Se llama así porque las vacas se ordeñan sobre una plataforma que gira de manera automática. Está en Trenel, provincia de La Pampa.
Allí, Cresud inauguró el que muchos consideran el tambo más moderno del país, que funciona con un sistema rotativo al que las lecheras se suben para ser ordeñadas. El mecanismo permite automatizar y hacer mucho más eficiente el proceso.
En la Argentina, la compañía tiene 421.000 hectáreas y casi 100.000 cabezas de ganado. Hasta ahora sólo operaba un tambo, en la zona lechera de Trenque Lauquen, en la que tiene 1.100 vacas. Pero decidió invertir 1,3 millones de dólares para poner en funcionamiento el nuevo tambo calesita.
Lo hará en el campo El Tigre, muy cerca de Trenel, donde tiene 8.300 hectáreas, de las cuales 1.300 dedicará a esta nueva actividad, dijeron desde Cresud a Clarín.
En este caso, el tambo calesita que se inauguró hace pocos días "tiene gran capacidad de trabajo; cuenta con 80 puestos de ordeñe y está pensado para dar una vuelta cada 10 minutos. La capacidad de ordeñe asciende a aproximadamente 500 vacas por hora y se estima que producirá 20 mil litros de leche por día", explicaron en la empresa.
La obra se llevó a cabo con tecnología de una empresa de origen australiano, que además capacitó al personal para el manejo.
En su apuesta por la lechería, Cresud pasará de tener 1.100 vacas en ordeñe, que estaban todas en la estancia La Juanita, de Trenque Lauquen, a 3.100, ya que en el campo de La Pampa habrá 2.000 lecheras más en producción, de raza Holando Argentino. Entre todas, llevarán la producción de leche de la compañía a un estimado de 36.000 litros diarios.
La inversión se produce en momentos en que los precios en pesos de la leche, en tranquera de tambo, se están recomponiendo luego de la fuerte caída que sufrieron tras la devaluación.
Tras el estallido de la crisis, bajó a menos de 10 centavos de dólar por litro, mientras ahora se está aproximando a los 18 centavos de dólar, un precio más cercano al histórico.
Ese valor creciente, de todas formas, sigue siendo uno de los más bajos del mundo, una dato que ayudó a que la Argentina se convierta en un creciente exportador de lácteos.
