El impacto del Covid-19 en la producción de proteína animal de Brasil

El agronegocio brasileño tiene um importante rol a cumplir en el nuevo escenario mundial: Ayudar a alimentar el mundo, sea en la producción de granos o de proteína animal. El impacto del Covid-19, o coronavirus, representa una nueva reorganización de la sanidad humana y animal en un momento de fragilidad que se propagó por el mundo con una velocidad extraordinaria.

Para debatir el tema, el grupo Aqua Capital - fondo de inversión del agronegócio y propietario de la empresa YesSinergy - organizó el pasado 6 de abril de 2020 una video conferencia con la participación de Luciano Roppa, CEO de Yes;  Marcos Jank,  profesor de Agronegocio Global del Insper (Institución de Educación Superior en Negocios, Derecho e Ingeniería); y Eduardo Miron,  ex-CEO de Marfrig, quienes analizaron la problemática del Covid-19 bajo el prisma del agronegocio. La inciativa tuvo el engagement de más de 500 personas. 

 "2020 caminaba para ser un año increíble para el mercado de carnes, en función de que China todavia no había resuelto totalmente el problema de desabastecimiento a causa de la peste porcina africana. Ahora, el escenario es totalmente incierto. Las reales consecuencias del Covid-19 están siendo conocidas apenas en el día a día, en la medida que la crisis evoluciona. Para quien está dentro de la granja, no había como planear una situación como ésta, principalmente después de un primer trimestre excelente con crecimiento de 33% en las exportaciones de carne porcina, 9% de carne de pollo y 5% de carne bovina. Pero el coronavirus salió de Asia y llegó hasta nosotros", evalua el CEO de Yes, empresa que desarrolla soluciones biotecnológicas para una nutrición animal eficaz, segura y sustentable. 

El Covid-19 golpea a Brasil en su momento de producción máxima en todos los sectores de producción de proteína animal, una vez que había grandes expectativas de exportaciones y mejora de la demanda interna. Con los primeros síntomas de la enfermedad desde el inicio del aislamiento, el desempleo entre la actividad informal aumentó y terminó alcanzando al sector agrícola. Si el consumidor no tiene ingreso, pasa a seleccionar lo que consume y, en el agronegocio, el reflejo se confirma en el aumento de la demanda por carne de pollo y huevos.  

"Nos dimos cuenta que las cadenas comenzaron a sentir los impactos a partir de la semana del día 30 de marzo, con el inicio de la retención. Hubo una caída en la venta de carne de unos 30% y el pollo llegó a R$ 2,90 en el mercado. La carne bovina empezó a presentar una retracción en los determinados cortes y la porcicultura también, tanto para los porcicultores como para los frigoríficos", detalla Roppa.

Sobre el consumo, el ex-CEO de Marfrig, Eduardo Miron, señaló que el cambio comienza a beneficiar las proteínas más baratas y la cadena avícola tiene ventaja en este escenario. Sin embargo, la industria necesita matenerse atenta, con el aumento de la velocidad y necesidad de los mercados podrá ocurrir una asfixia de la cadena de pollos, con el riesgo de sufrir de una sobreoferta.  

En exportación, y adelantandose a la depresión del mercado interno, Roppa indica que esta es una oportunidad para los porcicultores y avicultores que, al exportar, traen una demanda importante que no vendrá internamente. 

Para el profesor de Agronegocio Global del Insper, Marcos Jank, la pandemia pasa de una crisis de salud para una crisis de seguridad alimentaria también, una vez que la recesión, las rupturas en las cadenas de suministros y las restricciones al comercio internacional de alimentos, con el regreso del estado-nación, controles estrictos de fronteras y favorecimiento de la producción y productores locales".

Para el profesor, en este momento, las mejores medidas para mitigar una crisis global de seguridad alimentaria consisten en el monitoreo del mercado y precios, en mantener la población bien informada, asi como los mercados abiertos para la trasacción internacional, evitando interrupciones en las cadenas de sumnistro. Además, el apoyo a los agricultores es esencial, bien como garantizar la nutrición infantil con la merienda escolar.

El profesor señala que Brasil tiene ahora la oportunidad de afirmarse en el mundo como un importante proveedor global de alimentos. "El país necesita liderar la discusión mundial sobre la consistencia de los sistemas de vigilancia y control de enfermedades que afectan a animales y humanos".

El Covid-19 trae un nuevo pensamiento para el mundo de que es necesario pensar en las cuestiones sanitarias y combatir el uso de carnes de animales salvajes, que puede haber dado origen al nuevo coronavirus. "Brasil será protagonista en este área de debate global de sanidad animal en el mundo. Tenemos mucho que aportar por el papel que ya cumplimos en términos de seguridad alimentarias y sustentabilidad", afirma Jank.  

"El brasileño tiene por esencia una grandeza única, al final de cuentas somos los mayores productores de alimentos del mundo. Nuestro productor no abandona su misión de alimentar Brasil y el mundo. Yo creo en eso, participo en la cadena hace 48 años y sé de la fibra y del valor de nuestros productores rurales", señala Roppa.