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El margen bruto del tambo: Tantos como se deseen...

Publicado: 6 de enero de 2014
Por: Ing. Félix Fares
Aclarar nunca está demás…
 
 Porque cuando en el título se hace referencia a que en el tambo hay tantos márgenes brutos como se deseen, parece algo exagerado o fuera de lugar. Es que cada actividad suele tener su margen bruto y punto. La soja el suyo, el maíz el suyo, la invernada el propio, etc. Y el tambo, para no ser menos, también tiene el suyo. A veces expresado en pesos corrientes, otras en pesos constantes, otras en dólares pero no hay ambigüedades. Hay un solo margen bruto, es “el” margen bruto de esa actividad y allí está la información que queramos analizar.
 
 Pero en el caso del tambo es diferente. Ya de por sí se trata de una actividad de mucha mayor complejidad que la agricultura. Y si a ello le agregamos que resulta ser que tienen varios márgenes, más de uno sentirá que está frente a una actividad en la que hace falta una hoja de ruta para recorrer la multiplicidad de aspectos que aparecen.
 
 En realidad no es para tanto, y lo iremos viendo a través de este artículo. En todo caso, le aseguramos que contará con la hoja de ruta correspondiente para no perderse entre toda esa maraña de números de la actividad lechera.
 
 
 
 Si hay varios márgenes…necesito una hoja de ruta entonces…
 
 Cuando hacemos referencia a varios márgenes brutos ello se refiere a que el tambo puede ser analizado desde dos perspectivas: una que considera solamente la parte de hacienda en ordeñe y vacas secas, y que se suele denominar como actividad “Vaca total”. Y otra perspectiva, más abarcadora, en la cual, además de la parte de ordeñe, se considera además la parte de crianza y recría, es decir el llamado “semillero” y esa segunda perspectiva se denomina “Tambo total”. Hasta ahí entonces llevamos contabilizados dos posibles márgenes brutos.
 
 Pero la cosa no termina allí sino que hay más. Tanto dentro de Vaca total como de Tambo Total, existen tres posibles márgenes brutos a calcular: el denominado margen bruto de leche, el margen bruto sin amortizaciones y el MB con amortizaciones. Eso nos da entonces un total de seis posibles márgenes brutos a calcular. Y en cada uno existe además la posibilidad de analizarlos con y sin amortizaciones de pasturas y de bienes durables.
 
 Como si esto no fuera suficiente, en todos esos márgenes brutos, los resultados pueden estar referidos no solamente a la unidad de superficie (la hectárea, como $/Ha) sino también tanto a cada individuo ($/vaca total), como así también a cada litro producido ($/litro).
 
 Y la pregunta que indefectiblemente llega entonces y me la han hecho mis clientes más de una vez es: 
 
¿y cuál de todos esos márgenes brutos hay que mirar, y por qué? Y yo le agregaría en todo caso…y para 
 
qué…
 
Dónde poner el foco…
 
 Una vez calculados en el tambo los márgenes brutos respectivos, pueden aparecer interrogantes tales como: ¿Por qué, partiendo de una buena producción de leche, se llega a un margen bruto bajo? o ¿Por qué hubo tanta diferencia entre el margen bruto de Vaca total y el de Tambo Total? o ¿Será que el precio como carne de la hacienda de tambo está muy desfasado de su valor como rodeo lechero? Y así muchas otras que se suelen escuchar.
 
 En realidad, en todos ellos hay información relevante, que nos va marcando los indicadores claves de la actividad. Todos son útiles y a todos hay que prestarles atención porque son los relojes de nuestro tablero de control.
 
 Si el foco de análisis se enfocara al resultado por hectárea, para compararlo con la alternativa de la agricultura, lo mas conveniente será considerar el margen bruto/ha. Si el foco estará en cambio en el desempeño, la eficiencia individual, lo mas indicado será ir al margen bruto/vaca total. Y si deseamos centrarnos en lo que ocurre con cada litro de leche que se esta produciendo, lo ideal será analizar el resultado por cada litro producido. Cada forma de enfocar será en función del aspecto que queramos priorizar en nuestro análisis. Y por supuesto que todos estos margenes brutos no son excluyentes, sino que se pueden calcular todos ellos teniendo la información de base necesaria, para luego hacer los distintos análisis que se deseen. 
 
Y además una actividad de Múltiples ingresos…
 
Como hemos visto, hay mucha información disponible, muchos datos a analizar, y conclusiones a las que podemos llegar.
 
 Y, también a diferencia de otros márgenes brutos, como por ejemplo el de la agricultura, que tiene solamente una vía de ingresos a través de la venta o la utilización de los grano, en el caso del tambo se generan ingresos por varias vías: la principal es por la producción de leche, pero también existe otra, nada despreciable, que es por venta de hacienda. Y respecto a esta vía de ingresos, puede estar referido a varios 
 
aspectos a la venta de toros, vacas vaquillonas de descarte por un lado. Pero también puede referirse a la venta de terneros para engorde, y novillitos para faena. Y también a la venta tanto de terneras como vaquillonas con o sin servicio, destinadas a otros rodeos productivos. Es decir que la venta de hacienda, denominada por algunos como “subproducto” del tambo, agrega ingresos.
 
Y todavía nos falta mencionar otro factor que influye en el margen bruto, tanto de Vaca Total como de Tambo total, y es la diferencia de inventario de hacienda, calculada como inventario final – inventario inicial. Es decir la diferencia entre las dos “fotos” de la hacienda a inicio y fin del ejercicio, valuada según cada categoría, y, nunca está demás recordarlo, a precio de cierre. Porque aún persiste la consulta acerca de si el inventario inicial no debería valuarse a precio de inicio, cuando en realidad debe hacerse a precio de cierre, de modo que las valuaciones tanto en suba como en baja del mercado, algo fuera de la órbita del productor, produzcan “ruido” en esa diferencia de inventario de hacienda. 
 
Mejor no aferrarse a reglas fijas…
 
 Esto se refiere a que no debemos esperar, a priori, ciertos resultados que deban darse de forma indefectible. Por ejemplo: suele esperarse que el Margen Bruto de la actividad Vaca Total sea superior al de la actividad Tambo Total, ya que tanto la recría como la crianza generan gastos importantes, pero sus ingresos generalmente no lo son. Pero debemos señalar que no siempre ocurre así. Es decir que puede darse, aunque no es la regla, que el resultado de Tambo total sea superior al de Vaca Total. Y ello puede estar generado por varios factores: sea por una diferencia de inventario fuertemente positiva en Tambo Total, una diferencia negativa en vaca total, sea por la venta de vaquillonas preñadas, la categoría de 
 
máximo valor en el tambo, por la diferencia entre la valuación del rodeo lechero con respecto a su valor como carne, entre otros. 
 
 Del mismo modo, al analizar los resultados obtenidos, puede ocurrir que en el tambo A haya un mejor margen bruto/vaca, pero que el B tenga su ventaja al medirse por hectárea. Y ahí es importante entonces analizar la situación de carga y eficiencia individual de cada uno. 
 
 El tema pasa entonces por analizar esos resultados. Y analizar a su vez implica, entre otros aspectos, detectar cuáles han sido los factores que explican esa diferencia, y cuál ha sido el nivel de impacto de cada uno. 
 
Y a la hora de comparar…
 
 Y aunque parezca una afirmación de perogrullo, siempre es conveniente recordar que al comparar, debe hacerse siguiendo la premisa: hay que comparar manzanas con manzanas, y peras con peras. Para no caer en el error de comparar peras con manzanas, como suele decirse. 
 
 En este caso, se refiere a que debemos comparar márgenes de las mismas actividades. De poco sirve comparar, por ejemplo, el margen bruto de Vaca Total del establecimiento “Las Lechuzas”, con el de tambo total de Fortín Pampa”.
 
 Del mismo modo, tampoco serán válidas las conclusiones a las que lleguemos, a partir de haber comparado los márgenes brutos de Las Acacias y San José, cuando solamente este último considera la diferencia de inventario. Y aunque parezca semejante obviedad como algo que nunca podría ocurrir, he asistido a más de un caso en el que así fue. 
 
 Ni hablar además que para poder hacer comparaciones entre resultados y llegar a conclusiones válidas, es necesario basarse en un mismo criterio para la valuación de la hacienda de los inventarios, la determinación de la superficie afectada al tambo, el valor de las cesiones internas tanto de hacienda como de grano de producción propia –generalmente maíz-. 
 
El Margen Bruto de leche… 
 
 Pero me quiero detener especialmente en el Margen bruto de leche, y ya veremos por qué.
 Este margen se obtiene restando de los ingresos por leche producida (tanto vendida como cedida a crianza, al valor que corresponda), los gastos de la actividad –tanto directos como las amortizaciones correspondientes-.
 
 Margen Bruto de leche Vaca Total = Ingresos por ventas y cesiones de leche – Costos directos-Amortizaciones.
 
 Este margen, el de leche, es un parámetro que pocas veces se toma en cuenta, quizás porque no está indicando el resultado final de la actividad. Falta aún considerar los ingresos por ventas de hacienda, las cesiones internas de hacienda, las compras de hacienda si las hubo, y la diferencia de inventario (positiva o negativa). Es decir que se trata, podemos llamarlo así, de un resultado “intermedio”, tanto de la actividad Vaca total como de Tambo total también. 
 
 Pero justamente la utilidad, el valor de este parámetro es que considera exclusivamente los ingresos por ventas y cesiones de leche. Al no tomar en cuenta esos otros aspectos, nos permite sacar del medio los posibles “ruidos” que generen estos ítems de la hacienda. Y por lo tanto, nos permite analizar exclusivamente lo que ocurre con los resultados obtenidos considerando solamente la producción de leche. 
 
 Porque puede ocurrir, y de hecho lo he vito en más de un caso, que el tambo A, que se destaca frente al B en el margen bruto de leche, pase a estar por debajo cuando se consideran además las ventas de hacienda y, fundamentalmente, las diferencias de inventarios.
 
 Como el resto de los márgenes, este también se puede expresar tanto referido a la hectárea, como a cada individuo (margen bruto/vaca total), y también a cada litro de leche. 
 
Y justamente este último dato es de gran importancia, ya que al independizarse tanto de la superficie como de la cantidad de animales, nos permite comparar entre diferentes sistemas productivos, de mayor o menor carga, de mayor o menor eficiencia individual, o de distintos grados de intensificación.
 
Nos permite entonces tener una pauta clara acerca del negocio, más allá de los sistemas. Está formado por los valores tanto de venta como de costo de cada litro de leche producido. Generalmente hay una idea clara, a partir del seguimiento constante, mes a mes, del valor de venta de la leche. Pero donde suele haber menos información es a la hora de querer averiguar el costo de producción de cada litro producido. 
 
Eso por un lado, es decir, analizar si los valores tanto de producción como de venta están dentro de los promedios o alejados de ellos.
 
 Y la otra etapa del análisis es analizar el margen bruto por cada litro de leche producido. Es decir calcular el resultado de restar: Precio de venta/litro – Costo de producción/litro.
 
 Por supuesto que el objetivo final es que dicha diferencia sea positiva. El tema es que si ambos valores son muy cercanos es decir que el margen obtenido/litro es muy reducido, eso quiere decir que se está operando en un negocio de bajo margen, y en el cual, cualquier modificación, sea en reducción del precio de venta como así también de la elevación en el costo de producción, hará que se entre en la etapa de producción a pérdida.
 
 Y pesar de que parezca tan simple hacer este análisis, repito: en más de un caso no se presta atención a esta comparación entre dos valores, y que dice mucho acerca de cómo se está desenvolviendo el negocio lechero de esa empresa.
 
Conclusión
 
 Como hemos visto a lo largo de este artículo, en el tambo es posible calcular diferentes márgenes brutos, lo que nos lleva a una mayor complejidad de análisis con respecto a otras actividades, como la agricultura.
 
 Pero ello no implica necesariamente “perderse” en una gran nube de información como la que genera la actividad lechera, sino que siempre conviene seguir metodologías de análisis de modo de aprovechar toda esa información, detectar los parámetros claves, y poder explicar cuál ha sido el mecanismo que ha hecho que se llegue a esos resultados. Eso será lo que nos permita, en una segunda etapa, poder planificar a futuro, los objetivos a lograr, y las medidas a adoptar para poder alcanzarlos.
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Autores:
Félix Fares
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