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Micotoxinas en silaje

Publicado: 20 de octubre de 2015
Por: Ph.D Oscar Queiroz y Med. Vet. Matias Aba. Dpto. Investigación y Desarrollo. Teknal SA.
Introducción:
Las micotoxinas son metabolitos secundarios secretados mayormente por hongos del género Aspergillus, Penicillum y Fusarium (Yiannikouris y jouany, 2002). La naturaleza ubicua de las micotoxinas y la severidad de sus efecto sobre la salud humana hacen importante su conocimiento. La Organización para la Alimentación y Agricultura (FAO) estima que el 25% de todos los granos están contaminados con micotoxinas.  Los costos directos de la eliminación de ingredientes y alimentos contaminados y los costos indirectos de la aplicación de la normativa y control de la calidad causados por la contaminación con toxinas de hongos en EE.UU. se estimaron en  U$D 1,4 billones (CAST, 2003). La importancia de las micotoxinas es evidente al haber 25.000 a 166.000 casos anual de cáncer de hígado causados por toxinas (Liu y Wu, 2010).
Las micotoxinas también afectan negativamente a los animales domésticos causando supresión del sistema inmune, desequilibrio de la función hormonal, y reducción de la utilización de nutrientes, lo cual resulta en diminución del rendimiento y eventualmente la muerte. Para los establecimientos los costos de alimentar animales con dietas contaminadas resultan en una mala performance y en la eliminación de la leche por una alta concentración de toxinas. Leche con concentraciones de micotoxinas arriba de 05 µg/kg son consideradas ilegales para ser comercializadas en EE.UU., Brasil, Argentina y países pertenecientes al Mercado Común del Sur mientras que en Europa el nivel de acción es 05 µg/kg (FDA., 2000; ANVISA, 2000; EFSA, 2004 a).
La confección de ensilajes se basa en el principio de conservación de forrajes bajo condiciones de anaerobiosis. Las bacterias ácido-lácticas propias o inoculadas naturalmente fermentan carbohidratos en el forraje y producen ácidos, los cuales reducen el PH y consecuentemente reducen el crecimiento de microorganismos indeseables. La anaerobiosis y el bajo PH inhiben el crecimiento de la mayoría de los hongos, por esto ensilar es una estrategia efectiva para prevenir el crecimiento de hongos y la producción de micotoxinas. Sin embargo, las condiciones que previenen el crecimiento de la mayoría de los hongos en ensilajes también provee un ambiente más propicio para el crecimiento de las especies tolerantes al bajo oxígeno y ácidos como Penicilium roqueforti, Aspergillus fumigatus, Byssochlamys nívea, y varias especies de Fusarium. Gonzales-Pereyra et al. (2008) también notaron que un mal manejo del ensilaje puede perjudicar la fermentación, promover condiciones aeróbicas dentro de la masa ensilada y favorecer el crecimiento de hongos que normalmente son menos tolerantes al ácido o condiciones anaeróbicas como Aspergillus flavus. Además una vez que los silos son abiertos las consiguientes condiciones aeróbicas frecuentemente permiten el crecimiento del deterioro permitiendo la generación de levaduras que normalmente metabolizan lactato hacia CO2 así aumenta el PH del ensilaje. Este elevado PH predispone al crecimiento activo de hongos toxigénicos, particularmente ensilajes manejados de manera deficiente durante la extracción.
La contaminación con micotoxinas es un problema ubicuo dada la alta capacidad de adaptación que tienen los hongos toxigénicos que les permite proliferar en todas las etapas de producción de alimentos tanto en el campo, en el material cosecha y los alimentos almacenados. A pesar de su capacidad de adaptación varias técnicas pueden ser usadas para prevenir o al menos minimizar la contaminación de los alimentos con micotoxinas o también hay disponibles métodos efectivos de detoxificación. Esta revisión intenta brevemente repasar las micotoxinas que aparecen normalmente en los silajes y re discutir estrategias para prevenir la contaminación con micotoxinas o detoxificar alimentos contaminados.
 
Micotoxinas
Las micotoxinas causan graves efectos no deseados en animales y humanos. Más de 400 toxinas se producen en forma natural, sin embargo, solo unas pocas han sido estudiadas en profundidad. Las micotoxinas que normalmente están presentes en los silajes son deoxynivalenol (DON), zearalenona (ZEA), fumonisina, roquefortina C. Aflatoxina también puede estar presente en silajes hechos en ambientes húmedos y cálidos.
 
Deoxynivalenol
Deoxynivaleno (DON) es una toxina producida por especies Fusarium (F. graminearum, F. sporotrichioides, F. culmorum, F. poae, F. roseum, F. tricinctum) también es conocida como vomitoxina por ocasionar emesis en cerdos. Además de vómito, DON causa rechaso a la comida, diarrea, problemas reproductivos y eventualmente en animales no rumiantes puede ocasionar la muerte. Los efectos de DON en vacas lecheras no están claros pero disminución de la producción están asociados a la toxina (Whitlow et al., 1994). Deoxynivalenol también está relacionado con alteraciones en la fermentación del rumen (Seeling et al., 2006) y disminución del flujo de proteínas al duodeno (Danicke et al., 2005). En un estudio sobre la presencia de micotoxinas en ingredientes, Driehuis et al (2008) observó que el ensilaje de maíz fue la principal fuente de DON y zearalenona (ZEA) en dietas de vacas lecheras. Estos autores reportanron un promedio de concentración de DON en muestras de silajes de maíz y pasturas de 550 µg/kg y una concentración máxima de 1,250 µg/kg. Estimaron que estas concentraciones de DON podían resultar en consumos de 8,4 µg/kg PV o 5mg/cab/día. Luego de revisar varios estudios Di Constanzo et al.,(2005) concluyeron que el ganado de carne es capaz de tolerar hasta 21 mg/kg de DON. Charmley et al. (1993) indicó que una concentración de 6mg de DON/kg MS afectó negativamente la producción de leche o genero la aparición de la toxina en la leche. La información sobre los efectos negativos de DON en el ganado lechero es escasa e insuficiente para poder establecer un nivel máximo de tolerancia, sin embargo se puede tomar como guía de tolerancia 5mg/kg (European commission, 2006, Driehuis et al., 2008). La FDA (Food and Drug Administration) establece como guía para DON 10 a 5 mg/kg de Ms. para ganado de carne y leche respectivamente (FDA, 2010). La preocupación por los niveles de consumo de DON en vacas lecheras está relacionado con su efecto negativo potencial en la salud y producción, sin embargo debido a la baja transferencia de la toxina a la leche, DON no es considerado un contaminante que reduzca la seguridad de los productos lácteos.
 
Fumonisina
Las fumonisinas son producidas principalmente por dos especies de Fusarium, F, verticilloides (formalmente F, moniliforme) y F. proliferatum (Whitlow and Hagler. 2005). La fórmula estructular de la fumonisina es similar a la esfingosina, componente de los esfingolípidos que abundan en el tejido nervioso. La toxicidad de este compuesto resulta de la interrupción de la síntesis de esfingolípidos, por esto ocasiona parálisis, nerviosismo, ataxia en caballos y edema pulmonar en cerdos (Marasas et al., 1988; Ross et al., 1990; Diaz and Borermans, 1994). La toxina tiene tendencia a ser menos agresiva en rumieantes que en monogástricos, sin embargo se ha demostrado que la fumonisina puede ser hepatotoxica y nefrotoxica en terneros que reciban 1mg/kg PV (MAthur et al., 2001). Los últimos trabajos reportan apoptosis de célusas hepáticas y necrosis tubular renal dosificando la toxina durante 7 días. Resultados similares fueron encontrados en terneras de carne alimentadas con 148 mg/kg de fumonisina en la dieta por 31 días (Osweiler et al., 1993). Diaz et al. (2000) demostró que con 100 mg/kg de fumonisina se reduce el consumo y la producción de leche. De cualquier manera el traspaso de toxina a la leche es mínimo (Scott et al., 1994).
Gonzales-Pereyra et al. (2008) reportaron que los niveles de fumonisina en los silos de maíz varíaron de 340 a 2490 µg/kg Ms. Estos autores también señalaron que las muestras de diferentes lugares del silo tienen diferente concentraciones de toxina y aquellas de la capa superior y paredes laterales tienen altos niveles de PH, lo cual favorece la aparición de la toxina.
La FDA (Food and Drug Administration) propone el valor de 15 mg/kg Ms. para fumonisina en vacas lecheras (FDA, 2001).
 
Zearalenona
Zearalenona es un metabolito estrogénico producido por varias especies de Fusarium como F. graminearum, F. culmorum, f. crookwellense (Saeger et al., 2003). A pesar de la diferencia estructural entre zearelenona y los estrógenos esteroides, ZEA puede causar numerosos problemas reproductivos incluyendo hiperestrogenismo, aumento de tamaño de glandula mamaria y vaginitis (Diekman and Green, 1992). Los rumiantes son menos sensibles que los cerdos y los pollos debido a la conversión de ZEA a su metabolito alfa y beta zearalenona por la flora ruminal. A pesar de su mayor resistencia a la toxina, estudios muestran que altos niveles pueden afectar a la vaca lechera. Por ejemplo la tasa de concepción disminuyo 25% en vaquillonas recibiendo 250 mg de ZEA (Weaver et al., 1986).
Withlow y Hagler (2005) reportaron 30% de incidencia de contaminación con ZEA en 461 muestras de silaje de maíz y el promedio del nivel de contaminación fue 525 µg/kg DM. Driehuis et al. (2008) reporto la contaminación de silajes de pastura y de maíz en 13 y 50% con niveles de 180 y 146 µg/kg respectivamente. La principal preocupación con esta toxina es el efecto negativo sobre la salud animal y la reproducción, ya que como fumonisina el nivel que traspasa a leche es insignificante (Seeling et al., 2005). No hay valores de referencia, guía o aviso por la FDA. El valor de guía para Europa es 500 µg/kg.
 
Aflatoxina
Aflatoxina es un metabolito secundario mutagénico, carcinogénico y toxico producido por Aspergillus flavus,  A. parasiticus and A. nomius. Debido a la capacidad de Aspergillus de crecer en un rango amplio de temperatura y humedad la aflatoxina es un contaminante ubicuo de alimentos en el mundo. Alimentar a vacas lecheras con dietas contaminadas con aflatoxinas reduce su salud y performances productiva y también se produce la transferencia de la toxina a la leche y productos lácteos.
Los síntomas asociados al consumo o inhalación de aflatoxina son: Inapetencia, letargia, ataxia, aumento de tamaño del hígado, disminución de la motilidad ruminal, reducción de la eficiencia y producción de leche (Whitlow and Hagler, 2005; Mathur et al., 1975). Aflatoxina también reduce la respuesta inmune a enfermedades oportunistas e interfiere con la eficiencia de las vacunas (Marin et al., 2002). Sin embargo, estos síntomas no son específicos para aflatoxinas lo cual dificulta el diagnóstico con precisión (Columbre, 1993). Garret et al. (1968) demostró el aumento en el peso del hígado en ternera de carne alimentada  con una dieta que contenía 100 µg/kg de aflatoxina. Queiroz et al. (2010)   observaron el aumento en de la concentración en plasma de molèculas de adhesión y proteínas de fase aguda cuando la vaca lechera es alimentada con dietas contaminadas con aflatoxinas.
La incidencia de aflatoxinas en silajes es relativamente baja respecto a otras micotoxinas, probablemente sea por la baja tolerancia del Aspergillus al ambiente ácido y anaerobiosis. Sin embargo la literatura reporta muchos casos de silos contaminados con altos niveles de aflatoxinas cuando están mal hechos, mal manejados o en silajes hechos con plantas enfermas (Queiroz et al., 2009). Gonzales-Pereyra et al. (2008) reportaron concentraciones de aflatoxina B1 (AFB1) de 156 µg/kg en un silo de maíz almacenado sin el tapado correcto. La tasa de transferencia de aflatoxina a la leche varía de 1 a 6%. Dado la importancia del efecto de las aflatoxinas en la salud humana, es la ùnica de las 400 micotoxinas que posee nivel de regulación  por las agencias gubernamentales. El nivel de aflatoxina establecido por FDA para leche fluida son de 0.5 µg/kg y es 20 µg/kg para alimentos ofrecidos a vaca lechera. Por lo tanto los silos de maíz citados anteriormente debido a su alta concentración de aflatoxinas no serian aptos para consumo de ganado lechero.
 
Factores que afectan el nivel de contaminación por micotoxinas.
Las micotoxinas son producidas por diferentes vías implicadas en el metabolismo secundario de los hongos, no son esenciales para el crecimiento celular de los microorganismos son las principales rutas sintéticas o catabólicas. Mas bien, los procesos de metabolismo secundario que dan lugar a la contaminación por micotoxinas son causados por la interacción y la respuesta de los hongos a las condiciones ambientales (Yiannikouris and Jouany, 2002). Por lo tanto el grado de contaminación de los forrajes por micotoxinas se relaciona con las tensiones ambientales y parámetros físico químicos tales como la disponibilidad de agua libre, oxigeno, PH y la disponibilidad de sustrato. Los problemas ambientales más comunes asociados a la contaminación por micotoxinas son: insectos o daños por animales, estrés de la planta provocada por condiciones climáticas extremas como el granizo o la contaminación con enfermedades fúngicas oportunistas. La contaminación por micotoxinas del silaje se asocia comúnmente a prácticas de manejo inadecuadas.
 
Previniendo la Contaminación con Micotoxinas de la Comida
La prevención de la contaminación por micotoxinas es una tarea compleja debido a que hay muchos factores involucrados y que contribuyen a predisponer a los hongos a producir micotoxinas. Conceptos de gestión de riesgos pueden ayudar a identificar puntos de control en la cadena de elaboración comida para reducir al mínimo la contaminación con micotoxinas. Como se menciono anteriormente, la infección por hongos toxigenicos de los alimentos puede ocurrir en el campo, durante su almacenamiento o cuando se ofrece a los animales. La siguiente sección describe las diferentes fases de producción de alimentos y las correspondientes estrategias para prevenir la contaminación por micotoxinas.
 
El Campo o Estadío  Anterior a la Cosecha
La prevención de las micotoxinas en el campo es deseable pero no siempre realizable. Practicas agronómicas que permitan minimizar el estrés ambiental y maximizar la performance de la planta pueden disminuir significativamente la contaminación con micotoxinas (Binder, 2010). Algunas de esas prácticas incluyen la elección de variedades o híbridos que se adaptan a la zona de cultivo y resistentes a enfermedades fúngicas, control de malezas, aplicación de fungicidas y pesticidas, uso de riego, rotación de cultivos, fertilización oportuna adecuada (Edwards, 2004; Whitlow and Hagler, 2005). A pesar de su potencial teórico, Duncan et al. (1994) ha probado que los fungicidas presentan poca eficacia en la prevención del crecimiento de A. flavus y porlo tanto evitando el crecimiento de aflatoxinas. Es importante notar que no importa cuán bueno sea el manejo en el campo ninguna técnica elimina completamente la posibilidad de contaminación de los cultivos.
 
Fase de Cosecha
La cosecha de cultivos y forrajes deben ser cuidadosamente programados para coincidir con la madurez recomendada para optimizar el rendimiento, la concentración de Ms y el valor nutritivo de cada cultivo. El exceso de humedad en los cultivos cosechados y forrajes puede predisponer al deterioro de los granos y evitar la fermentación eficiente del ensilaje.
El equipo de cosecha debe ser el adecuado y estar en buenas condiciones para evitar el daño del material y el contacto con el suelo ya que esto puede predisponer al crecimiento de hongos y a la producción de micotoxinas. El almacenamiento adecuado del material cosechado en las instalaciones adecuadas también es necesario para reducir al mínimo el riesgo de contaminación por micotoxinas
 
Fase Post Cosecha
El almacenamiento correcto es fundamental para prevenir el desarrollo de micotoxinas. Se debe prestar especial atención a la humedad de los alimentos a almacenar. La humedad debe quedar debajo de 15% en alimentos secos y se debe aplicar secado natural o artificial cuando sea necesario. El secado por debajo de 13% conpensa niveles desiguales de concentración de humedad en el alimento o en la masa de forraje.
Cuando las condiciones de almacenamiento son pobres se permite el crecimiento de hongos, no es raro encontrar más de una especie debido a que durante el almacenamiento, los granos son colonizados por una sucesión de hongos que dan lugar a una contaminación con diferentes toxinas (Binder, 2010). Otros factores que deben ser considerados para prevenir la contaminación con micotoxinas durante el almacenamiento son temperatura apropiada y adecuada aireación (Shapira and Paster, 2004). Las altas temperaturas aumentan la actividad del agua que conduce al crecimiento del moho, mientras que la aireación inadecuada de los granos permite la acumulación de humedad, lo que aumenta las posibilidades de propagación de los hongos. Se debe prestar especial atención a la estructura física del silo para evitar la rehidratación de los granos por agua de lluvia u otras fuentes de agua y para prevenir el daño causado por insectos o roedores. Como se menciono anteriormente, los granos dañados favorecen el desarrollo  de micotoxinas por lo tanto se recomienda la separación mecánica de granos quebrados.
La adhesión estricta al principio de buenas prácticas de manejo en todas las etapas de confección y alimentación de silaje son esenciales para prevenir la contaminación con micotoxinas. Esas prácticas incluyen las siguientes: Elegir híbridos resistentes a enfermedades, asegurarse que se aplican buenas prácticas de manejo para minimizar el daño, infección por enfermedades,  cosechar en el momento adecuado de maduración para optimizar el valor nutritivo, producción y concentración de materia seca, cortar el forraje en un tamaño que asegure un correcto nivel de compactación sin reducir la fibra efectiva, llenar los silos con rapidez, lograr densidades de más de 200 kg/m3 para reducir la porosidad y evitar espacios de aire en el silo, gestionar bien la cara de extracción de silo para minimizar el deterioro.
El bajo PH y las condiciones de anaerobiosis inhiben el crecimiento de la mayoría de los hongos toxigénicos (Pahlow et al., 2003). Los inoculantes de bacterias y los aditivos químicos han sido utilizados con éxito para acidificar promoviendo la caida rápida del PH al ensilar. Los inoculantes y aditivos también se utilizan para mejorar la estabilidad aeróbica y reducir la población de hongos en los ensilajes (Mari et al., 2009; Pedroso et al., 2010). Sin embargo pocos trabajos han estudiado si los inoculantes y aditivos pueden prevenir o reducir la contaminación de micotoxinas en los ensilajes. Queiroz et al. (2009) reportaron que las plantas de maíz infestadas con roya del sur que eran ensiladas tenían una concentración de aflatoxinas 200 veces por arriba del nivel de acción de la FDA. Sin embargo la inoculación de plantas enfermas con un inoculante que contenga L. buchneri and P. Pediococcus resulto en silajes sin aflatoxinas. Lactobacillus buchneri es una bacteria heterofermentativa, la cual puede convertir ácido láctico en ácido acético y 1-2 Propanodiol (Oude Elferink et al., 2001). Ácidos como el acético y el propiónico han probado tener efecto antifúngico y como tal, son agregados al silo directa o indirectamente para inhibir el crecimiento de mohos y levaduras. Numerosos estudios han demostrado el efecto antifungico de los ácidos, sin embargo los inhibidores de moho y los inoculantes no tienen efecto en las micotoxinas que han sido sintetizadas.
Otra estrategia para reducir el crecimiento de hongos tóxigénicos en silos consiste en limitar el ingreso de oxigeno a los silos.  Amaral et al. (2010) evaluaron la eficacia de utilizar plásticos tradicionales o un film para cubrir silos que limita la filtración de oxigeno. Reportaron que a diferencia de los plásticos tradicionales la nueva barrera anti oxigeno inhibió la síntesis de aflatoxinas en silos de maíz de Brasil. Este experimento hace foco en la importancia de mantener las condiciones de anaerobiosis durante y después de ensilar para evitar la contaminación del silaje con micotoxinas.

Métodos de Detoxificación de Micotoxinas
Indudablemente, la industria de la alimentación y los productores de alimento deben apuntar a prevenir el crecimiento de mohos y la contaminación con micotoxinas de los alimentos. A pesar de la existencia de notables avances en  las tecnologías de inhibición fúngica pre y post cosecha, la contaminación de los alimentos es muy común todavía.
El silaje representa una porción significativa de las dietas de vacas lecheras, en algunos lugares se usa todo el año, en otros tiene un uso estacional en momentos que escasea el forraje, es importante remarcar la necesidad de que la contaminación por micotoxinas se reduzca al mínimo. Aún ningún método desintoxica eficaz o totalmente ensilajes contaminados con micotoxinas, sin embargo numerosos productos que mejoran la estabilidad aeróbica mediante su acción antimicótica indirectamente reducen el riesgo de contaminación del silaje por micotoxinas.
La dilución del ingrediente contaminado es una estrategia efectiva para granos contaminados, sin embargo no es muy recomendable para silajes ya que lo contaminado va a ser extraido en menor tiempo e implicaría un uso parcial de la cara del silo. Estos factores pueden conducir al crecimiento de mohos e intensificar el problema de la contaminación (Whitlow and Hagler, 2005). 

Enteroadsorbentes
Enteroadsorbentes son sustancias que se pueden ligar a la micotoxina en el tracto digestivo del animal reduciendo su biodisponibilidad y su toxicidad (Philips, 1999). Representan un método alternativo a los inaccesibles métodos físicos y a los peligrosos métodos químicos. Los aluminosilicatos (HSCAS) son productos basados en arcilla que forman un complejo estable con AFB1 que no puede cruzar la membrana en el tracto gastrointestinal. Una evaluación in vitro de la capacidad de ligar de los aluminosilicatos demostró que el 80 a 99% de la aflatoxina presente en varias soluciones (buffer, agua o líquido ruminal) estaba ligada a la arcilla (Moschini et al., 2008). Trabajos en vivo con HSCAS han mostrado menor nivel de detoxificación pero útiles. Diaz et al. (2004) evaluo diferentes agentes secuestrantes y reporto un amplio rango de eficiencia para reducir AFM1 en leche (31 a 65%) en dietas con 100 µg/kg de AFB1 ofrecidas a vacas lecheras. Kutz et al., (2009) reporto 44 a 48% de reducción de toxina en leche cuando los secuestrantes eran usados en la dieta. Descontaminaciòn satisfactoria se ha logrado con el uso de agentes secuestrantes inorgánicos como el caso de HSCAS pero solo sobre aflatoxinas y sin efecto sobre otras micotoxinas. Por ejemplo la inclusión de HSCAS en la dieta no ha afectado el efecto estrogènico de zearalenona (Bursian et al., 1992). Cuando se uso 0,5 a 1% de la raciòn de HSCAS no se mitigo el efecto negativo de DON en la ganancia de peso de animales no rumiantes.
Otro tipo de enteroadsorbentes como el carbón activado, peptidoglicanos también han sido evaluados. Diaz et al., (2004) estudio el efecto de bentonita, glucomananos esterificados (pared de levadura) y carbón activado como secuestrantes para reducir la absorción de AFB1 y su transferencia a la leche. Los autores describieron que glucomananos a 0,05% de la Ms de la dieta tuvo el mismo efecto que bentonita de sodio al 1,2%. Los dos productos bajaron los niveles de AFB1 58,5% y 64,6% respectivamente. En el mismo ensayo el carbòn activado no tuvo efecto sobre la reducción de aflatoxina M1. Los resultados de usar estos ligantes son bastante dependientes de la densidad de aflatoxina presente en la dieta.
 
Conclusiones
Las micotoxinas son un importante problema de seguridad de los alimentos debido a los efectos que tiene sobre la salud humana y animal, al igual que su distribución ubicua. A pesar de todos los esfuerzos científicos por el desarrollo de técnicas para prevenir la contaminación por micotoxinas, ninguna de las técnicas existentes es infalible. La mayoría de las técnicas de detoxificación se centran en la eliminación de micotoxinas presentes en en los granos. Se debe tener especial cuidado cuando se sospecha de silaje contaminado porque no hay forma de detoxificaciòn de silaje. Afortunadamente algunas estrategias de prevención son prometedoras por ejemplo incluyendo ayudas a la fermentación, el uso de ácidos e inoculantes, mejores coberturas para silos y el uso de enteroadsorbentes. Estas técnicas no eliminan el problema pero pueden mejorar por inhibición del crecimiento de hongos toxigenicos o mediante la reducción de la absorción de la toxina por parte del animal.
 
Referencias:
CAST, Council for Agricultural Science and Technology. 2003. Mycotoxins: risk in plant, animal and human systems. Task Force Report No. 139. Ames, Iowa.
Driehuis, F., M. C. Spanjer, J. M. Scholten, and M. C. te Giffel. 2008. Occurrence of mycotoxins in feedstuffs of dairy cows and estimation of total dietary intakes. J. Dairy Sci. 91:4261-4271.
Phillips, T. D. 1999. Dietary clay in chemoprevention of aflatoxin-induced disease. Toxicological sciences Suppl. 52: 118-126.
Queiroz, O. C. M., A. T. Adesogan, C. R. Staples. 2010. Effects of adding a mycotoxin-sequestering agent on milk aflatoxin M1 concentration and the performance and immune response of dairy cattle fed an aflatoxin B1 - contaminated diet. J. Anim Sci. 88 Suppl E. p 543, Abstract 1142.
Whitlow L. W. and W. M. Hagler, Jr. 2005. Mycotoxins in dairy cattle: occurrence, toxicity, prevention and treatment. Proc. Southwest Nutr. Conf.:124-138.
Yiannikouris, A., and J. P. Jouany. 2002. Mycotoxins in feeds andtheir fate in animals: a review. Anim. Res. 51: 81–99.
Lista completa de referencia: oqueiroz@teknal.com.ar
Introducción:
Las micotoxinas son metabolitos secundarios secretados mayormente por hongos del género Aspergillus, Penicillum y Fusarium (Yiannikouris y jouany, 2002). La naturaleza ubicua de las micotoxinas y la severidad de sus efecto sobre la salud humana hacen importante su conocimiento. La Organización para la Alimentación y Agricultura (FAO) estima que el 25% de todos los granos están contaminados con micotoxinas.  Los costos directos de la eliminación de ingredientes y alimentos contaminados y los costos indirectos de la aplicación de la normativa y control de la calidad causados por la contaminación con toxinas de hongos en EE.UU. se estimaron en  U$D 1,4 billones (CAST, 2003). La importancia de las micotoxinas es evidente al haber 25.000 a 166.000 casos anual de cáncer de hígado causados por toxinas (Liu y Wu, 2010).
Las micotoxinas también afectan negativamente a los animales domésticos causando supresión del sistema inmune, desequilibrio de la función hormonal, y reducción de la utilización de nutrientes, lo cual resulta en diminución del rendimiento y eventualmente la muerte. Para los establecimientos los costos de alimentar animales con dietas contaminadas resultan en una mala performance y en la eliminación de la leche por una alta concentración de toxinas. Leche con concentraciones de micotoxinas arriba de 05 µg/kg son consideradas ilegales para ser comercializadas en EE.UU., Brasil, Argentina y países pertenecientes al Mercado Común del Sur mientras que en Europa el nivel de acción es 05 µg/kg (FDA., 2000; ANVISA, 2000; EFSA, 2004 a).
La confección de ensilajes se basa en el principio de conservación de forrajes bajo condiciones de anaerobiosis. Las bacterias ácido-lácticas propias o inoculadas naturalmente fermentan carbohidratos en el forraje y producen ácidos, los cuales reducen el PH y consecuentemente reducen el crecimiento de microorganismos indeseables. La anaerobiosis y el bajo PH inhiben el crecimiento de la mayoría de los hongos, por esto ensilar es una estrategia efectiva para prevenir el crecimiento de hongos y la producción de micotoxinas. Sin embargo, las condiciones que previenen el crecimiento de la mayoría de los hongos en ensilajes también provee un ambiente más propicio para el crecimiento de las especies tolerantes al bajo oxígeno y ácidos como Penicilium roqueforti, Aspergillus fumigatus, Byssochlamys nívea, y varias especies de Fusarium. Gonzales-Pereyra et al. (2008) también notaron que un mal manejo del ensilaje puede perjudicar la fermentación, promover condiciones aeróbicas dentro de la masa ensilada y favorecer el crecimiento de hongos que normalmente son menos tolerantes al ácido o condiciones anaeróbicas como Aspergillus flavus. Además una vez que los silos son abiertos las consiguientes condiciones aeróbicas frecuentemente permiten el crecimiento del deterioro permitiendo la generación de levaduras que normalmente metabolizan lactato hacia CO2 así aumenta el PH del ensilaje. Este elevado PH predispone al crecimiento activo de hongos toxigénicos, particularmente ensilajes manejados de manera deficiente durante la extracción.
La contaminación con micotoxinas es un problema ubicuo dada la alta capacidad de adaptación que tienen los hongos toxigénicos que les permite proliferar en todas las etapas de producción de alimentos tanto en el campo, en el material cosecha y los alimentos almacenados. A pesar de su capacidad de adaptación varias técnicas pueden ser usadas para prevenir o al menos minimizar la contaminación de los alimentos con micotoxinas o también hay disponibles métodos efectivos de detoxificación. Esta revisión intenta brevemente repasar las micotoxinas que aparecen normalmente en los silajes y re discutir estrategias para prevenir la contaminación con micotoxinas o detoxificar alimentos contaminados.
Micotoxinas
Las micotoxinas causan graves efectos no deseados en animales y humanos. Más de 400 toxinas se producen en forma natural, sin embargo, solo unas pocas han sido estudiadas en profundidad. Las micotoxinas que normalmente están presentes en los silajes son deoxynivalenol (DON), zearalenona (ZEA), fumonisina, roquefortina C. Aflatoxina también puede estar presente en silajes hechos en ambientes húmedos y cálidos.
Deoxynivalenol
Deoxynivaleno (DON) es una toxina producida por especies Fusarium (F. graminearum, F. sporotrichioides, F. culmorum, F. poae, F. roseum, F. tricinctum) también es conocida como vomitoxina por ocasionar emesis en cerdos. Además de vómito, DON causa rechaso a la comida, diarrea, problemas reproductivos y eventualmente en animales no rumiantes puede ocasionar la muerte. Los efectos de DON en vacas lecheras no están claros pero disminución de la producción están asociados a la toxina (Whitlow et al., 1994). Deoxynivalenol también está relacionado con alteraciones en la fermentación del rumen (Seeling et al., 2006) y disminución del flujo de proteínas al duodeno (Danicke et al., 2005). En un estudio sobre la presencia de micotoxinas en ingredientes, Driehuis et al (2008) observó que el ensilaje de maíz fue la principal fuente de DON y zearalenona (ZEA) en dietas de vacas lecheras. Estos autores reportanron un promedio de concentración de DON en muestras de silajes de maíz y pasturas de 550 µg/kg y una concentración máxima de 1,250 µg/kg. Estimaron que estas concentraciones de DON podían resultar en consumos de 8,4 µg/kg PV o 5mg/cab/día. Luego de revisar varios estudios Di Constanzo et al.,(2005) concluyeron que el ganado de carne es capaz de tolerar hasta 21 mg/kg de DON. Charmley et al. (1993) indicó que una concentración de 6mg de DON/kg MS afectó negativamente la producción de leche o genero la aparición de la toxina en la leche. La información sobre los efectos negativos de DON en el ganado lechero es escasa e insuficiente para poder establecer un nivel máximo de tolerancia, sin embargo se puede tomar como guía de tolerancia 5mg/kg (European commission, 2006, Driehuis et al., 2008). La FDA (Food and Drug Administration) establece como guía para DON 10 a 5 mg/kg de Ms. para ganado de carne y leche respectivamente (FDA, 2010). La preocupación por los niveles de consumo de DON en vacas lecheras está relacionado con su efecto negativo potencial en la salud y producción, sin embargo debido a la baja transferencia de la toxina a la leche, DON no es considerado un contaminante que reduzca la seguridad de los productos lácteos.
Fumonisina
Las fumonisinas son producidas principalmente por dos especies de Fusarium, F, verticilloides (formalmente F, moniliforme) y F. proliferatum (Whitlow and Hagler. 2005). La fórmula estructular de la fumonisina es similar a la esfingosina, componente de los esfingolípidos que abundan en el tejido nervioso. La toxicidad de este compuesto resulta de la interrupción de la síntesis de esfingolípidos, por esto ocasiona parálisis, nerviosismo, ataxia en caballos y edema pulmonar en cerdos (Marasas et al., 1988; Ross et al., 1990; Diaz and Borermans, 1994). La toxina tiene tendencia a ser menos agresiva en rumieantes que en monogástricos, sin embargo se ha demostrado que la fumonisina puede ser hepatotoxica y nefrotoxica en terneros que reciban 1mg/kg PV (MAthur et al., 2001). Los últimos trabajos reportan apoptosis de célusas hepáticas y necrosis tubular renal dosificando la toxina durante 7 días. Resultados similares fueron encontrados en terneras de carne alimentadas con 148 mg/kg de fumonisina en la dieta por 31 días (Osweiler et al., 1993). Diaz et al. (2000) demostró que con 100 mg/kg de fumonisina se reduce el consumo y la producción de leche. De cualquier manera el traspaso de toxina a la leche es mínimo (Scott et al., 1994).
Gonzales-Pereyra et al. (2008) reportaron que los niveles de fumonisina en los silos de maíz varíaron de 340 a 2490 µg/kg Ms. Estos autores también señalaron que las muestras de diferentes lugares del silo tienen diferente concentraciones de toxina y aquellas de la capa superior y paredes laterales tienen altos niveles de PH, lo cual favorece la aparición de la toxina.
La FDA (Food and Drug Administration) propone el valor de 15 mg/kg Ms. para fumonisina en vacas lecheras (FDA, 2001).
Zearalenona
Zearalenona es un metabolito estrogénico producido por varias especies de Fusarium como F. graminearum, F. culmorum, f. crookwellense (Saeger et al., 2003).A pesar de la diferencia estructural entre zearelenona y los estrógenos esteroides, ZEA puede causar numerosos problemas reproductivos incluyendo hiperestrogenismo, aumento de tamaño de glandula mamaria y vaginitis (Diekman and Green, 1992). Los rumiantes son menos sensibles que los cerdos y los pollos debido a la conversión de ZEA a su metabolito alfa y beta zearalenona por la flora ruminal. A pesar de su mayor resistencia a la toxina, estudios muestran que altos niveles pueden afectar a la vaca lechera. Por ejemplo la tasa de concepción disminuyo 25% en vaquillonas recibiendo 250 mg de ZEA (Weaver et al., 1986).
Withlow y Hagler (2005) reportaron 30% de incidencia de contaminación con ZEA en 461 muestras de silaje de maíz y el promedio del nivel de contaminación fue 525 µg/kg DM. Driehuis et al. (2008) reporto la contaminación de silajes de pastura y de maíz en 13 y 50% con niveles de 180 y 146 µg/kg respectivamente. La principal preocupación con esta toxina es el efecto negativo sobre la salud animal y la reproducción, ya que como fumonisina el nivel que traspasa a leche es insignificante (Seeling et al., 2005). No hay valores de referencia, guía o aviso por la FDA. El valor de guía para Europa es 500 µg/kg.
Aflatoxina
Aflatoxina es un metabolito secundario mutagénico, carcinogénico y toxico producido por Aspergillus flavus,  A. parasiticus and A. nomius. Debido a la capacidad de Aspergillus de crecer en un rango amplio de temperatura y humedad la aflatoxina es un contaminante ubicuo de alimentos en el mundo. Alimentar a vacas lecheras con dietas contaminadas con aflatoxinas reduce su salud y performances productiva y también se produce la transferencia de la toxina a la leche y productos lácteos.
Los síntomas asociados al consumo o inhalación de aflatoxina son: Inapetencia, letargia, ataxia, aumento de tamaño del hígado, disminución de la motilidad ruminal, reducción de la eficiencia y producción de leche (Whitlow and Hagler, 2005; Mathur et al., 1975). Aflatoxina también reduce la respuesta inmune a enfermedades oportunistas e interfiere con la eficiencia de las vacunas (Marin et al., 2002). Sin embargo, estos síntomas no son específicos para aflatoxinas lo cual dificulta el diagnóstico con precisión (Columbre, 1993). Garret et al. (1968) demostró el aumento en el peso del hígado en ternera de carne alimentada  con una dieta que contenía 100 µg/kg de aflatoxina. Queiroz et al. (2010)   observaron el aumento en de la concentración en plasma de molèculas de adhesión y proteínas de fase aguda cuando la vaca lechera es alimentada con dietas contaminadas con aflatoxinas.
La incidencia de aflatoxinas en silajes es relativamente baja respecto a otras micotoxinas, probablemente sea por la baja tolerancia del Aspergillus al ambiente ácido y anaerobiosis. Sin embargo la literatura reporta muchos casos de silos contaminados con altos niveles de aflatoxinas cuando están mal hechos, mal manejados o en silajes hechos con plantas enfermas (Queiroz et al., 2009). Gonzales-Pereyra et al. (2008) reportaron concentraciones de aflatoxina B1 (AFB1) de 156 µg/kg en un silo de maíz almacenado sin el tapado correcto. La tasa de transferencia de aflatoxina a la leche varía de 1 a 6%. Dado la importancia del efecto de las aflatoxinas en la salud humana, es la ùnica de las 400 micotoxinas que posee nivel de regulación  por las agencias gubernamentales. El nivel de aflatoxina establecido por FDA para leche fluida son de 0.5 µg/kg y es 20 µg/kg para alimentos ofrecidos a vaca lechera. Por lo tanto los silos de maíz citados anteriormente debido a su alta concentración de aflatoxinas no serian aptos para consumo de ganado lechero.
Factores que afectan el nivel de contaminación por micotoxinas.
Las micotoxinas son producidas por diferentes vías implicadas en el metabolismo secundario de los hongos, no son esenciales para el crecimiento celular de los microorganismos son las principales rutas sintéticas o catabólicas. Mas bien, los procesos de metabolismo secundario que dan lugar a la contaminación por micotoxinas son causados por la interacción y la respuesta de los hongos a las condiciones ambientales (Yiannikouris and Jouany, 2002). Por lo tanto el grado de contaminación de los forrajes por micotoxinas se relaciona con las tensiones ambientales y parámetros físico químicos tales como la disponibilidad de agua libre, oxigeno, PH y la disponibilidad de sustrato. Los problemas ambientales más comunes asociados a la contaminación por micotoxinas son: insectos o daños por animales, estrés de la planta provocada por condiciones climáticas extremas como el granizo o la contaminación con enfermedades fúngicas oportunistas. La contaminación por micotoxinas del silaje se asocia comúnmente a prácticas de manejo inadecuadas.
Previniendo la Contaminación con Micotoxinas de la Comida
La prevención de la contaminación por micotoxinas es una tarea compleja debido a que hay muchos factores involucrados y que contribuyen a predisponer a los hongos a producir micotoxinas. Conceptos de gestión de riesgos pueden ayudar a identificar puntos de control en la cadena de elaboración comida para reducir al mínimo la contaminación con micotoxinas. Como se menciono anteriormente, la infección por hongos toxigenicos de los alimentos puede ocurrir en el campo, durante su almacenamiento o cuando se ofrece a los animales. La siguiente sección describe las diferentes fases de producción de alimentos y las correspondientes estrategias para prevenir la contaminación por micotoxinas.
 El Campo o Estadío  Anterior a la Cosecha
La prevención de las micotoxinas en el campo es deseable pero no siempre realizable. Practicas agronómicas que permitan minimizar el estrés ambiental y maximizar la performance de la planta pueden disminuir significativamente la contaminación con micotoxinas (Binder, 2010). Algunas de esas prácticas incluyen la elección de variedades o híbridos que se adaptan a la zona de cultivo y resistentes a enfermedades fúngicas, control de malezas, aplicación de fungicidas y pesticidas, uso de riego, rotación de cultivos, fertilización oportuna adecuada (Edwards, 2004; Whitlow and Hagler, 2005). A pesar de su potencial teórico, Duncan et al. (1994) ha probado que los fungicidas presentan poca eficacia en la prevención del crecimiento de A. flavus y porlo tanto evitando el crecimiento de aflatoxinas. Es importante notar que no importa cuán bueno sea el manejo en el campo ninguna técnica elimina completamente la posibilidad de contaminación de los cultivos.
Fase de Cosecha
La cosecha de cultivos y forrajes deben ser cuidadosamente programados para coincidir con la madurez recomendada para optimizar el rendimiento, la concentración de Ms y el valor nutritivo de cada cultivo. El exceso de humedad en los cultivos cosechados y forrajes puede predisponer al deterioro de los granos y evitar la fermentación eficiente del ensilaje.
El equipo de cosecha debe ser el adecuado y estar en buenas condiciones para evitar el daño del material y el contacto con el suelo ya que esto puede predisponer al crecimiento de hongos y a la producción de micotoxinas. El almacenamiento adecuado del material cosechado en las instalaciones adecuadas también es necesario para reducir al mínimo el riesgo de contaminación por micotoxinas
Fase Post Cosecha
El almacenamiento correcto es fundamental para prevenir el desarrollo de micotoxinas. Se debe prestar especial atención a la humedad de los alimentos a almacenar. La humedad debe quedar debajo de 15% en alimentos secos y se debe aplicar secado natural o artificial cuando sea necesario. El secado por debajo de 13% conpensa niveles desiguales de concentración de humedad en el alimento o en la masa de forraje.
Cuando las condiciones de almacenamiento son pobres se permite el crecimiento de hongos, no es raro encontrar más de una especie debido a que durante el almacenamiento, los granos son colonizados por una sucesión de hongos que dan lugar a una contaminación con diferentes toxinas (Binder, 2010). Otros factores que deben ser considerados para prevenir la contaminación con micotoxinas durante el almacenamiento son temperatura apropiada y adecuada aireación (Shapira and Paster, 2004). Las altas temperaturas aumentan la actividad del agua que conduce al crecimiento del moho, mientras que la aireación inadecuada de los granos permite la acumulación de humedad, lo que aumenta las posibilidades de propagación de los hongos. Se debe prestar especial atención a la estructura física del silo para evitar la rehidratación de los granos por agua de lluvia u otras fuentes de agua y para prevenir el daño causado por insectos o roedores. Como se menciono anteriormente, los granos dañados favorecen el desarrollo  de micotoxinas por lo tanto se recomienda la separación mecánica de granos quebrados.
La adhesión estricta al principio de buenas prácticas de manejo en todas las etapas de confección y alimentación de silaje son esenciales para prevenir la contaminación con micotoxinas. Esas prácticas incluyen las siguientes: Elegir híbridos resistentes a enfermedades, asegurarse que se aplican buenas prácticas de manejo para minimizar el daño, infección por enfermedades,  cosechar en el momento adecuado de maduración para optimizar el valor nutritivo, producción y concentración de materia seca, cortar el forraje en un tamaño que asegure un correcto nivel de compactación sin reducir la fibra efectiva, llenar los silos con rapidez, lograr densidades de más de 200 kg/m3 para reducir la porosidad y evitar espacios de aire en el silo, gestionar bien la cara de extracción de silo para minimizar el deterioro.
El bajo PH y las condiciones de anaerobiosis inhiben el crecimiento de la mayoría de los hongos toxigénicos (Pahlow et al., 2003). Los inoculantes de bacterias y los aditivos químicos han sido utilizados con éxito para acidificar promoviendo la caida rápida del PH al ensilar. Los inoculantes y aditivos también se utilizan para mejorar la estabilidad aeróbica y reducir la población de hongos en los ensilajes (Mari et al., 2009; Pedroso et al., 2010). Sin embargo pocos trabajos han estudiado si los inoculantes y aditivos pueden prevenir o reducir la contaminación de micotoxinas en los ensilajes. Queiroz et al. (2009) reportaron que las plantas de maíz infestadas con roya del sur que eran ensiladas tenían una concentración de aflatoxinas 200 veces por arriba del nivel de acción de la FDA. Sin embargo la inoculación de plantas enfermas con un inoculante que contenga L. buchneri and P. Pediococcus resulto en silajes sin aflatoxinas. Lactobacillus buchneri es una bacteria heterofermentativa, la cual puede convertir ácido láctico en ácido acético y 1-2 Propanodiol (Oude Elferink et al., 2001). Ácidos como el acético y el propiónico han probado tener efecto antifúngico y como tal, son agregados al silo directa o indirectamente para inhibir el crecimiento de mohos y levaduras. Numerosos estudios han demostrado el efecto antifungico de los ácidos, sin embargo los inhibidores de moho y los inoculantes no tienen efecto en las micotoxinas que han sido sintetizadas.
Otra estrategia para reducir el crecimiento de hongos tóxigénicos en silos consiste en limitar el ingreso de oxigeno a los silos.  Amaral et al. (2010) evaluaron la eficacia de utilizar plásticos tradicionales o un film para cubrir silos que limita la filtración de oxigeno. Reportaron que a diferencia de los plásticos tradicionales la nueva barrera anti oxigeno inhibió la síntesis de aflatoxinas en silos de maíz de Brasil. Este experimento hace foco en la importancia de mantener las condiciones de anaerobiosis durante y después de ensilar para evitar la contaminación del silaje con micotoxinas.
Métodos de Detoxificación de Micotoxinas
Indudablemente, la industria de la alimentación y los productores de alimento deben apuntar a prevenir el crecimiento de mohos y la contaminación con micotoxinas de los alimentos. A pesar de la existencia de notables avances en  las tecnologías de inhibición fúngica pre y post cosecha, la contaminación de los alimentos es muy común todavía.
El silaje representa una porción significativa de las dietas de vacas lecheras, en algunos lugares se usa todo el año, en otros tiene un uso estacional en momentos que escasea el forraje, es importante remarcar la necesidad de que la contaminación por micotoxinas se reduzca al mínimo. Aún ningún método desintoxica eficaz o totalmente ensilajes contaminados con micotoxinas, sin embargo numerosos productos que mejoran la estabilidad aeróbica mediante su acción antimicótica indirectamente reducen el riesgo de contaminación del silaje por micotoxinas.
La dilución del ingrediente contaminado es una estrategia efectiva para granos contaminados, sin embargo no es muy recomendable para silajes ya que lo contaminado va a ser extraido en menor tiempo e implicaría un uso parcial de la cara del silo. Estos factores pueden conducir al crecimiento de mohos e intensificar el problema de la contaminación (Whitlow and Hagler, 2005). 
Enteroadsorbentes
Enteroadsorbentes son sustancias que se pueden ligar a la micotoxina en el tracto digestivo del animal reduciendo su biodisponibilidad y su toxicidad (Philips, 1999). Representan un método alternativo a los inaccesibles métodos físicos y a los peligrosos métodos químicos. Los aluminosilicatos (HSCAS) son productos basados en arcilla que forman un complejo estable con AFB1 que no puede cruzar la membrana en el tracto gastrointestinal. Una evaluación in vitro de la capacidad de ligar de los aluminosilicatos demostró que el 80 a 99% de la aflatoxina presente en varias soluciones (buffer, agua o líquido ruminal) estaba ligada a la arcilla (Moschini et al., 2008). Trabajos en vivo con HSCAS han mostrado menor nivel de detoxificación pero útiles. Diaz et al. (2004) evaluo diferentes agentes secuestrantes y reporto un amplio rango de eficiencia para reducir AFM1 en leche (31 a 65%) en dietas con 100 µg/kg de AFB1 ofrecidas a vacas lecheras. Kutz et al., (2009) reporto 44 a 48% de reducción de toxina en leche cuando los secuestrantes eran usados en la dieta. Descontaminaciòn satisfactoria se ha logrado con el uso de agentes secuestrantes inorgánicos como el caso de HSCAS pero solo sobre aflatoxinas y sin efecto sobre otras micotoxinas. Por ejemplo la inclusión de HSCAS en la dieta no ha afectado el efecto estrogènico de zearalenona (Bursian et al., 1992). Cuando se uso 0,5 a 1% de la raciòn de HSCAS no se mitigo el efecto negativo de DON en la ganancia de peso de animales no rumiantes.
Otro tipo de enteroadsorbentes como el carbón activado, peptidoglicanos también han sido evaluados. Diaz et al., (2004) estudio el efecto de bentonita, glucomananos esterificados (pared de levadura) y carbón activado como secuestrantes para reducir la absorción de AFB1 y su transferencia a la leche. Los autores describieron que glucomananos a 0,05% de la Ms de la dieta tuvo el mismo efecto que bentonita de sodio al 1,2%. Los dos productos bajaron los niveles de AFB1 58,5% y 64,6% respectivamente. En el mismo ensayo el carbòn activado no tuvo efecto sobre la reducción de aflatoxina M1. Los resultados de usar estos ligantes son bastante dependientes de la densidad de aflatoxina presente en la dieta.
Conclusiones
Las micotoxinas son un importante problema de seguridad de los alimentos debido a los efectos que tiene sobre la salud humana y animal, al igual que su distribución ubicua. A pesar de todos los esfuerzos científicos por el desarrollo de técnicas para prevenir la contaminación por micotoxinas, ninguna de las técnicas existentes es infalible. La mayoría de las técnicas de detoxificación se centran en la eliminación de micotoxinas presentes en en los granos. Se debe tener especial cuidado cuando se sospecha de silaje contaminado porque no hay forma de detoxificaciòn de silaje. Afortunadamente algunas estrategias de prevención son prometedoras por ejemplo incluyendo ayudas a la fermentación, el uso de ácidos e inoculantes, mejores coberturas para silos y el uso de enteroadsorbentes. Estas técnicas no eliminan el problema pero pueden mejorar por inhibición del crecimiento de hongos toxigenicos o mediante la reducción de la absorción de la toxina por parte del animal.
Referencias:
CAST, Council for Agricultural Science and Technology. 2003. Mycotoxins: risk in plant, animal and human systems. Task Force Report No. 139. Ames, Iowa.
Driehuis, F., M. C. Spanjer, J. M. Scholten, and M. C. te Giffel. 2008. Occurrence of mycotoxins in feedstuffs of dairy cows and estimation of total dietary intakes. J. Dairy Sci. 91:4261-4271.
Phillips, T. D. 1999. Dietary clay in chemoprevention of aflatoxin-induced disease. Toxicological sciences Suppl. 52: 118-126.
Queiroz, O. C. M., A. T. Adesogan, C. R. Staples. 2010. Effects of adding a mycotoxin-sequestering agent on milk aflatoxin M1 concentration and the performance and immune response of dairy cattle fed an aflatoxin B1 - contaminated diet. J. Anim Sci. 88 Suppl E. p 543, Abstract 1142.
Whitlow L. W. and W. M. Hagler, Jr. 2005. Mycotoxins in dairy cattle: occurrence, toxicity, prevention and treatment. Proc. Southwest Nutr. Conf.:124-138.
Yiannikouris, A., and J. P. Jouany. 2002. Mycotoxins in feeds andtheir fate in animals: a review. Anim. Res. 51: 81–99.
Lista completa de referencia: oqueiroz@teknal.com.ar
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Autores:
Oscar Queiroz Ph.D
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Matías Aba
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