El maltrato sale caro

No cabe duda de la influencia del bienestar animal en los números de la empresa y en la voluntad de los consumidores. Por eso el IPCVA realizó en Buenos Aires una jornada exclusivamente destinada a capacitar sobre este aspecto crucial del negocio.

Diversos especialistas se refirieron a las múltiples instancias en que incurrimos en maltrato animal y sus consecuencias. Marcelo Ghezzi, de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, advirtió que el camión es un corral en movimiento y pone a prueba los mecanismos adaptativos al estrés que de por sí provoca el transporte.

Un bovino vive en promedio dos años y medio, lo que equivale a unas 21.600 horas. El punto es que el proceso de transporte y faena no insume más de 24 horas (0,11% del total), que pueden ser suficientes para acumular gran cantidad de problemas, sobre todo en la calidad final del producto. Es necesario entender cuales son los momentos que definen un parámetro de semejante trascendencia.

Los bovinos deben vivir en una condición adecuada, tanto interna (sanidad) como externa (temperatura, humedad). Para lograrlo es necesario un conocimiento acabado de la especie y contar con un diseño y mantenimiento apropiados de las instalaciones (corrales, mangas y otras), además de los camiones, de modo de asegurarse de que no se lastimen ni se estresen innecesariamente.

 

Una pregunta recurrente es de qué manera valoramos el bienestar animal. Pueden hacerse mediciones en el propio bovino y también referidas al ambiente (estrés calórico, lluvias y barro, y otros). También es posible formular mediciones en el producto, pero en ese caso ya no se puede corregir lo hecho debido a que se trata de un análisis posfaena, si bien es igualmente importante para evaluar el manejo realizado.

 

El confort animal tiene relación directa con el ambiente externo (temperatura y humedad); los ruidos son un tema muy importante ya que el bovino tiene la capacidad de escuchar treinta veces más que los humanos y lo que más le molesta son los chasquidos o sonidos metálicos. Estos factores afectan directamente el potencial de producción del ganado; el bienestar animal se puede medir en parámetros como conversión, ganancia de peso y mortalidad, lo que lo convierte en un argumento económico.

Es importante entender que el bovino es un ser vivo, que puede sentir sufrimiento, lo cual conforma un argumento ético, más difícil de medir ya que estos animales están adaptados a no demostrar debilidades. Los sonidos que emiten tienen una función social, que es la de dar aviso de la ubicación de los lideres, pero cuando más de diez individuos lo hacen es indicador de un problema, e incluso de un gran padecimiento.

 

Las herramientas del bienestar animal incluyen una buena nutrición, sin períodos de hambre ni sed prolongada, con alimentos y agua de calidad. El alojamiento también es importante ya que ofrece confort térmico durante el descanso y debe asegurar facilidad de movimiento por parte del bovino.

Asimismo, la inexistencia de lesiones, enfermedades y dolor inducido por manejo son los principales indicadores de un buen trabajo a campo. Y el proceder adecuado del personal es expresión de un comportamiento social razonable y de una buena relación humano-animal.

 

El concepto de cadena es el apropiado para referirse a este tema, ya que entre el productor y el consumidor se suceden varios puntos críticos que pueden afectar fuertemente al bienestar animal. Es muy importante que la información que se genera en la cadena vuelva hacia los eslabones anteriores para mejorar y hacer más eficiente el proceso, ya que en más de una oportunidad las responsabilidades son compartidas.

El proceso comienza en la elección de los animales por cargar, luego continua con el tiempo de espera, que si es muy prolongado provoca el sufrimiento de la hacienda con el consecuente consumo de glucógeno.

Durante la carga hay que tener en cuenta que los animales están ingresando a un lugar nuevo que deben reconocer; es importante destacar que este proceso es más estresante cuando se mezclan distintas categorías en el mismo camión. Una vez cargado el lote es necesario esperar unos 15 minutos hasta que se acomoden en sus lugares. Durante el recorrido es importante que el conductor preste atención a lo que sucede en el camión ya que la caída de un animal puede solucionarse rápidamente, caso contrario ese bovino estará expuesto a golpes y pisotones.

Una vez que se arriba a la planta de faena es necesario que el tiempo de espera no sea muy prolongado ya que a partir de los 15 minutos los animales comienzan a reacomodarse y aumenta el riesgo de golpes entre ellos y contra la estructura.

La descarga es un momento crítico; debe hacerse lentamente, los bovinos se guían más por el olfato que por la vista a distancias cortas, asegurando un paso firme de los animales.

Ya en la planta de faena se debe controlar el tiempo entre el noqueo y el posterior degüello para asegurarse que sea realizado sobre un animal inconsciente.

Ganadería y Compromiso, IPCVA, Bs. As., 49:10-11