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Micotoxicosis en ganado porcino

Publicado: 15 de diciembre de 2016
Por: Carlos Alberto da Rocha Rosa, Lic. en Medicina Veterinaria (Universidad Federal Rural de Río de Janeiro - UFRRJ). Brasil. Miembro titular de la Sociedad Latinoamericana de Micotoxicología, la Sociedad Internacional de Micotoxicología y la Academia Brasileña de Medicina Veterinaria
La producción porcina es de gran importancia para el mundo. En los últimos 40 años el consumo de carne de cerdo ha evolucionado en proporción con el crecimiento de la población mundial, su bajo costo de producción la convierte en la fuente de proteínas de origen animal de mayor demanda internacional. China es el primer consumidor de carne de cerdo en el mundo, seguida por la Unión Europea (U.E.), EE.UU., Canadá y Brasil. La U.E. es la que lidera las exportaciones mundiales de carne porcina, mientras que Japón se ubica como el principal importador, seguido por Rusia.
La nutrición animal es una ciencia en evolución permanente; en consecuencia, se están produciendo avances importantes en los sistemas de evaluación nutricional de materias primas, en la estimación y el conocimiento de los requerimientos de los animales, en la tecnología de fabricación de insumos, así como en el tipo de materias primas y aditivos que se utilizan en las dietas. Una alimentación adecuada requiere evaluar convenientemente el potencial nutritivo de las materias primas disponibles y la determinación de las necesidades nutritivas de los cerdos. Para esto existen numerosos factores intrínsecos (tipo genético, sexo y estado fisiológico) y extrínsecos (temperatura, clima, estado sanitario, etc.) que pueden modificar las funciones metabólicas de los animales y, en consecuencia, la cantidad de nutrientes que éstos necesitan para expresar de forma óptima su potencial de crecimiento y de depósito de carne. En los sistemas de producción porcina, la alimentación representa la mayor parte del costo total de la producción, por lo que pequeñas disminuciones en los costos que están asociados a la fase de engorde aportan importantes cambios en la rentabilidad.
Los alimentos balanceados constituyen la base de la dieta de la producción animal moderna. Las características nutricionales de una dieta dependen de una adecuada formulación, la cual está en relación a la cantidad de nutrientes disponibles en cada ingrediente que la compone. No hay un único alimento que pueda suplir las necesidades de las distintas etapas de la producción, pues algunas estarán en déficit de algunos nutrientes y otras en exceso, y cualquiera de estos casos, atenta contra la rentabilidad. El maíz y la soja son los principales ingredientes usados en la formulación de raciones para cerdos. El maíz representa la principal fuente de energía para la alimentación porcina, siendo complemento ideal cuando se la combina con la soja para formar una dieta completamente balanceada apropiada para cualquier etapa de la cría de los cerdos, ya que son fuentes de energía y suplemento proteico, respectivamente. Otros ingredientes que actualmente se utilizan para satisfacer las necesidades nutricionales son los subproductos de la comercialización e industrialización de los cereales y oleaginosas (pellet de soja, soja desactivada y salvado –afrechillo– de trigo).
Una de las dificultades más importantes con las que tiene que enfrentarse el nutricionista en la elaboración de dietas para ganado porcino es la determinación precisa de los requerimientos de los animales y el ajuste de las características de la dieta para satisfacer esas necesidades. Dependiendo de la edad del animal y el propósito de su alimentación, se formulan diferentes dietas basadas en una misma composición pero con variaciones en losporcentajes de cada ingrediente. Por ejemplo, alimentos terminados destinados a: cerdas en etapa de reproducción (cachorras, cerdas preñadas y cerdas no preñadas) y cerdos en etapa de desarrollo (lactancia, inicial, recría, desarrollo y engorde) destinados a la producción de carne.
Los avances en las prácticas del manejo, el uso de programas mejorados de genética, y las vacunaciones, han impulsado el rendimiento porcino hasta alcanzar niveles récord de eficiencia. Sin embargo, la contaminación de losalimentos con hongos y micotoxinas es aún un obstáculo para la obtención del rendimiento óptimo. Los hongos pueden contaminar las materias primas y alimentos terminados modificando las características organolépticas, originando mal olor, sabor y aspecto, lo que conduce a una significativa disminución de la calidad. Por otro lado, debido al consumo de nutrientes por parte de los hongos también se reducen las características nutritivas de los mismos. La presencia de estos microorganismos provoca en los animales el rechazo del alimento, la disminución del índice de transformación en el animal por una deficiencia nutritiva y/o energética, y problemas de micosis y micotoxicosis. Los principales hongos toxicogénicos pertenecen a cuatro géneros fúngicos (Aspergillus, Fusarium, Penicillium y Alternaria). Una determinada especie puede producir diferentes micotoxinas, así como del mismo modo, otras especies de hongos pueden producir el mismo tipo de metabolitos fúngicos. La contaminación con micotoxinas puede producirse en cualquier segmento de la cadena de producción: algunas se forman sobre los granos mientras éstos crecen en el campo y otras se forman mientras la materia prima o el producto terminado se almacenan bajo condiciones húmedas y calientes durante largos períodos de tiempo.
Diferentes estudios en el mundo han demostrado la presencia de los principales géneros toxicogénicos (Aspergillus, Penicillium y Fusarium) en alimentación animal. El análisis de la micobiota en alimentos para cerdos ha demostrado la presencia de cepas potencialmente toxicogénicas, como Aspergillus flavus, además de especies pertenecientes al grupo agregado A. niger, A. fumigatus y Fusarium verticillioides. En estudios realizados en materias primas destinadas a la producción porcina en Argentina y Brasil, A. flavus presentó una densidad relativa alta dentro de las especies de Aspergillus, seguida por el grupo agregado A. niger.
La presencia de hongos productores de micotoxinas en alimentos destinados a animales o en materias primas no implica necesariamente toxicidad. Cada alimento puede ser infectado por más de una clase de hongos y cada uno de ellos puede producir diferentes toxinas. En consecuencia, es común que muchas micotoxinas ocurran simultáneamente en los alimentos dependiendo de las condiciones ambientales y del sustrato. Por lo tanto, los humanos y los animales pueden exponerse a las mezclas de estas toxinas. Los efectos biológicos de las micotoxinas dependen de la cantidad ingerida, del número, tiempo de exposición y la sensibilidad del animal. La ingesta combinada puede causar más efectos adversos que la presencia de una sola micotoxina, debido a las interacciones aditivas o sinérgicas de sus efectos.
Las aflatoxinas son producidas principalmente por cepas toxigénicas de A. flavus y A. parasiticus en maní, soja, maíz, y otros cereales, ya sea en el campo o durante el almacenamiento cuando el contenido de humedad y las temperaturas son suficientemente altas para el crecimiento del hongo. La respuesta tóxica y las enfermedades en los mamíferos y las aves varían en relación con la especie, sexo, edad, estado nutricional, y la duración del tratamiento y el nivel del contenido de aflatoxinas en la ración.
Las aflatoxicosis ocurren en muchas partes del mundo y afectan tanto a los lechones como a las cerdas preñadas. Experimentalmente, todas las especies de animales ensayados han mostrado cierto grado de susceptibilidad. Los niveles dietarios tolerados de aflatoxinas en general son de ≤50 ppb en cerdos destetados y ≤200 en cerdos de cebo. Los efectos de la alimentación con maíz o balanceado contaminados con aflatoxinas dependen de la edad del cerdo y la concentración de la toxina en el alimento. Los niveles bajos (20 a 200 ppb) pueden afectar el rendimiento del cerdo debido a la ingesta reducida de alimento y la supresión del sistema inmune. Los niveles altos (1.000 a 5000 ppm) pueden ocasionar la muerte. Un metabolito de la aflatoxina B1 (aflatoxina M1) se puede encontrar en la leche de las cerdas alimentadas con dietas con aflatoxina B1. Dietas de lactancia con 500 a 750 ppm de aflatoxina B1 pueden dar lugar a la muerte o la reducción del crecimiento de los cerdos lactantes. No hay niveles máximos tolerados de aflatoxina B1 en dietas para cerdos, ya que los efectos se pueden encontrar con bajas concentraciones.
El diagnóstico generalmente se basa en una combinación de una historia donde se informa crecimiento lento (a menudo acompañada por enfermedades secundarias que no responden al tratamiento), la elevación de las enzimas séricas asociada con daño hepatocelular y lesiones macroscópicas relacionadas con la patología del hígado. Las lesiones hepáticas microscópicas incluyen hiperplasia del conducto biliar y la ampliación de los hepatocitos. En los cerdos, la toxicidad crónica a aflatoxinas puede ocurrir con niveles tan bajos como 300 ppb en la alimentación, mientras que la toxicidad aguda por lo general no se produce hasta concentraciones superiores a 1000 ppb.
La ocratoxina A (OTA) se descubrió como un metabolito de Aspergillus ochraceus en 1965, es la molécula más tóxica del grupo de las ocratoxinas también producidas por otras especies de los géneros Aspergillus y Penicillium. La OTA se produce principalmente por P. verrucosum o P. nordicum en regiones frías y templadas, mientras que en las regiones tropicales y semitropicales se produce principalmente por A. ochraceus. La OTA se ha encontrado en la cebada, avena, centeno, trigo, granos de café, y otros productos vegetales. Es una micotoxinas nefrotóxica en humanos y animales siendo el riñón el principal órgano afectado. Algunos estudios en animales indican que la OTA puede causar toxicidad en el hígado, mutagénesis, teratogénesis, neurotoxicidad e inmunotoxicidad. Esta toxina ha sido clasificada como un carcinógeno de clase 2B (posiblemente carcinógeno para los seres humanos) por la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) sobre la base de estudios en animales y epidemiológicos en poblaciones humanas. El cerdo es una de las especies más sensibles a los efectos adversos de la OTA. Esta micotoxina se absorbe rápidamente luego de la ingestión oral y alcanza la circulación sistémica donde se une ampliamente a las proteínas plasmáticas. La DL50 oral en el cerdo es de aproximadamente 1 mg/kg de peso corporal. La ocratoxina A se cree que es responsable de una nefropatía porcina que ha sido estudiada intensivamente en los países escandinavos; la enfermedad es endémica en Dinamarca donde las tasas de nefropatía porcina y la contaminación por OTA en alimentos para cerdos están altamente correlacionadas.
Las fumonisinas se aislaron por primera vez en 1988 a partir de un cultivo de Fusarium verticillioides obtenidas en el maíz. Las fumonisinas B1, B2 y B3 son las más abundantes presentes en la naturaleza. La intoxicación por fumonisinas en cerdos se caracteriza por síntomas pulmonares, cardiovasculares y hepáticos. Además se han descrito esofagitis hiperplásica, ulceración gástrica e hipertrofia de las arterias pulmonares. El edema pulmonar letal y el hidrotórax se ha observado en cerdos expuestos a piensos que contenían >12 mg de FB1/kg (correspondiente a 0,6 mg/kg de peso corporal por día).
El deoxinivalenol (DON) también conocido como vomitoxina se produce principalmente por F. graminearum y en algunas áreas del mundo por F. culmorum. La distribución geográfica de estas dos especies parece estar relacionada con la temperatura ya que F. graminearum se encuentra predominantemente en climas más cálidos. El maíz y el trigo son los principales cultivos afectados mientras que los pequeños granos como la avena, el centeno, la cebada tienen una baja incidencia de contaminación con DON. Los hongos sobreviven en las hojas de residuos en el ámbito de la temporada anterior proporcionando una fuente de inóculo para la nueva cosecha. La ocurrencia del DON está asociada casi exclusivamente con los cereales, y los niveles de ocurrencia están en el orden de cientos de g/kg. La contaminación se produce principalmente en el campo antes de la cosecha. El primer efecto tóxico asociado con tricotecenos incluyendo DON es la inhibición de la síntesis de proteínas. Los tricotecenos se unen a la subunidad 60S de los ribosomas eucariotas e interfieren con la actividad peptidiltransferasa. Sobre la base de la inducción de la emesis se supone una posible interacción con los receptores serotoninérgicos y dopaminérgicos. El DON es también un inmunosupresor; se absorbe rápidamente en los cerdos y la biodisponibilidad oral se estima que es 55 %. En los cerdos el DON induce la reducción de la ingesta de alimento o el rechazo del mismo; a altas dosis cerdos pueden vomitar. Cuando las materias primas natural o artificialmente contaminadas con DON se mezclan en las dietas se produce una disminución de consumo del alimento e incluso el vómito y por consiguiente la reducción del peso. Cuando el consumo de alimento a bajas dosis de contaminación es temporal, la pérdida en la ganancia de peso no es compensada después y los animales alcanzan el peso de sacrificio a una edad mayor.
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Autores:
Carlos Alberto Da Rocha Rosa
Universidade Federal Rural do Rio de Janeiro - UFRRJ
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