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Multidimensionalidad de la ganadería, alternativa sustentable del desarrollo rural. Transformaciones rurales urbanas y redes agroalimentarias.

Publicado: 6 de junio de 2017
Por: Alejandro Zalapa Ríos** Doctorante en Centros regionales. Universidad Autónoma de Chapingo. CarreteraMéxico Texcoco km. 38.5. Chapingo, Estado de México. C.P.56230.
Resumen

Con la racionalidad en los dos últimos siglos, el antropocentrismo ha generado una “sobrecarga al planeta”.

El pensar sociológico ha aprehendido los efectos del metabolismo antropocéntrico, las alternativas se han manifestado a través de las alternativas al desarrollo como movimientos emancipatorios protagonizados por el buen vivir, y los desarrollos alternativos, de los cuales el sustentable es no emancipatorio y vigente. El denominador común de ambas corrientes es el holismo, versus el reduccionismo.

A partir de 1987, frente al desarrollo sustentable y con el objetivo de internar externalidades negativas y hacer presentes las externalidades positivas, la ganadería muestra el estudio “la larga sombra del ganado” y afirma, contamina más la ganadería que la industria automotriz, las actitudes contestatarias no se hicieron esperar, y ahora encontramos una amplia gama de expresiones.

Entre la discusión hay una coincidencia la emisión de Gases Efecto Invernadero (GEI) es una realidad, sin embargo, para Lovelock, el calentamiento global no es más que un efecto del desequilibrio entre la generación de GEI que van en aumento y los sumideros de carbono que disminuyen, metáfora de la vela que arde por ambos cabos.

Como plantear una solución, para Ostrom, está en el gobierno de los bienes comunes mediante el centralismo o el estado, la privatización y/o la neo institucionalización, en todos los casos la variable secundaria es la región, puesto que solo diagnosticando un status de generación de GEI versus los sumideros de carbono en una región, es como se podrán crear nuevas instituciones y monitoreo.

LA CRISIS:
Dos factores son importantes a considerar, uno es la realidad de una crisis del paradigma desarrollo-economía, y la otra la aprehensión de la realidad en el pensar sociológico expresada de manera literaria y con la creación de acuerdos, instituciones y organizaciones que han estado intentando modificar el paradigma unidimensional, y remplazarlo por un paradigma holístico y/o multidimensional, en el cual el ambiente, la sociedad y la economía, tengan un papel igual de importante.
Desde sus inicios la humanidad ha utilizado la naturaleza como satisfactor de necesidades de manera limitada y racional, hasta los dos últimos siglos cuando los avances tecnológicos que se han hecho presentes desde la revolución industrial y el antropocentrismo moderno e irracional sobre la extracción de recursos y uso de la naturaleza, han convertido esta utilización en un ecuación desigual, en la que el ambiente ha sido el perdedor y la relación ha generado desigualdad social y pobreza (Bergoglio, 2015:71).
En la segunda mitad del siglo pasado los efectos del antropocentrismo se hicieron presentes en el pensar sociológico a través de postulaciones y actividades serias; para1946 es creada la comisión de energía atómica, motivada por el uso de la bomba en Hiroshima y Nagasaki en 1945, La Unión internacional para la conservación de la naturaleza, se constituye en 1948(Monreal et al., 1995:1218). En 1962 Carson escribe “primavera silenciosa”, basada en los efectos nocivos del DDT, e influye en el nacimiento de organizaciones como Greenpeace en 1969 y la organización de protección ambiental (EPA) en Estados Unidos en 1972 (McIntosh, 2007:4).
En 1971 para Roegen, la economía debe ser una rama de la biología, y en su obra se sientan las bases de la teoría del decrecimiento económico y de la ecología-económica (Hernández, 2008:16).
La primera conferencia mundial sobre medio ambiente se celebra en Estocolmo en 1972 y nace la organización “Earthwatch”, en ese momento se observaban situaciones como la contaminación del Rio Rin en Alemania, los derrames de crudo, el hollín de la zona industrial Alemana del Ruhr, el monóxido de carbono, hidrocarburos y nitruros expulsados en toneladas por los automóviles (Ang et al., 1991:502).
En 1972 “los límites al crecimiento” presentan al crecimiento poblacional como un crecimiento exponencial, y establece la ecuación de que el agotamiento de la naturaleza es igual al crecimiento poblacional multiplicado por el uso de recursos, y predice el agotamiento al año 2100 de continuar la tendencia (Meadows et al., 1972:42).
En 1973 la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) firma la carta magna de la vida salvaje, con el objetivo de proteger las especies en extinción mediante un tráfico controlado (Kakabadse, 2002:3).
Beaumol y Oates, publican la teoría de la política ambiental en 1975, donde describen de manera muy clara las externalidades de sector agropecuario y el medio ambiente (Barrantes, 1993:10).
El tratado contra la lluvia acida, se firma en 1979 en la convención de contaminación atmosférica transfronteriza de largo alcance (EPA, 2015:1). En 1982 se funda el instituto de recursos mundiales con el objeto de continuar el desarrollo de los países sin destruir el medio natural (WRI, 2015:1). El protocolo de Montreal se firma en 1987 con el objetivo de reducir los contaminantes o destructores de la capa de ozono principalmente los clorofluorocarbonos, y darles un seguimiento continuo mediante monitoreo (SEMARNAT, 2015:1).Para 1991, se firma el “protocolo sobre la Antártida”, mediante el cual, se designa a la misma como reserva natural, consagrada a la paz y a la ciencia (ATS, 2015:1).
En 1992 se realiza la segunda cumbre sobre el medio ambiente, se enfatiza sobre el respeto entre naciones, sectores sociales y personas, y se manifiesta el respeto a los intereses de todos, la protección de los intereses del medio ambiente y del desarrollo y se le confiere a la tierra, nuestro hogar, una naturaleza integral e interdependiente (ONU, 2015:1).
En 1997 es firmado por los países industrializados excepto EUA y Australia el protocolo de Kyoto, en el cual los países firmantes se comprometían a reducir los gases de efecto invernadero en 5%, entre 2008 y 2012, con referencia al año 1990. El acuerdo entro en vigor el 2005 (Naciones Unidas, 1998:1).
 
LAS ALTERNATIVAS:
A la caída del sistema, llamado desarrollo-crecimiento económico, o capitalismo, han sucedido una serie de cuestionamientos y planteamientos alternativos.
Para Giraldo (2014:116), cuando se agotan las fuentes inspiradoras en contextos de crisis sistémicas, es necesario mirar hacia otras racionalidades, construir nuevos marcos epistémicos y, sobre su base, elaborar proyectos alternativos. Para Boudon (1980:173), captar el estatuto epistemológico de un estudio hace necesario analizar los paradigmas utilizados en él. Por lo que Delgado (2014:1) hace referencia a que el “desarrollo” desde la época del feudalismo hasta nuestros tiempos ha sido igual a crecimiento económico, sin considerar medio ambiente ni equidad social. Para Esteva (2007:1), “desarrollo” en la actualidad significa casi cualquier cosa “desde levantar rascacielos hasta instalar letrinas”, por lo que considera que el termino desarrollo se ha vuelto un concepto de vacío descomunal. Cuestiona también los “adjetivos cosméticos” que han sido dados al termino desarrollo con el fin de preservar su existencia, tales como, desarrollo social, integral, endógeno, basado en el hombre, sustentable, humano y otros.
Para De Souza (2011:17), el modo capitalista de vida es antropocéntrico, eurocentrista e impuesto durante la colonia por una cultura que no solo se privilegió sobre otras, sino que además despojo de identidades y singularidades históricas a otros pueblos. El economista Celso Furtado, citado por Gudynas (2011:21), advierte que el desarrollo es un mito que se concentra en objetivos abstractos. Esteva (2007:3) sostiene que el paradigma creado por el capitalismo, que considera al desarrollo como crecimiento económico, es un paradigma en decadencia e insostenible por su lógica de existir y su relación con la sociedad y el medio ambiente.
En la actualidad observamos dos corrientes que pretenden modificar el estatuto epistemológico del paradigma “desarrollo”, y son llamados desarrollos alternativos y alternativas al desarrollo. De los desarrollos alternativos podremos mencionar al social, integral, endógeno, basado en el hombre, sustentable y humano (Esteva, 2007:1; Acosta, 2014:32) y de las alternativas al desarrollo podemos considerar al buen vivir o buena vida (Acosta, 2014:35).
En este artículo solo mencionaremos al desarrollo sustentable y el buen vivir, ambos por su relativa importancia y su vigencia.
En 1983 PNUMA (Programa de las naciones Unidas para el Medio ambiente) encarga a un grupo de investigadores, encontrar nuevos esquemas de desarrollo que involucren no solo los factores económicos, sino que hagan también cita de los factores sociales y ambientales involucrados en toda actividad productiva. El informe Brundtland (1987), denominado también “nuestro futuro común”, da origen al paradigma Desarrollo Sustentable (DS). Para el cual los sistemas productivos bajo su esquema deben ser económicamente rentables, socialmente aceptables y ecológicamente viables (Maass, 2007:16; Leff, 1998:8).
Para el buen vivir cuyo sustento está basado en los principios de racionalidad, relacionalidad, complementariedad, correspondencia y reciprocidad, (Giraldo, 2014:101) la madre tierra es un sujeto, deja de ser un objeto antropocéntrico, es nuestra madre de ella venimos, de ella nos alimentamos y hacia ella vamos, no es un biocentrismo, ecocentrismo o cosmocentrismo al contrario es una trama de relaciones carente de todo centro. (Giraldo, 2014:106) Incluso en la constitución de Ecuador (2008) y la de Bolivia (2009), ya se integraron los derechos de la madre tierra (Giraldo, 2014:122; De Souza, 2011:18).
En ambos casos, tanto en el DS, como en las propuestas del buen vivir, se considera de manera muy importante 2 características, una que la dimensión involucrada no solo debe ser la económica, sino también el ambiente y la sociedad, y la segunda que la propuesta tridimensional debe ser acéntrica, por lo tanto un nuevo paradigma que sustente el crecimiento económico debe encontrarse limitada por la resiliencia ambiental y la equidad social.
 
GANADERÍA Y SU CONTEXTO:
El análisis en el cual la ganadería provee alimentos de calidad para la población mundial y a su vez provee empleo (de cualquier manera), para el 20% de la población mundial (1300 millones) y de ellos el 75% pobres (987 millones), (Steinfeld et al., 2006:306), es un análisis unidimensional y obsoleto, puesto que dadas las tendencias a los análisis holísticos, se considera solo la dimensión económica. En este contexto, inician las investigaciones y por lo tanto contextualizaciones multidimensionales de la ganadería, cuyo objetivo es reemplazar una visión obsoleta y un intento de integración a nuevos paradigmas.
En este contexto, el DS como presente y futuro rector de las actividades productivas y del modo de vida, pone a la ganadería frente a la pregunta ¿Cómo crecer económica y equitativamente en contextos diversos y satisfacer la demanda de una sociedad exponencialmente creciente, pero cuidando no exceder la extracción de recursos de la naturaleza, más allá de su resiliencia? (Haan y Steinfeld, 2013:1) Y la respuesta clara de un bioestadista, es que la ecuación está cargada de correlaciones negativas, ya que se considera a la ganadería industrial como una actividad ambientalmente depredadora, generadora de inequidad social, pero que también da empleo a la población mundial, es necesaria para satisfacer la potencial demanda futura y provee servicios diversos (Herrero et al., 2009:111).
De las tres dimensiones del DS, la crítica a la ganadería se ha generado principalmente por la relación negativa que guarda con el medio ambiente (Caper, 2013:236), por lo que a través de una descripción detallada la visión general ha sido subdividida en cuatro aspectos principales, el uso de suelo y el cambio de uso de suelo, atmosfera y clima, agua y biodiversidad (Haan y Steinfeld, 2013:4).
La ganadería es con gran diferencia la actividad humana que ocupa una mayor superficie de tierra, el 26% de la superficie terrestre libre de glaciares del planeta. El 33% del total de tierra cultivable, produce forrajes, lo que en suma representa que a la ganadería se dedica el 70% de la producción agrícola y en total el 30% de la superficie terrestre del planeta (Steinfeld et al., 2006:306).
Es incuestionable que el sector ganadero es una fuente importante de la emisión de gases efecto invernadero (GEI) de origen antropógeno alrededor del mundo, los gases más importantes son el bióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N20), la emisión es considerada a través de las emisiones directas (fermentación entérica y manejo de abonos) y las emisiones indirectas (como la producción agrícola destinada a alimentos animales, y la destrucción de bosques para crear pastizales), las estimaciones varían según la fuente estadística de los datos (IPCC, EPA, FAO y otros) desde el 7.1 hasta el 18% (Gerber et al., 2013:ix).
También es responsable del 64% de las emisiones antropógenas de amonio, las cuales contribuyen significativamente a la lluvia acida y a la acidificación de los ecosistemas (EPA, 2015:1).
En relación al agua dulce Para 2003 el esquema mundial era de escasez y agotamiento de acuíferos y se prevé que para el 2025 el 64% de la población mundial vivirá en cuencas bajo estrés hídrico. El sector pecuario es responsable del consumo mundial del 8% de este recurso y principalmente para la irrigación de los cultivos forrajeros. Así también la ganadería es probablemente la mayor fuente de contaminación del agua y contribuye a la eutrofización, a las zonas muertas en áreas costeras, a la degradación de los arrecifes de coral, a la aparición de problemas de salud en los seres humanos, a la resistencia a los antibióticos y a muchos otros problemas, las principales fuentes de contaminación provienen de desechos de los animales, antibióticos y hormonas, productos químicos usados en las curtiembres, fertilizantes, plaguicidas, y sedimentos de pastizales erosionados (Steinfeld et al., 2006:306 ).
Con respecto a la biodiversidad la pérdida de especies es entre 50 y 500 veces más alta que la registrada en toda la historia del planeta. 15 de 24 ecosistemas que proporcionan importantes servicios ambientales están en declive. La ganadería constituye cerca del 20% total de la biomasa animal terrestre y el 30% de la superficie terrestre que ocupa hoy en día estuvo antes habitada por fauna silvestre. El sector pecuario podría considerarse el primer responsable de la pérdida de biodiversidad. En 306 de las 867 ecorregiones terrestres, considerando todos los biomas y regiones biogeográficas, el sector pecuario es una amenaza (WWF, 2015:1). De igual manera se identifican 35 lugares críticos en cuanto a biodiversidad se refiere en todo el mundo y 23 de ellos, se consideran afectados por la ganadería (CI, 2015:1).
Un análisis de la lista roja de especies amenazadas en el mundo muestra que se ven sometidas a pérdidas de hábitats debido a la actividad ganadera (IUCN, 2015:1).
Hasta el momento hemos presentado solo datos negativos de la ganadería, sin embargo, ante el desarrollo sustentable es una actividad paradójica, puesto que a pesar de que cuenta con un sinnúmero de factores sobre todo ambientales que la hacen ver mal, también cuenta con un sinnúmero de factores sobre todo económicos y sociales que la hacen ser una actividad necesaria.
En el 2006, la ganadería genera empleo para el 20% de la población mundial o 1300 millones de habitantes, de estos, 987 millones o el 15% de la población total mundial son pobres y les provee los medios de subsistencia (Steinfeld et al., 2006:306).
Los productos de la ganadería suministran un tercio del consumo mundial de proteínas y un 17% de la energía (FAO 2014:1). La proteína proporcionada suma 58 millones de toneladas y es del más alto valor biológico (Food info, 1999:1).
La ganadería contribuye a la transición nutricional o paso acelerado de situaciones de desnutrición ampliamente extendidas a dietas más ricas y variadas. Genera actividades y beneficios secundarios, como la tracción animal; la obtención de estiércol como abono; existe como una especie de póliza de seguros y un activo de capital. Genera cerca del 1.4% del PIB Mundial y 40% del PIB agrícola y crece mucho más rápido que la actividad agrícola. Aunque compite con los cultivos, también funciona como amortiguador de la escasez de cereales (Steinfeld et al., 2006:306).
La demanda proyectada para el 2050, de productos bovinos será de 73% más para la carne y 58% más para los productos lácteos (FAO, 2014:3).
En este apartado es importante, tal como se menciona al inicio de este capítulo, considerar que la ganadería se practica de maneras diversas generalmente influida por situaciones sociales y fisiográficas, por tal motivo, las descripciones hechas, tendrán que considerarse como una descripción general de la ganadería, o como propias de la ganadería industrial de confinamiento y considerar que existen otros tipos de sistemas como los extensivos y los mixtos con sus diversas modalidades.
Desde que en 2006 (Steinfeld et al.:306), se publica el texto de Livestock´s long Shadow, y que coincide con gran cantidad de los datos antes descritos, se inicia una carrera por demostrar que no todos los tipos de ganadería son iguales y que sobre todo la ganadería extensiva o de pastoreo es muy diferente y que incluso en el mundo gran parte de la ganadería se practica de esta forma, por citar algunos casos:
Para Mearns (1996:i), la ganadería se clasifica en tres sistemas, el de confinamiento e intensivo, el mixto o de pastoreo y cultivos y el extensivo o de pastoreo puro, el autor hace una diferencia tajante entre los sistemas y sus externalidades, comentando que los estudios son pocos para la ganadería extensiva y su enclave en el desarrollo sustentable, y que en esta ganadería como en la mixta, las externalidades son más positivas que negativas, y que los estudios presentados son pocos. Entre las externalidades positivas que muestra son en el apoyo sostenible y gestión de los pastizales, la preservación de la vida silvestre y la mejora de la biodiversidad, la fertilidad del suelo y el ciclo de nutrientes, y la preservación del paisaje y su utilidad panorámica, además, el transporte y tracción, entre otras).
El sistema intensivo está bajo un buen control y las medidas tomadas implican el objetivo de un proceso productivo rápido o fuerte (dieta balanceada, aseo de corrales, medidas zoosanitarias, implantes, y más). Este sistema es el más criticado, caracterizado por un sinnúmero de externalidades negativas principalmente en la dimensión medioambiental, y es considerado responsable de la imagen general que se pretende dar a la ganadería y que muchos autores a través de estudios diversos muestran que no es el caso para la generalidad de los sistemas (Ridoutt, 2012:1; Mearns, 1996:1; Murgueitio et al., 2011:2 ; Herrero et al., 2009:105) y Haan y Steinfeld, 2013:2).
Para Murgueitio y colaboradores (2012:3), los sistemas de silvopastoreo intensivo o SSPi, producen 12 veces más carne que el pastoreo extensivo y 4 .5 veces más que los pastos mejorados sin árboles, mientras que las emisiones de metano no se incrementan en igual proporción, siendo 6.8 2.8 veces mayor en el SSPi, respectivamente. También es importante considerar que en este sistema, la captura de carbono es una acción que no se considera dentro de otras ganaderías.
Herrero y colaboradores (2009:112) que clasifican también a la ganadería en diversos sistemas, concluyen que hay una relación negativa entre la dimensión ambiental y la productiva, ya que consideran que las grandes producciones se realizan en la ganadería industrial, la cual produce el 50 % de la carne de res, 41% de la leche, 72% de la carne de cordero, 59% de la carne de cerdo y 53% de la carne de pollo de total producido en el planeta.
Con relación al uso del agua, Ridoutt (2012:174), refiere que en un estudio realizado en Australia, considerando 6 diferentes sistemas de explotación bovina, encuentran una gran variabilidad y una huella hídrica, que varía desde 3.3 hasta 221 L, por lo que concluye que es incorrecto generalizar a los sistemas de producción. El sistema de pastoreo extensivo de bajos o nulos insumos externos es considerado como el sistema con una menor huella hídrica y que contradice todas las aseveraciones generales adjudicadas a la ganadería.
 
LAS PROPUESTAS ALTERNATIVAS.
Considerar a la ganadería responsable de la real cantidad de gases efecto invernadero emitidos (Gerber et al., 2013:ix), es como asegurar que la ganadería es racional y que ha sufrido un proceso evolutivo natural (selección natural), por lo tanto es responsable de lo que sucede.
Para analizar esta discusión tendremos que considerar varios aspectos:
  1. considerar que los gases efecto invernadero producidos por la ganadería son producto de la digestión anaeróbica y micro orgánica del compartimiento estomacal llamado rumen en los rumiantes (Chargoy, 1998:85).
  2. Que para la teoría de Margulis (2002:17), la cual cuestiona la cadena trófica de Darwin y postula la ya aceptada teoría de la evolución estratificada, los rumiantes evolucionaron como parte de un aprovechamiento estratificado, son estos los únicos animales que aprovechan los forrajes y material indigerible para otras especies entre las que se encuentra el ser humano. Incluso para el zoólogo Hegner, citado por Chargoy (1988:73), el rumen es un organismo aún más evolucionado que el cerebro, en el que se realiza una simbiosis impresionante entre microorganismos ruminales y el rumiante, provocando uno el aprovechamiento de forrajes (basura para otras especies) y el otro dando vida a diversas especies de microorganismos.
  3. Las bacterias productoras de metano, que son microorganismos del rumen, las termitas y las que se encuentran en lagunas encenegadas, se supone evolucionaron en el arcaico, como una necesidad inversa a la que ocurre ahora, la de calentar el planeta y hacer posible la vida como la conocemos (lovelock, 1979: 110).
  4. Que el ganado no es racional y que todas las actividades desde que el hombre es racional han sido regidas por el antropocentrismo, todo al servicio del hombre sin una racionalidad simbiótica (Bergoglio, 2015: 71).
  5. Una reafirmación al concepto anterior es que para Falconer (1981:43), la evolución está regida por dos cuestiones, la primera es la selección natural en la cual las especies evolucionan en un entorno en el cual no interviene la racionalidad del hombre y se da de manera natural y la segunda la evolución inducida, dirigida, o de selección artificial. En esta el antropocentrismo es el rector y todo alrededor solo cumple la función de satisfacer las necesidades humanas (Bergoglio, 2015:71).
  6. Quisiera citar también que para Wright (2012:15), el 89% del potencial de mitigación proveniente de la agricultura no se encuentra en la misma actividad, el verdadero potencial de mitigación se encuentra en el secuestro del carbono y se lleva a cabo este en la materia orgánica del suelo y la biomasa que esta sobre el suelo. Que a coincidencia de Lovelock (1979:183), el desequilibrio atmosférico planetario, no es más que un desequilibrio entre la emisión de Gases de Efecto Invernadero, y los sumideros de carbono, lo que denomina cono la doble vía del antropo suicidio y cita la frase de la poeta St. Vincent “Mi vela arde por dos cabos, no durara toda la noche, pero ah mis enemigos y oh, mis amigos, proporciona una luz encantadora.
  7. cuando Lovelock (1979:199), cita a Paracelso con la frase “El veneno es la dosis” y echa por tierra el objetivo inalcanzable de aquellos que hablan de contaminación nula. Pone de manifiesto que existe una necesidad de carbono en el planeta, si este no existiera, solo habría reserva para un par de años, ya que es necesario para la fotosíntesis y la vida de los vegetales, (Lovelock 1979:203), además, el dióxido de carbono es elemental en el ciclo del agua, (Lovelock 1979:1119).
  8. Por último, tendremos que pensar en La necesidad de “responsabilizar” a alguien por los efectos de la actividad antropocéntrica de la ganadería, a través de instituciones y espacios. En este apartado podríamos pensar en Ostrom (2011: 92), quien escribe que para el gobierno de los recursos de uso común (RUC), que son la materia prima de la ganadería, hay tres tipos de institucionalismo, la empresa (privatización), el Estado y el neo institucionalismo, protagonizado este último por acuerdos entre los apropiadores del recurso, delimitados por espacios propios.
La discusión referente a este apartado, es una discusión complicada, puesto que el presente artículo pretende hacer una revisión holística de la sustentabilidad de la ganadería, cuestión por demás complicada e inacabada, sin embargo, la discusión se debate entre las externalidades negativas y positivas de la misma, incluso el tan cuestionado carbono, es un elemento necesario sin el cual la vida no existiría, por tal motivo, el articulo entre defensa y agresión a la ganadería, más que eso pretende encontrar soluciones a la problemática.
Iniciaremos por la responsabilidad de quien o quienes deben crear instituciones o acuerdos para limitar la explotación y a través de qué medios.
La propuesta que aquí hacemos es que ya sea a través de propuestas del Estado, que regule de manera comunal los RUC, o mediante la privatización o incluso permitiendo que los apropiadores creen sus propias reglas, es necesario considerar el aspecto de la espacialidad, el propietario regulado por el Estado, regulando la apropiación de su espacio e internando externalidades, el Estado regulando los RUC, de manera diferenciada según sea el caso, o la cesión del control de los RUC a los apropiadores.
El método, o la propuesta metodológica consiste en que en cada caso, exista un equilibrio atmosférico regional, el indicador seria reiteradamente el indicador de equilibrio atmosférico regional IEAR, y la ecuación seria Emisión de GEI regional sobre el potencial de los sumideros de carbono regional, el producto obtenido nos indicaría el nivel de saturación en que la región se encuentra. Dicho indicador nos permitiría tener estándares de trabajo, incluso permitiría el pago de servicios ambientales, a través de la generación de otras actividades, créditos y apoyos, sería un análisis más holístico, y permitiría un reacomodo de las actividades y una limitación en los casos necesarios.
A través de este indicador, tanto el Estado de manera directa podría controlar los RUC, también podría hacerlo a través de instituciones creadas para controlar la empresa y en muchos casos podría permitir que los apropiadores crearan sus propias instituciones de control
Es pues la emisión de carbono un asunto intangible y la atmosfera un RUC, no existen al parecer medios de monitoreo y control que permitan hacer frente a una iniciativa, ya lo comenta Ostrom (2011:93), para que el institucionalismo sea efectivo, se requieren tres condiciones principales, monitoreo, supervisión y control. Y yo me hago la pregunta ¿monitoreo, supervisión y control de qué? Mientras no existan metodologías, indicadores, no entenderemos que se trata, no podemos crear un status, y menos podemos pensar en cómo solucionarlo.
Es esta una propuesta que combina un elemento intangible, un RUC y una actividad irracional, por lo tanto, tendremos que hacer tangible el elemento, responsabilizar a los apropiadores y racionalizar la propuesta que permita solucionar el uso de bienes de uso común.
El resultado de un indicador, nos obligaría a crear equilibrios, en algunos casos podremos aumentar la productividad en algunas regiones, pero en la mayoría, tendríamos que aumentar los sumideros de carbono y limitar la producción ganadera, o sea, tendríamos que evitar que la vela arda por dos cabos.
En la actualidad está muy de moda transportar términos de una a otra disciplina, al igual crear metáforas de una condición es algo usual, así los seres humanos vivimos entre libertades y restricciones, así somos educados. Que no podremos pensar que la sustentabilidad está plagada de contradicciones? en si sus dimensiones son contradictorias, es este un caso de contradicción: máxima apropiación, limitada por una resiliencia ambiental.
 
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Autores:
Alejandro Zalapa Rios
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