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Como contribuye el consumo de carne de pollo al mantenimiento del sistema inmunitario

Publicado: 23 de julio de 2020
Por: Centro de Información Nutricional de la Carne de Pollo. Argentina
El sistema inmunitario es el encargado de protegernos de enfermedades e infecciones. Frecuentemente se habla de la importancia de mantener un buen estado nutricional para un correcto funcionamiento de nuestro sistema de defensa. Sin embargo, no siempre estamos seguros de cómo influye la nutrición en este sentido. Desde CINCAP, les contamos un poco más acerca del funcionamiento de nuestro sistema inmunitario y la contribución de la nutrición.
¿Cómo se protege el organismo de los agentes extraños?
En la protección frente a agentes extraños (bacterias, virus, parásitos, hongos, pólenes, toxinas, células cancerígenas, etc.) una primera línea de defensa la constituyen las barreras físicas y químicas, como la piel, las mucosas (membranas que recubren el tubo digestivo, las vías respiratorias, etc.), sus secreciones (por ej, el ácido del estómago, el sudor con sus componentes antibacterianos) y la flora autóctona protectora. Mientras estas barreras permanezcan intactas, pocos invasores pueden penetrar en el organismo. Cuando los elementos dañinos atraviesan esta primera barrera, el sistema inmunitario pone en marcha mecanismos de defensa activa.
 
¿Cómo funciona el sistema inmunitario?
Frente a la presencia de una infección o enfermedad, el sistema inmunitario se activa. A esta activación se la denomina respuesta inmunitaria, y consiste en:
- Reconocer algo en el cuerpo que no debería estar ahí y que puede ser dañino;
- Movilizar las células de defensa hacia el lugar del problema;
- Atacar al invasor y eliminarlo del cuerpo;
- Saber cuándo dejar de atacar y terminar el ataque.
De esta manera, para hacer su trabajo, el sistema inmunitario debe ser capaz de distinguir entre lo que pertenece al organismo y aquello que es ajeno a él.

¿Cómo reconoce el sistema inmunitario aquello que debe atacar?
Los elementos ajenos al organismo y potencialmente dañinos tienen sustancias químicas que los identifican, denominadas “antígenos”. Su reconocimiento por parte del organismo desencadena una respuesta inmunológica.
 
¿Qué elementos son los encargados de las acciones de defensa?
Los glóbulos blancos son las células encargadas de encontrar y combatir gérmenes y otros elementos dañinos, migrando de forma dirigida hacia donde son necesarios.
Algunos tipos de glóbulos blancos producen una respuesta inmediata aunque inespecífica ante la presencia de invasores. Entre estos, algunos tienen la capacidad de ingerir a los invasores, otros liberan sustancias tóxicas para ellos, y otros destruyen automáticamente células del cuerpo infectadas.
Por su parte, otro tipo de glóbulos blancos, los linfocitos, actúan mediante un reconocimiento del microorganismo que ha invadido el organismo, y el ataque que realizan es específico para ese invasor. Este tipo de respuesta no aparece de forma tan rápida, pero es más efectiva. Además, estas células desarrollan la llamada “memoria inmunológica”, es decir, recuerdan al invasor para poder atacarlo de forma aún más eficiente la próxima vez que lo encuentren.
Algunos linfocitos atacan invasores de forma directa, multiplicándose hasta formar un ejército de células. Otros lo hacen mediante la producción de anticuerpos.

¿Qué son los anticuerpos?
Los anticuerpos, también conocidos como “inmunoglobulinas”, son sustancias químicas que producen ciertos glóbulos blancos. Cada anticuerpo puede atacar a un único invasor o familia de invasores específicos. Los glóbulos blancos aprenden a producir nuevos anticuerpos cada vez que necesitan defenderse de un nuevo invasor. Luego, el cuerpo recuerda cómo fabricar esos anticuerpos durante mucho tiempo, y los produce rápidamente frente a una nueva invasión por un patógeno conocido.

¿Cómo contribuye la nutriciòn al funcionamiento del sistema inmunitario?
Para que la defensa del organismo se lleve a cabo con normalidad, se requiere un nivel adecuado de nutrientes en el organismo.
En este sentido, los aminoácidos son indispensables, en tanto forman parte de la estructura de las células de defensa, así como de los anticuerpos. Los aminoácidos son los componentes básicos de las proteínas. En el cuerpo, los músculos constituyen la principal reserva de proteínas y, si es necesario, el organismo recurre a la degradación de los mismos para obtener los aminoácidos que necesita para formar los elementos de defensa en situaciones de enfermedad o infección. Por esto, una óptima ingesta proteica es fundamental para que el sistema inmunológico funcione afectando lo menos posible a los músculos del cuerpo.
Asimismo, ciertas vitaminas y minerales  tienen roles directos, específicos y comprobados en el funcionamiento del sistema inmune. Entre estos se encuentran la vitamina A, el ácido fólico, la vitamina B6, vitamina B12, vitamina C, vitamina E, el hierro, zinc, cobre y selenio.
La deficiencia de estos nutrientes afecta en forma directa la capacidad de los distintos glóbulos blancos para multiplicarse, para reconocer invasores, para desplazarse hacia los sitios necesarios, para ingerirlos o atacarlos en forma directa, y para producir anticuerpos, así como otras sustancias involucradas en la respuesta inmunitaria.
Adicionalmente, el déficit de zinc, vitamina D y vitamina A atenta contra la integridad de la piel y las mucosas.

¿De qué manera contribuye el consumo de carne de pollo al mantenimiento del sistema inmunitario?
La carne de pollo es un alimento fuente de proteínas por excelencia, que aporta todos los aminoácidos esenciales para que el organismo pueda desplegar sus acciones de defensa. Una porción mediana de carne de pollo (1 muslo mediano o media pechuga grande), aporta más de la mitad de las necesidades diarias de proteínas de un adulto, en promedio. De esta manera, tiene un rol destacado en la alimentación de las personas, más aún en situaciones de necesidades aumentadas de proteínas.
Asimismo, 1 porción de carne de pollo cubre casi la mitad de la recomendación de selenio y vitamina B6, aproximadamente la cuarta parte de las necesidades diarias de zinc y vitamina b12, y casi el 10% de cobre. Además, aporta cantidades menores de hierro, el cual es de óptima calidad y fácil asimilación.
Por su perfil de nutrientes, el consumo de carne de pollo contribuye de forma sustancial a mantener óptimos niveles de numerosos nutrientes indispensables para el correcto funcionamiento del sistema inmunitario.
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Autores:
María Dolores Fernández Pazos
Centro de Información Nutricional de la Carne de Pollo - CINCAP
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