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Argentina - El peor corte de la carne: cuanto más sube el precio, menos exporta el país

Publicado: 25 de febrero de 2013
Fuente: La Nación.com
La Argentina se enfrenta hace cuatro años a una situación, por lo menos, atípica para un país mundialmente conocido por su ganadería: a medida que los mercados internacionales mejoraron los precios que pagan por comprar carne, los exportadores argentinos redujeron cada vez más sus cantidades disponibles para vender. Dicho de otro modo: cuando más ha subido el precio, menos se pudo exportar.
El stock ganadero se redujo 13,7% entre 2008 y 2012 (pasó de 57,6 a 49,9 millones de cabezas), por lo que los frigoríficos exportadores se concentraron en los negocios más rentables. El precio por tonelada se disparó, al tiempo que las cantidades se derrumbaron.
 
Brasil, el primer exportador mundial de carne, puede ser el mejor reflejo del termómetro mundial de precios. Por todo tipo de cortes, el valor de la tonelada exportada del país vecino mejoró 32% cuando pasó de 2500 a 3300 dólares en los últimos cuatro años.
En ese mismo período, las exportaciones argentinas de carne (fresca, enfriada, congelada, menudencias y procesados) cayeron 40,94%. "El país hoy está vendiendo básicamente carne de res con hueso. Para los procesados existen hoy problemas de competitividad y de acceso al mercado estadounidense", explica Miguel Jairala, analista económico del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA).
En 2005 Argentina era el tercer exportador mundial de carne, hoy ocupa el puesto 11
Los dos grandes factores que condicionaron la baja en el stock ganadero fueron la política oficial de intervención en el mercado cárnico y la sequía de 2009. La baja en la cantidad de cabezas se tradujo, de acuerdo con las estadísticas del Ministerio de Agricultura, en una merma del 20,5% en la faena local.
Desde la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados (Ciccra) apunta que desde el inicio de la intervención del Gobierno -con la primera suspensión de exportaciones en 2006 - cerraron 121 frigoríficos.
El país logró una posición de privilegio en 2005, cuando fue el tercer exportador mundial de carne. Un informe económico elaborador del ex presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) Néstor Roulet afirma que si el país hubiera mantenido esa posición exportadora hasta el año pasado, habría logrado obtener divisas adicionales por 11.500 millones de dólares.
La mesa de los argentinos
El ex presidente Néstor Kirchner y su secretario de comercio interior Guillermo Moreno decidieron el 8 de marzo de 2006 suspender las exportaciones de carne por seis meses como una medida para "combatir la inflación y cuidar la mesa de los argentinos", debido al incremento de los precios en las carnicerías.
Ese mismo día, la ministra de economía Felisa Miceli trabajaba junto a sus asesores en un plan para incentivar las exportaciones de carne. Recibió un llamado telefónico, le comunicaron la novedad y fue enviada a anunciar la medida, según detalló uno de sus antiguos asesores en esta materia en diálogo con este medio. Por la noche convocó a una conferencia de prensa junto con el secretario de agricultura Miguel Campos y presentó a la suspensión como "la mejor manera de cuidar el poder adquisitivo de las familias". 
Luego de la suspensión, el mercado exportador se manejó con permisos que se entregaban por cupos. Como cayó la rentabilidad en el sector, el consumo literalmente comenzó a comerse parte de las reservas.
La intervención como forma de contener los precios no dio resultado. Entre 2006 y 2009 el precio promedio de un kilo de carne en mostrador subió 44%, y desde entonces y hasta el año pasado, otro 167%. La carne en la mesa de los argentinos se encareció principalmente en dólares.
El ejemplo más claro surge con las milanesas, la preparación a partir de carne más consumida en el país. En seis años el precio del kilo de la bola loma subió 157% en dólares. Tomando el tipo de cambio oficial de cada período, costaba U$S 3,1 en marzo de 2006, U$S 3,7 en noviembre de 2009 y U$S 8,2 en diciembre de 2012.
La inflación en dólares se propagó en los precios internos de la carne y en 2011 se registró el menor consumo per cápita histórico. Recién el año pasado se produjo un leve repunte.
Fuente
La Nación.com
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Anibal Marcelo
13 de marzo de 2013
Yo estoy viendo un cuello de botella en la comercialización. pareciera que el desagrado que produce el actual gobierno esta impidiendo a la cadena cárnica a tomar decisiones correctas. La diferencia en el consumo ha sido reemplazada por el consumo de aves y porcinos, por lo que, desde mi punto de vista, ya no se puede regresar a los niveles de consumo anteriores. Por otro lado los índices de ineficiencia productiva no han mejorado, solo se ajustó por vía de la retención de vientres. A este paso en cualquier momento se pueden recuperar los 4 millones de terneros que faltan para la faena, que mercado va a absorber ese excedente? El mercado interno no va a ajustar en el mostrador, por lo que claramente va a disminuir el precio en el criador si previamente no se busca un mercado externo donde colocar lo que a todas luces va a ser un excedente de producción. Si el frigorífico vuelve a su política de pagar precio de subsistencia (buscando una excesiva rentabilidad) al criador, escudandose en el desagrado que le produce el actual gobierno o sus políticas, me da la sensación que va a matar la gallina de los huevos de oro (nuestros criadores). La hora indica que hay que abrir nuevos mercados, y asumir la realidad que el primer mundo se encuentra en una crisis de la que no va a salir rapidamente, por lo que nuestros precios por mucho tiempo no van a ser competitivos. Hay que ganarse los mercados que han incorporado nueva clase media al consumo ya que esos mercados van a sostener la cadena cárnica. No hay que esperar del gobierno un cambio de política. Si la producción es ineficiente esta es la primera que hay que arreglar, después con argumentos de peso uno puede hablar de política ganadera y manejo de excedentes.
German Manzano
27 de febrero de 2013
El frigorífico exportador de carnes vacunas es desde el punto de vista de su comportamiento económico un "tomador de precios y adaptador de cantidades" ya que no forma precio en el mercado de hacienda y es muy difícil que pueda hacerlo en el mercado externo, excepto en determinados negocios como el de cortes especiales (Hilton) o ante la desaparición abrupta de países competidores por problemas sanitarios y en ambos casos sólo por breves periodos de tiempo . Por lo tanto, si no puede trasladar los mayores costos de la materia prima (que constituyen el 80% o más del costo total) y el tipo de cambio neto que recibe no compensa esos mayores costos, tiende a disminuir su presencia en el mercado externo, tratando de reemplazar los volúmenes que deja de exportar por mayor presencia en el mercado interno, donde siempre actúa por cuanto el 100% de los asados y más del 60% de las ruedas son vendidas en el mercado doméstico. Cuando no lo puede hacer (entre otras cosas porque opera a su propio nombre y por lo tanto no puede evadir impuestos locales como Ingresos Brutos, ya sean propios o percibidos) y no alcanza a cubrir el costo de estructura (mano de obra, energía contratada fija, etc.) soporta quebrantos hasta cesar la actividad temporariamente o quebrar. El problema inmediato que genera es la pérdida de puestos de trabajo, ya que la industria exportadora ocupa (u ocupaba) más del doble de personal especializado que la dedicada solamente a brindar servicio de faena a terceros matarifes para el mercado interno, además de dilapidar inversiones hundidas en infraestructura de gran nivel sanitario y productivo. Se agrega a las razones expuestas la dificultad para acceder al crédito de prefinanciación de exportaciones, en gran medida por la disminución de los depósitos de argentinos en dólares, como otra causa de los cierres, ya que debe financiar alrededor de 30 días de ventas al exterior y derechos de exportación y cerca de un año de Iva exportación a recuperar. Los mercados externos siguen demandantes a pesar de todo y en la medida en que nuestro stock se continúe recuperando y por ende ofreciendo más cabezas para faena y se recupere la competitividad perdida, será necesario contar con gran parte de la industria hoy cerrada, pues la integración consumo-exportación debería ser la opción más racional y rentable.
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