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Revisión corriente de trabajos de investigación en terneras de Remplazo.

Publicado: 28 de julio de 2016
Por: Umberto Francesa
Introducción
La crianza de terneras en la finca involucra una inversión de aproximadamente 25% del total de los costos de operación en la finca (Cámara de Productores de Leche de Costa Rica, 1995). Esta inversión y el alto índice de mortalidad (8-12% al destete), ejercen un alto riesgo en la Tasa Interna de Retorno (TIR).
El propósito de este trabajo es el de hacer una revisión de los últimos trabajos en la literatura (peer review), que describen los métodos y prácticas de manejo, que podrían mejorar la Tasa Interna de Retorno (TIR) en fincas lecheras, enfocando mayor atención a 2 puntos fundamentales en la crianza de terneras: a) Manejo del calostro y b) La relación entre el balance energético y proteína en la dieta de terneras hasta el destete. Vamos a tratar de analizar las implicaciones a corto  y largo plazo que estos dos factores ejercerían en la vida productiva de la futura vaca.
La mayor parte de la información que existe sobre la crianza de terneras proviene de trabajos realizados en universidades de países en donde la industria lechera ha alcanzado niveles muy especializados; esto no quiere decir que algunos países de Latinoamérica no hayan logrado  niveles de producción semejantes, sin embargo, la realidad es que todos nos beneficiamos en los descubrimientos y herramientas que países desarrollados ha puesto a la disposición del mercado internacional. Adaptar en una manera inteligente sus progresos de acuerdo a nuestras necesidades, tiene sentido y es el camino más económico a seguir.
Este trabajo va a tratar de hacer una recopilación general del estado actual de la literatura referente a la crianza de terneras de razas lecheras hasta el destete (0-2 meses de edad) y observar las diferencias (si las hay), con terneras de las mismas razas criadas en fincas lecheras especializadas en el trópico alto templado de Latino América.
Las áreas geográficas  que creo se beneficiarían mayormente en el siguiente trabajo, esta ubicadas entre 1500 y 2000 metros sobre el nivel del mar y ofrecen temperaturas ideales para la explotación de ganado lechero de tipo europeo. Aunque las condiciones montañosas del terreno, no proveen las condiciones ideales para una mecanización a gran escala. Las áreas que nos interesan aquí  poseen el clima y las temperaturas que permiten un tipo de explotación de tipo Alpino durante todo el ano. La crianza de terneras es particularmente adaptable a estas áreas, en donde las temperaturas promedios son muy estables durante todo el ano, bien entre la zona de confort termo neutral (59-70°F) para la crianza de becerros tipo europeo. Las instalaciones para proteger los animales contra el viento y la lluvia, implican un menor costo si las comparamos con aquellas requeridas para proteger las terneras del frio y del calor extremos en países más meridionales.
Las necesidades nutricionales en energía metabolizable (EM) en condiciones termo neutrales van a ser menores que aquellas en condiciones de fríos y calor extremos, como las encontradas en países más meridionales. Puesto esto en consideración, los costos de producción involucrados en la crianza de terneras en el trópico montañoso alto serían menores, tanto en alimentación como en instalaciones.   

Historia
Una situación que todavía se presenta con los remplazos criados en estas áreas es la edad al primer parto (EPP) con una variación que va desde 24-33 meses de edad con un promedio de 28 meses (Rivera, G.A., 2000). Esta situación tiene que mejorarse y bajar el EPP al mismo nivel en que se encuentra en aquellos países especializados (22-24 meses).
Tradicionalmente la crianza de terneras se realiza criando los animales separados hasta el destete.  Existen en el mercado celdas o jaulas construidas específicamente para este propósito en donde el animal permanece en solitario hasta el destete. Después del destete, el animal se mueve con un grupo de animales preferiblemente de la misma edad, donde sus necesidades nutricionales van cambiando de acuerdo a su etapa de crecimiento, siempre poniendo atención a que el animal crezca en estatura y evitando la deposición de grasa en sus tejidos.
Este sistema de crianza ha sido el modelo estándar adoptado en Norteamérica desde hace muchos años y les ha dado muy buenos resultados. Antes del destete los animales no tienen contacto físico entre ellos, obedeciendo aquellos preceptos establecidos por la industria en evitar algunas formas de comportamiento que los animales presentan a esta edad, como es el de mamarse entre ellos así como el contagio con enfermedades infecciosas.  
El encargado tiene la gran facilidad de observar muy bien el  estado de salud de los animales a su cargo cada vez que los alimenta y tratar cualquier animal con problemas  de acuerdo a los protocolos establecidos por la finca.
Sin embargo, este sistema no deja de tener sus desventajas:
  • Costos elevados de las jaulas e instalaciones
  • Poca protección contra el medio ambiente
  • En el caso de animales criados en jaulas, problemas de contaminación e higiene del área.
  • El área utilizada por estas instalaciones es considerable y costosa
  • Utiliza gran cantidad de mano de obra especializada para las diferentes labores de manejo
  • Control de moscas durante el verano

El Calostro provee algo más que anticuerpos
Calostro es el primer alimento que recibe el neonato. Biológicamente, la función más importante del mismo ha sido la de transportar pasivamente aquellos anticuerpos creados por la madre y que no pasan al feto a través de la barrera transplacentaria, como si sucede en otras especies.
Aparte de esta función inmunológica, el calostro es un alimento altamente nutritivo, que va a suministrar al neonato con grandes cantidades de proteína, grasa, minerales y vitaminas. El calostro contiene también otros componentes cuyas funciones no han sido estudiadas hasta recientemente; entre ellos, el efecto en el desarrollo temprano del sistema gastro-intestinal (GIT) (Baumrucker et al. 1994; Blattler et al., 2001; Yang et al., 2015).
Comparados con terneras criadas con formula, la administración de calostro durante los 3 primeros día de vida promueve el crecimiento de las vellosidades del intestino delgado (circunferencia y altura) y la profundidad de las criptas epiteliales en neonatos (Blatter et al., 2001). Este efecto es más prominente en el duodeno que en las partes distales del intestino delgado.
El contenido de IGF-1 en calostro incrementa la proliferación epitelial del intestino delgado en recién nacidos (Baumrucker et al., 1994). IGF-1 está involucrada en una variedad de actividades metabólicas y fisiológicas, tales como transportación a través de las membranas celulares, metabolismo de la glucosa, aminoácidos, nucleótidos y síntesis de proteínas. Regulación de la proliferación celular, diferenciación e inhibición de apoptosis o muerte celular programada (Georgiev, 2008).
Sin embargo la suplementación purificada de estos factores nutricionales (como IGF-1), en dietas testigo, no han tenido el mismo efecto en la proliferación celular del epitelio intestinal cuando comparadas con dietas con calostro y leche entera; lo que sugiere,  que hay otros factores nutricionales desconocidos en el calostro que tienen influencia en el desarrollo del intestino del neonato  (Roffler et al., 2003).
Hoy sabemos que la calidad del calostro que una vaca va a producir depende de aquellos acontecimientos que se llevan a cabo con las mismas en el hato lechero y antes del parto.
Nutrición y manejo de la vaca seca es esencial para que las mismas lleguen a producir calostro de alta calidad. Labores de manejo incluyen, un programa de vacunación en donde los animales preñados reciben todas aquellas inmunizaciones que asegurarían que el calostro de esas vacas, contendrían los anticuerpos necesarios para asegurar al neonato la protección necesaria durante las primeras semanas de vida.
Un estudio reciente (de Pasille et al 2014), sugiere que terneras que consumieron más calostro y leche transicional durante los primeros 5 días de vida; van a beber más leche, crecer más y tener mejor salud durante el periodo previo al destete.
El mejor tiempo de cosechar el calostro es inmediatamente después al parto y ofrecerlo al ternero entre las primeras 2 horas de nacido. El calostro cosechado después de varias horas del parto, es un calostro diluido con leche y con menor cantidad de anticuerpos; sin embargo, esto no quiere decir que su valor dietético es inadecuado; después de 6 horas, el calostro empieza a diluirse con leche y la concentración en inmunoglobulinas, grasas y proteínas disminuye rápidamente como es descrito en las Tablas 1 y 2.
Después del parto, tiempo es el factor más importante a considerar cuando se alimenta el becerro con el primer calostro, tal como se observa en aquellos rumiantes salvajes, la madre está en una carrera contra el tiempo en que instintivamente invita al neonato a que se levante y mame.
Becerros de razas grandes pueden recibir hasta 3 litros en la primera bebida y la mitad 12 horas después. Lo ideal es garantizar que el animal reciba la suficiente cantidad de inmunoglobulinas que puedan ser detectadas en el plasma sanguíneo 24-48 después en niveles mayores a 10 mg/ml.
Fallas en lograr ese objetivo, da por resultado el llamado síndrome de falla en la transferencia pasiva de anticuerpos o FTP, en el cual el nivel de anticuerpos en suero sanguíneo es menor a los 10 mg/ml, y deja a estos animales con serios problemas de inmunidad y protección en contra de enfermedades que afectan al recién nacido.
La absorción de inmunoglobulinas es llevada a cabo por los enterocitos del epitelio intestinal. Es una absorción no selectiva efectuada por el proceso de pinocitosis de moléculas de gran tamaño, como lo son las inmunoglobulinas. La absorción de inmunoglobulinas en la mucosa intestinal  disminuye gradualmente y desaparece después de las 24 horas de nacido el animal  (Weaver et al., 2000). Tiene valor el de hacer una mención especial acerca de este punto en particular, ya que todavía hay explotaciones ganaderas en donde la importancia de suministrar calostro de buena calidad tan pronto como la becerra ha nacido, no se ha adaptado muy bien.
El método empleado para suministrar el primer calostro al neonato garantiza la cantidad de anticuerpos que el animal iría a recibir. En las explotaciones lecheras que manejan números de vacas muy grandes, se ha observado que 67% de los terneros no mostraron los niveles sanguíneos adecuados de anticuerpos o FTP. Cuando a los animales se les suministro calostro con biberón o mediante alimentación forzada con el tubo esofágico, hubo una diferencia de 19.3% y 10.8% en FTP respectivamente (Besser et al., 1991). Este comportamiento, contradice en parte lo mencionado previamente cuando mencionamos a los rumiantes salvajes y en lechería moderna desde el punto de vista epidemiológico, es preferible separar el neonato de la madre inmediatamente después del parto.
El ternero recién nacido no va a beber voluntariamente las cantidades de calostro necesarias para adquirir las cantidades de anticuerpos recomendadas y es por esto que el método de alimentación forzada con el tubo esofágico es el método preferido en aquellos países en donde se crían grandes cantidades de becerros, con el cual se obliga al animal a ingerir  1 galón de calostro a las 2 horas de nacido. Este método reduce el riesgo a FTP drásticamente.
Aunque la mayoría de los productores reconocen las cualidades inmunológicas del calostro, todavía hay un gran número de becerros en USA que muestran FTP. En un estudio realizado por  Beam et al., 2009, en varias fincas lecheras en USA, demostró que alrededor del 20% de sus becerros mostraron FTP. Sin duda alguna, el manejo del calostro todavía juega un papel muy importante en la prevención de FTP en aquellas operaciones que trabajan con grandes números de animales nacidos diariamente.
La concentración de IgG en calostro es esencial y la misma puede ser incrementada antes del parto asegurando a las vacas gestantes una nutrición adecuada. Hoy reconocemos la importancia de algunas vitaminas y minerales en la dieta, tales como la interacción entre la Vit E y el Selenio. Las vacunaciones y las enfermedades a que la vaca gestante ha sido expuesta antes del parto, asegura la existencia de anticuerpos específicos contra esas enfermedades. El confort  durante el preparto es un factor muchas veces menospreciado. En el preparto, las vacas deben de gozar del   espacio entre animales y fácil acceso a la comida en todo momento. Un estudio reciente, demostró que la cantidad del primer calostro es influenciado por el espacio entre vacas en la línea de alimentación o “feed bunk”.
Chigerwe et al. (2008) determino que una cantidad de 153 g de IgG entre las 2 horas de edad,   eran necesarios para garantizar una transferencia pasiva de anticuerpos. Un calostro de buena calidad es aquel que contiene al menos 50 gramos de IgG por litro (Gooden, 2008).
 
Tabla 1
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En la Tabla 1 se puede observar que estas cantidades son obtenibles cuando el calostro es cosechado antes de que hayan pasado 2 horas del parto; sin embargo, factores tales como la higiene y contaminación bacterial del calostro suministrado, irían a afectar la absorción de anticuerpos por los enterocitos del epitelio intestinal. Aun bajo las mejores condiciones posibles de absorción, hay que considerar que no es posible un 100% de absorción de todos los anticuerpos suministrados por el calostro y un gran porcentaje de los mismos van ser digeridos y excretados en las heces.
Adicionalmente, todavía hay muchos productores que no aprecian otros beneficios nutricionales, factores bioactivos y factores desconocidos que el calostro y leche de transición poseen y es uno de los objetivos en esta revisión de la literatura, en mencionarlos y recalcar la importancia de los mismos en la vida productiva del animal. Entre estos componentes bioactivos, hay hormonas y factores de crecimiento como probióticos y prebióticos.
Es práctica común en proveer al animal con suficientes cantidades de calostro antes del cierre del epitelio intestinal al paso de inmunoglobulinas y abruptamente continuar con leche entera o re emplazador hasta el destete. Terneras con acceso a calostro ad libutum durante los primeros días, mostraron mayores tasas de crecimiento, cantidades transitorias de insulina en plasma y una reducción de los niveles en cortisol (Hammon et al., 2002). En un estudio reciente se determinó que terneras alimentadas con leche de transición crecen más saludablemente; sin embargo, su efecto especifico en el desarrollo del aparato digestivo no ha sido apropiadamente estudiado (Conneely et al., 2013).
La alimentación de calostro impacta la función de la barrera epitelial del intestino en cerditos recién nacidos, inhibiendo apoptosis de las células epiteliales y estimulando la secreción de mucina (Oste et al., 2010; Puiman et al., 2011). Adicionalmente, la alimentación con calostro incrementa el número de células productoras de mucina y la síntesis de proteína en el epitelio intestinal, comparado con cerditos alimentados en formula (Puiman et al., 2011). Estas importantes funciones que el calostro ejerce en la barrera epitelial, tienen un efecto importante en la reducción de la enterocolitis necrosante en cerditos (Jensen et al., 2013), demostrando que estos cambios que el calostro ejerce en la barrera del epitelio intestinal, juegan un papel fundamental protegiendo al huésped contra infecciones intestinales. El calostro bovino reduce el efecto pro-inflamatorio de las citoquinas producidas en el intestino de cerditos durante infección (Stoy et al., 2014).
El calostro contiene bacteria específica y oligosacáridos que pueden impactar micro biota en el tracto gastro intestinal del recién nacido. Es por esto que se le ha conferido el estatus de un “pro biótico/pre biótico completo”  (Mills et al., 2012).
A este respecto Nilusha Malmuthuge et al., (2015), experimento acerca de las propiedades pro y pre bióticas contenidas en el calostro de rumiantes y su acción en la colonización con bacterias benéficas sobre el intestino delgado de terneros recién nacidos.
 Al comparar calostro fresco y calostro pasteurizado: a) calostro calentado 60° C-60 minutos, b) calostro fresco y c) sin calostro.
La alimentación de calostro inmediatamente después de nacidos, incremento la colonización de bacteria total en el intestino en las 12 horas siguientes, esto no sucedió en los terneros testigos alimentados con solamente leche. En contraste, la prevalencia de Lactobacillus fue menor en el calostro pasteurizado y en el calostro fresco comparado con los testigos en leche. Muy notable fue la prevalencia de  Bifidobacterium adherido al tejido intestinal y no en el contenido intestinal, en el grupo alimentado con el calostro pasteurizado. La prevalencia de Bifidobacterium fue 3.2 y 5.2 veces mayor a las 6 horas, en el calostro pasteurizado que en el calostro fresco y  grupo testigo respectivamente. Aunque el calostro fresco no estimulo la prevalencia de Bifidobacterium adherido al tejido intestinal a las 6 horas comparado con los testigos, incremento gradualmente y 12 horas después fue más alto que el grupo testigo y similar al grupo en calostro pasteurizado.
Además, la colonización de E. coli fue drásticamente reducida en el grupo que recibió calostro pasteurizado comparado con los otros dos grupos. El incremento en la colonización de bacteria beneficiosa junto a la reducción de la colonización con bacteria patogénica en el intestino del ternero, podría muy bien disminuir la incidencia de diarreas infecciosas en el ternero cuando se alimentan con calostro pasteurizado.
La pasteurización del calostro a una baja temperatura (60° C) durante 1 hora, es una de las prácticas de manejo introducidas recientemente en las fincas de Norteamérica que ha adquirido gran popularidad. La pasteurización a bajas temperaturas disminuye el contenido de bacteria patogénica en el calostro contaminado durante la colección y el almacenado del mismo, con la gran ventaja de que no va a desnaturalizar las inmunoglobulinas, IgG (Donahue, et al., 2012).
El intestino delgado es colonizado con altos niveles de Bifidobacterium dentro de los 30 minutos después del nacimiento; sin embargo, solamente la alimentación con calostro pasteurizado a bajas temperaturas, es capaz de mantener estos niveles de colonización a través de las primeras 12 horas de vida. Bifidobacterium está siendo ampliamente estudiado, debido a sus propiedades probióticas y acción modularía a la respuesta inmunológica; tanto humoral como celular in vitro  (Hart et al., 2004).
Bifidobacterium protege al huésped de infecciones enteropathogenicas a través de la producción de acetato (Fukuda et al., 2011).
 
Tabla 2 Características físicas y composición química del calostro y leche de vacas Holstein
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Correlaciones entre Falla de Transporte Pasivo (FTP) y crecimiento del ternero después del destete se han realizado. Robinson et al. (1988), reporto de una significante correlación entre el nivel de IgG a las 24 horas de nacido y el promedio diario de ganancia de peso (GPD) a los 180 d. Usando los mismos animales, De Nise et al., 1989 (un año después), encontró otra significante correlación  entre FTP relacionada a una menor cantidad de leche y grasa en la primera lactación de esos animales.
El efecto que deja el calostro en la vida productiva del animal ha sido descrito por Faber et al. (2005) en un estudio usando la raza Brown Swiss en donde los terneros se alimentaron al nacer con dos diferentes cantidades de calostro. Un grupo recibió 2 lt y el otro grupo recibió 4 lt; ambos grupos fueron alimentados y manejados en la misma manera el resto de su crecimiento. Los animales que recibieron los 4 lt de calostro el primer día, mostraron mayores aumentos de peso diario (GPD). También se pudo demostrar un aumento en la sobrevivencia a largo plazo y hasta la segunda lactación; además, la producción láctea de los animales que recibieron 4 lts de calostro al nacer, excedió en 1027 kg de leche a los animales que recibieron 2 lts de calostro al nacer.
El incremento en “eficiencia alimenticia” observada en esos estudios, puede ser parcialmente explicado por diferencias en la capacidad de absorción ocurrida en el intestino. Hammon and Blum (1997), condujeron un experimento en donde alimentaron 3 grupos de terneros con: 1) calostro durante 3 días, 2) calostro 1 día y 3) re emplazador desde el primer día (sin calostro). Ellos examinaron la absorción del carbohidrato “xilosa” en los tres grupos. A los 5 días de edad se notó que aquellos grupos que recibieron calostro tuvieron un nivel más elevado en plasma sanguíneo de xilosa que aquellos que no recibieron calostro. Hadorn et al. (1997), mostro resultados similares con alimentación de calostro y noto que los terneros que recibieron calostro tenían niveles más altos en plasma; de glucosa, insulina, IGF 1 y globulinas durante los primeros 7 días de vida.
Durante muchos años se había creído en el concepto erróneo de que los animales en primera lactación producían calostro de menor calidad cuando se comparaban con vacas multíparas. Hoy sabemos que las diferencias en el contenido de anticuerpos no merecen esa clasificación, ya que el contenido de IgG’s tiene una amplia distribución a través de muestras de diferentes paridades.  Grusenmeyer et al. (2006), demostró que vacas en su primera lactación tenían concentraciones de IgG’s similares a vacas multíparas. Vacas en tercera lactación y más lactaciones mostraron un mayor promedio de anticuerpos en el calostro; sin embargo, el calostro de vacas más jóvenes fue igual y arriba de los 50 g/lt de IgG’s.
Conforme nueva información es reunida e indicando que los requerimientos nutricionales de terneros recién nacidos alcanzan necesidades más allá de aquellas para mantenimiento y crecimiento; todos concuerdan que el manejo del calostro en las primeras horas de vida del recién nacido y el ingreso de nutrientes de la más alta calidad, en las cantidades recomendadas hasta las 8 semanas de edad, serían los factores que va a contribuir en mayor grado a lo largo de la vida productiva de ese animal.
Como con otros recién nacidos de diferentes especies, pareciera que aquellos eventos que suceden durante el amamantamiento, son los que irían a tener una profunda y permanente influencia en la programación metabólica en la vida productiva del animal. Es muy posible que a esa temprana edad se producirían cambios epigeneticos que van a permanecer con ellos por el resto de sus vidas, siendo muy dudosa la posibilidad que existan mecanismos compensatorios en esa etapa de crecimiento (Soberon, et al. 2013).

Hipótesis Lactocrina
Los cambios que el calostro ejerce en el comportamiento del neonato afectan su desarrollo durante el resto de su vida. Estos cambios no solamente conciernen los ya bien conocidos con el estado inmunológico y protección a las enfermedades del recién nacido durante las primeras semanas de vida; si no que también a cambios más profundos en el futuro desarrollo del animal que involucran cambios metabólicos iniciados por señales que la vaca transmite al neonato a través del calostro y a este tipo de investigación se le llama “Efecto Lactocrino”. Los efectos de esta hipótesis se basan en que el calostro como la primera secreción que la glándula mamaria produce inmediatamente antes del parto en numerosas especies juega un rol muy importante en la sobrevivencia de las especies y va más allá de los beneficios inmunológicos, que podrán ser mejor explicados como una extensión de la influencia materna más allá del útero (Bartol et al., 2009).
El calostro tiene el potencial de influir la  “programación metabólica” en el neonato. Programación metabólica, se refiere a aquellos efectos permanentes y a largo plazo manifestados a través de la expresión de los genes de un individuo en respuesta al estado de nutrición y condiciones del medio ambiente, ocurridos durante una temprana edad de desarrollo del individuo  (Kaske et al., 2010). Ha sido descrito en varias especies, incluyendo humanos y en el caso de vacas lecheras; el calostro y sus componentes no inmunoglobulinicos, han sido involucrados en el futuro de la eficiencia alimenticia y producción de leche en la vaca (DeNise et al., 1989; Jones et al., 2004; Faber et al., 2005).
DeNise et al., (1989) demostraron que por cada unidad arriba de 12mg/ml en el contenido de IgG sérica, había un incremento de  8.5 kg de leche en el ME 305 días. Más aun, terneras alimentadas con 4 lt de calostro versus 2 lt de calostro al nacimiento, mostraron un 30% incremento en la tasa de crecimiento al destete, más un 16% incremento en sobrevivencia hasta la segunda lactación, con una producción de 1026 kg de leche más grande en las dos primeras lactaciones (Faber et al., 2005).
Steinhoff-Wagner et al. (2011) examino el impacto de alimentación con calostro en la absorción oral de la glucosa y la subsecuente producción endógena de glucosa. Terneros de 4 días de edad que recibieron calostro al nacimiento, mostraron tasas de absorción de glucosa más grandes que aquellos que no recibieron calostro al nacer. Estos resultados son similares a los reportados por Hammon and Blum (1997) con absorción de “xilosa “en terneros 5 días de edad alimentados al nacimiento, ya sea con calostro, remplazador o leche entera.
Ya mencionamos el experimento de Hardon et al (1997), quien observo altas concentraciones de glucosa, albumina e IGF-1 en terneros alimentados con calostro horas después de nacidos en comparación con terneros que recibieron calostro al siguiente día de nacido.
Lepine et al., (1991) encontró que el consumo de calostro mejoro la capacidad para sintetizar y oxidar la glucosa. En todos los casos, se ha sugerido que la glucosa es la que desencadena la “programación metabólica”  a que nos hemos venido refiriendo. Ya hemos mencionado los efectos anabólicos de IGF-1 en animales jóvenes y las consecuencias que traen la supresión del mismo en animales con nutrición deficiente. También mencionamos el efecto que IGF-1 tiene en el crecimiento del epitelio intestinal de los terneros (Baumrucker et al., 1994), el cual podría impactar la capacidad de absorción de la mucosa intestinal.
La Tabla 3 muestra algunas variantes en 4 grupos de terneras (125 animales) alimentadas con diferentes cantidades de calostro y un remplazador comercial de muy alta calidad (PC 28%- Grasa 15%). Entre las variantes consideradas estuvieron: Peso al Nacimiento y Altura de la Cadera al destete, las cuales no tuvieron ninguna diferencia entre los tratamientos.
La ganancia de peso diaria (GPD) hasta el destete a los 53 días y pos destete a los 80 días  mostraron una variación considerable entre tratamientos; sin embargo, fue la cantidad de remplazador ingerida la que afecto esos cambios más drásticamente.
Por lo tanto, los grupos en alimentación restringida de remplazador (HL y LL), no tuvieron diferencias significantes en GPD y en peso vivo al destete. Tampoco las diferencias en altura de la cadera fueron apreciables respectivamente.
Los grupos en una alimentación de remplazador  ad libutun, mostraron los mayores incrementos de peso vivo al destete; así como los GPDs y Altura de la Cadera en cm. No parece que la cantidad de calostro recibida afecto esta variantes, excepción hecha en la cantidad de IgGs en plasma.
El consumo de concentrado iniciador hasta el destete fue marcadamente más elevado en los grupos que consumieron menos remplazador.
 
Tabla 3. Algunas variantes detectadas en terneras alimentadas a diferentes niveles de nutrición con calostro y remplazador. Las terneras en este experimento se alimentaron con dispensadores de leche automáticos (Soberon et al., 2013):
HH (4lt de calostro al nacer + 2 lt calostro 12 horas después y de 5 a 12 lt de remplazador/d),*
HL (4 lt de calostro al nacer + 2 lt calostro 12 horas después y 4 lt de remplazador/d),
LH (2 lt de calostro + 2 lt remplazador 12 horas después y 5 a 12 lt de remplazador/d),*
LL (2 lt de calostro + 2 lt remplazador 12 horas después y 4 lt de remplazador/d).
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Factores que influyen en la calidad del calostro
Ya hemos mencionado algunos de los factores que podrían reducir o arruinar la calidad del calostro y es claro que el manejo del mismo después de cosechado es de la más alta importancia en la lista, ya que fallas en el mismo irían a arruinar todo el trabajo involucrado durante las últimas semanas de la gestación de la vaca.
Las inmunoglobulinas, son las proteínas en el calostro encargadas en la protección del ternero contra las infecciones neonatales. El ternero nace sin ninguna protección contra las enfermedades y el calostro es la única fuente de protección natural, que la madre ofrece al neonato a partir del parto y durante las siguientes semanas de vida, hasta que el sistema inmunitario del ternero es capaz de responder al reto de las infecciones por sí mismo. IgG’s, son de un tamaño molecular menor que las otras Ig’s y  son absorbidas rápidamente por el epitelio intestinal alcanzando niveles en plasma sanguíneo suficientes para rendir una protección contra aquellas infecciones presentes en el medio ambiente del ternero.
Vacunaciones y Exposición a enfermedades.- La concentración de anticuerpos IgG en el calostro, es altamente dependiente al grado de exposición que la vaca ha tenido a los antígenos existentes en su medio ambiente. Enfermedades a las que ha sido expuesta y las vacunaciones a las que ha sido sometida, irían a predecir la cantidad de anticuerpos que ella va a pasar en el calostro. Los programas de vacunación corrientes, toman en cuenta este conocimiento y en lechería moderna,  la vaca recibe una serie de vacunaciones programadas, que comienzan cuando las vacas son secadas y 3 semanas ante del parto, con el objetivo final de obtener un calostro con la mayor concentración posible de anticuerpos en respuesta a esos antígenos comerciales aplicados durante el último trimestre de la gestación.
Edad tiene un efecto aditivo en la calidad del calostro; vacas más viejas han tenido mayor exposición a antígenos y el calostro contiene esos anticuerpos; sin embargo, esto no significa que el calostro de novillas de primer parto, contenga una menor calidad de anticuerpos.
Nutrición de la vaca seca.- En el mejor de los casos, la duración del periodo de secado en las vacas lecheras es de 60 días; dividido en dos semiperiodos de 5 semanas (lejano del parto) y 3 semanas antes del parto (cercano al parto). La importancia de esta separación es básicamente “nutrición de la vaca seca”; hay suficiente información acerca de este tema que se necesitaría mucho tiempo en discutirla. Hoy sabemos que el balance energético deberá satisfacer las necesidades de la gestación y producción de calostro.
Volumen de calostro al primer ordeno.- Vacas que producen más de 18 lb en el primer calostro (2 galones), producen un  calostro más bajo en Ig’s  y  es por dilución hacia calostro y leche de transición. Vacas que paren deberían ordenarse antes de que hayan pasado 2 horas del parto. Vacas que chorrean calostro al acercarse el parto, pierden Ig’s y leche de transición es secretada para cubrir el volumen dejado por el calostro excretado. Recientemente, se ha demostrado que el espacio entre vacas en la línea de acceso al alimento en vacas secas en estabulación, es un factor de manejo de consideración, que sugiere que vacas secas con mayor espacio entre vacas cuando comen, van a producir mayores cantidades de calostro.
Confortabilidad de la vaca gestante.- Estrés es un factor de riesgo en las vacas gestantes en estabulación. A menudo las vacas no tienen espacio adecuado tanto para comer o descansar. Higiene del establo es a veces pospuesta y las vacas están más expuestas. En general, al menos 3 semanas antes del parto, las vacas llegan a esa etapa en donde se les ofrece lo mejor que cada lechero puede ofrecer.
 
Nutrición Convencional Vs. Nutrición Acelerada
El sistema convencional está ampliamente en uso y con buenos resultados. Con algunas variaciones, incluye un remplazador de leche con alrededor de 20-22% de proteína bruta y 15-20% de grasa. Las terneras reciben una cantidad de 1-1.25 libras/día, suficiente para suplir los requerimientos diarios de mantenimiento. Esta cantidad es el equivalente a un 10-12% del peso vivo  bajo condiciones termo neutrales (59-70°C). El animal deberá adquirir sus requerimientos de crecimiento diario, a través del consumo de un concentrado iniciador de alta calidad. En condiciones de frio y calor extremos, se hace necesaria la suplementación adicional de leche entera o un remplazador de leche y en algunos casos, una tercera bebida de leche al día es obligatoria, particularmente para aquellos becerros menores de 3 semanas de edad, que todavía no consumen suficiente concentrado iniciador.  
Las consecuencias de baja ingestión de sólidos lácteos durante las primeras 3 semanas de edad, pueden ser bastante serias, ya que las terneras a esa edad no consumen suficientes cantidades de concentrado iniciador y  las reservas corporales de tejido adiposo apenas alcanza un 3.5-4%, fácilmente agotadas en condiciones ambientales extremas.
La idea detrás de los sistemas convencionales, es la de proveer al neonato de los nutrientes necesarios para mantenimiento y algo extra para crecimiento; de esta manera, las terneras sentirían la necesidad de consumir mayores cantidades del concentrado iniciador para saciar el hambre e indirectamente sus necesidades en nutrientes para el crecimiento y adicionalmente;  desarrollar la capacidad fermentativa del incipiente rumen y  empezar a beneficiarse de la producción ruminal de ácidos grasos volátiles.
El método convencional de alimentar terneras 1 lb/d (454 g) de leche entera,  satisface los requerimientos nutricionales de mantenimiento diarios de un ternero de 100 lb de peso vivo (PV), más una ganancia modesta de peso diaria (GPD) de aproximadamente 0.2 kg/d. En comparación, 1 lb de un lacto remplazador comercial (20% PC-20% Grasa) contiene la energía necesaria para mantenimiento bajo condiciones termo neutrales (59-70°).

Tabla 4. Requerimientos diarios en Energía y Proteína en terneras alimentadas con: (Remplazador +  Concentrado Iniciador) y (Leche Entera)
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Desde hace unos años se ha venido introduciendo programas de alimentación en terneras que emplean mayores cantidades de nutrientes y en mayores concentraciones. Estas cantidades de hasta 1 kg/día de remplazador, es casi el doble de la utilizada en programas de alimentación convencional. Estos remplazadores contienen cantidades más grandes de proteínas (PC), muy similar a las contenidas en leche entera en polvo y suplementados con las cantidades de aminoácidos, vitaminas y minerales necesarios para un crecimiento rápido de musculo y esqueleto; tal como lo haría, si el animal estuviera amamantándose de la vaca en condiciones naturales.
La meta es la de aprovechar un rápido y eficiente crecimiento durante los primeros 2 meses de edad y crecer en talla corporal, sin el riesgo perjudicial de la deposición grasa en tejido adiposo.
 
Tabla 5 Composición de la leche de vaca
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Sin embargo;  la alimentación con una dieta líquida más alta en solidos lácteos, contrariamente a los programas tradicionales, satisface el apetito del animal y un menor consumo de solidos no lácteos en el concentrado iniciador es evidente. Esto crea un problema de manejo a la hora del destete, ya que cambios en el epitelio ruminal tan importantes durante el destete no se han manifestado, y algunos de estos animales van a tener mayores problemas en adaptarse durante esta transición.  
 
Crecimiento corporal sin engorde del animal.
Investigaciones actuales y en progreso, demuestran que es posible obtener tasas de crecimiento y aumento magro de peso en terneras,  incrementando gradualmente la cantidad de lacto remplazador durante las primeras semanas de vida y contrario  a los sistemas tradicionales de alimentación.
Bartlett et al., 2001a, ha demostrado que un remplazador comercial con 22% proteína y 19% grasa, promueve un crecimiento similar o mayor en terneras criadas ya sea con leche entera o dietas con remplazadores altos en grasa. La cantidad de solidos suministrada por estas dietas fueron equivalentes en nutrientes (iso calóricas). Incrementando el nivel de proteína y manteniendo el nivel de grasa en 15%, promueve crecimiento corporal y evita la deposición de grasa en tejidos, contrario a la observada en animales criados para la producción de carne de ternera blanca o “veal”. Crecimiento debe de tener su énfasis en crecimiento del esqueleto y sistema muscular,  estatura versus engorde del animal.  
Experimentos en la Universidad de Cornell (Tikofsky et al., 2001), han mostrado que cuando las terneras consumieron cantidades similares de Energía Metabolizable (EM), contenidos de grasa superiores al 15% en el remplazador no mostraron tener ninguna ventaja en crecimiento magro de las terneras; al contrario, depósitos de grasa corporal fueron evidentes. También, contenidos altos de grasa en la dieta claramente reducen la ingestión del concentrado iniciador (Kertz et al., 19979; Kuehn et al., 1994).

Tabla 6. Requerimientos nutricionales y radio estimado entre; GPD: MS/d, para terneras de 50 kg PV, bajo condiciones termos neutrales.  The Cornell-Illinois modifications of NRC (2001) equations (Van Amburgh and Drackley, 2005).
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La EM requerida para mantenimiento en condiciones de temperatura neutral (59-70 grados Fahrenheit), es aproximadamente 1.75 Mcal/d  para 100 lb (45 kg) de peso vivo. Ahora, la leche entera contiene 5.37 Mcal EM/kg de materia seca. Esto significa que un ternero de 45 kg requiere de 325 g  de leche entera deshidratada, para satisfacer sus necesidades diarias en EM. Esta cantidad es suministrada por 2.5 lt de leche entera. Los remplazadores de leche en el mercado contienen menos grasa que la leche entera, EM alrededor 4.6-4.8 Mcal/kg de MS. Por lo tanto, un ternero de 45 kg requiere alrededor de 380 g (0.84 lb) de remplazador (3.0 L/día) para mantenimiento.
  1. Consumo de cantidades mayores de leche entera o remplazadores, serían utilizadas para crecimiento precoz.
  2. Para que los terneros crezcan más rápido necesitan consumir más leche entera o más remplazador y más concentrado iniciador.
  3. Las cantidades de PC requeridas en la dietas convencionales como porcentaje de la materia seca (MS), son muy bajas para las necesidades de crecimiento e incrementan conforme el animal crece en masa muscular, hueso y aumento de peso.
  4. El contenido de PC en un remplazador empieza a alcanzar la máxima efectividad (plateau), alrededor del 28% MS, a diferencia de la PC contenida en la leche entera (26% MS).
Estas relaciones corroboran la importancia del balance que debe existir entre: la proteína cruda disponible y la energía disponible   en el crecimiento y ganancias de peso diarios. Por ejemplo, alimentar el doble o más con un lacto remplazador comercial con un 20% PC-20% Grasa,  no provee suficiente proteína para el crecimiento de tejido magro y el exceso de energía seria depositado como grasa en los tejidos del animal (engordado).
Por el contrario, alimentar con un remplazador 28% PC-15% Grasa, en cantidades restringidas como las usadas en dietas convencionales al 1-1.25% PV, provee un exceso de proteína que no va a ser utilizada para crecimiento adicional de tejido, ya que la dieta no provee suficiente cantidad de energía. En este caso, el exceso de proteína seria degradada en el hígado y excretada como nitrógeno en la orina.
Trabajo realizado por (Diaz C. et al, 2001), empleo terneros alimentados para: a) carne blanca de ternera (veal), b) para carne (leche y concentrado) y c) terneras de remplazo con una alimentación no tradicional, empleando mayores cantidades de un remplazador comercial (alimentación acelerada)
A 20 semanas de edad, terneros Holstein criados para carne de ternera (veal), pesaron 100 lb más que aquellos criados para carne y aquellos criados bajo alimentación acelerada. Sin embargo; ambos grupos fueron 50 lb menos en peso a las 6 semanas de edad, que las terneras criadas bajo un programa de alimentación acelerada.
Este trabajo de Diaz  nos está diciendo algunos aspectos en nutrición de terneros que son muy importantes: 1) las terneras pueden consumir más remplazador del tradicionalmente utilizado; 2) las terneras ganan más talla corporal y peso diario cuando se les alimenta con mayores cantidades de nutrientes de alta calidad en la dieta y 3) terneros alimentados para carne de ternera (veal) utilizan los nutrientes contenidos en un remplazador de leche más eficientemente que los otros 2 grupos.
Basados en esta información, nos damos cuenta del tremendo valor nutricional y digestibilidad que tanto la leche entera como remplazadores de alta calidad poseen durante la edad pre ruminal. Sin embargo, no podemos pasar desapercibido el efecto dilatorio que la leche causa durante el destete y  las ineficiencias fermentativas asociadas a la digestión de concentrados en el rumen del ternero durante ese periodo.
Si la meta de criar terneras de remplazo fuera solamente acelerar la tasa de ganancia de peso diario (GPD), como son los casos de terneros de engorde y producción de carne blanca (veal); una mayor proporción de grasa en la dieta favorecería este tipo de producciones. Sin embargo, la adición de grasa más arriba de un 15% en un lacto remplazador diseñado para la cría de remplazos no es recomendable e iría a causar depósitos de grasa en todos los tejidos (Roy et al., 1970ª), particularmente, en el incipiente crecimiento del tejido mamario prepuberal, afectando la producción de leche en futuras lactaciones (Sejrsen et al., 1982, Radcliff et al., 2000). Los mecanismos o mecanismo involucrados, no han sido dilucidados completamente; sin embargo, hoy en día reconocemos la importancia de la relación Proteína: Grasa  en la prevención de deposición grasa  y crecimiento normal del parénquima glandular en animales pre púberes.
 
Proteína: Energía en la formulación de lacto emplazadores.
Tomemos en cuenta que la cantidad de energía neta (EN) el ternero consume, es suministrada por los nutrientes que contienen carbón (Lactosa, 3.95 kcal/g; Proteína, 5,86 kcal/g y Grasa, 9.21 kcal/g).
Es la cantidad de materia seca (MS) en la leche entera o remplazador que el ternero consume y no el nivel de grasa en la ración, el que determina el valor calórico de un remplazador.
En la formulación comercial de remplazadores, la adición de grasa resulta en una reducción de lactosa en el producto final. Por ejemplo, cuando el contenido de grasa es doblado de un 10% a un 20%, la densidad energética del remplazador incrementa no el doble, sino solamente un 9.2%. Sin embargo; cuando la cantidad de remplazador es incrementada de 8 onzas a 10 onzas diarias, la energía disponible incrementa en un 25% debido al efecto aditivo de todos los nutrientes que contienen carbón.
Estas diferencias tienen tremendas implicaciones cuando los terneros son alimentados en condiciones ambientales afuera de la zona termo neutral (59-70°F), como son las  condiciones extremas de frio y calor en las áreas más alejadas del Ecuador; donde, durante el invierno debería  agregarse hasta una tercera bebida diaria para poder así suplir las necesidades energéticas diarias de mantenimiento y crecimiento del animal. Así mismo, durante veranos muy calurosos las terneras consumen menores cantidades de materia seca;  tanto en la dieta líquida, como en concentrado iniciador.
El reto es determinar la energía requerida para mantenimiento y después calcular la tasa de crecimiento o ganancia de peso que esperamos, con la cantidad de proteína y energía que va a soportar ese cálculo. Finalmente, hay que esperar que el animal acepte  consumir voluntariamente esa dieta.

Tabla 7. Energy (ME) allowable gain (kg/d) and apparently digestible protein (ADP) allowable gain (kg/d) of example calf fed a variety of milk replacer formulations according to labeled instructions as evaluated by the 2001 Nutrient Requirements of Dairy Cattle (National Research Council, 2001).
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La tabla 7 describe la formulación común de 6 diferentes remplazadores lácteos en el mercado y las metas alcanzables en ganancias de peso diario de acuerdo a los niveles de suplementación en las instrucciones dadas por el fabricante.   
Todos ellos contienen un nivel energético muy similar con un promedio de 5.03 Mcal/kg de MS.   Formulaciones A, B, C y D darían un nivel de crecimiento diario entre los 100 g a 400 g/día, asumiendo condiciones del medio ambiente termos neutrales. Estas observaciones son consistentes con las realizadas por trabajos de investigación (Díaz et al., Bartlett, 2001).
La evaluación de remplazadores E y F demuestra que la energía y proteína contenida en los mismos, permite ganancias de peso entre 749 g a 908 g diarios, con un balance aceptable entre la energía y la proteína disponible para incremento de peso y a diferencia con los otros remplazadores. Por lo tanto, tanto desde el punto de vista nutricional y económico,  los re emplazadores E y F están mejor diseñados para producir un mayor crecimiento diario y más eficientemente.
En otras palabras, no es solamente la cantidad de Proteína y Energía disponible; el “radio” entre esos nutrientes es el que hace la diferencia en provocar ultimadamente una mayor eficiencia alimenticia,  con menor desperdicio de nutrientes y contaminación del medio ambiente.
Los requerimientos de proteína son dictados por la energía presente en la dieta, de tal manera que un aumento en el consumo diario de energía,  iría a incrementar la demanda de proteína en la dieta; este balance nutricional es fundamental al considerar cualquier remplazador comercial.
Esta relación es descrita en la Tabla 8, demostrando que los requerimientos de proteína, es una función de la energía permitida para aumento de peso vivo (GPD). De tal manera, que no podemos arreglar un valor fijo de proteína en una ración para llenar los nutrientes requeridos de una ternera; es el contenido en energía de esa ración la que dicta el valor final necesario en proteína de la misma.
 
Tabla 8. Effect of rate of body weight gain with constant initial body weight (100 lb.) on protein requirements of Pre-weaned dairy calves (adapted from Davis and Drackley, 1998; From Drackley, 2000).
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La tabla 9 utiliza los mismos lacto remplazadores comerciales en Tabla 7 y es aparente que los re emplazadores A, B, C y D han sido formulados para ser mezclados de acuerdo a los niveles especificados en la etiqueta. Un exceso a esas recomendaciones implicaría una mayor acumulación  de tejido adiposo y no habría crecimiento real en tejido muscular u óseo; debido a que esas dietas no suplirían  las cantidades de proteína que demanda el incremento en energía de la dieta. Las dietas E y F serían más eficientes en contrarrestar el efecto de acumulación de grasa; ya que la proporción, proteína: energía, permite un mejor balance nutricional   Bartlett, 2001; Díaz, et al., (2001). Trabajos realizados en animales destazados demuestran que todas estas predicciones son acertadas y las tablas de requerimientos nutritivos del 2001 NRC soportan estos resultados  (Bartlett, 2001; Díaz, et al., 2001; Tikofsky et al., 2001).

Tabla 9. Nutrient balance as calculated by the 2001 Nutrient Requirements of Dairy Cattle (National Research Council, 2001) based on off-label increased feeding rates of milk replacers.
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Díaz et al., (1998) predijo que en terneras que pesaban menos de 100 kg de peso vivo,  la energía era un factor limitante y que los requerimientos en proteína eran mayores a los usados según recomendaciones. Ellos alimentaron terneros para alcanzar pesos vivos de: 65, 85, 105 kg. Estos animales tuvieron ganancias de peso diarias de: 580, 1010 y 1290 g/d, respectivamente. Se utilizaron, tres niveles de alimentación. Comparando las terneras alimentadas al nivel más bajo, con aquellos alimentados al nivel más alto, el grupo alimentado al nivel más alto alcanzo los 105 kg PV  50 días antes.
La interacción entre cantidad de alimento ingerido y el nivel de proteína fue demostrada por Barlett (2001). Terneros Holstein fueron alimentados con una dieta isocalórica suplida por remplazadores formulados con contenidos de proteína cruda (PC): 14, 18, 22 y 26% y alimentados con una cantidad de 10% y 14% del peso vivo a una dilución del 12.5% en sólidos; para así determinar el efecto del radio entre proteína: energía  en el comportamiento productivo y la composición de los tejidos en la canal.  Los terneros en 14% del PV ganaron peso más rápidamente que los alimentados a 10% PV. Las ganancias totales en agua corporal, musculo, hueso y acumulación de grasa en la canal fueron mayores en los animales alimentados 14% PV (P<.0001). Conforme el porcentaje de proteína bruta en la dieta aumento, el porcentaje final de proteína y el agua en la canal aumento. Sin embargo,  la grasa en la canal disminuyo (P<.002), lo que demuestra con este experimento la importancia de esa relación en el crecimiento temprano de terneras; esto no sucedería en etapas más tardías del desarrollo del animal, en donde acumulación grasa en todos los tejidos sería lo más probable.
 
Necesidades energéticas en condiciones ambientales no termo neutrales.
El frio compromete el sistema inmunitario del animal y lo hace más susceptible a enfermedades infecciosas durante las primeras semanas de vida.
Los depósitos de grasa de un ternero  100 lb de peso vivo varían en 3.5-4%, del cual, aproximadamente la mitad puede ser movilizado para producir calor dependiendo de la temperatura ambiental, fácilmente podríamos calcular que estas reservas podrían ser utilizadas en cuestión de días. Una vez agotadas estas reservas, la salud del ternero iría a depender del ingreso diario de nutrientes o de las proteínas que componen el cuerpo del animal para generar calor y montar una respuesta inmunitaria. El prolongamiento de esta situación va a promover una falla del sistema inmunitario a menos que calorías provenientes de carbohidratos, proteína y grasa sean re incluidas en la dieta (Romanyukha et al., 2006).
Las reservas corporales de proteína son muy pequeñas y no son buenas fuentes de calorías para el mantenimiento de la temperatura corporal (energía de mantenimiento) y mucho menos para montar una respuesta inmunitaria.
Otro factor adicional  de mayor consideración en la deposición grasa en el tejido adiposo antes del destete, es la composición química de las fuentes de energía en la dieta. Toda la información proveniente de varios estudios demuestran que fisiológicamente los terneros a edad temprana,  no pueden hacer grasa de los carbohidratos tan fácilmente, o no lo hacen del todo; de tal manera, cualquier incremento en adiposidad tendría que provenir de la grasa en la dieta (Tikofsky et al. 2001; Joost et al., 2007), explicando la tendencia comercial de sustituir lactosa por grasa de origen animal en remplazadores comerciales.
 Asumiendo que el ternero ha recibido calostro de alta calidad  y en cantidades adecuadas, 1.5 lb/d de lacto remplazador permitiría una cantidad suficiente de nutrientes para mantener peso y un grado modesto de crecimiento corporal bajo condiciones termo neutrales (59-70°F).
El porcentaje de grasa en la dieta dependería de la temperatura ambiental. Toda la información que tenemos hasta el momento en la composición del cuerpo, nos indica que un 15% de grasa en un remplazador es adecuada en condiciones termo neutrales y debería aumentarse a medida que las temperaturas bajan para así contrarrestar la oxidación de grasa corporal que iría a producir calor o termogénesis (Jaster et al., 1990; Jaster et al., 1992; Van Amburgh and Drackley, 2005).
Alimentar más cantidad de un remplazador que reúna los requerimientos energéticos y proteicos para permitir ganancias de peso diario, sería la mejor elección bajo condiciones de stress térmico. Incidentalmente, es durante estos periodos de stress causado por frio, cuando muchos productores han visto que sus animales incrementan el consumo del concentrado iniciador.
 
Tabla 10. El efecto del frio en la predicción de nutrientes diarios necesarios conforme el 2001 Dairy NRC calf model (National Research Council).
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Tabla 11. Cantidad de Materia Seca (kg) de derivados lácteos, requerida para mantenimiento a diferentes temperaturas ambientales. Estas calculaciones asumen 5.4 Mcal ME/kg de Materia Seca (Modified from Van Amburgh and Drackley, 2005).
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El Destete
A partir del nacimiento hasta el destete, desde una alimentación mayormente liquida hacia una alimentación más seca durante el pre destete y destete, el becerro sufre cambios radicales en su digestión y metabolismo (Toullec and Guilloteau, 1989).
Tradicionalmente el manejo de las terneras antes del destete se ha basado en la idea de que estimulando los ingresos solidos no lácteos en la dieta de neonatos desde una temprana edad, iría a adaptar el aparato digestivo y reducir costos de alimentación y manejo.
El periodo de destete es una época de transición bastante estresante para las terneras de remplazo. Cambios drásticos en la alimentación suceden al introducir ingredientes no lácteos en la dieta,  provenientes de un concentrado iniciador y a la eliminación gradual de la dieta líquida compuesta de leche o sus derivados. Los cambios metabólicos son marcados y en general el animal va a estar en un estado de balance energético negativo (NEBAL) durante este periodo de transición. La ganancia de peso diario (GPD) es restringida temporalmente. La glucosa sanguínea y  los ácidos grasos no esterificados (NEFAs), están más bajos de lo normal. El acetato plasmático y los nivelas βhydroxybutyrato (BHBA)  están elevados. El contenido de aminoácidos en el duodeno es similar a los de la leche antes del destete, pero cambian a aminoácidos del tipo proteína microbial producidos en el rumen durante el pos destete a medida que la digestión ruminal es más prevalente. Lisina y Metionina son aminoácidos limitantes durante este periodo y deberían ser suplementados por el concentrado iniciador.
Durante el pre destete, la digestión del ternero es muy similar a la de un monogástrico; su dieta es esencialmente líquida y la calidad de los ingredientes en ella, tienen que ser de la más alta digestibilidad. Leche y sus derivados son los ingredientes más apropiados en la formulación de remplazadores lácteos.
La suplementación ad libutum de un concentrado iniciador compuesto de ingredientes de la más alta digestibilidad debe de ser parte integral en la alimentación del neonato. El alimento seco iría a inducir el desarrollo paulatino del epitelio ruminal y a la producción de ácidos volátiles grasos (VFAs) producidos en la incipiente fermentación ruminal. VFAs estimulan cambios histológicos en la mucosa ruminal, particularmente el butirato (Sander et al., 1959).
Las características químicas y físicas de los ingredientes de un concentrado iniciador son muy importantes, de estas depende la calidad del mismo. Los carbohidratos deben de ser altamente fermentables con una cantidad de fibra digestible cuya fermentación soporte el crecimiento del epitelio ruminal.
La micro-flora ruminal a esta edad es inmadura en su capacidad para fermentar carbohidratos con altos contenidos en celulosa y lignina como los encontrados en el heno; por lo tanto, heno en la dieta de terneras durante el  destete tiene dudosos beneficios y hay que tener en cuenta que el animal está en un estado de “balance energético negativo” y por lo tanto, un concentrado iniciador de la más alta calidad, digestibilidad y palatabilidad  es imprescindible para suplementar los nutrientes necesarios en ese periodo de stress metabólico. Sin embargo, el tamaño de la partícula es una característica física importante en un concentrado iniciador, ya sea peletizado, molido, quebrado, pre tratado por medios físicos o solventes, etc., para prevenir el acumulamiento anormal de queratina entre las papilas del epitelio ruminal (MacGavin y Morrill, 1976). Henos de leguminosas de alta calidad suministrados ad libutum, es todavía parte de la dieta en muchas fincas lecheras de Norteamérica, con el fin de contrarrestar el efecto acumulativo de queratina en el rumen; práctica que debería ser muy cuidadosamente considerada, ya que iría a repercutir en la cantidad de concentrado iniciador consumido diariamente.
Una de las razones principales por las cuales la ingestión de leche entera o lacto remplazador, es restringida en  los métodos de alimentación tradicionales, es para estimular el consumo de materia seca de fuentes otras que leche o derivados de leche. La creencia tradicional es que restringiendo la cantidad de leche ingerida,  provoca hambre en el animal y obliga la ternera a consumir concentrado iniciador, con esto, el animal comienza a convertirse en un rumiante. Esto sucede gradualmente con el establecimiento de una población de microorganismos ruminales capaces de fermentar, tanto carbohidratos de tipo fibroso, como altamente fermentables (almidón) Anderson et al., 1987.
Como se ha mencionado anteriormente, el destete es un periodo de transición crítico en la salud del ternero. Ganancias de peso se limitan debido a que el consumo de materia seca disminuye por unos días. Adicionalmente, es durante este periodo en que muchas fincas efectúan prácticas de manejo, como: vacunaciones, re agrupamiento, transporte de animales, etc., que incrementan el stress en los animales. Enfermedades durante este periodo de transición incrementan (Curtis et al., 1988; Svensson et al., 2003). Incidencia en enfermedades respiratorias y diarreas es mayor (Radostits, 2001), (Svensson et al., 2003).
Transporte y reagrupamiento de animales provenientes de diferentes fincas, como sucede en animales que van a ser engordados para carne blanca o veal crea un problema bastante evidente en estas explotaciones, cuando se toma en cuenta que tanto el rumen como el sistema inmunológico no están bien desarrollados (Radostits, 2001).
Con los requerimientos de mantenimiento satisfechos, crecimiento puede llevarse a cabo y en un grado  que depende de la cantidad de leche o remplazador suplementada diariamente.
 Antes de la pubertad los mamíferos bajo dietas bien formuladas, un crecimiento sin depósitos de tejido adiposo es favorecida. Conforme la pubertad se acerca, la mayor cantidad  de los cambios en el cuerpo del animal es debido a deposición de tejido adiposo. Por lo tanto, la composición del cuerpo está directamente relacionada a la tasa de crecimiento, composición de la dieta y la edad del animal cuando estos cambios están ocurriendo (Fox et al, 1999; Soberon and Van Amburgh, 2011).
No es la intención de este trabajo en examinar las necesidades nutricionales de las terneras más allá del post destete; sin embargo, es necesario mencionar la influencia que la “leptina” tiene en las terneras a partir de la pubertad y el efecto que esta tiene en la deposición de grasa en los tejidos corporales, efecto, que ha sido también demostrado en otras especies y de consideración al formular raciones para novillas en esa etapa de crecimiento.  
El manejo de terneras hasta el destete durante los últimos 30 años ha enfocado su atención en mortalidad, destete temprano y el desarrollo del rumen. Estudios recientes sugieren que un incremento de nutrientes provenientes de leche entera o remplazador durante el pre destete altera la expresión fenotípica en la producción láctea (Soberon, et al. 2012), sólidos en leche, peso a la pubertad, edad a la pubertad (Shamay et al, 2005)
Como se ha mencionado en varias ocasiones en esta revisión de la literatura existente en crianza de terneras, los sistemas convencionales en Norteamérica son diseñados para estimular el consumo de solidos no lácteos desde una edad temprana, con el fin de estimular el desarrollo  del rumen, destetar el animal más tempranamente y reducir los costos de alimentación.
Sin embargo la evaluación de estas prácticas de manejo con la intensión de reducir el consumo de la dieta líquida y estimular el apetito hacia un mayor consumo de concentrado iniciador, con el propósito específico de promover el desarrollo de rumen, no ha reducido significantemente esas variables (Davis and Drackley, 1998)
La transición de una digestión seudo monogástrica a una digestión ruminal, es compleja y los mecanismos que controlan esta diferenciación no están completamente dilucidados  (Baldwin et al., 2004). El desarrollo del rumen está bastante influenciado por la dieta del animal (Tamate et al., 1996.
En condiciones naturales de crecimiento, los bovinos se destetan gradualmente. Bovinos criados en pastoreo, nacen y el becerro se amamanta varias veces al día, consumiendo cantidades de leche mayores que en los sistemas de crianza artificiales. Frecuencias de mamado  hasta  10 veces al día son normales en terneras ad libutum comparadas con aquellos animales criados bajo sistemas de consumo restrictivo, como los convencionales.
Conforme el neonato se desarrolla en esas condiciones de pastoreo, poco a poco es introducido a una dieta con los forrajes naturales presentes en su medio ambiente y de esta forma el rumen empieza a formarse; sin embargo, bajo estas condiciones, esta transición es voluntaria y se lleva a cabo durante meses. Es completamente normal en encontrar terneros con edades de hasta 1 ano que todavía maman de sus madres; estos animales por supuesto ya tienen rúmenes completamente desarrollados. Los rumiantes jóvenes, mantienen la capacidad de cerrar la gotera esofágica hasta los 2 años de edad.
 Cada productor tiene su propia forma de destetar los becerros; sin embargo, alimentación, es el factor económico que siempre limitara otras consideraciones que también deberían tenerse en cuenta. Mortalidad alcanza niveles hasta el 12% antes del destete. La incidencia de enfermedades respiratorias durante el destete, llega a afectar el 50-100% de la población durante algunos meses del año y podría tener repercusiones de salud a largo plazo (Radostits, et al 2001).
En general los métodos de destete hoy en día enfocan su atención a un destete precoz a los 42-56 días, en donde durante la última semana la alimentación liquida se reduce drásticamente, con el objetivo de destetar un animal que este  consumiendo entre 3-5 libras diarias de concentrado iniciador antes de suprimir completamente la alimentación liquida.

Es Nutrición o es la Edad los que influyen en el desarrollo del tejido mamario?
Históricamente, el desarrollo del tejido mamario antes de la pubertad de la ternera tiene dos fases distintas: isométrica antes de los 3 meses de edad y alométrica hasta la pubertad.
Alometría, es el término que Huxley empleo en 1936 y describe el radio entre el crecimiento de dos partes del cuerpo de un animal. Este radio puede ser positivo o negativo pero cuando el radio es igual a 1, entonces el crecimiento entre las dos partes en comparación es isométrico o igual, mientras, que cualquier radio más grande que 1 implicaría un crecimiento de una de las partes más rápido que la otra parte, alométrica o desigual (Huxley, 1950).
Antes de los 3 meses de edad, la glándula mamaria muestra un crecimiento proporcional al resto del cuerpo (isométrico). Después de los 3 meses de edad y hasta la pubertad, la glándula mamaria muestra un crecimiento positivo al resto del cuerpo (alométrico) (Sinha and Tucker, 1969; Meyer et al. 2006b).
Brown et al. (2005) and Meyer et al. (2006b) reportaron, que el crecimiento de epitelio mamario glandular podría ser influenciado por los nutrientes en la dieta del pre destete; no así, en el pos destete.
Una de las respuestas más interesantes sucede a nivel celular. Cuando remplazadores con contenidos en: a) PC, 28.5% - Grasa, 15% y b) PC, 20% - Grasa, 20% se utilizaron para alimentar terneras hasta el destete,  la canal de aquellos animales que habían recibido las dietas con más altos niveles en proteína, tuvieron un crecimiento del tejido mamario mayor. El parénquima del tejido mamario aumento en un 32%. DNA y mRNA fue manifestado en un 47% más que en la dieta 20:20.
Lo interesante que este estudio aporto a nuestro conocimiento en nutrición de terneras de remplazo, es que este incremento no se manifestaba en animales después del destete, lo que indica el alto grado de receptividad del parénquima mamario a los niveles de proteína en la dieta durante el pre destete (Brown et al, 2002 y Meyer et al. (2006b). En la información de Meyer et al., (2006b), la proliferación de células mamarias medidas con brdU como marcador de ADN, la proliferación parece ser alométrica desde el nacimiento de las terneras alimentadas con dietas altas en nutrientes, sugiriendo que previas fases de crecimiento alométrico en ese estudio y el de otros (Sinha y Tucker (1969), tendría que ser explicado con un mayor consumo de nutrientes; arriba de las necesidades de mantenimiento antes del destete. Este comportamiento sugiere, que hay células en la glándula mamaria que específicamente responden a la cantidad de nutrientes en la dieta antes del destete (Meyer et al, 2006b).
El consumo de dietas altas en energía ha sido asociado con altas tasas de crecimiento durante las primeras semanas de edad y con un menor desarrollo del tejido glandular mamario, el cual es sustituido por tejido adiposo (Sejrsen et al., 1982).
Meyer et al. (2006a) concluyo que el desarrollo mamario no era asociado con el consumo de energía, y que la tasa de crecimiento del tejido glandular mamario estaba más bien relacionada con la edad del individuo. Otros autores han demostrado que dietas que promueven mayores aumentos de peso diarios (GPD) durante el pre destete, van a tener un efecto positivo más tarde en la producción de leche (Soberon et al., 2012).
Ballagh et al. (2008) sugirió la posibilidad de que las células mioepiteliales en el parénquima mamario, serían las responsables  en la interrupción del crecimiento alométrico. Al comparar novillas ovariohisterectomizadas con novillas intactas, ellos sugirieron que la producción de estrógenos por los ovarios afectaba la proliferación y actividad de las células mioepiteliales, limitando el desarrollo de la glándula mamaria.

Conclusiones
Estudios en la composición corporal y el efecto que los diferentes niveles de nutrición han tenido en el mismo (Bartlett, 2001; Blome et al., 2003; Diaz et al., 2001; Tikofsky et al., 2001.), han podido determinar que bajo condiciones normales de alimentación, la máxima cantidad  de proteína depositada en el cuerpo, algunos órganos, tejidos y la glándula mamaria, se logra,  con remplazadores que proveen hasta un 28% de proteína (Bartlett, 2001; Diaz et al., 2001). Esta información es consistente con las predicciones del NRC, 2001, aunque refinamientos son siempre posibles.
Adicionalmente, los niveles de grasa en remplazadores fue también estudiada (Bartlett, 2001; Tikofsky et al., 2001), y los análisis realizados en la composición de la carcasa, así como la colección de data durante el crecimiento de los mismos llegó a la conclusión que remplazadores con un contenido en grasa entre 15 y 20%, son adecuados para soportar un buen crecimiento magro de las terneras antes del destete; sin embargo, variaciones drásticas en la zona termo neutral, así como bajo otras situaciones de stress: transporte, enfermedad, etc., tendrían que ser tomadas en cuente durante estos estados de emergencia y sugeriría que un incremento energético iría a beneficiar el animal. Hay que recordar que la oxidación grasa a esta edad, excede a otros nutrientes en la capacidad de producir calor y deposición en tejido adiposo.  
Mientras el interés en estos sistemas de alimentación de crecimiento acelerado ha sido practicado por mucho tiempo, todavía hay quienes se preguntan de sus beneficios económicos y biológicos a largo plazo. Un modelo económico que demuestre un retorno real, nos indicarían tanto ganancias económicas, como biológicas a largo plazo:
  • Tasas de crecimiento. En constitución ósea y talla.
  • Costo por animal
  • Subsecuente crecimiento después del destete
  • Salud en diferentes etapas de crecimiento y  producción. Longevidad
  • Subsecuente producción de leche, 305 d/ME en primera lactación
  • Cantidad de sólidos en leche
  • Edad al primer parto (EPP)
La existencia de trabajos de investigación acerca de los efectos mencionados arriba es extensa, pero los resultados a largo plazo no son consistentes. No hay ninguna duda de que una alimentación intensificada hasta el destete, promueve un marcado crecimiento en talla y en peso, mejor salud y respuesta a las infecciones comparado a sistemas de crianza más tradicionales.  Estos incrementos físicos son marcados, sin embargo a las 12 semanas de edad, animales alimentados en ambos sistemas mostraron no diferencias estadísticas;  en general, aquellos criados en sistemas más tradicionales, logran alcanzar los mismos pesos y tallas de aquellos criados bajos los programas de alimentación acelerada algunos meses después del destete (Rincker L.E. et al, 2011).
Ahora bien, queda claro que los efectos físicos en tamaño y peso son debatibles; sin embargo, no se puede dejar de considerar, lo que ocurre en la gran mayoría de especies mamíferas que son amamantadas por periodos más largos que otros. Hoy sabemos que animales que han recibido mayores cantidades de leche entera y por periodos más largos,  incluyendo los humanos, muestran variantes en salud y productividad que los diferencia con sus contrapartes.
Estudios comparando los efectos del mamado, consumo restringido de leche entera, y consumo ad libutum desde el nacimiento hasta el destete a los 56 días han demostrado, que incrementando la ingestión de nutrientes lácteos antes de los 56 d, resulto en un incremento de leche en la primera lactación, que iba desde 450 kg a 1300 kg (dependiendo del autor y estudio), comparado con animales que fueron criados bajo programas tradicionales con restricción de leche (Foldagerand Krohn, 1994; Bar-Peled et al., 1997; Shamay et al., 2005; Terré et al., 2009; Moallem et al., 2010).
Otros dos estudios que usaron a lacto remplazador mostraron un efecto insignificante en el nivel de nutrientes consumidos antes del destete sobre la producción de leche en la primera lactación (Morrison et al., 2009; Raeth-Knight et al., 2009).
Más que todo, sumando toda esta información sugiere que eventos de naturaleza “epigenetica”
ocurren durante el periodo entre el nacimiento y el destete, que alteran fenotípicamente la producción de leche del animal más tarde en la vida. Estos eventos estarían intrínsecamente asociados a una mayor cantidad de nutrientes ingeridos en la leche entera o lacto remplazador, antes del destete.
El concepto  “epigenesis lactocrina”, es hipotético y ha sido recientemente introducido para describir los efectos acaecidos en animales que maman o beben leche entera y calostro, en el desarrollo de tejidos específicos y en funciones fisiológicas (Bartol et al., 2008).
Las implicaciones de esta hipótesis, es que el neonato puede ser programado maternalmente y post maternalmente, para que altere el desarrollo de un proceso particular. Basado en observaciones en terneros, ese mecanismo(s), todavía no está bien dilucidado. Ya sea una mayor producción de leche o vida productiva, en respuesta al total de nutrientes ingeridos o a los componentes bioactivos en el calostro y la leche entera, los responsables en que estos cambios fenotípicos sean manifestados más tarde en la vida productiva del animal, sería el tema de futuras discusiones.
En un estudio reciente (Moallem et al., 2010),  nutrición antes del destete y sus efectos sobre producción de leche en la primera lactación, fueron asociados con el tipo y calidad de los nutrientes recibidos durante el pre destete. Moallem et al, 2010,  observo un 10.3% mayor producción de leche en la primera lactación en aquellos animales que recibieron leche entera ad libutum  comparado con aquellos animales que recibieron lacto remplazador ad libutum en exactamente las mismas condiciones. Estos autores concluyeron que lacto  remplazadores  no contienen los mismos factores bioactivos encontrados en la leche y el calostro y carecen de un efecto lactocrino. Sin embargo; otros autores difieren en esos hallazgos y consideran que es la calidad de los ingredientes en la fabricación del remplazador los que irían a afectar esos resultados, y lacto remplazadores de alta calidad serian capases de producir una respuesta positiva en la producción de leche en animales en su primera lactación. Comparando la información de Moallen et al (2010) y la actualmente usada en otras investigaciones, se ha llegado a la conclusión que digestibilidad, calidad de la proteína, y nivel de proteína en el remplazador, junto con la energía total consumida, son factores críticos en generar una respuesta en la primera lactación (Soberon et al, 2012).
 
Requerimiento en Nutrientes  del nacimiento al destete.

Requerimientos diarios en Energía y Proteína en terneras alimentadas con leche entera o lacto re emplazador y un concentrado iniciador. (Fuente: Nutrient Requirements of Dairy Cattle, NRC 7th edition 2001)Revisión corriente de trabajos de investigación en terneras de Remplazo. - Image 12

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Autores:
Umberto Francesa
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Edwin Javier Garro Navarro
3 de agosto de 2016
Excelente trabajo, felicidades. De mucha utilidad. gracias.
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