Enfermedades respiratorias en desarrollo - terminación

En cuanto a los agentes víricos del CRP, en Argentina hasta la década del ’90, cuando se presentaba incremento de problemas respiratorios en granjas con circulación viral en la fase de engorde, solo teníamos en cuenta al virus de la enfermedad de Aujeszky. 

 

Hacia finales de los ’90, con la emergencia de las Circovirosis porcinas asociadas a la infección por Circovirus porcino Tipo 2 (PCV2) a nivel mundial y su diagnóstico en nuestro país en 2001, comenzamos a considerar que los procesos de enfermedad respiratoria también podían estar asociados a este agente. A su vez, a partir del 2009 con la emergencia del virus de Influenza A H1N1 pandémico debimos sumar otro agente etiológico al CRP. El virus del Síndrome Respiratorio y Reproductivo Porcino (SRRP), si bien no está presente hasta el momento en Argentina, en otros países ocupa un lugar muy importante a la hora del análisis de situaciones sanitarias en desarrollo-terminación.

Cuando hablamos de granjas tecnificadas nos podemos referir a tres tipos:

 

1. Granjas de salud fundacional elevada derivada de un origen genético único (negativas a Mhyo y App). Usualmente con elevada bioseguridad.

2. Granjas con origen genético único o no, de elevada salud fundacional pero positivas a Mhyo y/o App. Usualmente con buena bioseguridad; 

3. Granjas con origen multigenético, con una salud fundacional muchas veces poco conocida, positivas a Mhyo, con presencia de serotipos de App de mayor patogenicidad y, usualmente con mala bioseguridad. Afortunadamente, dentro de este grupo son escasas las granjas positivas al virus de Enfermedad de Aujeszky.

 

A la hora de describir la presentación clínica a nivel poblacional de las enfermedades respiratorias en las granjas tecnificadas de nuestro país, hemos visto una notable relación con el tipo de granja descripto anteriormente. A nivel individual, la clínica se suele caracterizar por tos y/o mortalidad asociada y es un excelente dato para relevar a la hora de valoraciones iniciales o rutinarias de salud. Si bien la ganancia diaria de peso de la fase, junto a la conversión alimenticia puede ser indicador de salud, muchos otros factores intervienen modificando estos parámetros.

 

El diagnóstico de enfermedades respiratorias en los últimos años ha mejorado notablemente asociado a la disponibilidad de nuevas herramientas. A la anatomía patológica y la bacteriología se les han sumado la serología y las técnicas de biología molecular. Idealmente, el abordaje diagnóstico de las enfermedades respiratorias y su control en las granjas porcinas debería estar basado en protocolos sistemáticos de monitoreo clínico, anatomopatológico (necropsias e inspección de pulmones en planta de faena), bacteriológico, serológico y mediante biología molecular. La detección de agentes mediante PCR puede lograrse a partir de fluidos de secreción nasal, traqueal y/o bronquial recolectados mediante hisopados o a partir de los fluidos orales. Estos últimos pueden resultar un método adecuado como herramienta de monitoreo poblacional para la identificación de determinados agentes, por su menor costo y ventajas en cuanto a bienestar animal. 

 

Sólo sobre la base de un correcto diagnóstico, obtenido a partir de información completa de la granja (historia, acceso a muestreo individual y poblacional) y un abordaje sistemático (acceso a series temporales de información sanitaria y productiva), podremos establecer medidas de contingencia para solucionar una coyuntura clínica mediante intervenciones e intentar establecer medidas de largo plazo para la corrección de factores que pudieran estar favoreciendo la presentación o la gravedad de la enfermedad respiratoria.

 

Actualmente el mejor conocimiento de la epidemiología de la infección por Mhyo y el creciente número de granjas tecnificadas que presentan facilidades en cuanto a su flujo productivo, nos permiten plantear estrategias a largo plazo tendientes a lograr lechones negativos a este agente al destete. Si a este logro lo complementamos con un flujo productivo que permita segregar hacia sitios libres de enfermedad con bajo riesgo de infección lateral, podremos acceder al éxito en cuanto a su control a largo plazo.

 

El correcto uso de vacunas ha sido una excelente herramienta para el control de las Circovirosis porcinas. Sin embargo, en los últimos años las vacunas para el control de Mhyo y App han resultado relativamente insuficientes para mitigar cuadros clínicos severos. El uso de antibióticos ha sido necesario de forma sistemática (en forma de pulsos o continua), especialmente en la fase crítica posterior a las 16 semanas. Esta edad plantea varios desafíos. Por un lado en cuanto a seguridad alimentaria, con la necesidad del correcto complimiento de los períodos de retirada para evitar residuos en carne y, por el otro, lograr éxito en cuanto al control de la enfermedad clínica y alcanzar la mayor expresión del potencial genético en cuanto a lo productivo. Finalmente, deberemos ser conscientes de que cada vez más se exigirá producir con menor uso de antibióticos y por lo tanto, deberemos restringir su uso sistemático.

 

En conclusión, será cada vez más importante que pensemos y logremos convencer sobre la importancia de la salud fundacional de las granjas, su bioseguridad y un flujo de producción que permita segregar lechones a sitios libres de enfermedad o con bajo riesgo de adquirir infecciones laterales mediante una muy buena bioseguridad interna y flujo de todo adentro / todo afuera. Finalmente, en determinadas situaciones sanitarias graves y económicas desfavorables, deberemos considerar el vacío sanitario de la granja para un nuevo comienzo que haga a ese criadero más viable de acuerdo con las demandas de bajo uso de antibióticos. En otros países o regiones, la integración como modelo productivo ha permitido solucionar los problemas de flujo productivo que son difíciles de cumplir en granjas pequeñas en un solo sitio de producción con naves de engorde en flujo continuo y mezcla de edades.