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La profesión y el alcance de sus libertades

Publicado: 27 de abril de 2018
Por: Dr. Marcelo Rojas Panelo
Resumen

Ocuparse de temas como la baja de honorarios para lograr nuevos clientes y el avance de regulaciones para limitar el trabajo profesional con alcance nacional, son aspectos centrales en el futuro de la actividad.

En el intercambio de opiniones con colegas de la actividad privada surge, reiteradamente, el debate ligado a temas sobre los cuales repensar el rol a futuro de los profesionales en nuestro país: su propia motivación y la libertad de ejercer libremente la profesión en todo el territorio nacional.
Entiendo que el término “motivar” debe también aplicar para el caso de los veterinarios que pretenden llevar adelante -de manera ética- esta hermosa profesión, apuntando a ser considerados de un modo distinto por los clientes y evitando cualquier tipo de “maltrato” en el campo laboral.
Puntualmente en el ámbito de los honorarios profesionales es donde se debería apuntalar la valorización del veterinario, sin caer en la trampa de salir a competir únicamente por el precio.
Si bien es cierto que a esta situación suele llegarse por pedido de los propios ganaderos, deberemos evitar seguir cayendo en la trampa. No podemos perder de vista que estas acciones repercuten en nuestra ética profesional: le estamos quitando el trabajo a un colega, no por ser mejores o por plantear una situación superadora al cliente sino únicamente por reducir nuestros honorarios. “Y vos, ¿cuánto cobrarías?”, suelen preguntarnos, sin valorar muchas veces el servicio que se ofrece o los resultados que proponemos lograr. Esto se debe modificar.
Debemos motivar a las nuevas generaciones para evitar estas prácticas, en favor de un mejor posicionamiento en el rubro, propiciando salidas alternativas al círculo vicioso que genera la baja constante de precios. ¿Cuál es el límite? ¿Cómo sabemos que otro colega no terminará cobrando más barato que nosotros en el futuro? Muchas veces nos hemos encontrado discutiendo honorarios por valores irrisorios, sobre los cuales ni siquiera debería haber discusión; pero sin dudas que depende de nosotros motorizar un cambio en este sentido.
 
Una mirada racional
Puertas adentro, deberemos debatir los alcances laborales de nuestros servicios: en ningún lugar de la Constitución se indica que no podremos ejercer libremente la profesión en todo el país. Es más, tenemos un título de alcance nacional.
Sin embargo (y esto es sabido y conocido por todos) existen provincias que exigen a los colegas que no viven en ellas matricularse ante los consejos o colegios locales para poder ejercer. ¿Por qué lo hacen? No es para defender la profesión, se dice que es para ayudar a los veterinarios locales. En realidad es para lograr más matrículas y cobrar más sueldo. Además, no es solo matricularse, es pagar jubilación e Ingresos Brutos. O sea, si lo hacen varias provincias, tenemos que terminar trabajando para el Estado.
Al recibirnos, se nos entregó un título nacional, que nos habilita a ejercer la profesión en todo el país. Así fue durante años, hasta que a alguien se le ocurrió la idea de volver a instalar barreras.
Lo más importante es preguntarnos ¿a quienes favorecen estas restricciones?
¿A la producción ganadera y por lo tanto al país? Rotundamente, no. ¿A la profesión veterinaria? Tampoco. Ninguna traba o restricción ayuda a mejorar una profesión.
 
El arte del acuerdo como única salida
La competencia éticamente ejercida y de una forma libre, sana y leal, es la única garantía de mejorar una profesión. He escuchado que un argumento usado erróneamente, es el de la responsabilidad del profesional matriculado en una provincia. Qué gran equivocación, como si la responsabilidad y seriedad de un trabajo la garantice una simple matrícula. Si uno es mal profesional, lo será en cualquier lado y el castigo será tener (o no) un cierto número de clientes.
Las técnicas veterinarias son las mismas para distintas provincias, y un buen profesional, las estudió, se capacitó y se actualiza permanentemente para saber aplicarlas más allá que muchas veces solo un alambre divide un campo de otro.
¿Acaso pagan los vinos de Mendoza un arancel diferencial por ser comercializados en San Luis? ¿No puede un enfermo de Salta atenderse en Buenos Aires?
Estas situaciones nos limitan y favorecen el accionar irregular de quienes, por no perder un cliente puntual, ofrecen porcentajes de honorarios a profesionales jóvenes a cambio de su firma o aval provincial para realizar el trabajo. Es lamentable, pero pasa a diario.
Debemos avanzar en estos temas, plantearlos libremente y tomar decisiones no en favor de tal o cual institución, sino pensando siempre en el campo laboral de los veterinarios.
La Constitución Nacional avala la libertad de trabajo, y nos liberó de toda carga y regulaciones que existían. ¿Cómo puede una resolución totalmente demagógica, con fines proteccionistas y populistas, cortarnos la libertad de trabajo?
Ante la incapacidad de los colegios de prestarse al debate, propongo que sus miembros tengan la grandeza de llegar a acuerdos, y lograr que una sola matrícula resulte suficiente para poder ejercer la profesión en todo el país. Es actuar con grandeza o, de lo contrario, seguir haciéndolo con bajeza.
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Marcelo Rojas Panelo
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Benito Tomás Fernández Merino291219
18 de agosto de 2020
En la década de 1960 formé la directiva de la Federación de Colegios Profesionales de Chile porque los profesionales no habíamos dado cuenta que éramos parte importate de los asalariados que anteriormente ocupabamos sólo las jefaturas y que ya la mayoría en ese momento eramos empleados Solicitamos al gobierno una asignación de título, se nos concedió 50% del sueldo. Los Colegios Profesionales, ajustaron sus aranceles los que eran controlados por la Comisión de Ética. El arancel iba acompañado de un certificado emitido por los Colegios en cada oportunidad Con la instalacion de la dictadura cívico militar, se terminó el Dpto de ÉTICA y se agregó un AG, eso significó que se podían formar Colegios paralelos que no exigían las Licencias. Eso significó una degradación de las profesiones sin ningún control ético, cada cual aplicaba su arancel de acuerdo a la competencia Los profesionales médicos, abogados, ingenieros, arquitectos, veterinarios, odontologos, contadores auditores hicieron cada barbaridad reñida con la ética que sólo la justicia podía aclarar, todos tenían su precio Pero han pasado 30 años que terminó la dictadura y ningún Colegio Profesional ha solicitado el retiro de la AG
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Cesar Gagliardo
12 de diciembre de 2018
Marcelo: Muy bueno tu artículo. La culpa de los honorarios cobrados por los veterinarios y los ingenieros agrónomos es principalmente culpa nuestra. Realmente todos debemos comenzar rapidamente a valorar el ejercicio de nuestras profesiones. Cuando salimos a las 5 de la mañana para hacer cientos de kilómetros en ruta (riesgo importante), trabajamos en un campo durante 8 hs y luego volvemos a nuestras casas a las 11 de la noche, como puede ser que no pongamos un valor adecuado un día técnico ??. Cuanto cobraría un escribano para hacer este trabajo y volver a su casa 16 a 18 horas después??. Tenemos que tener presente que asesoramos y emitimos veredictos con fundamento técnico sobre un patrimonio que en muchas oportunidades supera varios millones de dólares. Nosotros hemos acostumbrado a los productores a pagar bajos honorarios. He dejado de lado en más de una oportunidad asesoramientos particulares a productores que consideraban elevado el costo de mis honorarios. Pues bien señores, esto no es un remate!. Los colegios profesionales son en su gran mayoría un rejunte de profesionales fracasados que tratan de asegurarse un ingreso mediante trabas burocráticas al ejercicio de nuestras profesiones. Estoy totalmente en contra de los colegios profesionales provinciales. En Argentina no sirven y generan trabas inútiles. Comencemos a valorar nuestro conocimiento científico y nuestra experiencia. No caigamos en la trampa de aquellos que solo quieren pagar algunos pesos para que los asesoremos sobre patrimonios y negocios que valen miles y miles de dólares.
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