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Balance electrolítico del pienso y su efecto sobre los resultados productivos en lactación

Publicado: 14 de junio de 2011
Por: Rosil Lizardo IRTA - Nutrición Animal, Centre Mas de Bover, España
Introducción
El organismo está constituido por dos tercios de agua, que se reparten entre los compartimientos intracelular (60%) y extracelular (40%). La homeostasis del animal depende del equilibrio entre estos compartimentos que a su vez, se basa en mecanismos de regulación que permiten utilizar el agua y los electrolitos (Na+, K+, Cl- y HCO3 -) suministrados por los alimentos manteniendo el equilibrio hídro-electrolítico del organismo. El alimento influye igualmente en el equilibrio ácidobase del cerdo. El pH sanguíneo es normalmente de 7.4-7.5 y el pH urinario es inferior a 7, lo cual indica que el metabolismo y el mismo alimento, conllevan a una sobrecarga ácida que el animal tiene que eliminar. El poder acidogénico o alcalinogénico del alimento se puede evaluar a partir del balance del anión indeterminado (dUA; Patience y Wolinetz, 1990) que resulta de la diferencia entre cationes (Na+ + K+ + Ca2+ + Mg2+) y aniones (Cl- + H2PO4 - + HPO4 2- + SO4 2-). Aunque sea el más correcto, en nutrición de monogástricos se suele únicamente considerar el balance entre los iones monovalentes (Na+ + K+ - Cl-), o sea, el llamado balance electrolítico (dEB; Mongin, 1981) por razones de simplicidad y disponibilidad de resultados de análisis. Cuanto más bajo es el dEB, más acidogénico es el alimento y, a la inversa, cuanto más alto es el dEB más alcalinogénico es el alimento.
Los piensos para porcino tienen tendencia a contener cada vez menos materias primas ricas en proteína, debido al riesgo de contaminación medio-ambiental por nitratos y a la creciente disponibilidad de aminoácidos sintéticos. Este cambio conlleva a la fabricación de piensos con un dEB bajo, el cual a su vez puede conllevar a una reducción de los resultados productivos.
El bicarbonato sódico (NaHCO3) es una fuente de electrolitos que presenta la ventaja de aportar sodio sin incorporar cloruros, siendo particularmente interesante para corregir el dEB de los piensos para porcino. Por ello se ha utilizado en este trabajo experimental, en el cual se pretende estudiar la influencia del balance electrolítico (dEB) sobre los resultados productivos en cerdas en lactación.
 
Material y métodos
El ensayo se ha realizado entre Mayo y Septiembre del 2006 en la granja experimental de Nutrición Animal del IRTA, localizada en Constantí (Tarragona). Las cerdas se alojaron individualmente, en 4 salas contiguas con 10 parideras cada una, equipadas con control automático de ventilación y suelo emparrillado total. Se ha utilizado un total de 66 cerdas Landrace, procedentes de 4 bandas consecutivas. En cada banda, las cerdas se distribuyeron en bloques de 3 según el orden de parto y peso vivo. A las 24h pós-parto, se homogeneizaron las camadas a 10 lechones por cerda.
Desde la llegada a maternidad que se les administró el pienso experimental granulado ad libitum. Los piensos fueron formulados en base a un contenido de 3.0 Mcal/kg de energía metabolizable y 16% de proteína bruta (tabla 1).
Tabla 1. Composición centesimal de las dietas experimentales.
Balance electrolítico del pienso y su efecto sobre los resultados productivos en lactación - Image 1
Los tratamientos experimentales correspondieron a 3 dietas cuyo balance electrolítico se ha ajustado con bicarbonato sódico (Bicar Z®, Solvay) a 120, 200 y 280 mEq/kg. Para el ensayo se consideró el período entre el parto y el destete y durante el mismo, se controló el consumo de pienso y de agua, la pérdida de peso y condición corporal de las cerdas durante la lactancia y la ganancia de peso de los lechones. Debido al hecho de evaluar la pérdida de peso de las cerdas, no se distribuyó pienso de arranque a los lechones. Los datos experimentales fueron analizados según el procedimiento GLM del paquete estadístico SAS.
 
Resultados y discusión
Los resultados del efecto del balance electrolítico sobre los parámetros productivos tanto de las cerdas reproductoras como de sus lechones se presenta en la tabla 2. Las cerdas se transfirieron de la sala de gestación a la de maternidad con 8 días de antelación a la fecha previsible de parto y con alrededor de 282 kg de peso vivo. Su peso se controló igualmente a las 24 h posparto y al destete. Aunque no se observen diferencias estadísticamente significativas, las cerdas alimentadas con el BE más elevado perdieron cerca de 3 y 8 kg menos durante la lactación que las cerdas alimentadas con el pienso de BE 120 y BE 200, respectivamente (figura 1).
Tabla 2. Efecto del balance electrolítico (dEB, mEq/kg) sobre los resultados productivos en cerdas lactantes y respectivas camadas.
Balance electrolítico del pienso y su efecto sobre los resultados productivos en lactación - Image 1
 
Balance electrolítico del pienso y su efecto sobre los resultados productivos en lactación - Image 3 Balance electrolítico del pienso y su efecto sobre los resultados productivos en lactación - Image 4
Figura 1: Efecto del dEB del pienso sobre las pérdidas de peso de las cerdas durante la lactancia. Figura 2: Efecto del dEB del pienso de las cerdas sobre el peso de los lechones al destete.
 Balance electrolítico del pienso y su efecto sobre los resultados productivos en lactación - Image 5
Figura 3: Efecto del dEB del pienso de las cerdas sobre la ganancia de peso de los lechones durante la lactancia.
El espesor de grasa dorsal al parto fue de alrededor de 25 mm y durante la lactancia perdieron un promedio de 5 mm de espesor. Sin embargo, no se han podido detectar diferencias debido a los tratamientos experimentales. Para la obtención de estos resultados mucho contribuyó el consumo de pienso. Tanto durante la permanencia en maternidad como únicamente entre las 24 h posparto y el destete, se observa una tendencia a que las cerdas del tratamiento con el dEB más bajo (120 mEq/kg) ingieren menos pienso que las del dEB intermedio o más elevado (P< 0.20). Esto mismo queda reflejado en el consumo diario de pienso. Las cerdas del dEB 120 consumen alrededor de 10% menos de pienso al día (P< 0.10) y por ello, tendrán más dificultades en compensar la pérdida de peso y/o de condición corporal durante la lactancia.
A las 24 h posparto, las camadas fueron homogeneizadas a 10 lechones por cerda y los lechones pesaron un promedio de 1.45 kg. La lactancia duró cerca de 26 días y entre las 24 h y el destete, la mortalidad de los lechones fue inferior al 10%, registrándose sobre todo durante la 1ª semana de vida. Al destete se observó una tendencia a que las camadas de lechones de las cerdas del dEB 280 pesaran 4.4 y 5.4 kg más que los lechones de las cerdas del dEB 120 o del dEB 200, respectivamente (figura 2). Este mismo resultado se observa en cuanto al peso vivo individual con los lechones del dEB 280 pesando respectivamente 600 y 800 g más que sus compañeros (7.30 vs. 7.11 vs. 9.92 kg; P< 0.06). Este resultado es la consecuencia de la mejora de la ganancia de peso de los lechones del dEB 280 que se verifica sobre todo entre los 14 días de vida y el destete, en la cual se observaron diferencias significativas en la ganancia diaria de peso (212 vs. 191 vs. 242 g/d; P< 0.001). Una tendencia de mejora de la ganancia de peso se observa igualmente durante toda la lactancia (222 vs. 217 vs. 246 g/d; P< 0.07; figura 3). Debido a pretender observar la influencia indirecta de la estimulación de los lechones sobre la condición corporal de sus madres, no se les distribuyo pienso de arranque. Este hecho podría haber mermado la obtención de resultados más elevados pero aun así, un peso vivo promedio al destete a 26 días superior a los 7 kg es más que razonable.
La información disponible en la bibliografía sobre la influencia del dEB en cerdas reproductoras es bastante escasa. En un ensayo comparativo entre 170 y 270 mEq/kg de dEB, Dove e Haydon (1994) no observaron ningún efecto estadísticamente significativo, sobre la mayor parte de los criterios zootécnicos de las cerdas en lactación. No obstante, fueron observadas algunas0 tendencias positivas a favor del dEB de 270 mEq/kg sobre los criterios de consumo diario de alimento (4.36 vs. 4.45 kg/d), pérdida de peso (–10.2 vs. –8.4 kg) y pérdida de espesor de grasa dorsal (–1.1 vs. -0.7 mm) durante la lactación. Igualmente, los lechones de las cerdas alimentadas con la dieta de dEB más alto pesaron más al destete a los 21 días (5.71 vs. 5.25 kg) y esto con independencia de la época del año. Estos resultados son similares a otros de un estudio de Bonsembiante et al. (1994) en el cual se estudió la incorporación de 1% bicarbonato sódico en los piensos de gestación y lactación que ya de por sí contenían 0.5% de sal. En gestación, no se observó ningún efecto pero en lactación, se observó un aumento significativo del consumo de alimento (4.1 vs. 4.5 kg), una reducción de la pérdida de peso (–31.8 vs. –25.7 kg) y un ligero aumento del peso de los lechones al destete (6.45 vs. 6.74 kg). De confirmarse estos resultados, la incorporación de bicarbonato sódico para aumentar el dEB podría ser bastante interesante para las cerdas en lactación, una vez que la satisfacción de los requerimientos nutricionales está condicionada por la baja ingestión voluntaria de alimento, sobretodo en situaciones de estrés térmico por altas temperaturas.
 
Conclusiones
La suplementación de sodio (y demás electrolitos) en los piensos para cerdas en lactación debe contemplarse no sólo en función de las necesidades fisiológicas del animal, sino también de acuerdo al dEB de la dieta. Esto es fácilmente realizable, y a un bajo coste, introduciendo este parámetro en la matriz de formulación.
En base a los resultados de este trabajo, se demuestra que un incremento del dEB en los piensos de lactación hasta valores de 280 mEq/kg proporciona la obtención mejores resultados productivos. Dicho incremento del dEB es una consecuencia de la incorporación de bicarbonato sódico (Bicar Z®) en sustitución parcial de la sal en los piensos, aumentando los niveles de sodio y reduciendo los de los cloruros.
 
Referencias bibliográficas
1. Bonsembiante M., Chiericato G. M., Rizzi C.; 1994. L'impiego del bicarbonato di sodio in razioni per scrofa in gestazione e in allattamento. Rivista di Suinicoltura 7: 1-7.
2. Dove C. R., Haydon K. D.; 1994. The effect of various diet nutrient densities and electrolyte balances on sow and litter performance during two seasons of the year. J. Anim. Sci. 72: 1101-1106.
3. Mongin P.; 1981. Recent advances in dietary anion-cation balance in poultry. In: Recent Advances in Animal Nutrition, Ed. W. Haresign, Butterworths, London, 109-119
4. Patience J.F., Wolynetz M.S.; 1990. Influence of dietary undetermined anion on acid-base status and performance in pigs. J. Nutr. 120: 579-587.
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Autores:
Rosil Lizardo
IRTA
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Gustavo Rupp
3 de febrero de 2022
Un excelente artículo que nos demuestra la importancia de manejar el balance electrolítico y de la influencia de estos en la producción animal. Mis felicitaciones por la información detallada.
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