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Capital en expansion: ¿bendicion o dolor de cabeza?

Publicado: 18 de octubre de 2011
Por: Félix Fares
Antes de entrar de lleno en tema, es conveniente hacer un breve repaso de cómo se calculan las dos posibles rentabilidades de toda empresa agropecuaria.
% de Rentabilidad con tierra = Resultado del ejercicio x 100
                                                        Capital con Tierra
% de Rentabilidad sin tierra  = Resultado del ejercicio x 100
                                                         Capital sin tierra
Como es de esperar, la rentabilidad sin tierra suele ser superior a la con tierra, ya que cuando se incluye la tierra dentro del capital, aumenta el denominador del cociente y por lo tanto se reduce el resultado (la rentabilidad). Salvo en el caso cuando la empresa no posee tierra, y por lo tanto coinciden los capitales con y sin tierra, y ambas rentabilidades también.
Y cuando decimos que la empresa no tiene tierra, pueden ser debido a  varias situaciones: a) la más usual es porque toda la tierra en la desarrolla la actividad se le arrienda a un tercero.  b) pero también puede ser, y se va dando cada vez con mayor frecuencia, porque los dueños han constituído por un lado una sociedad fundiaria, propietaria de la tierra, y por otro lado, una sociedad de explotación, por ejemplo formada por sus hijos, que le "arrienda" la tierra a la primera. Y eso como forma de convenir con exactitud y previsibilidad el monto de los retiros empresariales, que los dueños cobran en a figura del arrendamiento percibido.
Y la segunda aclaración, porque me han llegado consultas al respecto, es que el capital considerado para calcular la rentabilidad no es el capital promedio del ejercicio, sino exclusivamente el capital a inicio. Al fin y al cabo, se sigue el mismo criterio de quien desea averiguar la rentabilidad que tuvo, por ejemplo al invertir en la bolsa o en un plazo fijo. Y toma por supuesto en consideración el capital que destinó cuando comenzó la inversión. Por eso es útil este ejemplo como aclaración.
Volviendo al tema del título, se ha venido produciendo una valorización, primero del capital tierra, casi en forma ininterrumpida a través de los años, y paralelamente, en los últimos años, una valorización en el precio de la hacienda. Y todo ello tuvo entonces un efecto acentuado, deprimiendo la rentabilidad. Alguien ya se ha preguntado entonces: ¿es que acaso el aumento en el precio de la tierra continuará con la misma tendencia creciente que viene experimentando en los últimos años? Y en ese caso, la pregunta que se agrega sería ¿y hasta cuándo?  Porque cuesta creer que pueda darse un aumento contínuo, que no tenga límites en el tiempo. Y en el caso de la hacienda también cabe esa pregunta...
Ese doble efecto en las empresas tamberas por la valorización de los dos principales activos que posee: la tierra en primer lugar (en el caso que sea propia) y luego la hacienda, juega a favor en el balance patrimonial pero al mismo tiempo deprime la rentabilidad, tanto con tierra como sin tierra. En este artículo no entrará en consideración el hecho que un bajo resultado por producción lleva indefectiblemente a una baja rentabilidad. Estamos hablando de cómo, con buenos resultados por producción, la rentabilidad se deprime por factores externos a la empresa.
Ahora bien, en el patrimonial, el hecho de que la "foto" de cada inicio de ejercicio le esté indicando a la empresa que cuenta con un  activo cada vez más valioso tanto en tierra como en hacienda hace que el resultado por tenencia tanto de uno como del otro bien, resulte positivo ejercicio tras ejercicio, más allá de que las mediciones de la tasa inflacionaria sean oficiales o privadas. En ambos casos, la valorización supera aún a la tasa de inflación calculada por los privados.
Pero, en realidad este mayor patrimonio es un dato relativo,  a considerar solamente si hubiera intención de "realizar" parte o todo dicho capital, es decir venderlo. De lo contrario, el hecho de contar con un capital hacienda + tierra cada vez mayor, es solamente un dato anecdótico en la historia de la empresa, ya que está sujeto a los avatares del mercado, tanto cuando sube como cuando baja.
En el caso de la hacienda, las cosas pueden ser diferentes, y si bien a corto plazo es difícil esperar que dicho precio caiga, a mediano plazo, una vez recompuesto el stock de hacienda a nivel nacional, en unos 5 años, sería esperable un cambio de tendencia en los precios de la hacienda para carne, y, en relación con ella, en el precio de la hacienda lechera.
Las implicancias...
Ahora veamos por qué decíamos que esta valorización puede tanto una bendición pero también un dolor de cabeza.
En primer lugar, porque por obvios motivos fiscales, es un dolor de cabeza.
Por otro lado, actúa como un efecto de presión en más de una empresa, si el objetivo es mantener las rentabilidades de ejercicios pasados, con valores inferiores tanto del capital tierra como hacienda. Y eso hace entonces que los sistemas tengan que replantearse en más de un sentido, de modo de obtener mejores resultados monetarios anualmente, de modo de compensar el cada vez mayor capital con que cuenta la empresa. Y esto tiene sus ventajas y desventajas. Porque en algunos ocasos implica mejorar todos los procesos, ajustar los gastos, de modo de mejorar el resultado. Pero sería contraproducente que la empresa, si no está preparada para ello, se platee un giro en su estrategia buscando mayores resultados, si ello implica asumir mayores riesgos, aumentar su endeudamiento, todo ello sin haber tomado todos los recaudos de modo de que el sistema sea sustentable en el tiempo, y no se convierta en el tristemente célebre "serrucho" de resultados".
Y le propongo entonces al lector algunos ejercicios interesantes: por un lado, que, tomando un mismo resultado por producción, destacable, lo calcule sobre los diferentes capitales según el ejercicio considerado. Otro ejercicio: que calcule cuál debería ser el Resultado por producción actual a obtener para que se mantenga la rentabilidad de ejercicios anteriores. Y un tercer ejerció: que calcule cuántos U$S en el Resultado por producción  representa cada punto de rentabilidad, con y sin tierra...Y probablemente se llevará más de una sorpresa al recalcular todos estos datos...
Volviendo a las implicancias, es interesante considerar otras también... 
Algunos, a cargo de la administración de la empresa, sentirán aumentar la presión de los otros integrantes de la sociedad, acerca de que es cada vez mayor el capital inmovilizado de la empresa...Y por lo tanto plantearán que debería haber un aumento en los retiros...
Otros se lamentarán por no haber retenido más hacienda cuando valía poco...
Otros se reprocharán  no haberse decidido tiempo atrás por esa proyectada compra vaquillonas preñadas, que hoy implica desembolsar un monto para nada despreciable...
Otros, escuchando el "canto de sirenas" de la agricultura, opinarán que probablemente, este es "el momento" para salir del negocio tambero: nunca antes la hacienda valió tanto EN DÓLARES. ¿Por qué entonces no realizar todo ese capital para volcarlo a  sembrar hectáreas de agricultura? Está el caso incluso de quien, y lo cuento como anécdota, habiendo "realizado" su hacienda de muy buena genética, se hizo con un respetable pedazo de campo, en esta etapa de una relación vaquillona preñada/precio de la hectárea interesante, para expandir su agricultura. No abro juicio de valor sobre si fue una medida acertada o no. Me limito a relatar lo que he visto. Luego el tiempo tendrá la última palabra...
Otros, al recalcular el peso relativo del pasivo, es decir la deuda, con respecto al activo total, podrán sentirse aliviados al ver cómo se ha reducido ese porcentaje. Pero déjenme aclararles que ese es un dato engañoso y que hasta puede llevar a conclusiones peligrosas. En realidad, ese cálculo debería realizarse solamente sobre una parte del activo, la más "líquida".
Conclusión.
Frente a lo que parece una contradicción referida a que, en los últimos años, aún obteniendo mejores resultados por producción, puede ocurrir que la rentabilidad empeore, el propósito de este artículo ha sido tratar el tema de las consecuencias del crecimiento en la valorización en gran parte del capital de la empresa tambera- la tierra y la hacienda-.
Y hemos visto que algunas son de cal...otras de arena... Lo importante es que en cada empresa quede claro todo lo que implica esta fluctuación en la valorización de su activo. 
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Autores:
Félix Fares
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Camilo Rojas Rodríguez
17 de noviembre de 2011
Hola! Muy interesante el artículo, pero la realidad es que aquí en Colombia no acostumbramos a introducir el valor de la tierra en el cálculo de la rentabilidad por dos razones simples: La primera, porque la tierra tiene su propia valorización así se aproveche bien o mal, o pregúntese cuánto vale hoy su finca y en cuánto la compró hace 10, 20 años o más y verán que la valorización es mayor que la devaluación del dinero en el mismo lapso de tiempo. La segunda, es que si se introduce en la ecuación el valor de la tierra, por lo menos aquí en Colombia, ninguna producción de leche sería rentable; yo acostumbro a introducir en los costos un valor de "arriendo" equivalente a un 5% anual del valor real del predio, como para no decirme muchas mentiras en el cálculo de la rentabilidad.
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