Ya comenzó la siembra de girasol de la campaña 2006/2007 en el Chaco y el nordeste de Santa Fe. A nivel nacional se prevé que la superficie cultivada se proyectaría en 2,46 millones de Has contra 2.21 millones implantadas en la campaña precedente.
A pesar de que en la región del Chaco presenta un importante déficit hídrico, el girasol posee mecanismos de adaptación a los déficit hídricos, tanto a corto como a largo plazo.
La gran capacidad de exploración de su sistema radical, capaz de absorber el agua de horizontes profundos en suelos sin limitación a la penetración de las raíces, la gran superficie transpirante de su aparato foliar y las bajas resistencias a las transferencias de agua a través de la planta explican esta característica.
Existen numerosos trabajos en los cuales se han determinado altas tasas de evapotranspiración diaria del cultivo asociadas con altos rendimientos, hallándose valores medios de 6 mm/día y máximos de 10 mm/día. Se han realizado estimaciones de hasta 510 mm evapotranspirados durante todo el ciclo en Balcarce, sudeste de la provincia de Buenos Aires. No obstante, esa tasa es variable a lo largo del ciclo, siendo máxima en los estados avanzados de desarrollo del botón floral.
El efecto de un déficit hídrico en la etapa vegetativa del cultivo puede reducir en forma importante la superficie transpiratoria, disminuyendo el área foliar principalmente a través de una reducción en la superficie individual de las hojas y, en menor medida, en el número de hojas visibles.
Un déficit hídrico en la etapa de postfloración reduce por su parte la superficie transpiratoria a través de una aceleración de la senescencia de las hojas.
Esto es de gran importancia, ya que la fotosíntesis depende principalmente de la actividad de su aparato fotosintético por unidad de superficie verde del cultivo y ésta debe estar disponible y capaz de captar la energía luminosa. De esta manera vemos como el rendimiento se encuentra positivamente relacionado con la superficie foliar.
De igual manera que durante la etapa reproductiva, deficiencias en la disponibilidad de agua de las plantas tendrán un efecto negativo sobre el desarrollo del receptáculo, sobre el número de flores y, consecuentemente, sobre el rendimiento.
Una vez que la iniciación floral se ha completado y el número potencial de flores se ha fijado, recordemos que las flores se van desarrollando secuencialmente; esto es una ventaja, ya que le da al girasol una gran plasticidad para poder soportar períodos de stress cortos sin riesgo de perder un alto porcentaje de flores.
Existe variabilidad genética intraespecífica en algunas características ligadas con la adaptación a los déficit hídricos. Así, por ejemplo, el efecto de un déficit hídrico sobre la resistencia estomática fue diferente en distintos genotipos. Importantes diferencias entre genotipos en la conductividad hidráulica de las raíces también han sido encontradas.