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Capitales golondrina en la producción porcícola Colombiana

Publicado: 7 de febrero de 2019
Por: Jose Luis Jimenez Moreno,Ing. Agrónomo Zootecnista. Colombia
Cuando hablo de capitales golondrina, me refiero a esos dineros especulativos o a los procedentes de inversionistas que no conocen el mercado del cerdo, pero que ven una muy buena oportunidad de inversión y sacar unos muy buenos dividendos.
Esos capitales golondrina entran al circuito productivo a competir fuertemente haciendo que el negocio se vuelva ineficiente y poco competitivo en términos de dinero. Los capitales golondrina buscan una rentabilidad inmediata, diría más bien, de oportunidad cuando el negocio porcícola tiene buen precio en el mercado; por lo que es a corto plazo y buscando alta rentabilidad en una forma fácil y rápida; estos capitales producen o son un gran problema en la porcicultura nacional haciendo mucho daño al ser un negocio que no perdura en el tiempo y no genera ningún valor a la economía porcícola; el inversionista sólo hace su negocio ocasional que deja un desbalance en la economía porcícola; apareciendo y desapareciendo cada que les convenga nada más. Obtienen rendimientos altos y salen volando hacia otro sector.
Durante mi vida profesional y después de tanto trasegar por el mundo porcino en mi querida Colombia, he podido identificar capitales golondrinas procedentes del narco tráfico, procedentes de liquidaciones a empleados que durante muchos años trabajaron para una empresa y luego salieron a disfrutar de su pensión y vieron en la inversión en porcicultura una buena posibilidad de incrementar rápidamente ese capital.
Los dineros del narco tráfico en muchas ocasiones han ido a parar a la porcicultura construyendo grandes explotaciones de cría y/o ceba en las cuales se respira la mayor ineficiencia conocida y que a la postre nada bueno ha traído al sector porcícola; son explotaciones demasiado ineficientes que en vez de alimentar al sector, lo están destruyendo ya que comercializan sus productos a cualquier precio para poder legalizar esos dineros ilícitos y así arrastran consigo las utilidades de aquellos eficientes y que trabajan honradamente para sacar el sector adelante.
Otros dineros que han ingresados a la porcicultura y que le han causado mucho daño son aquellos que siendo lícitos  (proceden de liquidaciones, ahorros, herencias, etc.) no se quedan ahí haciendo parte del negocio, sino que son ocasionales o de oportunidad cuando el precio del cerdo está bueno, pero al más mínimo asomo de descalabro o caída en estos precios, vuelven  y se retiran. Estos capitales golondrina hacen que en un momento dado la empresa porcícola crezca, pero igualmente como creció, ésta decae y se mantiene en un sube y baje constantemente creando sosobra e incertidumbre en el sector (épocas de mucho cerdo y bajos precios y épocas de poco cerdo y altos precios) y no permiten que haya una estabilidad en producción.
Pero el principal capital golondrina que existe es el conformado por aquellos que se dicen llamar porcicultores y al menor asomo de dificultades del sector, cierran sus granjas hasta que el negocio vuelva a ser rentable; estos son porcicultores a los que no les interesa optimizar resultados y creen que esto es un negocio que se maneja por sí sólo, no hacen inversiones, intentan producir con menos de lo necesario y usan productos e insumos de baja calidad (creen que el cerdo sigue siendo un marrano, que no necesita mucho y que cualquier manejo sanitario y tecnológico es suficiente para producir), y es precisamente este tipo de productores los que no dejan progresar a la industria porcícola ya que no invierten lo suficiente en tecnología de punta, en genética ni en sanidad para hacer de la industria un negocio alagador y respetable y por ende, no se preocupan por sacar el mejor producto al mercado que cada día es más exigente en calidad. Son productores que se conforman con ser más o menos eficientes o sin hacer ningún esfuerzo extra, sacan su producción al mercado sin ninguna garantía de calidad y nada pasa. Son productores que creen que producen el mejor cerdo del mercado y que por eso debe de valer el máximo precio del mercado, pero en realidad no producen lo mejor, pueden llevar cuentas y muchas veces son amañadas o mal hechas sólo para justificar su ineficiencia y aparentar que es el mejor.
La porcicultura Colombiana necesita capitales procedentes de inversionistas sanos, que crean en la industria, que introduzcan tecnologías de punta, introduzcan genéticas apropiadas, trabajen programas sanitarios y protocolos de manejo acordes con la industria y hagan manejos eficientes para que la productividad sea efectiva y se obtenga un producto final de buena calidad, traducida en proteína buena o innocua para la salud humana y que a su vez sea rentable y duradera en el tiempo.
La industria porcina del país ya no puede seguir siendo la cenicienta o el patito feo del paseo y se tiene que sacudir para producir a menores costos y poder ingresar al comercio internacional a competir con productos eficientes y de buena calidad.
La industria porcina del país tiene que seguir agremiándose y ser muy eficiente para poder producir y competir con los mercados internaciones en calidad de carne, en calidad de proteína de buena calidad para ser reconocida y obtener un mejor pago por su esfuerzo, para lo cual tiene que trabajar muy duro para volverla eficiente, comenzando por crear conciencia del gran negocio en el que se está y sacando de toda negociación a esos capitales golondrina que nunca van a darle fuerza a esta industria.
Autores:
Jose Luis Jimenez Moreno
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