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Dietas alternativas para la sequía invernal

Publicado: 26 de septiembre de 2006
Por: Ing. Miriam Gallardo, INTA Rafaela. Argentina
La falta de precipitaciones de muchas zonas de la cuenca lechera central y las intensas heladas ocurridas en los últimos días del invierno, presentan un panorama bastante complicado para la producción lechera al “frenar” significativamente el crecimiento natural de las pasturas en un período en el que el stock anual de los forrajes conservados (henos/silajes) se está agotando.
Además, el período de transición inverno-primaveral puede ser más complejo todavía si a estos inconvenientes se les suman los cambios muy bruscos de alimentación, que pueden provocar disturbios metabólicos de diferente naturaleza (cetosis, acidosis, hipocalcemias, etc.), comprometiendo la eficiencia productiva y reproductiva del ganado.
En este marco, van algunas pautas para el manejo de la alimentación del ganado lechero en esta coyuntura climática.
 
Monitorear y balancear los recursos existentes
Ejecute rápidamente un balance ajustado de los alimentos que dispone (henos, silajes, concentrados) y calcule cuántos días pueden durar de acuerdo a su actual nivel de consumo. Confronte estos datos con la existencia de ganado del establecimiento y las concretas posibilidades de adquisición de alimentos extra.
En caso de que las disponibilidades estén realmente comprometidas como para abastecer a todo el rodeo:
  • Analice minuciosamente cada una de las categorías de ganado y defina cuántas vacas en ordeño pueden quedar en producción, privilegiando las recién paridas, las vacas en gestación reciente y las de mejor capacidad productiva y sanitaria.  
  • Diseñe una nueva estrategia de división del rodeo, teniendo en cuenta que los animales tienen distintos requerimientos y que en algunas categorías una penuria o desequilibrio nutricional profundo puede acarrear “efectos residuales negativos” a lo largo del resto de la lactancia. Tenga en cuenta que las categorías más sensibles son las primíparas, sobre todo las vaquillonas en lactancia temprana y todas las vacas en “transición a la lactancia” (42 días alrededor del parto).  
  • Considere además la importancia de alimentar adecuadamente a las vaquillonas que deben entrar en servicio en el corto plazo. Un retraso en el peso vivo y/o tamaño corporal en esta etapa afectará luego el ciclo productivo completo de la hembra.  
  • Puede apresurar la venta de animales de rechazo y del sobrante de vaquillonas para reposición , pero NO tome decisiones apresuradas, analice y estudie todas las opciones posibles antes de tomar cualquier determinación.
     
Manejar los animales: Estrategias para dividir el rodeo
  • Arme un grupo especial con vacas recién paridas y en lactancia temprana. Recuerde que son las vacas que habrá que preñar y las que mejor defenderán el nivel productivo de su tambo.
  • Analice la posibilidad de que las vaquillonas en producción queden solas en un grupo aparte, tratando de mantenerlas a todas bien alimentadas. Si no se puede, separe las preñadas con lactancia avanzada y llévelas con el grupo antes mencionado.
  • Con el resto de animales se puede organizar un tercer grupo de menores requerimientos, al que solamente habrá que alimentar para mantener un buen estado corporal (y preñez), sin tanto énfasis en la producción de leche.  
Manejar los alimentos: cómo prolongar al máximo el uso de los forrajes disponibles.
En un contexto climático crítico, los forrajes (fibra, alimentos voluminosos) son los recursos limitantes por excelencia por la complejidad de su transacción en el mercado. Por eso, proponemos algunas pautas a seguir:

- Planificar una estrategia con una cantidad muy restringida de pasto (2 a 3 kg de materia seca/vaca/dìa), en lo posible un solo pastoreo diario, evitando caminatas largas e innecesarias.

- El resto de la dieta (12 a 17 kg de MS/vaca/día, dependiendo del nivel de consumo y producción) debería suministrase en corrales, en lo posible bajo la forma de “dietas totalmente mezcladas”. Si esto no es posible porque el establecimiento no tiene mixer, se puede utilizar el carro forrajero. Cualquiera sea el caso, completar la alimentación con mezclas (sobre base 100%) de:
  • Silajes (maíz o sorgos) entre 20 a 60%, dependiendo de la cantidad total disponible. Mayor cantidad altera el pH ruminal con riesgo de acidosis. Además, cuanto más silajes de maíz o sorgos en las dietas, más proteína adicional se necesitará para balancear.
  • Silaje de pasturas, no más del 30% de la MS. En mayor proporción se desequilibra rápidamente la ración, generando un exceso de amoníaco ruminal .
  • Henos (alfalfa/moha), son fuentes imprescindibles de “fibra efectiva”. Contemplar un mínimo de 8 % en la mezcla, controlando suministros. Es ideal ofrecer picado o “desenrollado”, ya que en porta-rollo se desperdicia demasiado y no hay control de los consumos. Si no es posible, controlar accesos al porta-rollo restringiendo tiempo de consumo.
  • Concentrados (granos, afrechillos, cascarillas, expeller), dependiendo de las cantidades de silajes, completar las mezclas con un mínimo de 20% de fuentes energéticas (granos) y 10 a 15% de fuentes proteicas (expeller oleaginosas, semilla algodón).
  • Los suproductos pueden utilizarse. Se sugieren aquellos con bajo contenido de humedad y de fácil almacenamiento. Hay que recordar que cualquier alimento que ingrese a las dietas debe estar al menos unos 20- 25 días integrándola, de otra manera se generan cambios muy bruscos en rumen que terminan ocasionando alteraciones metabólicas severas.
  • Para el pre-parto inmediato (entre 15 y 20 días antes) disponer de silajes de maíz o sorgos, rollos de alfalfa o moha pero de acceso muy controlado (consumos a voluntad generan desbalances aniónico-catiónico con posterior riesgo de vaca “caída”) Completar la dieta con concentrados, los mismos de las categorías en ordeño.
Para las otras categorías del tambo (vacas secas, recría, vaquillonas) se pueden formular buenas dietas de mantenimiento, en base al suministro de silajes y/o henos, que podrán complementarse con algo de pasto (de potreros degradados) que puedan levantar los animales diariamente. Sin embargo, para que no pierdan estado, deberemos suministrar pequeñas cantidades de algún concentrado y/o subproducto tipo afrechillo de trigo, cascarilla de soja, semilla de algodón, granos de maíz o sorgo molidos. Se deben contemplar al menos 8 kg de MS de forrajes fibrosos y 0.5 a 1.0 kg de concentrados para alimentar cada una de esas categorías.
Sugerencias generales y recordatorios especiales.
 
  • Privilegie el uso y racione el pasto. La mejor pastura (y la más cercana al tambo) destínela en lo posible al lote de vacas de punta. Mida bien la que dará diariamente.
  • Procese los rollos. O desmenúzelos (tamaño medio de partícula de fibra de 10 cm) para minimizar los desperdicios y “estirar” su suministro, ofrecer cantidades más precisas y acordes al balance de la dieta .
  • Ajuste la oferta de silajes. Cuantifique los kilos ofrecidos diariamente, en función de la materia seca que posea el material. El control de las cantidades prolonga su utilización, a la vez que permite un correcto equilibrio de las dietas.
  • Suministre los granos de maiz o sorgo bien molidos. Si va a ofrecer más de 5 kg MS/vaca/día (y en bateas de tipo comunitarias), reparta el suministro en 3 veces diarias para evitar una sobrecarga ruminal de almidón y posterior acidosis láctica.
  • Incorpore proteína. Cuando falta pastura en las dietas es necesario incorporar una fuente de proteína adicional. Pueden utilizarse proteínas de origen vegetal como semilla de algodón, expeller de soja; girasol; algodón o maní ; gluten feed; sojilla.
  • Use porotos de soja. Son una excelente fuente de proteínas, incluso pueden reemplazar a la semilla de algodón. Para animales de más de 200 kg de peso vivo no hace falta “desactivarlos” previamente, pero es necesario suministrarlos partidos o molidos, de tamaño grande.
  • Use la urea con precaución. Si por varias circunstancias no consigue fuentes de proteína verdadera como las mencionadas, puede usar urea, pero siempre bajo estricta vigilancia del profesional que asesora el establecimiento en su dosificación y mezclado, ya que es un producto que en cantidades inadecuadas es tóxico y puede provocar hasta la muerte de los animales.
  • Ajuste los minerales y vitaminas. Las concentraciones de minerales (calcio, fósforo, magnesio) y vitaminas (A, D y E) de las dietas es una tarea esencial ante ausencia o limitaciones de pasto fresco de buena calidad, sobre todo para las vacas de punta.
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Autores:
Miriam Gallardo
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria - INTA
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