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Fertilización de la soja

Respuesta a la fertilización de soja en suelos mestizos

Publicado: 19 de julio de 2006
Por: Norma Arias, Juan José De Battista (INTA EEA Concepción del Uruguay) y Cristian Cottonaro (Actividad privada). Argentina
Resumen

La expansión del cultivo de soja en Entre Ríos se ha dado principalmente hacia el centro y el este de la provincia, incorporándose a esta actividad lotes con suelos arcillosos pertenecientes al Orden Vertisoles, pero a partir de las campañas 2000 y 2001 también se ha expandido el cultivo hacia suelos más arenosos, denominados comúnmente “mestizos”. Estos suelos se encuentran en una franja paralela al río Uruguay abarcando una zona de transición entre los suelos arcillosos negros y los arenosos. Se caracterizan por presentar un horizonte superficial de textura franco arenosa, muy bajos contenidos de materia orgánica, entre 1 y 2 % y baja disponibilidad de P. En la campaña 2002/03 se implantó un ensayo de fertilización de soja sobre un lote con suelo mestizo a fin de evaluar la respuesta del cultivo al agregado de fósforo y azufre, una síntesis del trabajo se presenta a continuación. El trabajo completo puede consultarse en la publicación editada por INTA C. del Uruguay Cultivo de soja en el Centro Este de Entre Ríos.

Resultados Experimentales 2002/2003. Boletín Técnico Serie Producción Vegetal Nº 44

Los principales requerimientos de los cultivos son radiación, agua y nutrientes. Para alcanzar altos rendimientos, todos ellos deben ser satisfechos. En el caso de la soja, debemos llegar a floración (R1-R2) con un cultivo en estado óptimo que permita interceptar eficientemente toda la radiación incidente y maximizar la tasa de acumulación de materia seca durante el período de llenado de granos. Para lograr ese estado óptimo en floración, el cultivo debe cubrir sus necesidades nutricionales.
El cultivo de soja presenta altos requerimientos nutricionales, así es que para producir una tonelada de grano de soja se requieren 80 kg de nitrógeno (N), 8 kg de fósforo (P), 33 kg de potasio (K) y 7 kg de azufre (S). La oferta en el suelo de algunos de estos nutrientes proviene de la mineralización de la materia orgánica (N y S), mientras que otros provienen del mineral original del suelo (P y K).
Las experiencias conducidas en el centro este de Entre Ríos han sido sobre suelos Vertisoles ya que es don-de mayormente se ha expandido el cultivo. Pero, dentro de esa región, se encuentran también numerosos lotes de soja en suelos denominados, localmente, mestizos localizados en una zona de transición entre los Vertisoles y las terrazas del río Uruguay.
Estos suelos se caracterizan por presentar un horizonte superficial de textura franco arenosa, permeable, sobre materiales gleizados a 50 cm de profundidad, densos y poco permeables, de textura franco arcillo arenosa. Presentan muy bajos contenidos de materia orgánica, entre 1 y 2 %, en la capa arable y baja disponibilidad de P.
El cultivo de soja está adaptado a un amplio rango de texturas de suelo. Se pueden producir altos rendimientos tanto en suelos arenosos como arcillosos, si el agua y los nutrientes no son limitantes. Con el objetivo de evaluar la respuesta a la fertilización con P y S en suelos mestizos, en la campaña 2002/03 se condujo esta experiencia, en un lote comercial de soja.
 
Materiales y métodos

En el establecimiento El Refugio, distrito Talita (Entre Ríos), 20 km al sudoeste de Concepción del Uruguay, se evaluaron 4 tratamientos de fertilización en franjas de escala comercial de 150 m de largo por 22 surcos.
Los tratamientos fueron:
1. Testigo sin fertilización.
2. 8,5 kg de P/ha.
3. 17 kg de P/ha.
4. 8,5 kg de P/ha + 13 kg de S/ha.
Se utilizó como fuente fosfatada un fertilizante granulado 0-40-0 y como fuente azufrada sulfato de amonio (24 % de S). Los fertilizantes se aplicaron a la siembra en el surco junto con la semilla.
La siembra se realizó el 16/11/02, con una sembradora de grano fino para siembra directa, en surcos a 40 cm, con el cultivar A 6445 RG con una densidad de siembra de 24 a 25 semillas/metro lineal. La semilla se inoculó con un inoculante comercial turba en simple dosis.
El ensayo se implantó sobre un suelo mestizo (Hapludol fluvéntico), con labranza convencional proveniente de 2 años consecutivos de soja de primera, cuyas características fueron: Profundidad: 0-15 cm; pH: 5.94; MO: 0.93%; N Total: 0.086 %; P Bray 1: 5.7 ppm.
El lote se mantuvo libre de malezas e insectos plagas. Para el control de malezas se realizó una aplicación presiembra y dos aplicaciones durante el cultivo de 2,5 litros/ha de glifosato. Para el control de plagas se realizó una aplicación de 100 cc/ha de cipermetrina + 750 cc/ha de clorpirifós para barrenador, y dos aplicaciones de 120 cc/ha de cipermetrina + 500 cc/ha de endosulfán para chinches.
Durante el ciclo del cultivo (noviembre 02 a abril 03) se registró un total de 666 mm de lluvia y una ETP Penman de 794 mm, registrándose un período con déficit hídrico que abarcó todo el mes de enero.
Para la determinación de rendimiento en grano la cosecha se realizó el 17/4/03, sobre 5 parcelas de 5 m de largo por 3 surcos en cada franja.
Los resultados se analizaron estadísticamente por medio de un análisis de varianza y test de comparación de medias (Newman-Keuls).
 
Resultados

En la Tabla 2 se presentan los rendimientos, los incrementos del rendimiento por efecto de los tratamientos de fertilización y la eficiencia agronómica de la aplicación de P.

Tabla 2. Rendimiento de soja, incremento sobre el testigo y eficiencia agronómica del P.

Respuesta a la fertilización de soja en suelos mestizos - Image 1En las columnas, letras diferentes indican diferencias significativas (p<0.01) según Test de Newman-Keuls.

Todos los tratamientos de fertilización presentaron rendimientos significativamente superiores (p<0.01) al testigo sin fertilización. No se encontraron diferencias significativas entre los tratamientos de fertilización. En la comparación de dosis de P se encontró un incremento promedio de 219 kg/ha a favor de la fertilización con 17 kg de P (p<0.10).
La respuesta a la fertilización fosfatada fue de 415 kg de soja para la dosis de 8,5 kg de P/ha y de 634 kg de soja para la dosis de 17 kg de P/ha. Estas respuestas son notablemente superiores a las encontradas por Arias et al. (2002) en Vertisoles, para dosis de P similares. Esto puede atribuirse, no sólo a la baja disponibilidad de P del suelo mestizo sino también al mínimo aporte que realiza el P orgánico a la fracción disponible en este suelo, evidenciado por el bajo contenido de materia orgánica.
En cuanto a cómo se relaciona la respuesta a la aplicación de P con el contenido de éste en el suelo, Echeverría et al. (2001) y Díaz Zorita (2002), para un amplio rango de suelos de la Región Pampeana, encuentran que el nivel crítico de P por debajo del cual la respuesta a la fertilización es importante se encuentra en 13 ppm, y que en suelos con menos de 8 ppm, las respuestas serían superiores al 10 %. En esta experiencia la respuesta fue entre 15 a 20 %, con un valor de P disponible en el suelo de 5,7 ppm.
Sin embargo, a pesar de la deficiencia de P ya mencionada y de los niveles de extracción de nutrientes del cultivo, los nutrientes repuestos por fertilización son sólo una pequeña proporción de lo que se exporta. Es una práctica habitual en la zona centro este de Entre Ríos la fertilización del cultivo de soja con 50-60 kg de FDA/ha (10-12 kg de P/ha), y por otro lado no es práctica habitual el análisis de suelo.
En cuanto a la fertilización con S, se observa que la aplicación de 13 kg de S/ha combinado con la menor dosis de P produjo un incremento del rendimiento igual a la dosis superior de P solo. En general, la respuesta a la fertilización azufrada está relacionada con bajo nivel de materia orgánica y suelos degradados por muchos años de agricultura continua. El contenido de materia orgánica del suelo mestizo es muy bajo (0,93 %) y seguramente condicionó la respuesta encontrada.
 
Conclusiones
En el suelo mestizo con bajo contenido de fósforo en que se llevó a cabo la experiencia, la fertilización con fósforo y azufre produjo incrementos en los rendimientos que hacen rentable esta práctica. La fertilización del cultivo de soja debe ser planificada a partir del diagnóstico de cada lote en particular, incluyendo el análisis del suelo y la estimación de la demanda nutricional de acuerdo a los rendimientos esperados.
Debido a la elevada cantidad de nutrientes que se exportan en el grano, el cultivo de soja reiterado en un mismo lote produce un empobrecimiento del suelo con el transcurso de los años si no se reponen con el agregado de fertilizantes. En los suelos mestizos del centro este de Entre Ríos es particularmente importante para el caso del fósforo y azufre, a fin de lograr altos niveles de rendimiento.
En estos suelos es fundamental incrementar el contenido de materia orgánica, a través de la SD y de las rotaciones con cultivos de alto volumen de rastrojo, a fin de tener una mayor oferta en el suelo de los nutrientes que provienen de la mineralización de la materia orgánica.
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Autores:
Norma Arias
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria - INTA
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