La bioseguridad en los tiempos del COVID-19

La Organización Mundial de la Salud (OMS) es un organismo de colérica actualidad durante los últimos meses, dada la contingencia sanitaria mundial, pero su gestión data de 1948 y comprende, entre otras funciones, la aplicación de políticas de prevención, promoción e intervención internacional en la salud.

La OMS define la bioseguridad como “el conjunto de normas y medidas destinadas a proteger la salud del personal frente a riesgos biológicos, químicos o físicos a los que esté expuesto durante el desempeño de sus funciones”. De igual manera, el concepto se extiende a profesionales, pacientes (humano y animales) y al propio medio ambiente.

Como consecuencia del paso de los años, los diferentes avances tecnológicos y la evolución del mundo en el que vivimos (globalización, aparición de nuevas enfermedades y amenazas), se hace imperativa la necesidad de adaptar las prácticas del día a día en los diferentes escenarios, en pro del mantenimiento de la salud, incluyendo la salud de las poblaciones animales que sirven de provecho a los seres humanos.

El presente BIOBOLETÍN no tiene una intención diferente a la de establecer un símil entre las medidas asociadas al control de la enfermedad por coronavirus (COVID-19; por sus siglas en inglés coronavirus disease) y al manejo a considerar en el control de enfermedad respiratorias infecciosas en las explotaciones pecuarias, todo esto a la luz de la bioseguridad… y es que, actualmente, este es un término que todos tenemos relativamente claro, pero que olvidamos que su extrapolación es necesaria si pretendemos el control efectivo de los agentes contagiosos a todo nivel.
 A continuación se presentan una a una, las 12 medidas sobre cómo protegerse y proteger a los demás de la COVID-19, de acuerdo con los centros para el control y la prevención de las enfermedades (CDC; por sus siglas en inglés Centers for Disease Control) de los Estados Unidos:

Las vacunas son efectivas para evitar enfermarse gravemente, ser hospitalizado y morir, así como para desacelerar la propagación del SARS-CoV-2 (virus causante de la COVID-19). Todas las personas elegibles deben estar al día con las vacunas contra la COVID-19, incluidas aquellas con un sistema inmunitario debilitado.

Y es que la vacunación es muy útil en la prevención y el control de enfermedades infecciosas animales. Sin embargo, si se utiliza sola, la vacunación no suele alcanzar los resultados deseados a menos que el programa de vacunación forme parte de una estrategia de control integrada que implemente una combinación de medidas. Es fundamental que, antes de iniciar una cobertura vacunal (a cualquier nivel) se verifique la calidad de las vacunas y se garantice una cadena permanente de frío (control de temperatura continuo).

Todas las personas de ≥2 años deben usar una mascarilla bien ajustada en espacios cerrados, en áreas de transmisión sustancial o alta en la comunidad, más allá de que estén vacunadas o no. Puede optar por usar mascarilla más allá del nivel de transmisión en la comunidad, si usted o algún miembro de su hogar tiene un mayor riesgo de enfermarse gravemente o tiene el sistema inmunitario debilitado, o si alguien en su hogar no está al día con las vacunas contra la COVID-19 o no es elegible para recibir las vacunas contra la COVID-19.

La transmisión de enfermedades entre animales y el hombre es un hecho conocido; igualmente el ser humano puede hacer las veces de fómite en la transmisión de enfermedades animales, ayudando en la propagación de estas. El uso del tapabocas y otros materiales desechables (e.g. guantes, mangas, overalls, cubrebotas) deben ser medidas a conservar en el tiempo, entendiendo que el movimiento dinámico de los agentes infeccioso entre las poblaciones es un aspecto por considerar en todo esquema de bioseguridad.

Dentro de su casa evite tener contacto cercano con personas que están enfermas, si es posible, manteniendo una distancia de 2 m entre la persona enferma y otros miembros de su hogar. Si se encarga de los cuidados de una persona enferma, asegúrese de usar de manera adecuada una mascarilla bien ajustada y tomar otras medidas para protegerse.

En las explotaciones pecuarias el asunto del espacio disponible no es siempre despreciable, ya que finalmente espacios amplios llevan a costos de producción mayores, por lo que la filosofía es optimizarlos, logrando la aglomeración del mayor número posible de animales. En términos epidemiológicos, esta cercanía espacial entre los huéspedes potenciales es una ventaja para los agentes infecciosos, facilitando su diseminación. Si bien es cierto que los costos de producción son en sí puntos de partida para la toma de decisiones, es importante tener en cuenta los ingresos generados a partir de la “no enfermedad” que, aunque difíciles de estimar, son puntos a favor cuando se quieren justificar nuevas medidas de bioseguridad y bienestar animal.

Si está en un espacio cerrado, procure incorporar aire desde el exterior al abrir puertas y ventanas siempre que sea posible. Si tiene mayor riesgo de enfermarse gravemente a causa de la COVID-19, evite las aglomeraciones y los espacios cerrados donde no hay circulación de aire fresco del exterior.

Este aspecto se deriva del punto anterior, pero se le suma la importancia de la ventilación en las instalaciones cerradas. Este flujo continuo de aire permite la dispersión (y, por consiguiente, no fijación) de los gérmenes que utilizan el aire como medio de diseminación; asimismo, una correcta ventilación permite disminuir las cargas de vapores lesivos para la mucosa respiratoria y con ello aportar al correcto funcionamiento de las barreras naturales a nivel animal. Igualmente, el permitir la entrada de aire en instalaciones pecuarias cerradas enriquece los ambientes con sensaciones que mejoran el bienestar de los animales y su confort térmico.

Puede elegir entre diferentes tipos de pruebas. Las pruebas de detección del SARS-CoV-2 (el virus que causa la COVID-19) le indican si está infectado al momento de la prueba. Este tipo de prueba se conoce como prueba viral porque pretende detectar una infección viral. Más allá del tipo de prueba que elija, un resultado positivo en la prueba de detección significa que está infectado y debería aislarse e informar a sus contactos cercanos para evitar contagiar a otras personas.

Las pruebas diagnósticas son herramientas indispensables ante los retos sanitarios pecuarios. Este tema ha sido tratado en profundidad en Bioboletines previos que los invitamos a consultar:

Lávese las manos con agua y jabón por al menos 20 segundos, especialmente después de haber estado en un lugar público, o después de sonarse la nariz, toser o estornudar. Si no dispone de agua y jabón, use un desinfectante de manos que contenga al menos un 60% de alcohol; cubra toda la superficie de las manos y frótelas hasta que las sienta secas.

Aunque se trate de una práctica muchas veces considerada tediosa por lo repetitivo y aparentemente innecesario del procedimiento, esta medida evita en, para nada despreciables proporciones, la propagación de agentes infecciosos, desde y hacia los animales.

Si tiene una mascarilla puesta puede toser o estornudar en su mascarilla. Colóquese una mascarilla nueva y limpia lo antes posible y lávese las manos. Si no tiene puesta una mascarilla, siempre cúbrase la boca y la nariz con un pañuelo desechable al toser o estornudar, o hágalo en la parte interna del codo y no escupa. Deseche los pañuelos desechables usados.

Lávese las manos inmediatamente con agua y jabón por al menos 20 segundos. Si no dispone de agua y jabón, límpiese las manos con un desinfectante de manos que contenga al menos un 60% de alcohol.
Este aspecto toma apartes del punto anterior, pero se le suma la importancia de interrumpir —desde el rol de huésped incidental, definitivo o fómite que puede constituir el ser humano, el ciclo conservado de los agentes infecciosos.

Limpie las superficies de alto contacto de manera regular o según sea necesario y después de recibir visitas en su casa. Esto incluye las mesas, las manijas de las puertas, los interruptores de luz, los mesones, las barandas, los escritorios, los teléfonos, los teclados, los inodoros, los grifos, los lavamanos y los lavaplatos.

Los protocolos de limpieza y desinfección en explotaciones pecuarias no pueden únicamente incluir el uso de barridos de agua, sino también del uso de desinfectantes de superficie lo suficientemente económicos y efectivos como para ser justificados dentro del marco de costos de producción. Igualmente, es fundamental permitir la ventilación de las superficies lavadas y desinfectadas, permitiendo su secado, lo cual resta superficies de adhesión y latencia a los microbios.

Esté atento a la aparición de síntomas (e.g. fiebre, tos, dificultad para respirar).
Un componente fundamental en el seguimiento a la salud de poblaciones —en donde la observación de animales particulares no es una opción, es el análisis de registros en términos de consumo de alimento, peso vivo y producción. Estos indicadores orientarán consecuentemente en la toma de decisiones y en el seguimiento a la implementación de las medidas correctivas adoptadas. Es así como, en el seguimiento del día a día está el éxito al final del ciclo.

Si tiene contacto cercano con una persona con COVID-19, siga las recomendaciones de los CDCs para la cuarentena.

La cuarentena hace referencia a la separación de los animales sanos/aparentemente sanos/susceptibles o no que han estado en riesgo de exposición de los ya identificados como infectados. En este componente, la observación semiológica es fundamental en la toma de decisiones, no solo para esta área de cuarentena sino para toda la explotación.

Si da positivo en la prueba de detección de la COVID-19 o presenta síntomas, siga las recomendaciones de los CDCs para el aislamiento.
El concepto de cuarentena debe diferenciarse del concepto de aislamiento. Este último se refiere a la separación de sujetos (humanos o animales) que se sospechan (por sintomatología) o están confirmados (por pruebas diagnósticas) como infectados por el agente X.

Esto permite su observación y tratamiento, así como evita el contagio a poblaciones susceptibles. Este concepto tiene varias aristas y es que no siempre se comprenden las variables que deben sustentar una correcta aplicación de esta medida; por ejemplo, el operario de la zona de aislamiento no debe tener contacto con animales sanos/aparentemente sanos/susceptibles o no; la distancia espacial debe ser la suficiente como para no permitir que corrientes de viento trasladen los gérmenes del espacio de aislamiento al de los animales sanos; la medicación, suministro de agua y de alimento deben ajustarse y ser suficientes para la recuperación de los sujetos —en caso de que esta sea la decisión, entre otros.

Siga las recomendaciones de los CDC para viajes nacionales e internacionales.
Aparentemente, nada relaciona este último ítem con las explotaciones pecuarias, pero invito al lector a visualizar su explotación como un puerto de salida y llegada de visitantes, y a estimar el impacto de este aspecto en términos de potencial de introducción y salida de agentes infecciosos, desde y hacia la explotación. La bioseguridad se respalda en el cierre estratégico de la explotación pecuaria, como espacio privado en donde la mayoría de las variables son controlables, ya que se convive con ellas en el día a día.

Hemos convivido con este ir y venir del carajo desde tiempos ancestrales, así que el concepto de bioseguridad y su relación con el control de enfermedades infecciosas no se nos debe hacer novedoso; sin embargo, solo ahora entendemos la magnitud de nuestras decisiones… gracias a la COVID-19 (porque no todo puede ser malo).