¿Por qué invertir en genética?

Desde la Cámara de Semilleristas, consideramos a la semilla como un vehículo que conlleva un proceso tecnológico. Para transformar esta semilla en una pastura productiva y persistente, intervendrán una serie de variables a ser tenidas en cuenta como el proceso vinculado a la implantación y el logro de las especies forrajeras, planificación de antecesores, preparación del lote, fecha de siembra, control de malezas, fertilización entre otras, serán variables que en forma conjunta con la calidad genética y física de la semilla utilizada, determinarán el éxito en la formación del recurso.

En lo que a la genética se refiere, recomendamos tener en claro cuáles son las características buscadas en la pastura a implantar:

De manera tal de continuar el proceso con las especies y cultivares que más se adapten a nuestras necesidades.

Asimismo, recomendamos solicitar un asesoramiento técnico adecuado a quienes nos proveen de las semillas forrajeras, a fin de recurrir a la mayor información posible de cada cultivar y comprender el paquete tecnológico que cada cultivar necesita para expresar sus cualidades agronómicas.

 

A modo de ejemplo, se representan a continuación resultados de ensayos llevados a cabo por la Red de Ensayos de Variedades Forrajeras de la Cámara de Semilleristas para tres especies: Festuca alta, Rye Grass anual y Alfalfa.

Para el caso de Festuca, se tomó información de tres localidades distintas, comparando la producción de materia seca de los tres cultivares más productores del ensayo con respecto al testigo.

La diferencia en producción, se afectó por algunos supuestos: un 60 % de esa materia seca aprovechada por pastoreo y una tasa de conversión a carne razonable para una pastura perenne; valorizando luego por un precio por kilo de carne:

 

Esto determinaría que el uso de cultivares más productores, podría haber representado en estos casos un ingreso adicional por producción de carne de entre 411 y 1.024 $/ha. Cuando para la presente campaña de siembras 2010 y utilizando una densidad de siembra de 10 kgs/ha de Festuca, la diferencia entre utilizar un cultivar privado y uno público representa una inversión adicional de sólo $/ha 65.

Para el caso del Rye Grass anual la situación sería:

Para una densidad de Rye Grass anual de 25 kgs/ha, la inversión adicional en semillas de cultivares mejorados con respecto a cultivares públicos sería de menos de $/ha 50. Resulta perfectamente lógico invertir $50 adicionales para luego recuperar entre 410 y 1.111 $/ha en producción de carne.

En relación a Alfalfa, se tomaron datos de cuatro localidades comparando el rendimiento de la variedad pública testigo frente a las variedades privadas de mayor producción en cada caso. Se consideraron los mismos supuestos anteriores excepto en cuanto a la producción de carne que, dada la composición del recurso forrajero, se estima en 10 kg de MS por cada kg de carne.

 

La diferencia entre una genética de punta y otra barata debería estar en el orden de los 15-10  $/ kg  como mucho.

Estos análisis son válidos de realizar para todas las medidas tecnológicas vinculadas a incrementar la producción de forraje de una pastura, y siempre deben ser analizados como un sistema de costo/beneficio. No es un gasto, sino una inversión que, como tal, debe asegurar un retorno adecuado. Y éstos cálculos no tienen en cuenta la mayor persistencia que pueda venir asociada a determinados cultivares.