Alergias alimentarias en el perro

Las alergias son patologías cada vez más frecuentes en las sociedades occidentales, y afectan tanto al ser humano como a sus mascotas. En el caso del perro, las alergias alimentarias suponen hasta el 15% del total de alergias.

Se producen por una reacción de hipersensibilidad tipo I, III y IV, siendo los alimentos más frecuentemente implicados:

La carne de vaca, pollo, cerdo y cordero
La leche y los derivados lácteos
El trigo, el maíz y la soja
El huevo
El pescado

Cuadro clínico

Más del 80% de las alergias alimentarias se presentan antes de los tres años de edad. El síntoma más frecuente es el prurito no estacional. Sin embargo, hasta un 15% de los perros afectados presentan además sintomatología digestiva, consistente en vómitos, diarrea y dolor abdominal.

El diagnóstico definitivo se realiza a partir de los síntomas, de la historia clínica del paciente y de lo que se conoce como “dieta de eliminación”, que es el método ideal para el diagnóstico. Consiste en proporcionarle al perro alérgico una dieta formada por alimentos que no haya ingerido con anterioridad, como por ejemplo carne de caballo, de conejo, o patata. La dieta se introduce de forma progresiva en dos o tres días, y se mantiene por un periodo de ocho a doce semanas.

La dieta de sustitución y la dieta de provocación

Esta dieta puede ser casera, debiendo entonces introducir por una lado una fuente proteica nunca antes ingerida: carne de caballo, venado, avestruz… Y una fuente de hidratos de carbono: patata hervida, arroz…

La dieta casera tiene el inconveniente de tener que ser preparada por el propietario continuamente, además de que no se controla exactamente el valor nutricional.

La dieta también puede ser comercial, existiendo dos posibilidades:

-Dieta hipoalergénica restringida en proteínas: se basa en lo mismo que la dieta comercial, incorporando al pienso únicamente proteínas de animales que no son consumidas habitualmente por los perros domésticos.
-Dieta de proteínas hidrolizadas: la hidrolización consiste en la utilización de enzimas digestivas que rompen las proteínas en sus componentes (péptidos y aminoácidos), reduciendo su antigenicidad hasta 66 veces. Se ha observado que los principales alérgenos alimentarios son proteínas con un peso molecular que oscila entre los 10.000 y los 70.000 dalton. Las proteínas hidrolizadas tienen un peso molecular por debajo de los 10.000 dalton, no produciendo así reacción inmunitaria.

Después de la dieta de eliminación, se debe ofrecer al animal lo que se conoce como “dieta de provocación”, que consiste en darle de nuevo su antigua dieta. Si al volver a su antigua alimentación no vuelven los síntomas de la alergia, no se trataba de una hipersensibilidad alimentaria, y la mejoría fue coincidencial. Si al volver a su antigua dieta los síntomas reaparecen, se confirma entonces que el perro padece una alergia alimentaria.

Tratamiento de la alergia alimentaria

El tratamiento es de por vida, y consiste en la administración de la dieta de sustitución hipoalergénica. Evitando los alérgenos responsables de la hipersensibilidad el animal no volverá a presentar síntomas.

Por otro lado, en los últimos años se están llevando a cabo la realización de perfiles serológicos que evidencian exactamente a qué alérgenos es alérgico el perro afectado. De este modo, se puede saber exactamente qué alimento o alimentos no puede comer el animal, y por otro lado se posibilita el desarrollo de una vacuna. Las vacunas son de diseño y específicas para cada individuo. La vacunación consiste en la inyección de pequeñas dosis de alérgeno que se van incrementando semanalmente. Posteriormente la vacunación es mensual.