El gran desafío: salir de la coyuntura…

La famosa coyuntura, y mucho más cuando se hace referencia en el marco del sector lechero que parecería que vive en una coyuntura prácticamente permanente. Cuando no son los eventos climáticos, son los del precio de la leche, o un desperfecto en el equipo de frío, o un empleado con problemas o que está dejando la empresa, o tal o cual cosa en el equipo de ordeñe…siempre hay algo.

Estos, y tantos otros, hacen que el productor lechero viva en un estado de coyuntura, si así se lo puede llamar.

Algunas primeras podrían ser: ¿Se puede salir de la coyuntura?…¿Sirve?…¿Y para qué..?

Para comenzar: ¿es posible, es decir abandonar la coyuntura, dejar a un lado lo urgente, aquello que no puede esperar, que necesita una respuesta, una resolución rápida, y abocarse a la otra parte?

No es fácil porque son justamente las urgencias las que captan la atención preferencial del empresario. Pero no es imposible. Y quienes lo lograron lo han adaptado como un ejercicio periódico, que se renueva una y otra vez, de modo de que no quede en un único evento histórico…

¿Dónde posicionarse para tener la mejor perspectiva, “mirando la película más que las fotos”?. No hay recetas pero cuanto mayor sea el período de tiempo considerado, más evidentes resultarán los cambios ocurridos en la empresa, mejor se apreciarán las tendencias que se vienen dando en tal o cual parámetro, sean de carácter físico, económico o financiero. De modo que a cada empresario le corresponderá definir hasta dónde “mirar”, qué serie de años considerar a la hora de dejar lo urgente y concentrarse en lo que antes llamamos “la otra parte”.

Pero atención: esto de salir de la rutina, tomar distancia y ver las cosas en perspectiva puede tener su lado placentero pero también su parte desagradable. Seguramente será más fácil la tarea cuando se trata de conocer una historia de crecimiento que cuando la cosa ronda en el sentido contrario.

¿Cómo comenzar? Por ejemplo tomando nota de los objetivos que en su momento se fueron plateando en la empresa (de corto, mediano y los de largo plazo). Volver sobre cada uno de ellos, y hacer una evaluación de cuál su situación: ¿ya se ha cumplido? ¿se está ejecutando? o ¿sigue esperando aún su turno?

Para luego tratar de explicar por qué tal o cual objetivo, que debería estar cumplido a la fecha, aún no se ha alcanzado, e incluso  ni siquiera se ha comenzado a trabajar para lograrlo. El común denominador que deberían tener siempre estas evaluaciones es tratar de ser lo más objetivo posible, de modo que no aparezcan las excusas, que pueden atenuar las cosas pero en el fondo terminan sin poder resolver las cuestiones de fondo.

 

El hecho de tomar perspectiva puede brindar información de enorme valor para la empresa, mirando en retrospectiva tanto pasado como el futuro.

No hacen faltan interminables jornadas y complicados programas informáticos para poder llegar a tener un panorama en perspectiva de la empresa, con sus aciertos y sus errores. Veamos algunos ejemplos.

En el tambo "Las Acacias", corren tiempos turbulentos. Por un lado, nuevos socios están haciendo su entrada, como nueva generación. Y entre otros temas discutidos, aparece el revisar los objetivos planteados en su momento, buscando explicaciones a lo que aún no se ha realizado. Por ejemplo, el objetivo de mediano plazo: reformar las instalaciones de ordeñe sigue sin comenzar.

El de corto plazo de aumentar la producción en 2 litros por vaca en ordeñe por día promedio año, para llevarlo de 23 a 25 litros, no se ha podido alcanzar, y la producción sigue estancada en los 23 litros históricos.

Pero por otro lado, se han puesto sobre el tapete el tema de los retiros empresariales, que resultan insuficientes para algunos de los socios. Pero justamente el hecho de haber podido salir de la coyuntura permitió que el administrador pudiera elaborar un informe de la evolución patrimonial de la empresa en los últimos diez años. Y en él se parecía claramente que el proceso ha sido de capitalización, tanto en lo que hace a hacienda como al parque de maquinarias. Y no es una mera impresión, porque los números son claros: en ese período, el crecimiento del activo en esas áreas fue del 30%, cifra poco despreciable…Es decir que si no se pagaron mayores retiros, fue porque se destinaron fondos a aumentar el activo. Pero además a reducir el pasivo, en tanto y en cuanto se pudo cancelar en forma anticipada el préstamo bancario contraído años atrás para llevar a cabo varias inversiones.

De modo similar, en “Los Relinchos”, el poder tomar perspectiva permitió tomar conciencia cómo ha venido aumentando el pasivo. Si bien la estrategia a la que se apeló fue la de ir canjeando deuda de corto plazo, en su mayoría a proveedores, por deuda bancaria a mediano y largo plazo, no deja de ser preocupante el hecho de cómo la deuda total prácticamente se duplicó en los últimos cinco años.

Y si además se hiciera una proyección a futuro, de no revertirse tal tendencia, se observa que a mediano plazo, y aún con canje de deuda de corto por la de mediano y largo plazo, las cosas se pondrán muy complicadas, comprometiendo la viabilidad de la empresa.

Esto muestra como el tomar perspectiva también tiene sus sinsabores. Eso podría llevar a alguien a volver a centrarse en la coyuntura para esgrimir el argumento de que "pero las cosas van a ir mejorando a partir de ahora..." Pero si algo tiene el hecho de tomar perspectiva, es que es en cierta manera implacable, es decir que lo que se observa en los datos y tendencias es incontrastable, más allá de las buenas intenciones y la buena voluntad que se esgriman con respecto a los deseos.

Cuando decimos salir de la coyuntura, no significa abandonarla a su suerte, sino simplemente tomarnos una pausa y tener otra mirada, de modo que el árbol no tape al bosque…