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Previsibles consecuencias de la expansión de la Peste Porcina Africana

Publicado: 28 de mayo de 2019
Por: Carlos Buxadé Carbó. Catedrático de Producción Animal. Profesor Emérito. Universidad Politécnica de Madrid - Universidad Alfonso X el Sabio. España
La semana pasada ya escribí acerca de la problemática que está generando la incidencia mundial de la Peste Porcina Africana (PPA). Ahora, desde La Habana, donde estoy participando muy activamente en el VIII Seminario Internacional Porcicultura Tropical 2019, vuelvo a incidir en esta cuestión al constatar directamente la grave preocupación que existe en todo el mundo acerca de la expansión incontrolada de la enfermedad.
Probablemente una de las causas de la rápida expansión de la enfermedad por el Sudeste Asiático radica en la utilización, en ciertas zonas, de residuos de carne portadora de la enfermedad para alimentar a los cerdos (al margen de que, por una parte, cabe la posibilidad de que en China se haya subestimado inicialmente la gravedad de la situación por falta de información desde el medio rural y, por otra, no debe olvidarse que se trata de una enfermedad muy difícil de manejar, generada por un virus muy complejo y resistente, y que además no existe una vacuna).
Lo que sí es cierto, centrándonos en China, que la rapidísima expansión de la enfermedad, además de la importante retracción de la oferta, también está generando dudas entre los consumidores acerca de la inocuidad de la carne porcina, a pesar de que está demostrado que la PPA no afecta a los humanos.
En este marco, Rabobank ha hecho una serie de estimaciones y según las mismas, en el caso más desfavorable, la producción china de porcino podría caer hasta un 30 por 100 (los EE.UU. son menos alarmistas y estiman que no caerá más allá del 10 por 100).
Si estas cifras holandesas de máximos llegaran a ser ciertas, supondrían una reducción anual de la producción del orden de los 17 millones de toneladas; por su parte, el consumo, si la mencionada situación se diera, podría retraerse hasta unos 12-13 millones de toneladas anuales (aunque esta retracción podría ser mayor si el precio en el mercado chino de esta carne sube de forma significativa como está ocurriendo, por ejemplo en EE.UU., donde se está registrando en estos momentos un incremento interanual del precio superior al 20 por 100).
Estos supuestos implicarían paralelamente, sin duda alguna, un aumento muy significativo de las importaciones anuales chinas de carne (se estiman las mismas en unos 4,5 millones de toneladas de carne porcina, unas 900.000 toneladas de carne de bovino y unas 600.000 toneladas de carne aviar y seguramente también de pescado).
Naturalmente una situación de esta naturaleza afectaría también muy significativamente al mercado de las materias primas destinadas a los piensos para porcino. Así, en el caso considerado, las necesidades anuales chinas de maíz podrían disminuir en unos 29 millones de toneladas y las de harina de soja en unos 11 millones (y todo ello sin olvidar que se podría sumar a lo expuesto las consecuencias de los aranceles impuestos en el marco de la guerra comercial EE.UU.-China).
En definitiva, de no producirse un cambio espectacular en el devenir de la situación que está generando, a nivel mundial, la PPA (cambio que considero hoy como muy altamente improbable), a corto-medio plazo se van a producir cambios realmente muy significativos en los mercados mundiales de las carnes y en el de la materias primas.
Esta realidad, brinda y brindará, a un corto-medio plazo, unas grandes y muy positivas oportunidades a nuestros porcicultores, al sector porcino en general, pero, siempre en mi opinión, no hay que dejarse deslumbrar por el presente. Probablemente, como argumentaba la semana pasada a los alumnos del Máster en Sanidad y Producción Porcina de la Universidad de Lleida, en unos 4 o 5 años los equilibrios se habrán restituido, pero con una diferencia clave: China dispondrá entonces un sector porcino mucho mejor estructurado y muchísimo más moderno, más eficiente y eficaz de lo que lo tiene hoy. Y ello hará muy posible que “las cañas se puedan tornar lanzas”. ¡Al tiempo!.

Columna publicada por el autor en Foro Agro-Ganadero - Número 146, 5ª semana de mayo 2019 - Año IV
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Autores:
Carlos Buxadé Carbó
Universidad Politécnica de Madrid - UPM
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Roberto Rivera
28 de mayo de 2019
Entiendo que la mayoría de los países que han tenido la enfermedad, no han podido erradicarla ya que ni hay vacuna y el único método de extinción es sacrificio de toda la población, así se hizo en Rep Dominicana y Haito. No creo que China, quiera implementar este procedimiento por las incalculables perdidas. Por lo tanto, van a tener que acelerar sus investigaciones para producir una vacuna efectiva. Mientras, los importadores de productos porcinos van a cesar sus compras a China, hasta siempre...????
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