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Felicidad animal

Publicado: 5 de julio de 2018
Por: Carlos R. Tamara Gomez

Generalmente se asume cuando se habla de felicidad animal que se transgreden ciertas lógicas racionalistas con respecto a que los animales son eso, seres sin alma. Pero eso no tiene fundamento de ninguna clase. Desde el medioevo, quizás desde Santo Tomás de Aquino, si no estoy mal, venimos arrastrando algunas definiciones que se anclaron en concepciones religiosas que hoy no se soportan ni siquiera desde la misma concepción religiosa, que ha cambiado. No hay si no que leer la más reciente encíclica del Papa.
El matemático y filósofo inglés George Bernard Shaw se burlaba del asunto del alma. Decía: imaginemos que un antropófago haya comido solo carne humana toda su vida, tanta que ninguna de sus células le pertenecería, ¿qué cuerpo o alma podrá recuperar el Día del Juicio Final? ¡Habría un déficit terrible, decía!
Más piadosamente, el mismo San Francisco de Asís hablaba de Hermano Lobo. Y se ha dicho que el de Asís ha sido el hombre que más cerca ha estado de emular a Cristo.
Todo esto indica que hay zonas grises que a la explicación racionalista se le escapan. Pero hay más. No hay duda que el ganado sigue siendo un animal salvaje. Que haya sido domesticado no le quita esa naturaleza. Y qué comen los animales salvajes. ¡De todo lo que les sea palatable! Y, entonces ¿porqué hemos de cambiarle a una dieta que pudiera serle ajena a la evolución de su especie?
Allí en ese quiebre es donde entra el racionalismo a decidir por encima de la naturaleza animal, en la convicción de estar haciendo lo mejor para el animal: ofreciéndole una dieta que siempre es la misma. Obligándole a raspar la lengua contra el piso para evitarnos gastos a los humanos.
¡Esto es increíble y clama al cielo! Pero hay más.
Alguna vez pude visitar una cría de pollos de engorde. Esto pollos jamás tienen una madre que siquiera les enseñe a caminar. En efecto, por alguna razón cuatro de ellos se habían salvado de la venta y estaban siendo parte de un gallinero extensivo. ¡Había que ver la diferencia al caminar! La elegancia y agilidad de los pollos que se habían criado con sus madres. Igual o similar cosa ocurre con los terneros destetos o que siempre han permanecido en corral. Los criadores de pájaros saben que si un pájaro va más de tras veces al mismo lugar de la jaula, ya está loco. ¿Y el ganado enjaezado, y el elefante atrapado por un hilo?
En algún momento de mi vida que tuve terneros de ceba pude entender la crueldad del desteto. ¡Se les niega que mamen a voluntad para quitarle la leche que, entre otras cosas, no siempre asimilamos bien los humanos, es decir, de alguna forma, desperdiciamos impunemente la leche que le negamos al ternero. ¿Será todo esto racional? ¿Habrá alguna forma de enorgullecerse de esto?
Pero volvamos a la alimentación inteligente que busca que el animal feliz sea más productivo y nos ofrezca mejor calidad de carne.
¡No habría necesidad de demostrarlo! Es evidente que nosotros mismos respondemos mejor a una dieta variada. Acaso, ¿quién de nosotros desayuna, almuerza y cena la misma comida todos los días de su vida? ¿Habrá un tris de racionalidad en esto? Y, para colmos, te la miden onza por onza. ¡No me diga más!
Y eso que es absolutamente lógico, trivial y ¡racional! para nosotros, que también somos animales, ¿por qué no es cierto para el ganado? ¡Y esto no va más allá de la lógica formal!
Obvio, a quienes venden concentrados para animales, o a quiens hemos sido educado en aquel paradigma nos es difícil y desagradable cambiar, y este pequeño discurso les sabe a
cacho, pero ¿quién tiene la culpa?

Autores:
Carlos R. Tamara Gomez
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Carlos R. Tamara Gomez
5 de julio de 2018
Leyendo alguna vez un texto de Prospectiva que realizaron si no estoy mal los ganaderos de Nuevo León, decían que para sostenerse en el negocio optarían por cebar con la mente puesta en el mercado de los hoteles de cinco estrellas de México, no recuerdo bien si de solo el distrito capital o todo el país, que bien pudiera ser uno u otro caso, por al amplio campo turístico de ese país. Creo que se inspiraban para ello en lo que han realizado los japoneses que ya hacen tradición con la suculenta calidad de sus carnes. ¡Y hay que ver la delicadeza con que tratan a sus animales los japoneses! Si no estoy mal no se refieren solo a la ceba, consideran que la calidad de su carne es poco menos que construida paso tras paso de las edades del ganado. Las carnes japonesas no solo serían exquisitas, huelen tanto como saben, también serían más tiernas. De alguna manera preconizan una crianza inteligente y creativa. Luego de esto me acuerdo de un vecino que tuve a quien le gustaba un tanto empinar el codo. Escuchó cuando su mujer que preparaba una cena de navidad dijo que había que darle vino al pavo para que no supiera desabrida su carne. Ni corto ni perezoso se brindó para hacer esa ayuda culinaria yendo a comprar el vino más suculento que encontró. Unas dos horas después el tipo estaba en una juma terrible al lado del pavo. Esparcidas por doquier botellas y más botellas. Enroscado como estaba en el piso cuando vio que su mujer atentaba contra el pavo protestó con algunos picotazos en la cabeza: -Un momento, con mi compadre pavo, no se mete nadie. El pavo se salvó ese día. Para año nuevo fue sacrificado y el vino debió añejarse pues confiesan no haber comido jamás una carne tan sabrosa, jugosa y olorosa. ¡Quisieron comerse hasta las plumas! Durante mi infancia, el ganado consumía cerca del patio Anamú, una planta que de sus hojas y semillas pasa sus aromas a la leche. El suero que consumíamos estaba impregnado de ese sabor y olor. Luego supimos que el anamú podría evitar el cáncer, faltando pruebas clínicas para ello. La nutrición inteligente en realidad luce como espontánea. ¡Es lo que ha hecho el animal siempre hasta que el racionalismo entendió que era más inteligente que las bestias que alimenta! La nutrición animal inteligente no es un descaro, ni tiene porqué ser más costosa. Es un simple fenómeno de rutinas, espontaneidad como dije, u objeto de culturas elaboradas como la japonesa. Apostilla: ¡Lo que si nos esta saliendo excesivamente costosa es la enorme contaminación ambiental que está produciendo! Muy pronto, más temprano que tarde, la nutrición animal deberá dar un giro de 180° si quisiéramos persistir en la idea que planeta y cultivo ganadero masivo no se contradicen. Todo el consumo combustible fósil del mundo no le ve una a la contaminación ganadera!!! Como en esa perspectiva es obligada la producción industrial de bocados sostenibles y proambientales, el espacio para su diseño inteligente no solo será obligatorio, será absolutamente necesario y se llegará a penalizar lo contrario. En ese momento las racionalidades habrán cambiado y los burlados de hoy serán reconocidos como precursores. Para ese momento, si estoy vivo, desde una juma terrible alcanzaré a a decir. - ¡Un momento con mi compadre toro, no se mete nadie!
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