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Algunas motivaciones para la conservación de los suelos agrícolas

Publicado: 10 de agosto de 2019
Por: Juan Castellanos Arias
Las terrazas agrícolas construidas en la década de 1980 en “El Convento”,  Constanza, son una muestra de la preocupación de un dominicano nacido en España, a quien su preocupación por la agricultura del país, lo hace más nacionalista que cualquiera de los nacidos y criados en este país.
José Roselló ha sido uno de los españoles que poblaron el valle de Constanza en los años de 1950 y con su trabajo y conocimiento sobre las hortalizas, lograron hacer de un terreno pantanoso y en ese momento improductivo, uno de los valles más fértiles y rentables que tiene el sector agropecuario nacional.  Trabajamos en el Centro Hortícola de Constanza en los años 1967-68 y pudimos comprobar que para todos los problemas que se presentaban en el cultivo de las hortalizas, la persona que siempre tenía una solución correcta era José Roselló.
Cuando Roselló decide sembrar frutales exóticos de clima templado, había determinado que la zona de El Convento a 1,500 metros sobre el nivel del mar, en una latitud como la que ocupa la República Dominicana (de 17 grado a 19 grado Latitud Norte), correspondía a una zona de clima Sub-tropical. Obtiene semillas de frutales exóticos (manzana, kiwi, kaki, cereza, pera, melocotón, etcétera) de la zona Sub-tropical de La Florida, Estados Unidos. Una vez terminada la construcción de todas las terrazas agrícolas, en una montaña que debe tener más de 30% de pendiente, inicia con muchos éxitos el cultivo de esos frutales exóticos, que iban a evitar la dependencia de países de clima templado para el consumo de dichos frutales en el país. Roselló solo les pedía a los diferentes gobiernos que hemos tenido, que en la época de julio y agosto, no permitieran la entrada al país de esos frutales del exterior, porque en esa fecha se podrían comercializar los producidos aquí. Eso nunca se pudo lograr y por tal motivo la reposición de esos frutales que debían hacerse a los 20 años de producción y otros a los 30 años, no se ha hecho todavía. La razón es que gran parte de la producción se pierde, al no poder comercializarla por la competencia de los frutales que vienen del exterior.
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Las terrazas agrícolas construidas por Roselló han sido el modelo a enseñar a los futuros ingenieros agrónomos del país. Por tal motivo, todos los años, cuando impartía docencia en una universidad del país, organizaba esa excursión donde José Roselló quien compartía todo el día con los estudiantes, mostrándoles todos los detalles en la construcción de las terrazas agrícolas, para evitar la erosión y lograr la conservación del suelo en las zonas montañosas.
Experiencia holandesa
Los Países Bajos u Holanda se ha especializado en restarles tierras al mar, lagos y pantanos, igual que el Estado de Israel se ha caracterizado en cultivar con éxitos las arenas del desierto. Los holandeses desde el año 1000 de nuestra era cristiana, han estado preparando diques, y secando los antiguos lagos y mares con los tradicionales molinos de viento.
En lo que coincide esta situación de Holanda con la República Dominicana es precisamente en que en nuestro país se produce ese fenómeno a la inversa. Las tierras cargadas de material orgánico, ricas en nutrientes que sirven de alimentación a las plantas, son arrastradas por cañadas, arroyuelos y ríos y depositada en el mar. Solamente en la cuenca del río Ocoa se pierden a través de ese proceso unas 500 toneladas de tierra al año, según el Departamento de Tierra y Agua del Ministerio de Agricultura.
La República Dominicana no presenta las condiciones de Holanda para quitarle tierra al mar, pero sí tiene que implantar en toda la geografía nacional un sistema de transferencia tecnológica que muestre la forma correcta en que el agricultor debe cultivar las tierras empinadas o con inclinación de más de 2%, que impida que se produzca el arrastre de las partículas y nutrientes del terreno.
Holanda es un país más pequeño  que República Dominicana, y cuenta con una población de 17 millones de habitantes (casi el doble de la población del país), en una extensión territorial de 41,543 kilómetros cuadrados. Sin embargo, se considera un país de un gran desarrollo, teniendo un ingreso per-cápita de $US41, 400.00.
Además de producir los alimentos de su intensa población (la densidad poblacional es una de las más altas del mundo, 406 personas por kilómetro cuadrado), Holanda exporta flores, leche, queso y otros alimentos a diversas naciones del mundo.
Los Países Bajos u Holanda, comenzaron haciendo diques y dunas con la única finalidad de evitar que su territorio fuera sumergido en el mar. La estrategia utilizada era defender las zonas bajas del país, de las inundaciones que ocasionaba el tormentoso mar del Norte.
Polders o pólderes
Con el crecimiento poblacional y la urgente necesidad de proporcionar alimentos y otros requerimientos a sus pobladores, el país se vio obligado a cambiar de estrategia, para lo cual pasó a la ofensiva creando los llamados “polders” o pólderes.
Con estos pólderes, Holanda, a través de los años, ha incorporado más de 12 millones de tareas, es decir el 27% de su superficie, con fines agrícolas y en menor grado urbanísticos y recreativos.
Esa extensión es igual a la mitad del área agrícola que dispone la República Dominicana (22 millones de tareas). La técnica utilizada para la creación de un pólder consiste en primero, construir un dique que separe el mar de la parte que se desea incorporar al país. Una vez construido ese dique, la siguiente fase es el secado o drenado de esa parte inundada de agua, para lo cual se utilizan diversos medios. Hasta hace relativamente pocos años se utilizaban los molinos de viento, los cuales han llegado a ser un símbolo que identifica al país. Últimamente las bombas con motores de gasolina, diesel o eléctrica, han sustituido en parte a los tradicionales molinos. La operación de construir el dique y el drenado de las tierras, aún empleando las innovaciones de la época, toma alrededor de 7 a 8 años.
Cuando desaparece el agua sale a relucir la tierra y la arena que componen el lecho del mar el cual está entre 1 y 4.5 metros bajo el nivel del mar. El siguiente paso utilizado es el de distribuir semillas de carrizo (Ammopheta arenaria), planta que absorbe el agua salada. Luego del carrizo se siembra el junco por toda la extensión, para lo cual se utilizan avionetas. Las plantas de juncos ayudan a desecar más rápidamente el terreno en formación, y luego al incorporarse a través del arado, le proporcionan material orgánico y consistencia al suelo. El lavado del suelo con agua exenta de salinidad, es tarea que debe realizarse intensamente hasta que el suelo tenga su grado de sal por debajo de 3,000 a 5,000 partes por millón (2 mmho a 3 mmho de conductividad eléctrica, en la actualidad se expresa en ds/m).
Después de la incorporación vegetal, el terreno se enriquece de vida microbiana, imprescindible para el buen desarrollo de los cultivos. Además, los compuestos vegetales interpuestos en las partículas del terreno favorecen la circulación del aire y la evaporación de la humedad que aún queda en ese terreno.
El siguiente paso es la siembra de un cultivo apropiado para ese suelo todavía con muchas limitaciones.
Se ha demostrado que el cultivo de la col es el ideal en esta etapa de la preparación del pólder. Pero antes de la siembra hay que arar,  rastrillar, preparar canales de drenajes y construir una red de caminos. Después de cosechada la col se siembra trigo de invierno, cebada de verano y avena. Se puede garantizar que el terreno en esta etapa es comerciable y comienzan los arrendamientos a productores particulares para siembra de lino, guisantes y otros cultivos. Desde la siembra de la col como cultivo inicial, hasta que el Gobierno entrega las tierras a particulares, toma un período de 5 años, más el tiempo que tomó inicialmente en preparar los diques y la desecación del terreno, suman un mínimo de 8 años.
El caso de Holanda, como también el de Israel y Taiwán nos enseña muchas cosas. En primer lugar, que nuestra densidad poblacional está relativamente baja (213 habitantes por kilómetro cuadrado), si la comparamos con cualquiera de esos países. Taiwán tiene una densidad poblacional de 647 habitantes por kilómetro cuadrado, Israel 376 habitantes por kilómetro cuadrado y el caso extremo de Singapur 6,802 habitantes por kilómetro cuadrado. La otra enseñanza es que no necesitamos  robarles tierra ni al mar ni al desierto (que todavía no tenemos), sino más bien evitar que nuestras tierras nos la quiten ambos, a través de ese proceso natural que se conoce como erosión.
Fortalecimiento
El país necesita hoy más que nunca para hacer frente a la baja productividad, a las pérdidas del suelo, y a la competitividad de un mundo globalizado, que se fortalezcan dos departamentos del Ministerio de Agricultura. Esos departamentos son extensión agrícola (rediseñarlo de nuevo y aunque cueste políticamente, darle autonomía y a la vez asociarlo con la universidad del Estado o con universidades privadas que dispongan de Facultad de Agronomía) y el Departamento de Investigación (IDIAF con mayor apoyo económico y también asociado a universidades del país).
Sin la Investigación no podríamos disponer de las técnicas para incrementar la producción y para enfrentar los diferentes problemas que se presentan en la agropecuaria y sin la extensión esas técnicas se quedarían en los archivos y no llegarían al agricultor dominicano. Ambos son departamentos esenciales en el desarrollo agropecuario nacional. 
ESFUERZOS DE LAS AUTORIDADES
Hasta el momento, ninguna institución ligada al sector agropecuario ha mostrado preocupación por la conservación de los suelos agrícolas del país. A excepción del CONIAF, que a través de su director ha hecho en varias ocasiones, señalamientos sobre la importancia de evitar la erosión y el empobrecimiento de los suelos agrícolas del país. También la Regional Norte de Agricultura con sede en Santiago está realizando demostraciones sobre la preparación de curvas de nivel con el caballete, en las zonas montañosas de San José de Las Matas, Baitoa, Palo Alto, Jacagua, etcétera. Las demostraciones van acompañadas de charlas sobre los diferentes métodos de evitar la erosión y sobre la implantación de cada agricultor de una rotación de cultivos bien orientada.
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Juan Castellanos Arias
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teodoro zapata anto
31 de julio de 2021
Excelente información qué nos está indicando las cosas qué debemos hacer para evitar los problemas de degradación de los suelos,como indica por ahora es no quitarle terreno al mar o al desierto si no más bien conservar lo que tenemos evitando su deterioro en otras palabras realizar un excelente manejo y conservación de los suelos.
Golver Abarca Toledo
1 de abril de 2021
Felicitaciones excelentes explicaciones y lo que es factible hacer para evitar el deterioro de los suelos y lo mejor recuperar suelos improductivos para ponerlos en producción tomando en cuenta esas prácticas que dan excelente resultado. Lo importante es que los gobiernos y los agentes de cambio sean personas muy versadas en la extensión y capacitación para lograr los mejores resultados siempre la investigación y la extensión van cogidas de la mano para obtener el desarrollo de lo propuesto.
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