Bienestar animal en gallinas ponedoras: ¿por qué es importante estar atento?

Los problemas de bienestar animal nunca han sido tan importantes como en la actualidad. En particular, por la preocupación de los consumidores por el origen y la calidad de los alimentos. Esto incluye productos de origen animal como huevos.

Por lo tanto, es natural pensar que la forma en que se crían las gallinas ponedoras impacta directamente en el desempeño de su negocio. Pero, ¿qué contribuye exactamente al bienestar animal? ¿Cuáles son los requisitos o medidas para que los productores avícolas se aseguren de que las aves reciben los cuidados necesarios?

Para ayudar a responder estas preguntas, hablamos con la ingeniera agrícola Juliana Pereira, especialista en Avicultura y Bienestar Animal y que lleva 14 años trabajando en el campo de la avicultura alternativa.

El término Bienestar Animal (BEA) designa el estado físico y mental de un animal en relación con las condiciones en las que vive y, también, en las que muere. Según la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), un animal experimenta bienestar cuando está sano, cómodo, bien alimentado, seguro y sin sufrir sensaciones desagradables.

Para que esto sea real, debemos centrarnos en la prevención de enfermedades y promover la atención veterinaria adecuada, así como el refugio, la manipulación y nutrición, un entorno estimulante y seguro, una manipulación humanitaria y el sacrificio.

Los cinco estándares del Bienestar AnimalPara la OIE, los estándares del Bienestar Animal deben medirse en función de las 5 libertades experimentadas por los animales.

1. Libre de miedo y angustia;
2. Libre de dolor, sufrimiento y enfermedad;
3. Libre de hambre y sed;
4. Libre de molestias;
5. Libre para expresar su comportamiento natural.

Esto significa que BEA está estrechamente relacionado con el desempeño de comportamientos innatos, «normales» o inherentes propios de los animales, que son necesarios para evitar el estrés, además de ser placenteros.

Con respecto a las aves, el comportamiento natural es bañarse en la arena (polvo), posarse, rascarse, aletear, anidar (construir un nido) y explorar el entorno. Cuanto más libres sean para hacer esto, mejor será su Bienestar Animal. Por tanto, el sistema de producción cage-free, es decir, «sin jaulas», es la práctica que está más vinculada con los preceptos del BEA porque todos los comportamientos naturales de las aves son posibles.

Aun así, en los casos en que no sea factible seguir este sistema, también es posible – y fundamental – adoptar medidas para mejorar las condiciones de las aves en jaulas. La ingeniera agrónoma Juliana Pereira detalla la práctica a continuación.

Hay medidas que son válidas para el BEA tanto para la producción en jaula como sin jaula. Estos incluyen proporcionar alimento y agua en cantidad y calidad adecuadas, de acuerdo con la edad del animal; la alimentación debe dividirse en 3 veces al día y el agua debe ser fresca y potable, apta para el consumo humano.

El confort térmico es otro punto de atención, porque el estrés por calor resulta en una caída en el consumo de alimento, menor tasa de crecimiento, mayor consumo de agua, aceleración de la frecuencia cardíaca, cambio en la conversión alimenticia, caída en la producción de huevos, mayor incidencia de huevos con cáscara delgada e incluso muerte de las aves.

¿Qué hacer para evitar el estrés por calor? Juliana enfatiza que es necesario monitorear la temperatura en el galpón; mantener el tanque de agua de las aves en un lugar sombreado; tener ventiladores y sistema de nebulización en el galpón; observar el comportamiento de las aves y hacer el flushing de los bebederos.

“Por otro lado, para reducir el riesgo de estrés por frío, es importante mantener las cortinas levantadas, especialmente para los vientos predominantes; aumentar la oferta de alimento por gramaje; cambiar la fórmula del alimento; usar lámparas o calentadores; observar el comportamiento de las aves y cuidar que no se produzca mortalidad por hacinamiento”, explica la ingeniera agrónoma.

Para mejorar las condiciones de vida en las jaulas, también es importante proporcionar un manejo adecuado de la luz, prestar atención a la calidad del aire y promover programas de bioseguridad.

El fotoperíodo a lo largo de las estaciones interfiere directamente con la producción de huevos. Para que las aves no sean susceptibles a esta variación, es necesario utilizar un programa de iluminación.

Los primeros 3 días de vida deben tener 24 horas de luz. A partir del 4º día de vida es necesario retirar una por semana hasta alcanzar las 14 horas de luz/día. Debe alcanzar 14 horas de luz/día como máximo hasta que las aves tengan 10 semanas de edad. A partir de entonces, las aves ya no deberían notar ninguna alteración del fotoperíodo.

Los sistemas de ventilación, naturales o mecánicos, deben diseñarse para mantener los parámetros de calidad del aire en todas las condiciones climáticas previsibles.

El amoníaco a la altura de las aves debe ser inferior a 10 ppm y no debe exceder los 25 ppm, excepto durante breves períodos de clima severo e inclemente. Los niveles de dióxido de carbono deben ser inferiores a 3000 ppm y no deben superar los 5000 ppm. Los niveles de monóxido de carbono deben ser inferiores a 10 ppm y no deben superar los 50 ppm.

Debe existir un programa de limpieza y desinfección del galpón, restringiendo el acceso de las personas y estableciendo un vacío sanitario para los visitantes y el lote.

Además, las medidas necesarias incluyen el control de plagas (roedores, moscas y pequeños escarabajos), evitar el ingreso de otros animales al galpón, disponer adecuadamente de las aves muertas y contar con un programa de vacunación acorde con el desafío sanitario de la región.

Juliana advierte que, actualmente, los protocolos BEA disponibles en el mercado prohíben el uso de antibióticos como preventivos, potenciadores o promotores del crecimiento.

Esto se debe a que el uso de estas sustancias para estos fines va en contra de la fisiología natural del animal y, a menudo, se usa para corregir errores de manejo. El uso de antibióticos sólo está previsto para tratamientos ocasionales, es decir, cuando las aves estén realmente enfermas.

“Optar por los probióticos como preventivos y curativos reemplaza totalmente el uso de antibióticos. Contribuyen a mejorar la microbiota intestinal y fortalecer el sistema inmunológico del animal, especialmente cuando pensamos en enfermedades entéricas. También se pueden utilizar en la producción animal ecológica”, dice Juliana.Los probióticos son microorganismos vivos beneficiosos que ayudan a mantener equilibrada la microbiota intestinal de las aves. Por lo tanto, confieren beneficios a la inmunidad de las gallinas ponedoras al mejorar la integridad del tracto gastrointestinal y prevenir los microorganismos patógenos.

Para Juliana, algunas opciones deben usarse de manera continua como prevención, mientras que otras en casos de problemas sanitarios.

Los probióticos en polvo aplicados en la alimentación, como Colostrum® Bio21 Mix, son ideales para uso continuo. En caso de manipulación o desafíos estresantes, se pueden usar en dosis más altas.

Colostrum® Bio21 Mix permite que las bacterias beneficiosas introducidas por el producto colonicen todos los segmentos intestinales de las aves. Así, combaten patógenos como Salmonella spp., Cepas patógenas de Escherichia coli, Clostridium perfringens, entre otros, que provocan enfermedades y disminución del rendimiento.

Por otro lado, los probióticos líquidos se utilizan en la planta de incubación vía spray, el primer día de vida. Colostrum® Bio21 Líquido se indica para promover la salud intestinal de las aves a través de la colonización/recolonización de la microbiota, para controlar enfermedades entéricas como salmonelosis, clostridiosis y colibacilosis y para ayudar a mejorar el desempeño zootécnico de las aves.

El uso periódico en caso de manejo estresante se puede aplicar a gallinas ponedoras independientemente del sistema de cría: en jaulas o sueltas.