El horizonte exportador de bovinos está animado por la incorporación de una especie que ha capturado el entusiasmo empresarial: el wagyú, cotizada raza japonesa de alta demanda y precios excepcionales.
El hombre clave en esta naciente industria es Fernando Hartwig, quien en 1999 trajo desde Japón los primeros embriones congelados. Un paciente trabajo de inseminación generó una masa de 10 mil cabezas a nivel nacional, que se espera incrementar este año con otras 15 mil inseminaciones, dentro de la meta de llegar a unas 50 mil a 60 mil cabezas hacia fines de 2005. Con ello, el objetivo es entrar “a la fase de explotación en régimen con un horizonte de exportaciones en torno a US$ 60 millones hacia 2007”, señala.
Los empresarios se han unido en la Asociación Chilena de Ganado Wagyú, entidad que preside Fernando Hartwig y que ha sido determinante en la desarrollo de la masa ganadera en el país y el cumplimiento de las altas exigencias en materia de líneas genéticas y crianza. “La gente que ha entrado al proyecto es gente de primera, todos con espaldas, y se han conformado equipos bien capacitados para llevar adelante este proyecto en forma exitosa.
Los productores han comenzado a hacer los primeros despachos a Japón –el principal mercado mundial “que ha mostrado una buena recepción con atractivos niveles de precios”–, y a Europa, bloque al cual este producto ingresó con arancel cero. “Este tema va por muy buen camino y además de Japón –donde el consumo de carne está creciendo en torno a 3% anual y cuyo abastecimiento ha sido afectado por las mermas en las exportaciones de la enfermedad de las vacas locas-, también figura Taiwán, Corea y, en un grado menor, China”, destaca Hartwig.
Para todo el rubro de vacunos, el mandato es el mismo: mantener las ventaja en precios y diferenciarse como productor confiable en toda la cadena apuntando a los segmentos y mercados más exigentes.
