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Reserva mundial alimentaria en Armonía con el ambiente

Publicado: 5 de septiembre de 2011
Por: Juan Carlos Batista (SENASA, Argentina)
Resumen

No podemos afirmar que el continente americano despierte a la agricultura a partir de la colonización europea, ya que sabemos que los mayas, incas, aztecas y muchas otras comunidades indígenas ya acostumbraban a labrar la tierra, sembrar, cuidar los cultivos y cosechar de manera organizada. No obstante, estas poblaciones lo hacían ocupando escasas superficies necesarias sólo para su sustento comunitario. A su vez, su alimentación estaba complementa con la caza, la pesca y la recolección silvestre. Por ello, casi podemos afirmar que la agricultura en medianas o grandes extensiones u ocupando gran parte de la oferta edáfica, recién comienza en la segunda parte del siglo XIX. Si consideráramos este período, encontraremos que la agricultura, de manera similar a la actual, sólo tiene historia de menos de 150 años, por lo menos, en las grandes regiones productoras del continente americano.

Muy diferente ha sido el desarrollo en el laboreo de la tierra en el continente europeo o en Asia, donde hablar de cientos o en algunos casos: miles de años no resulta sorpresivo. Aún el caso de África, excede también la nueva realidad americana. Esta última sólo es comparable con Australia y Nueva Zelanda
En este escenario, debemos también considerar que por algunas décadas más, la gran demanda de alimentos provendrá de regiones con altas tasas demográficas como Europa y Asia, continentes que disponen, desgraciadamente de tierras excesivamente cultivadas, degradadas, erosionadas, donde la incorporación de tecnología aún podrá brindar mejores rindes, pero en proporciones muy inferiores a los posibles obtenidos en América. Basta nada más observar las pendientes positivas de aumentos de rendimientos para los principales cultivos básicos (granos forrajeros y alimentarios: maíz, sorgo, cebada, soja, trigo, arroz, legumbres, etc.)
Por otro lado, en esta última década, merece considerarse el incremento del Producto Bruto Interno y el desarrollo de la economía de muchos países asiáticos, densamente poblados, como China, India, Singapur, Malasia, etc. (representan más del 50% de la población mundial) y el aumento de su participación en las compras de commodities alimentarias para la población o para la producción de carnes con buenas tasas de conversión (proteínas, lípidos y almidones vegetales en carnes), preferiblemente aviar y porcina. El aumento de la población en número y el acceso a mejor calidad de vida, reemplazando cereales básicos por proteínas animales, está impactando fuertemente en sus balances de abastecimiento. Países que eran exportadores de ciertos granos, ya se perfilan como importadores de alimentos básicos.
En este escenario, muchos países de Latinoamérica han desarrollado su sector agrícola y ganadero tanto sea como consecuencia de políticas activas en esa dirección como por el propio imperio de las circunstancias y el aprovechamiento de buenas oportunidades. El precio de las commodities se ha incrementado significativamente en la década pasada.
LA DEMANDA. Ahora bien, como dijimos anteriormente, el cuadro de la demanda más importante corresponde a los países del Asia y a los países de la Unión Europea, que con la última integración de países de Este europeo a la Unión, la demanda de ciertos granos forrajeros (maíz y sorgo) y trigo se ha vista fuertemente disminuida, prácticamente inexistente, a ello se ha sumado un factor de requisitos sanitarios que también coadyuva a la caída de la demanda, y lo veremos más adelante. Los países del Asia, muchos de ellos recientemente incorporados a la Organización Mundial del Comercio (OMC) aún no han podido armonizar sus estándares y ponerlos en línea con los acuerdos de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias y de Obstáculos Técnicos al Comercio, por ello, en el intercambio comercial se presentan permanentemente ruidos o tropiezos, muchos de ellos motivados en razones comerciales pero argumentados en principios sanitarios o de protección de la salud, que de una u otra forma agregan cierta incertidumbre al negocio y obligan a renegociaciones y fortalecimiento de la confianza casi permanentes. Sumado a ello, la UE, uno de los precursores e impulsores de la OMC, suele no respetar los propios principios por ellos defendidos según los intereses del momento. El principio de precautoriedad o precautorio, es un elemento que aparece de manera reiterativa en el campo de los pesticidas, organismos genéticamente modificados, aditivos, etc. En ciertos momentos parece que el Codex Alimentarius, - institución creada y financiada por la Organización para la Agricultura y la Alimentación: FAO (Food and Agricultural Organization) y la Organización Mundial de la Salud: WHO (World Health Organization) ambas de las Naciones Unidas, e incluida en el Acuerdo de la OMC - como entidad de referencia para la solución de conflictos fuera una Organización solamente recomendatoria y sin autoridad en la materia. Para los países abastecedores, se hace necesario basar las negociaciones internacionales, a veces con el libro del Codex en la mano, a veces con la razonabilidad de los requisitos (cuando la contraparte no conoce el Codex o no lo respeta) y en algunas ocasiones, mostrando las propias normas del exportador. No obstante, el escenario de sobre-demanda actual, con precios altos, facilita circunstancialmente la posición.
LA OFERTA. Como se dijo anteriormente, debido a la fertilidad de sus tierras, a la "cultura" de sus productores, al rápido proceso de transferencia tecnológica, América Latina se posiciona como un importante proveedor. Cito el caso de Brasil y Argentina, sólo con la intención de dirigir la presentación a las commodities básicas, dejando de mencionar, no por menos importantes, los casos del café de Colombia, las bananas de Ecuador, las frutas y hortalizas de Chile, los frutos de mar de Perú, la lana de Uruguay, etc. y muchos otros productos de importancia de Paraguay, Bolivia, Venezuela, etc.
Tanto Brasil, como Argentina, han desarrollado normas y requisitos competitivos en el campo de sus principales commodities. Algunas veces por iniciativa de sus propias comunidades o gobiernos, otros, la mayoría de ellos, por imperio de sus compradores. Pero, de una forma u otra, sus producciones son colocadas en el mercado internacional de manera muy competitiva. Estados Unidos, Brasil y Argentina se han convertido en casi los únicos proveedores de maíz, soja, harina y aceite de soja para el resto del mundo. De estos productos, estos tres oferentes, cubren más del 90% de la demanda. Las calidades de los productos, el perfil de sus industrias y los requisitos sanitarios, son muy similares, con sutiles diferencias. Así es que en muchísimos casos, son proveedores complementarios o sustitutos. Los tres grandes han desarrollado y disponen de estándares de calidad transparentes, sistemas de acondicionamiento y despacho de mercaderías similares, transportan las mismas en barcos o bodegas similares, los precios son muy ajustados (salvo diferencias de flete marítimo), las cadenas industriales también son parecidas, etc.
No obstante lo señalado, los compradores presentan restricciones o amenazas casi de manera recurrente. Estos inconvenientes suelen producir mayor impacto en la industria de los países en desarrollo, debido a la fragilidad de sus economías y a la escala de las mismas. Veamos los principales casos.
AMENAZAS A LA CALIDAD DE LOS GRANOS Y SUBPRODUCTOS.
BIOTECNOLOGÍA MODERNA. A principios de la década de los ´90 irrumpe en el mercado de alimentos una nueva tecnología basada en el proceso comúnmente denominada de transgénesis o RNA recombinante, permitiendo la producción de plantas (luego animales) Genéticamente Modificados. Esta tecnología se desarrolla principalmente en los Estados Unidos y es aplicable a la producción comercial de soja en una primera instancia, luego a maíz y hoy a muchos otros cultivos. Las entidades regulatorias de USA y Argentina permiten las primeras liberaciones comerciales en 1996, aunque, en los foros científicos y tecnológicos ya se habían discutido principios de bioseguridad a fines de los ´80 y comienzo de los ´90. El Codex Alimentarius acuerda los primeros lineamientos a fines de los ´90. Algunas organizaciones ecologistas no gubernamentales se oponen a la aplicación de esta tecnología y expresan ante la sociedad dudas sobre su impacto en el agro-ecosistema y en la salud humana y animal, principalmente debido al desconocimiento del manejo de la técnica y de la propia genética. Las campañas públicas al respecto, obligan a los gobernantes a decidir restricciones en algunos casos, desalentar las técnicas en otros y a fomentar legislación sobre la materia. No obstante, la adopción de esta moderna tecnología es rápida por los agricultores de varios países y la evolución a su aceptabilidad sigue similar tendencia. Los principales países que han adoptado esta tecnología son USA, Argentina, Brasil, China, Colombia, etc. Si bien la adopción ha sido y esta siendo relativamente rápida como era de esperar, las medidas de evaluación de riesgo y aprobaciones consecuentes, hacen que los gobiernos aprueben para su uso comercial, los nuevos eventos biotecnológicos mediante un proceso de "caso por caso". Ello lleva a que en el mundo, algunos países lo hagan mucho más rápido que otros e inclusive con distinto orden de aprobación en cada uno de ellos, según los intereses de los propios desarrolladores y los intereses de los gobiernos. Ello, ha producido un fenómeno que lo llamamos de "asincronismo" y que hasta el año pasado, ha sido frenado por la UE, principal comprador de estos productos en la década pasada, y que atendiendo a la política estadounidense de desestimar los impactos comerciales de sus nuevos eventos, principalmente por la alta participación del mercado interno en sus producciones, a la política argentina de seguir oportunamente las aprobaciones europeas (en función de su alta participación en el mercado comprador de maíz) y actualmente, a la aceleración que ha producido Brasil en sus aprobaciones; se presenta un cuadro heterogéneo al ver los eventos biotecnológicos aprobados por los principales compradores y vendedores de commodities. Esto trae restricciones o problemas de acceso a algunos mercados como ser: China, Europa, India, Rusia, etc. Si bien se cree que esta problemática es transitoria, ya que no se puede proyectar para el futuro, hoy en día insume muchas horas en negociaciones internacionales bilaterales y multilaterales, en intercambio de documentos, etc. Muy probablemente en el mediano plazo, los lazos de confianza entre los principales importadores y exportadores sean lo suficientemente fuertes como para contener la problemática, o quizás sea, un argumento más en manos de los compradores para restringir el abastecimiento según conveniencias coyunturales.
Las principales empresas multinacionales que desarrollan estas tecnologías, sumado a numerosas universidades y entidades privadas de distintas partes del mundo continúan investigando, produciendo y proponiendo a los productores nuevas alternativas en la materia. Como cualquier proceso científico o tecnológico que aporta al crecimiento y al desarrollo, termina siendo imparable, y los mitos que inicialmente se tejieron al respecto, lentamente han ido cayendo debido a su falta de sustento. Las evaluaciones de riesgo, tanto ambiental como alimentario, son seguras, se realizan sobre sólidos principios científicos y las ventajas en el rendimiento, la calidad, la extensión de la frontera agrícola, etc. son factores que hacen a la mejor competitividad de los productos y a la mejora de la oferta.
CONTAMINANTES
En este punto, nos vamos a referir a dos clases de contaminantes que son los que mayor incidencia tienen el comercio internacional:
1) MICOTOXINAS. Son toxinas producidas por hongos y que si bien han sido estudiadas desde hace muchos años, su impacto en el comercio es relativamente reciente. La UE ha sido unos de los precursores en su regulación y, lamentablemente, no siempre siguiendo los principios científicos sobre Evaluación de Riesgos, sino aplicando el principio precautorio, como se mencionara. Ello ha llevado a restricciones y problemas en el comercio que lo han sufrido exportadores de varios países: China, Irán, Turquía, USA, Brasil, Colombia, etc. El menú regulatorio es profuso, y muy probablemente lo sea más complejo en el futuro. Por otro lado, los sistemas de muestreo no son del todo repetibles con exactitud, por ello, una partida puede ser conforme en el país de despacho y ser de rechazo en destino, o viceversa. Asimismo, la UE no suele respetar o esperar las directrices del Codex Alimentarius en la materia, sino que se adelanta en los aspectos regulatorios, siendo una fuente de controversias permanente. Estados Unidos, Brasil, Argentina, Codex, etc. disponen de tolerancias muy diferentes a los europeos, y no es porque todos ellos quieran intoxicar a sus poblaciones o disminuir las tasas de conversión de grano a carne de sus productores, sino porque saben que aún no hay suficiente información científica como para establecer con seguridad una regulación.
2) RESIDUOS DE PESTICIDAS. La década pasada estuvo fuertemente influenciada por las modificaciones realizadas en los reglamentos europeos sobre esta temática. El proceso fue denominado por la propia UE como de "armonización", atendiendo a la carencia de un único nivel establecido para las distintas combinaciones de agroalimentos y principios activos de pesticidas. Así es que los europeos crearon una única legislación estableciendo los Límites Máximos de Residuos (LMR) para los 27 países, derogándose automáticamente los LMR de cada país. En realidad había una gran heterogeneidad al comparar la legislación de los principales países. Estimaciones privadas señalan que la reducción ha sido aproximadamente de 1.300 combinaciones insumo/producto a 400 de ellas. A simple vista, se puede discernir un cambio importante y el consecuente impacto en el comercio. Muchas de las moléculas insecticidas y herbicidas han sido directamente dadas de baja debido a que los propios solicitantes originales no manifestaron interés en "defenderlas".
3) REQUISITOS FITOSANITARIOS. Son muchos los países que por diversas razones plantean restricciones al comercio debido a enfermedades o plagas no presentes en sus territorios y cultivos. Muchos de ellos, lo hacen por exceso de celo en la interpretación de aspectos cuarentenarios, otros argumentan razones sanitarias cuando la causa es sólo de reciprocidad comercial, otros debido a necesidades de restricción del volumen de sus exportaciones, etc. Lo cierto es que aún para el caso de las commodities, se plantean desde los foros públicos estos tipos de requisitos. Hoy, tiene particular importancia los casos de China e Irán. El primero de ellos, por la presencia de determinados hongo, malezas o virus en maíz que según sus argumentos no están presentes en china. En el caso del país musulmán, la presencia de un hongo, cuyo desarrollo ocurre en toda América, es decir que lo tiene Estados Unidos, Brasil y Argentina.
4) CONTAMINANTES MICROBIOLÓGICOS. Países europeos controlan y requieren embarques de granos o harinas "libres" de determinadas bacterias. Casi todos los granos que se comercializan en grandes volúmenes, se embarcan y desembarcan a cielo abierto, con la presencia de gaviotas, palomas y pájaros en los puertos de carga y de destino de estos productos, por lo tanto, pensar en poder disponer de una partida "libre" de contaminación es imposible. Los países del Báltico, realizan determinaciones analíticas buscando presencia de Salmonella sp en maíz, Polonia, Italia, Alemania hace lo propio para harinas de soja, etc. Por supuesto, que quien busca encuentra. Por ello, es necesario que los países sean muy prudentes en las regulaciones en esta temática, ya que no es lo mismo un alimento envasado para el consumo humano directo, que una bodega de un barco con 5.000/8.000 ton a granel y a cielo abierto. En este sentido, una evaluación de riesgo que considere las realidades del comercio y del abastecimiento es fundamental para el libre flujo de materias primas para alimentos.
EXIGENCIAS DE NORMAS Y SISTEMAS DE CONTROL DE PROCESO DESDE EL  PAÍS COMPRADOR HACIA EL PAÍS ABASTECEDOR.
Algunas organizaciones internacionales y países están ya desarrollando reglamentos técnicos para sus propios sistemas oficiales de control, supervisión y certificación basados en los principios internacionales acordados por la International Standarization Organization (ISO). Estas normas, no sólo alcanzan a los organismos de certificación propiamente dichos, sino que además, incluyen propuestas para los organismos de acreditación. Si bien, las organizaciones públicas no están sujetas a estas normativas del campo voluntario, igualmente, muchos países consideran los criterios expuestos y los aplican para sus propias organizaciones. Así es que, en algunos casos, se exigen a las propias organizaciones públicas de los países abastecedores, el disponer de organizaciones que satisfagan los criterios de las normas ISO, como ser de Inspección, de Inspección y Certificación, de Acreditación, etc. Éste, es un nuevo desafío, y una nueva oportunidad, para los gobiernos de nuestros países latinoamericanos y no sería nada difícil que en el futuro próximo más de uno no pueda exportar si no dispone de estos sistemas implementados en sus organizaciones.
El mercado internacional ofrece un escenario cada vez más complejo y sorpresivo, pero también un mundo con mayores necesidades de alimentación, tanto en términos de cantidad como de calidad. Allí nuestro desafío. Allí, nuestra oportunidad de crecimiento.
Autores:
Juan Carlos Batista
SENASA Argentina
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