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Un punto crítico de la bioseguridad: la entrada de reposición

Publicado: 11 de diciembre de 2021
Por: Leyre Casasús Gimeno y Maria Ros Fuertes. Veterinaria Provetsa Vic. España
Resumen

La bioseguridad es una medida esencial para evitar la entrada de patologías indeseables a nuestras explotaciones así como para controlarlas una vez dentro. Sin embargo, hoy en día se siguen cometiendo errores que por desgracia, como veréis expuesto en el siguiente caso clínico, acaban teniendo un enorme sobrecoste para el productor.

Como sector, es nuestro deber hacer autocrítica y ser conscientes de que tenemos una tarea pendiente en materia de bioseguridad. Debemos ser más estrictos y exigentes en el cumplimiento. Es nuestra obligación conocer la importancia de un buen diseño en todas las instalaciones de la explotación, desde los muelles de carga y pasillos hasta las cuarentenas. Debemos exigir y tener la seguridad de que los vehículos de transporte vengan correctamente limpios y desinfectados. Otro punto importante es la realización de más autocontroles internos y exigir más controles externos a todos nuestros proveedores de material genético, ya sea reposición externa o semen.

A continuación, se desarrollan dos casos clínicos que ocurrieron en explotaciones diferentes pero que tienen como pilar fundamental el fallo básico de bioseguridad en la entrada de reposición.

PRIMER CASO
Se trata de una multiplicadora (Landrance x LargeWhite) de 500 cerdas. Es un ciclo cerrado con fase 1, fase 2 y fase 3. Esta última solamente alberga a las cerdas de reposición, ya que todos los machos van a cebos externos. Funciona en bandas semanales y desteta lechones con 28 días de vida. Cada 4-6 semanas sirve animales de reposición a sus clientes.
La explotación se encuentra totalmente aislada y sin ninguna explotación próxima a menos de 2 km de distancia en línea recta. El estatus de la granja es un A4 con las siguientes condiciones: PRRS negativo, Actinobacillus pleuroneumoniae (APP) negativo y Mycoplasma hyopneumoniae positivo.
Un punto crítico de la bioseguridad: la entrada de reposición - Image 1
TRANSCURSO DE LOS ACONTECIMIENTOS
El día 4 de diciembre de 2019 el ganadero llama por teléfono al servicio técnico de la explotación porque ha observado en el engorde de la recría una diarrea sospechosa. (Imagen 1).
Una vez en la explotación, se tomaron muestras (pool de heces) de todas las fases y naves de producción: maternidad, gestación, destete y engorde.
En un primer momento, estudiando un posible diagnóstico diferencial, se baraja como posibles agentes causales de una diarrea mucosa en animales de 80 a 100kg de peso vivo: salmonelosis porcina, diarrea epidémica porcina, disentería porcina e ileítis porcina.
ACTUACIÓN EN LA GRANJA
Una vez tomadas las muestras, se envían de forma urgente al laboratorio y se medica con lincomicina vía agua la nave de engorde afectada. Ese mismo día, se contacta con la casa de genética en cuestión para explicarles el caso clínico y se les comunica la inmovilización de todos los animales de la explotación hasta obtener los resultados de la analítica.
El día 11 de diciembre llegan los resultados de las analíticas con el siguiente resultado: PCR positivo a disentería porcina (Brachyspira hyodysenteriae). La presencia de esta bacteria confirma el diagnóstico presuntivo y se decide cerrar la granja y detener la venta de animales.
Para subsanar posibles daños y como gestión básica de comunicación, se contactó con todos los clientes proveedores de animales y se les comunicó inmediatamente tanto lo ocurrido como la medida tomada de detener la venta de animales. Además, se les recomendó el sacri1- cio del último lote servido. Una vez tomadas las medidas preventivas y correctivas pertinentes, se comenzó a investigar el posible origen del problema.
¿CÓMO ENTRÓ EN LA GRANJA?
Se empezó por el libro de visitas para analizar posibles entradas, estudiando fechas y relación entre granjas visitadas para poder establecer un posible hilo de conexión. La sorpresa fue que el libro de visitas solo contempló las visitas del servicio técnico, solo estaban registradas las visitas veterinarias. Este primer fallo de bioseguridad limita drásticamente todas las posibles causas relacionadas con la entrada del patógeno vía humano: transportistas, personal de la empresa de desratización y desinsectación, empresas de mantenimiento, visitas, etcétera.
Se investigó adicionalmente la entrada de camiones tanto de pienso como de pellet, siendo realmente complicado establecer un hilo de conexión y casi imposible con el transporte del desvieje de animales a matadero.
IMAGEN 1
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Sin embargo, todos ellos conllevan un elevado riesgo. Se indagó más en este tema y se habló con el propietario de la explotación. Él mismo, con un medio de transporte propio, se encarga del reparto de nulíparas a sus clientes. En ese momento, explicó que uno de sus clientes le comentó que su granja era positiva a disentería en cerdas, contaminada a través de un engorde. Por supuesto, este mismo cliente carecía de un muelle de carga efectivo y el camión de transporte de nulíparas tenía que entrar dentro de la explotación para descargarlas. Con todo esto, se concluyó como foco de contaminación más probable.
IMPACTO ECONÓMICO
Desgraciadamente, esta granja no podrá volver a vender genética. La disentería es una patología digestiva de muy complicada erradicación y, en caso de éxito, siempre queda la duda de que en un futuro pueda volver a resurgir. Siendo un proveedor de genética, es un riesgo que el productor no puede asumir.
IMAGEN 2
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Finalmente, y como medida de subsanación, se ha decidido redirigir la granja hacia una producción comercial. Es un cambio de producción forzoso, en el que el productor va a dejar de ganar un plus económico fuente de la venta genética. Queda el consuelo de que es un buen momento para afrontarlo debido a la época de bonanza económica que vive el sector.

SEGUNDO CASO
En este caso se analiza una granja comercial de 800 cerdas de genética (LD x LW) y un finalizador Pietrain; localizada en una zonda de alta densidad ganadera. Esta explotación trabaja con un 45% de reposición de único origen (granja genética comercial). Las entradas de animales se realizan cada siete semanas aproximadamente. El manejo es también en bandas semanales con el destete de lechones con 24 días de vida.
El estatus sanitario de la granja se sitúa en A3 siendo PRRS positiva estable, APP negativo y Mycoplasma hyopneumoniae positivo.

TRANSCURSO DE LOS ACONTECIMIENTOS
El martes 13 de agosto de 2019 se recibe un pedido de 80 animales de reposición detectándose en el momento de la descarga tres animales con diarrea líquida sanguinolenta (Imagen 2).
En ese mismo momento, se tomaron distintas muestras de los animales con sintomatología y se enviaron de forma urgente al laboratorio. Se medicó con lincomicina toda la cuarentena, para minimizar con ello la excreción del posible agente patógeno causante, y se inmovilizó la cuarentena.
Como primera medida, se contactó con la casa de genética para explicarles lo ocurrido y esta confirma que tuvieron ileítis porcina en una de sus naves de engorde en años anteriores, por lo que podría ser posible la patología descrita. Como en el caso anterior, se trata de animales de 80-100 kg de peso vivo y el diagnóstico diferencial es el mismo: salmonelosis porcina, diarrea epidémica porcina (DEP), disentería porcina e ileítis porcina.

ACTUACIÓN EN LA GRANJA
El día siguiente, 14 de agosto, se recibe el informe de las analíticas con el siguiente resultado: PCR positivo a disentería porcina (Brachyspira hyodysenteriae) e ileitis porcina (Lawsonia intracellularis).
Se contactó de nuevo con la casa de genética y se les comunican los resultados. La positividad a disentería porcina no coincide con su historial sanitario, por lo que se pide una segunda PCR de confirmación. El viernes 16 de agosto, 48 horas más tarde, se recibe el informe de esta segunda prueba con resultado similar: PCR positivo a Disentería porcina (Brachyspira hyodysenteriae).
Esa misma tarde se procedió a la eutanasia in situ de los tres animales afectados por la sintomatología y de nuevo se tomaron diversas muestras para realizar un tercer análisis de histopatología y PCR a dos laboratorios distintos. Los animales restantes, alojados en la cuarentena, se enviaron a matadero 48 horas más tarde (Imágenes 3 y 4).
El lunes, 19 de agosto, se vaciaron las fosas de purines con una compañía externa especializada en limpieza y desinfección, se realizó una limpieza exhaustiva de la cuarentena donde habían estado alojados estos animales y se terminó con una desinfección. Posteriormente, se realizó una segunda desinfección con un desinfectante basado en amonios cuaternarios y una semana después se decidió realizar una tercera desinfección utilizando cal viva. Por último, se utilizó un producto especí6 co en la fosa para el control de Brachyspira hyodysenteriae en los purines.
Las muestras enviadas de los animales eutanasiados resultaron ser PCR negativas. Sin embargo, ambos laboratorios coincidieron en que ante PCR previas positivas y sintomatología asociada a disentería, no podrían descartarla. Las muestras llegaron al laboratorio tras pasar un "n de semana completo en el medio de transporte, por lo que podía modi"car el resultado. Por otra parte, los animales eutanasiados habían sido medicados previamente con lincomicina, lo que pudo resultar en falsos negativos.
IMAGEN 3
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IMAGEN 4
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Respecto al resultado de histopatología, se observó una lesión de colitis mononuclear mixta severa asociada a ulceración super"cial y depósitos "brinoide compatible con Brachyspira hyodysenteriae.
Por motivos de bioseguridad, la cuarentena se mantuvo vacía un total de tres meses, suponiendo un estancamiento para nuevas entradas de reposición. El propietario, realizó una reclamación formal a la casa de genética.
En noviembre entró el primer lote de nulíparas a la cuarentena sin ningún tipo de medicación, y tres semanas después se realizó un muestreo preventivo. Se tomaron 4 animales por corral de un total de 8 corrales, recogiendo un pool de heces por corral. Todas las muestras resultar ser PCR negativas a Brachyspira hyodysenteriae.
A día de hoy se han realizado dos entradas de primerizas y de momento no hay indicios de patología; no obstante, la alerta y la prevención sigue siendo constante en la explotación.

VALORACIÓN ECONÓMICA DE LAS DECISIONES TOMADAS
Como técnicos de una explotación, nuestro principal deber es la toma de decisión ante problemas sanitarios, siendo igual de importante la previsión y el análisis de la repercusión económica asociada a estos actos.
  • La primera pérdida del ganadero, además de perder todos estos animales adquiridos, está relacionada con el precio de compra del animal (valor genético) y su precio de venta (valor cárnico), perdiendo un mínimo de 100-150 €/animal.
  • El segundo gran daño es la amortización de la cuarentena, teniendo que estar por motivos de bioseguridad tres meses vacía. Consecuentemente, la previsión de cubriciones y consiguientes partos se vio perjudicada. Este lucro cesante se valoró en 45.000 €.
  • Por último, el coste que puede suponer para una explotación ser positiva a Disentería se ve re4ejado en al aumento de los costes de medicación, aumento del índice de conversión, empeoramiento de la ganancia media diaria, aumento de mortalidad en la fase de cebo y heterogeneidad de lotes. Todo esto, se valoró en unos 120 €/cerda teniendo en cuenta la fase 1, fase 2 y también fase 3.

CONCLUSIONES
1. Debemos ser críticos y exigentes con nuestros proveedores de material genético, tanto si se habla de de reposición como de semen. Es importante conocer y demandar el estatus sanitario de los CIAS, así como los controles internos que realizan. La recepción de la dosis debe ser igualmente adecuada, fuera del vallado perimetral de la granja y en neveras con un correcto funcionamiento.
2. Es necesario realizar una autocrítica en las explotaciones porcinas. Hay mucho margen de mejora en aspectos de bioseguridad y se debe trabajar en ello (muelles de carga efectivos, $ ujos de carga unidireccional, cuarentenas, etcétera).
3. Aunque la responsabilidad última es del ganadero, el servicio técnico tiene la obligación de ofrecerle un asesoramiento integral de la explotación, siempre teniendo en cuenta las diferentes repercusiones económicas de las decisiones.
4. Autocrítica como sector. Debemos fomentar en todo momento la comunicación y el trabajo en equipo entre todos los integrantes de la cadena de la producción porcina.
5. La bioseguridad física ayuda a impedir la entrada de patógenos, pero en muchas ocasiones el estado de lo que entra por la puerta de la granja, reposición, material de mantenimiento, fómites, semen, transporte, visitas… se desconoce.
6. Tomar decisiones lógicas ante una evidencia científica clínica.
7. Necesidad de fomentar el control desde el sector de la limpieza y desinfección del transporte de animales. Para ello es necesario aumentar el número de centros autorizados de lavado.
Un punto crítico de la bioseguridad: la entrada de reposición - Image 2
Un punto crítico de la bioseguridad: la entrada de reposición - Image 3

 Articulo publicado en Anaporc: revista de la Asociación de Porcinocultura Científica, ISSN 1697-2147, Vol. 17, Nº. 171, 2020, págs. 30-34
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Autores:
Leyre Casasús Gimeno
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