el sistema productivo (suelo, agua, aire, biodiversidad).

Entre estos recursos, se destaca el suelo; el cual podrá comportarse como recurso renovable o no renovable en función al manejo que se realice. En este contexto, el balance neto de nutrientes - diferencia entre aportes y extracciones al suelo – resulta un aspecto relevante a considerar.

Un buen método para evaluar la fertilidad química del suelo – y analizar si el manejo que recibe es compatible con su clasificación de recurso renovable - es el balance de nutrientes. Este se estima como la diferencia entre la cantidad de nutrientes que entran y que salen de un sistema definido en el espacio y en el tiempo (García, 2003). En general, estos balances se consideran para el volumen de suelo explorado por las raíces de los cultivos en períodos anuales. Esta definición permite estimar balances nutricionales de un lote - en una o más campañas agrícolas - a partir de los nutrientes que egresan del suelo en los granos y forrajes cosechados, en los productos animales y en los residuos de cultivos que son transferidos a otros lotes, y de los ingresos de nutrientes que están constituidos por los aportados por fertilizantes, abonos orgánicos (incluyendo residuos de cultivos no generados en el mismo lote) y, en el caso de nitrógeno (N), por la fijación de N2 del aire. El aporte de nutrientes de los residuos de cultivos realizados en el mismo lote, se considera un reciclaje de nutrientes dentro del mismo sistema suelo y por lo tanto no se incluye entre los ingresos.


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Figura 1. Extracción, aportes y balance de N, P, K, y S para los principales cultivos de Argentina (Período 1996 - 2001). Fuente: Adaptado de García (2003)


En nuestro país existen balances de nutrientes negativos para la Región Pampeana. Específicamente, en el período 1996-2001 se aplicó el 29%, 45%, 1% y 9% del N, P, K y S exportados por los cuatro principales cultivos - maíz, trigo, soja y girasol- (Fig. 1). Es importante tener en cuenta que este desbalance implica una remoción de nutrientes del suelo por un valor de U$S 1141 millones por año (García, 2003).

Debido a esta alta extracción de nutrientes y a la importante falta de reposición campaña tras campaña, los niveles de los P en el suelo (0-20 cm. de profundidad) tuvieron severas disminuciones. (Fig. 2).


Nutrición de la rotación de cultivos en SD - Image 2

Figura 2. Disponibilidad de P (Bray-1) en suelos de la Región Pampeana. Darwich 1980, 1993, y 1999.


En el año 1980 las zonas con disponibilidad adecuada de P abarcaban una importante zona que cubría las provincias de Córdoba, La Pampa y parte de Buenos Aires y Santa Fe. Luego de 20 años de continuos balances negativos de nutrientes, las zonas con adecuada disponibilidad habían reducido su tamaño en forma significativa. De continuarse con estrategias de fertilización que no repongan al menos los nutrientes exportados, esta tendencia se verá mantendrá, con la consiguiente descapitalización en nutrientes.


Cuantificación económica de la descapitalización en nutrientes

Una manera de cuantificar los efectos económicos del balance es a través del margen neto (Tabla 1). A continuación se presenta un ejemplo para una rotación tradicional de la Región Pampeana trigo/soja-maíz-soja, con rendimientos promedio de 3.200, 2.200, 8.000 y 3.400 kg/ha para cada cultivo respectivamente. Se considera que se aplican 120 kg/ha de urea en trigo y 140 kg/ha. en maíz. Además, se realiza una aplicación en ambos cultivos de 80 kg/ha. de fosfato diamónico (FDA). Para esta situación, el margen neto anual de la rotación es de U$S 157/ha. A través de la dosis de fertilizante (N y P) se estima una inversión anual de U$S 36/ha. Dicha inversión representa un importante desbalance que significa una descapitalización anual de U$S 55/ha. Esdecir, que el propietario de la tierra debería invertir ese monto para “mantener” el valor de su capital. Otra observación es que de un margen neto anual de U$S 155/ha, un tercio está hecho en base a descapitalización de nutrientes.


Tabla 1. Efectos económicos del balance de nutrientes. SEA Consultores.

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La fertilización balanceada y la calidad del suelo

La sustentabilidad, en el contexto de la producción agrícola-ganadera, implica preservar y/o mejorar la capacidad productiva del sistema desde el punto de vista agronómico, económico y ambiental y la calidad de los recursos renovables y no renovables incluidos en el sistema productivo (suelo, agua, aire, biodiversidad, otros). Entre estos recursos, se destaca el suelo como recurso finito no renovable. La calidad del suelo se ha definido en términos de sus propiedades químicas, físicas y biológicas. La materia orgánica (MO) se destaca como el más importante indicador de la calidad de suelo entre estas propiedades. La MO es la fracción orgánica del suelo excluyendo residuos vegetales y animales sin descomponer, y entre sus componentes se incluyen los residuos vegetales y animales en descomposición (10-20%), la biomasa microbiana (1-5%) y el humus (50-85%). La importancia de la MO radica en su relación con numerosas propiedades del suelo físicas (densidad, capacidad de retención de agua, agregación, color y temperatura), químicas (reserva de nutrientes como N, P, S y otros, pH, capacidad de intercambio catiónica, capacidad tampón, formación de quelatos) y biológicas (biomasa microbiana, actividad microbiana, fracciones lábiles de nutrientes).

El manejo de suelos afecta el contenido de MO según el número de años de agricultura, los cultivos, las labranzas, las rotaciones, el manejo del cultivo, la fertilización, y los períodos de barbecho. En general, la inclusión de gramíneas en la rotación mejora el balance de carbono (C) del suelo, tanto por la cantidad como por la calidad de los residuos y por permitir una mayor cobertura del suelo.

La MO es reserva de numerosos nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas. La MO contiene aproximadamente un 58% de C y presenta una relación C/N/P/S estimada en 140:10:1.3:1.3. A partir de esta información, se estima que cada 1% de MO en 20 cm de suelo con densidad de 1.1 ton/m3, contiene 22000 kg/ha de MO, 12000 - 13000 kg/ha de C, 1000 -1200 kg/ha de N, 90 -120 kg/ha de P, y 90 -120 kg/ha de S.

Es importante tener en cuenta que la MO es la que ha aportado la mayor proporción del N, P y S perdidos de los suelos agrícolas. Esto se ha visto reflejado en las marcadas disminuciones de MO en las distintas zonas de producción. Los menores contenidos de MO acarrean problemas no solamente en cuanto al balance de nutrientes, sino que también afectan la calidad del suelo en cuanto a propiedades físicas, químicas y biológicas, como se mencionó en párrafos anteriores.

Cuando la fertilización balanceada cubre las demandas de los cultivos, se genera una mayor acumulación de materia seca y por lo tanto de residuos, permitiendo incorporar una mayor cantidad de C al suelo que permitirá mantener y/o mejorar los niveles de MO. El manejo de fertilización balanceada deberá ser acompañado por una rotación de cultivos sustentable y ajustada a las condiciones de suelo y clima y por prácticas como la siembra directa que mantienen una mayor cantidad de C en el sistema.


Consideraciones finales

En el marco de las deficiencias generalizadas de N, P y S, deberíamos tener en cuenta los siguientes puntos al considerar el balance y manejo de nutrientes en rotaciones agrícolas:

En todos los casos, el análisis de suelo es el punto de partida para decidir el manejo nutricional de los cultivos de la rotación y evaluar los resultados del balance de nutrientes

Evaluar los balances de P de los lotes de producción y considerar la posibilidad de manejar el P para la rotación y no solamente para el cultivo inmediato

Un ejemplo generalizado de residualidad de nutrientes en una secuencia de cultivos lo constituye la fertilización PS del doble cultivo trigo-soja que puede decidirse teniendo en cuenta las necesidades de los dos cultivos al momento de fertilizar el trigo

La fertilización nitrogenada no presenta efectos residuales del tipo de los de P, pero debe enfatizarse el efecto indirecto que produce al permitir una mayor acumulación de biomasa y, por ende, de C que es incorporado al suelo en la fracción orgánica

El resto de los nutrientes (K, Mg, micronutrientes) deberán ser evaluados en cada caso según su disponibilidad en el suelo y las características de su dinámica en el sistema suelo-planta (movilidad)
Mejorar y mantener una adecuada fertilidad del suelo a través de una nutrición balanceada es un aspecto crítico para producir rendimientos elevados y sustentables en el tiempo. En suelos productivos bajo una misma condición ambiental, siempre se obtienen mayores rendimientos con alta fertilidad que con baja fertilidad.

A nivel país, deberíamos generar políticas agropecuarias que tengan en cuenta el balance negativo de nutrientes de nuestros suelos. La reserva de nutrientes del suelo es un recurso no renovable, y si bien nuestros suelos se caracterizan por una alta fertilidad natural, la misma se va perdiendo en la medida que no reponemos los nutrientes que extraemos. Esto puede resultar en caídas de producción de granos y forrajes, los que constituyen una parte sustancial de los ingresos que recibe el país en concepto de exportaciones.
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Autores:
Agustín Bianchini
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Daniel Pittaioli
Organización Internacional Agropecuaria (OIA)
15 de agosto de 2008
Estimado Agustin Bianchini: Comparto con usted la gran importancia de la matería orgánica en el suelo, pero en cuanto a la forma de lograrla me gustaría conocer ensayos que aporten resultados en relación al efecto de la microflora del suelo cuando se aplican fertilizantes de liberación rápida como la urea. A fin de cuentas sin el trabajo de los microrganismos no hay producción de materia orgánica, o al menos la tasa de formación de la misma no es la mejor. ¿Hay realmente un balance de formación de materia orgánica positivo con la aplicación de estos fertilizantes? o ¿ la población microbiana edáfica sufre un estres muy importante y baja?. Como política agropecuaria nacional no sería más barato y eficiente promover la ganadería y en lo posible el pastoreo rotativo intensivo consecuentemente adoptando la rotación agrícola -ganadera, de probada eficiencia en el aumento de la materia orgánica y la recuperación de los suelos. La gandería . no solamente de bovinos, sino detodo tipo de ganado. En la busqueda de sistemas productivos mixtos, adaptados a las distintas escalas y regiones, con planteos de baja dependencia de insumos, creo estaría asegurada la sustentabilidad biológica y económica de la producción agropecuaria.
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