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El quiste hidatídico: qué es y cómo prevenirlo

Publicado: 27 de diciembre de 2013
Por: Máximo Pérez MArtín (Médico Veterinario/Universidad Complutense de Madrid (UCM España), especialista en mascotas (pequeños animales) y apicultura; diseño e implantación de sistemas APPCC en empresas de alimentación).
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El quiste hidatídico lo producen las formas larvarias de un parásito llamado Echinococcus granulosus, un gusano cestodo platelminto. La enfermedad que ocasiona es conocida como hidatidosis, y es la enfermedad parasitaria más importante en el hombre. 
Ciclo biológico de Echinococcus granulosus
E. granulosus en su forma adulta parasita el intestino del perro, que es su hospedador definitivo, con síntomas inespecíficos y en general poco relevantes. Una vez en el intestino, el parásito comenzará la puesta de huevos, que serán eliminados con las heces del perro. Ya en el exterior, el hospedador intermediario ingerirá alimentos contaminados con las heces, ingiriendo también los huevos con capacidad infectante. En este caso, el hospedador intermediario puede ser un herbívoro rumiante, como la oveja, y también puede ser el hombre. Una vez en el intestino, los huevos eclosionan, saliendo las primeras formas larvales, las “oncosferas”, que salen del intestino y viajan en el torrente sanguíneo diseminándose por el organismo.
Formación del quiste hidatídico
Una vez que las oncosferas alcanzan los órganos diana (el hígado, los pulmones y el cerebro), comienzan a crecer generando “metacestodos”, que son las formas larvarias intermedias y forman los quistes hidatídicos. Estos quistes crecen de forma indefinida presionando los órganos a los que afectan. En el caso del hombre, estos quistes requieren de una compleja operación para ser extirpados, y se han visto casos de quistes del tamaño de un balón de fútbol. La problemática del quiste hidatídico en el hombre es doble:
  • Por un lado, la presión que ejerce el quiste sobre los tejidos, sobre todo si se trata del cerebro, puede causar daños irreparables.
  • Por otro lado, hay un riesgo importante de que se rompa el quiste, pudiendo causar en este caso un shock anafiláctico mortal.
En el mejor de los casos, el quiste hidatídico se resuelve con una complicada operación, que entraña siempre el riesgo de rotura del quiste.
Si E. granulosus parasita al ser humano, formará uno o varios quistes hidatídicos en su organismo, pero el ciclo biológico del parásito quedará sin completarse. Pero si en lugar del hombre el hospedador intermediario es un rumiante, como la oveja, se formará igualmente un quiste hidatídico, pero en este caso sí que se completará el ciclo biológico, cuando un perro ingiera vísceras crudas de la oveja parasitada con los quistes. A partir de ahí, las formas larvales pasan al estado adulto en el intestino del perro, y comenzarán la puesta de huevos que serán eliminados con las heces, cerrándose así el ciclo.
El perro sólo puede adquirir el parásito comiendo vísceras crudas
Por lo tanto hay que tener en cuenta varias cuestiones. Por un lado, un perro sólo puede adquirir el parásito ingiriendo vísceras crudas de un animal parasitado, como puede ser la oveja o el cerdo. No es posible que un perro se contagie ingiriendo los huevos del parásito. Además, el quiste hidatídico nunca se va a formar en un perro, puesto que sólo se forman en el hospedador intermediario.
En el caso del hombre, ocurre que sólo puede adquirir la enfermedad ingiriendo los huevos del parásito con alimentos contaminados por heces de un perro infestado por E. granulosus.
La verdadera importancia de este parásito tiene que ver con la formación del quiste hidatídico en el hombre, puesto que en el perro no tiene demasiada relevancia. Sin embargo, el perro infectado es el animal que disemina los huevos del parásito, pudiendo contagiar al ser humano.
Cómo prevenir la enfermedad
Hay dos puntos en los que hay que incidir para prevenir la enfermedad:
En primer lugar, hay que evitar que los perros entren en contacto con las formas larvarias de E. granulosus, y para ello es muy importante no darles de comer vísceras crudas, práctica común con perros de mataderos y, en ocasiones, con perros de caza.
Y en segundo lugar, es conveniente hacer una desparasitación preventiva cada tres meses con pastillas de praziquantel (de cualquier marca comercial). Muchas administraciones públicas realizan campañas anuales subvencionando en parte esta desparasitación. De cualquier manera, es conveniente llevar al perro al veterinario para que sea desparasitado al menos dos veces al año.
Es muy habitual que coincidiendo con estas campañas de desparasitación, se registre un número muy elevado de casos de quistes hidatídicos en niños pequeños. La razón es que el praziquantel es adulticida pero no ovicida, es decir, que mata y expulsa del organismo del perro a los parásitos adultos, pero en el caso de los huevos solamente los elimina, siendo estos viables.
Al realizarse estas campañas de desparasitación concentradas en unos pocos días, un gran número de perros eliminan una gran carga de huevos en parques y jardines, pudiendo así contagiar a niños pequeños que jueguen con arena que haya estado en contacto con las heces de algún perro infectado. Por eso es muy importante que después de la administración de las pastillas de prazicuantel se entierren las heces del perro o bien se rocíen con lejía.
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Autores:
Maximo Perez
Universidad Complutense de Madrid
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