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Costa Rica - Porcicultores forzados a mejoras ambientales

Publicado: 26 de julio de 2004
Fuente: Capital Financiero
Para poder seguir con su negocio, el porcicultor Nelson Rojas se vio obligado a invertir cerca de ¢5 millones en tecnología para el manejo de desechos. Ahora en su granja ubicada en Zarcero se tratan todos los desperdicios sólidos y líquidos, los cuales son utilizados como abono orgánico y agua para riego de potreros. Rojas tuvo que recurrir al financiamiento pues las obras incluyeron compra de equipo, acondicionamiento de terrenos para las lagunas de oxidación y hasta análisis de suelos. El caso de este porcicultor ejemplifica lo que ocurre en ese sector donde diferentes normativas han provocado que estos empresarios se pongan en regla en temas ambientales. La porcicultura es una de las actividades pecuarias más cuestionadas en los últimos años debido a su impacto en el entorno, ocasionado por el manejo de los desechos. El lavado de los corrales y el vertido de esos desperdicios a los ríos generó en el pasado denuncias por parte de las comunidades. El cambio Para el presidente de la Cámara Costarricense de Porcicultores, Renato Alvarado, la actividad evolucionó desde 1984 con los cambios efectuados al Reglamento sobre granjas porcinas. Recientemente el Reglamento de creación del canon ambiental por vertidos agregó otro control a esta actividad al regular el contenido del agua que se desecha. Sin embargo, existen dudas sobre esta última normativa pues según Alvarado, contradice varias disposiciones del primer reglamento. El país carece de un censo que determine el total de granjas existentes pero el cálculo preliminar de la Cámara es de unas 7.000, de las cuales el 50% estarían en regla y el resto en proceso de instalar la tecnología que les permita evitar la contaminación. Alvarado reconoció que actualmente unas 20 granjas están en proceso de cierre por diferentes razones. Algunas porque carecen de la infraestructura necesaria y otras porque sus propietarios no están interesados en invertir en mejoras y optaron por salirse del negocio. Fuerte inversión Nelson Rojas inició en esa actividad en 1996 y tiene aproximadamente unos 1.500 cerdos. Hace tres años empezó con la instalación de los equipos para el tratamiento de desechos. Hoy Rojas tiene instalado un sistema por medio del cual luego de que se lavan los corrales, se separan las grasas y los sólidos que pueden utilizarse como abono y los líquidos pasan por un tratamiento de tres lagunas, en donde un compuesto de bacterias se encarga de eliminar el resto de los contaminantes orgánicos. Según este porcicultor el mantenimiento de la infraestructura cuesta unos ¢150.000 mensuales. Indicó que ese monto y la carga financiera por el préstamo no se pueden trasladar en su totalidad al precio del producto, pues el mercado tiene otros participantes como que intervienen como son los mataderos. En avicultura también se han desarrollado técnicas para control de desechos. Daniel Ramírez es productor de la Corporación Pipasa y tiene una granja con capacidad para 150.000 pollos. Según dijo, los sitios donde recolectan las heces de los animales son fumigadas con bacterias que ayudan a reducir los malos olores. La inversión anual es de ¢2,4 millones. Ramírez afirmó que por todos los cambios aplicados, los desechos de la granja ya no son considerados como desperdicio, pues constituyen la materia prima del alimento de animales bovinos.
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Capital Financiero
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