Hay avances en identificación de resistencia a la Roya Asiática

Con una producción de más de 100 millones de toneladas, el Mercosur quiere tener sus propios desarrollos tecnológicos en materia de ingeniería genética.

¿Puede convertirse el cono sur de América de una región tomadora de desarrollos biotecnológicos a una generadora de esta tecnología?
Alexandre Nepomuceno, investigador de la Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuaria (Embrapa), organismo equivalente al Inta argentino, piensa que sí. De hecho en ese país, el Embrapa está dando las puntadas finales al desarrollo de una soja resistente a los herbicidas de la familia de las imidazolinonas (IMI), en conjunto con la firma BASF y que se convertiría en una opción de manejo a la tecnología Roundup Ready de Monsanto.
Sucede que Sudamérica está jugando un papel cada vez más relevante como proveedora de materias primas agrícolas del mundo. En soja, esta campaña, la Argentina superó las 40 millones de toneladas (Mt), Brasil estuvo arriba de 50, Paraguay cerca de las 4 Mt, Bolivia cerca de las 2 Mt y Uruguay en torno al millón de toneladas. Según Nepomuceno, para 2020, solamente Brasil estará produciendo 105 Mt, es decir lo mismo que hoy produce la región en su conjunto.
De forma tal que el desarrollo de la biotecnología es una herramienta esencial para impulsar la productividad de este cultivo.

En su presentación en Mercosoja 2006, el investigador repasó el trabajo de la Embrapa en esta área, donde se destacan los siguientes puntos:

1.- Avance en el desarrollo de cultivares resistentes a la sequía. En este aspecto, la Embrapa en sociedad con el Japón ha introducido en la soja el gen Dreb1 en una variedad experimental, que mejora sustancialmente la performance de la planta en situaciones de estrés hídricos.
Las fotos mostradas por el científico indicaban que a 2,5 unidades gravimétricas, las plantas convencionales estaban casi muertas mientras que las transgénicas mantenían un aspecto normal.
"En cinco a diez años podríamos estar sacando al mercado las sojas resistentes a sequía", comentó Nepomuceno a la hora de las preguntas.
Se calcula que por efecto de la sequía los productores brasileños perdieron u$s 1.800 millones en la campaña 2003/04 y 2.320 en la 2004/05.

2.- Lucha contra la roya asiática. Los agricultores del Brasil han visto aumentar sus costos de producción debido a la aparición de esta plaga. Por eso la Embrapa está realizando un trabajo de mapeo genético de la gen para la identificación de genes asociados a la resistencia a esta enfermedad. También hay una línea de trabajo utilizando los denominados péptidos antimicrobianos, coordinada por el Dr. Aragao y otra en base a "defensinas", por la Dra. Fátima Grossi.
Los países del Mercosur ampliado (con Bolivia y Chile) han lanzado el Proyecto Southnomics, que engloba el desarrollo biotecnólogico para obtener cultivos resistentes contra distintos factores bióticos (enfermedades, plagas, etcétera) como abióticos (sequía, salinidad).
Otros proyectos también ambiciosos que maneja la Embrapa están vinculados con el uso del cultivo de la soja como una biofábrica, es decir no para uso agroalimentario sino como catalizador para el proceso de sustancias medicinales como podría ser la insulina o anticuerpos contra el cáncer de mamas.
Brasil también ha desarrollado métodos biotecnológicos, que protegió con patentes, como uno de biobalística para la introducción de DNA al germoplasma de la planta.

El peso de la genética pública
Un dato interesante que dio el brasileño Alexandre Nepomuceno fue que, en su país, el 32% de las variedades de soja que utilizan los productores ha sido obtenido por la Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuaria (Embrapa).
En segundo lugar se encontraría Monsoy (el brazo semillero de Monsanto Brasil), con el 13,4% de las variedades, y en tercer lugar, Coodetec, una empresa de las cooperativas del estado de Paraná, con el 7,3% de las variedades de soja.
Según el ministerio de Agricultura brasileño, en ese país se siembran aunalmente unas 22 millones de hectáreas de la oleaginosa.